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Capitulo 36

Maratón 3/3

"¿Cómo se llegó a esto?" -Come to this by NATALIE TAYLOR.



Hace mucho tiempo no me pasaba. Todo mi cuerpo se estremeció al notar a quien tenia enfrente mio. ¿Qué desencadeno esta situación? Tantos años sin un sólo pensamiento dedicado a esa persona, ¿por qué otra vez surgían estas alucinaciones?

Cuando extrañas demasiado a alguien tu mente juega sucio. De repente lo veía, como un espejismo, en el colegio, en mi departamento, en la parada de colectivos. Pero aclaraba mi vista, y desaparecía. Él no estaba ahí. Nahuel se había marchado.

No estaba loca, sabia que era producto de la añoranza. Y ratificar este hecho, me llevo a superar esos pequeños lapsos de demencia más rápido de lo que imaginaba. De repente, mirar su icono de perfil vacío se me hizo una absurda manera de perder mi tiempo. No voy a negar que derrame lagrimas por él. Pero no fue el fin de mi mundo. Continué con mi vida, y no me detuve hasta graduarme de secundaria con el mejor promedio y elegir una carrera que se acomode a mis expectativas a futuro. Nahuel se esfumo de mis pensamientos, de mis sueños, ya sólo lo recordaba como el primer chico que me hizo sentir ese enamoramiento fugaz de adolescentes. Y nada más.

Y ahora, ¡no sabia porqué carajos volvía a aparecer!

Mientras caminaba de la mano de mi sobrino, lo vi. Ahí estaba él. Justo como lo recordaba. Con su peculiar vestimenta, apoyado en una pared. Pero ésta aparición lucía mayor. Pude observar una incipiente barba ensombreciendo su mandíbula. Los pómulos pronunciados, su rostro más delgado hacia destacar esos labios carnosos que en el pasado se robaron mi primer beso.

Despeje mi mente y no le preste atención. Al fin y al cabo, iba a desaparecer como antes. Escuche el parloteo de mi precioso sobrino, mientras reía de sus ocurrencias, y pase por al lado de el fantasma de Nahuel.

No desapareció.

Y el pequeño movimiento que hizo me descolocó por unos instantes. La aparición enderezo su postura, y su respiración llegó hasta mi mejilla. Un soplo que me golpeó sutilmente, como una leve caricia. Hizo falta de todo mi autocontrol para seguir caminando sin que se notara que me había afectado darme cuenta que efectivamente era él. En carne y hueso.

Pero me detuve a unos metros. Porque necesitaba confirmar esto con otro vistazo. Me encojo de hombros, totalmente aterrada y derrotada. Tantos años de no pensar en él, y que se aparezca así, era una jodida y enorme mierda.

— Ya te vi —pronuncie en voz alta. 

— ¿Qué cosa, mami? —me pregunto Benji, y pose mis ojos en él. 

— Oh, tus cordones desatados, mira nomas —exclame sonriendo para borrar su expresión confundida.

Me acuclille, acomodando sus cordones, para disimular que en realidad estaban perfectamente atados. Aproveche su distracción para voltear mi cabeza, sólo unos centímetros y mirar de reojo el lugar donde estaba Nahuel. 

Él se alejaba. Me levante de inmediato. Mi pecho comenzó a doler, mi respiración se acelero y una solitaria lagrima recorrió mi mejilla. Quise gritar su nombre. De alguna manera que no descifro me dolía verlo marchar. Quise detener su andar con mi voz como en el pasado, porque no quería volver a presenciar su partida.

La notificación de un nuevo mensaje me sacan de mi trance. Suspiro lentamente, y busco el celular, sin dejar de mirar la espalda de mi ex-vampiro.

·Rafa bombón·

"No cocines, llevo la cena, me encanto verte hoy irrumpiendo en la reunión con tu primo. Me regaño después, pero no me importa. Siempre tan linda, mi amorcita. Ya te extraño, no me digas cursi."

Sonreí tontamente. 

Sentí que Benjamín me jalonaba la mano para continuar con el paseo hacia nuestra heladería favorita.

Ya no le prestaba atención a esa persona que apareció de repente. Nahuel formaba parte de mi pasado. Ahora me sentía ridícula por dejar que me afectara de esta manera.

 Él regreso, pero yo no soy la misma, y no estoy sola. Conocí al amor de mi vida, y si alguna vez nuestros caminos vuelven a cruzarse, lo saludare, y le deseare lo mejor. No tenemos porqué comportarnos extraños.



.......

Una vez llegamos a casa, Benjamín estaba tan cansado, que después de bañarse quedo frito en su cama. Como toda madre enamorada de su retoño amaba observarlo dormir en sus siestas.

Tener a Benjamín había transformado mi vida de maneras que no puedo explicar. Su llegada sorpresiva revolucionó a más de un involucrado. Incluyendo a su madre biológica, aunque su reacción inmediata fue abandonarlo al nacer.

Fue una total odisea para Bruno y para mi convencerla de tenerlo. Ella no quería deshacerse del bebé, pero también estaba su carrera de por medio, y la solución a todo era darlo en adopción. Su familia la había desamparado, entonces fuimos nosotros quienes decidimos pagar todos los gastos médicos, y la futura cirugía que ella iba a necesitar para que su cuerpo volviera a la normalidad. Fue de esa manera que se acabaron mis ahorros. Todo lo que me había dejado mi abuela lo usamos para que ahora Benjamín viviera sano y tranquilo junto a nosotros. Bruno apenas era estudiante, y tuvo que buscar un trabajo de medio tiempo para ayudar. Mis tíos no estaban contentos, pero con el tiempo se hicieron a la idea de ser abuelos. Y lo aman tanto, que sufrieron un montón durante el tiempo de cuarentena que no pudieron conocer a Benji.

En esa época de pandemia convivimos los tres en mi pequeño departamento. Por momentos parecíamos estar en plena batalla campal. Ella y yo no eramos las mejores amigas. Pero fueran escasas las veces que ella demostraba cariño hacia el niño que daba pataditas en su panza. Incluso cuando ambos iban a los controles prenatales, a ella le brillaban los ojos de entusiasmo. Bruno no la amaba. O eso me decía. El embarazo surgió por culpa de una noche de fiesta y mucho alcohol. Fue una coincidencia que ambos se encontraran en ese lugar en especifico. Aún con todo eso, mi primo había adoptado demasiado bien el hecho de ser padre. Pero ninguno estaba preparado para lo que aconteció el día que Benjamín llego al mundo.

Ella desapareció. No le importo dejar a su bebe recién nacido en el hospital. Bruno y yo estábamos comprando algunas cosas necesarias, y cuando regresamos Benjamín estaba llorando en su moisés, sólo, ni la enfermera estaba en la sala. Al notar semejante desapego de su parte, decidimos hacer todo el papeleo para que ella renuncie a su maternidad. Quisimos contactarla, pero su familia nos informo que ella ya no estaba en el país. Era una gran mentira, porque en esos tiempos todavía estábamos en cuarentena. 

A pesar de que esa mujer había desaparecido de nuestras vidas, vivíamos con el temor de que se arrepienta y nos quiera quitar a Benjamín.

Cuando todo el asunto de la pandemia llegó a su fin, vendí mi departamento, y nos mudamos a una casa más grande. Apenas nos alcanzaba para vivir, pero gracias a la ayuda de las personas cercanas, logramos salir a flote. Bruno tenia un puesto en un estudio contable de asesoramiento a empresas, y yo obtuve mi titulo en sociología en una universidad publica de Buenos Aires. Mi empleo es de asistente social en las escuelas. Pocas horas, paga suficiente. Mi sueño de tener una cafetería tenia que esperar.

Deje de soñar, y me dispuse a empezar a ordenar la casa. Mi novio me traía la cena. En estos momentos estoy bailando la macarena en mi mente. Amo cocinar, pero ahora es poco el tiempo que me dedico a hacerlo con la pasión que lo hacia antes.

Mi novio. Pensar en él opaca otros recuerdos que quiero evitar. La primera vez que lo vi no me causo la mejor de las impresiones. Por culpa de Leonel que me insistió tanto en ir a una fiesta. Eso pasó hace un año. Leo de vez en cuando encontraba la forma de huir de los paparazzi, y se presentaba sin avisar a la puerta de mi casa. Entre él y Bruno casi me sacaron a rastras para asistir porque sinceramente prefería mil veces quedarme acurrucada en mi sofá mirando una serie que  quedarme sola en un rincón observando como otros se divertían. Mi intuición no falló.

Apenas llegamos la atención de casi todos en el lugar fue a parar en mi amigo, el famoso futbolista. Y ahí estaba yo, en el rincón, la que no conocía a nadie, hasta que dos rubios se acercaron a mi. Cuando los vi, los reconocí de inmediato, aunque no recordaba sus nombres. Gracias a las fotos que Leo me había mostrado de ellos.

Se presentaron como Rafael y Bautista. El primero se notaba borracho, y apenas cruzamos dos palabras que ya se había alejado para bailar con dos chicas. Me impresiono la belleza de los dos. Se notaba que eran hermanos, aunque Bautista era más reservado, y su cabello rubio más claro que el dorado de Rafael. Bauti (como me gustaba decirle) me hizo compañía hasta que encontré a mi amigo perdido en el alcohol en uno de los baños. Esa fue la primera y única vez que lo acompañe a una de sus fiestas.

Esa noche Leo se quedo a dormir en mi casa, y al otro día lo obligue a ir conmigo al centro comercial. Benjamín estaba creciendo y necesitaba tallas más grandes de ropa. Mi amigo ocultaba su identidad con unos lentes y gorra, pero sabia que las personas no tardarían mucho en darse cuenta quien era él. Esa fue mi venganza. 

Estábamos en una tienda de ropa interior para niños cuando siento que Leo habla con alguien. Antes de husmear quien era la persona que hacia reír a mi amigo, aparece ante mi el donjuán de la fiesta. Sus ojos grises me miraban con diversión, y su mueca picarona en los labios construyo de inmediato mi alerta de repele que usaba contra los hombres que querían ligar conmigo.

— Tengo una zapateria.

Esas fueron sus primeras palabras. Observe mi elección de calzado, y él me imito, recorriendo mi cuerpo con su mirada hasta reparar en mis zapatillas deportivas. A pesar de mi cara inexpresiva, su presencia me causaba nervios. Porque era lindo, no lo iba a negar.

— Bueno, también vendemos zapatillas.

Y le sonreí. ¿Qué mas podía hacer cuando claramente estaba coqueteando conmigo?

— ¿Otra vez usando la zapateria para ligar, Rafa? —su hermano y Leo se habían acercado, y el susodicho se había sonrojado cuando Bautista lo delato. 

— Si queres conquistar a mi Flor, vas a tener que esmerarte, bro —había exclamado Leonel, palmeando su hombro.

Y lo hizo. Rafael se esmero por conquistarme. Durante meses en que le dije que no tenia posibilidad. Pero su insistencia me termino por ablandar. Aún con toda mi reticencia al amor, él se gano mi cariño. Era una persona atenta, cariñoso, y muy gracioso. Congeniaba muy bien con mi circulo intimo. Incluso con el loco de Andres, y su aún más loca novia. Ese par era explosivo. Pero mi novio había encajado bastante bien con nosotros. Y me respetaba. Respetaba que yo era una tía/madre para un niño que requería mi atención la mayor parte de mi tiempo. Eso me hizo amarlo, entre otras cosas.

Una vez más, me deje llevar por mis pensamientos, y no hice nada de todo lo que tenia que hacer. Pero el timbre de la puerta me hizo sobresaltar cuando ya tenia mis manos en la escoba.

Apenas giré el picaporte, dos personas escandalosas me pasaron por al lado sin apenas reparar en mi existencia. 

— Hablen bajito que Benji esta durmiendo la siesta —les dije a aquellos dos, que aunque bajaron el volumen de su conversación ni siquiera se dignaron a saludarme. Siempre lo mismo con el cabeza de zanahoria, y Julieta, la rubia que era tan estrepitosa como él. Estoy por cerrar la puerta, pero una mano me detiene.

— Mi Florcita —su sensual voz me hizo emocionar. No importa si lo había visto hacia unas horas. Él enloquecía mis hormonas solo con su presencia. Eran tan jodidamente sexy—. Perdón por esos dos, los cruce cuando venia en camino, y no pude evitarlos.

— Esta bien —pronuncie lentamente, mientras lo abrace del cuello, y besé sus lindos labios.

 — No esta bien, princesa, hoy era nuestra noche especial —exclama, levantando sus cejas dos veces, haciendo que me riera por la expresión hambrienta de su mirada. Misma que seguramente yo tenia en estos momentos. 

— ¿Así que su noche especial, eh?

La voz de una visita inesperada hizo que me separara de mi novio. Desvié mi cabeza para tener una mejor vista de la persona que se encontraba en el umbral.

— ¿Otra vez apareciendo sin avisar?

— Yo no tengo que avisarte cuando vengo a ver a mi sobrino, muñeca.

Tenia razón. Después de todo, Leonel era el tío biológico de Benjamín. 





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Nota de autora

Ya, mero, llegue con el capitulo. Debería borrar la parte donde dice "maratón", xd. ¿Maratón de qué?

¿Se entendió la ultima parte? ¿Quien es la mamá de Benjamín, el bebote?

Como se darán cuenta, en la vida de Florencia han pasado muchas cosas, y tantas más por revelar. Y no tiene muy presente a nuestro Vampi-Nahuel. Pues él se fue, ahora que asuma las consecuencias de sus decisiones. 

¿Qué les pareció? Primero Flor lo confunde con un vampiro, y ahora con un fantasma, ayyy mi Florcita.

Si notan errores, plis, ¿me perdonan? Este capitulo fue caótico. Nada de lo que escribía me gustaba, entonces lo borraba completo, y luego me quedaba mirando a la nada diciendo: "¿POR QUÉ CARAJOS LO BORRE? ¡AHORA NO TENGO NADA! Pero ya quería publicar algo. No quiero perder a mis Vampi-lectoras :(

¿Ya vieron como hemos crecido? Estoy tan emocionada por todos las vistas, votos, y nuevas personas que me siguen. Estoy orgullosa de que mi No-Vampiro este despegando. Gracias a unas hadas mágicas que me ayudaron a promocionarlo. Estaré eternamente agradecida.

Capitulo dedicado a:

Ash_Bennet6

EvelynBedregal

Indira_Flores

Lady_Midnigth007

FannyZambrano12

Gracias, hermosas vampi-lectoras, por sus votos y comentarios ;) 





Las nuevas adquisiciones en la historia: Los hermanos Sosa.

Rafael

Bautista

Nunca voy a encontrar los modelos perfectos, acepto sugerencias.


It's meme time

Cortesía de la fabulosa Marluieth

Y para despedirnos de esto, les dejo un Nahuel adulto, deprimido por ver a su Florcita y no tener el valor de acercarse.

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