Capitulo 10
"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes"-Khalil Gibran.
Lo estaba intentando. No quería llorar. El dolor en mi pecho acrecentaba con cada respiro. Sabia que esto iba a pasar en algún momento. Y cada cosa que logré durante estos dos meses se desvanecía ante mis ojos. Odio tanto las despedidas.
Después de haber proclamado en voz alta mis absurdos pensamientos, Nahuel optó por irse. Apenas Bruno regreso a la mesa, manifestó muchas excusas a una velocidad alarmante y se retiro casi sin despedirse.
No se quien de los dos estaba más avergonzado. Necesitaba volver a establecer mis prioridades, y no dejarme ganar por mis estúpidos impulsos.
Fue después de la cena que Bruno me informo de su partida. Él debía regresar a su vida, sus estudios, su casa. Y no me gustaba nada lo que comencé a sentir desde ese instante. Esa necesidad de compañía, cuando se suponía que conmigo misma seria suficiente. Me lo prometí. No más de depender de alguien. No quería aferrarme a una persona. Pero Bruno es mi primo, una parte importante de mi pasado, es familia. Y por eso me sentía devastada, derrotada por mis planes frustrados.
Hablamos casi toda la noche, entre lagrimas y abrazos interminables. Eramos demasiado parecidos en cuanto a la cuota de dramatismo en nuestras venas. Nos volveríamos a ver, estaríamos en contacto. Solo que se sentía tan... doloroso.
Esta mañana amaneció más fría de lo normal, combinándose perfectamente con mi estado de animo. Bruno estaba atrás mio todo el tiempo, como un cachorro que sabe que su dueño tiene que irse. Hasta me ayudo con mi peinado, y eso es algo molesto. No me gusta que toquen mi pelo. Pero en esta ocasión lo deje hacer.
Iba a llevarme al colegio, y después volvería sola a mi casa. Otra vez, mi solitario hogar.
Retenía las lagrimas lo más que podía. Ya no quería llorar. Necesitaba mostrarme fuerte, para que él se fuera tranquilo.
Cuando estaba por subir a su auto, Nahuel aparece en nuestro campo de visión. Y a mi querido y adorado primo no se le ocurre mejor idea que ofrecerse a llevarlo. Era lógico, ya que íbamos al mismo lugar. Pero él no sabia de mi idiotez de anoche.
El camino al colegio fue incómodo. Estábamos sumidos en este extraño silencio que no hacia más que hundirme lentamente en aquel pozo que por muchos años aprisionaba mis sentidos.
Antes de bajarme del auto, Bruno hablo.
— Regreso a mi casa —dijo, intentando que su voz no temblara, entonces se dirigió a Nahuel—Necesito pedirte un favor.
No se cual fue la reacción de mi vecino. No podía mirarlo.
Los tres bajamos del auto, y Nahuel se quedo a una distancia prudente mientras nosotros nos despedíamos.
— Sé que estaremos en contacto, Florcita, pero te voy a extrañar.
— Yo también, cabezón. Pero no seas imprudente con lo que seas que le pidas a Nahuel...
— No te metas, estúpida —dice, mientras me abraza una ultima vez—. ¿Sabes que si quieres ir a visitarnos solo debes decirlo, ok? Mis padres estarán felices de volver a verte. Quizás en el receso de invierno puedas...
— Lo pensare —lo interrumpí, porque no quería que ese chico escuche más de lo que debería.
Cuando logre zafarme de los brazos de mi primo, intente enviarle un mensaje con mi mirada. Fruncí el ceño, preguntándole por aquel favor misterioso. Pero él solo me hizo señas para que entrara al colegio, sonriendo a medias.
Apenas entre a mi primera clase, un bollito de papel impacto en mi frente, y el coro de carcajadas de mis compañeros no se hizo esperar. Sabia quien era el agresor, pero me dedique a caminar hasta mi asiento, ignorando su ataque. Me sumergí en las lecciones, anotando, prestando atención, porque sabia que no iba a poder retener por mucho tiempo las lagrimas que escocían mis ojos.
...
— ¿Así que éste es tu escondite?
Estoy en la biblioteca, formulando las preguntas que le haré al sujeto entrevistado. Apenas escribí una sola. Y es su voz la que me hace que salte en mi asiento.
— Ajá —respondo sin mirarlo. Todavía avergonzada de mi estúpida impulsividad.
— Lo siento, no era mi intención asustarte —dice, sin moverse de su lugar.
— Estoy bien —suelto rápidamente, entonces me atrevo a posar mi vista en la suya. Más bien en sus lentes oscuros—. Oye, quería preguntarte. ¿Qué te dijo mi primo?
Nahuel sonríe de lado, y apoya una de sus manos en el escritorio— ¿Ya comenzó la entrevista?
Maldito. Pero tengo que reconocer que fue una buena estrategia de su parte. Logró que me olvide por unos instantes de la partida de Bruno. De todo lo que me esta lastimando en este día.
— Claro que no —Suspiro sonoramente, deslizando mis ojos desde la oscuridad de sus lentes hasta sus sonrosados labios. Aparto la mirada abruptamente—. No quiero que él te moleste con algún pedido inútil. Lo conozco y sé lo tonto que puede llegar a ser.
— Esta preocupado por ti, no tiene nada de malo —pronuncia severamente. No se a que se debe ese cambio repentino, pero sólo asiento dándole la razón—. Te estaba buscando.
— ¿Quién? —pregunté, porque ya me perdí en la charla.
— Yo —responde en tono burlón.
— ¿Para qué?
Pero él no me responde y comienza a guardar mis cosas en la mochila.
— Espera... eso no... —balbuceo, intentando detenerlo, pero este chico es muy rápido.
— Quiero que vengas conmigo a un lugar —dice, colgando mi mochila en su hombro.
Entonces extiende su mano.
— ¿Vamos?
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Holaaaa. Sé que esta corto. Perdón por eso. Y por no haber actualizado ayer. Pero como recompensa en unos minutos subiré el siguiente. Esperenlo y disfrútenlo... ;)
Este capitulo va dedicado a una nueva lectora.
Muchas gracias por dejarme tus votos y por leer. Me hace inmensamente feliz.
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