Definitivamente no estaba preparada para esto.

Tantos libros y películas que me educaron sobre estos seres no me sirvieron de nada.

Estaba pasmada, sin habla, observando esos ojos rojos que me miraban enfurecidos. No era para menos, lo primero que hice apenas me di cuenta de su presencia fue gritar como si Don Freddy Krueger hubiera salido de mis pesadillas. 

Recuerdo las palabras de mi querida abuela cuando aun vivía con ellos: "Florencia, el día que no escuchemos tus gritos en esta casa, en ese momento de verdad me voy a preocupar por tu estado mental".

Quizás ella sea la única persona que extrañaba de esa casa. Y cuanta razón tenia. Me asustaba la cosa más insignificante, como que la mascota de mamá restregara su pelaje por mi pierna.

—Vam... ¡VAMPIRO!— balbucee, apuntándolo con el dedo indice. 

Él chico vampiro no movió un musculo de su rostro, ni cambio su postura.

Esa tarde añoraba tantas cosas de mi vida anterior, que no se me ocurrió mejor idea que desquitar mis frustraciones con la bebida. No soy mayor de edad, pero no me costo conseguir las dos cervezas que me dejaron en este estado. En un estado de ver apariciones al parecer. 

Mientras entonaba una canción que ahora no recuerdo, regresaba a mi solitario departamento, sosteniéndome de las paredes. ¡Sólo fueron dos cervezas! ¿Cómo pude terminar así? 

Estaba siendo muy ruidosa al intentar abrir la puerta, porque el vecino de enfrente salio para decirme que no hiciera tanto escándalo. Fue de esa manera que termine aquí. Mirando a un ser sobrenatural con miedo y fascinación.

—¿Cómo me dijiste?— finalmente decide hablar, y su tono molesto me paso desapercibido, yo solo quería acercarme tanto como pudiera a este vampiro.

—¿Fuiste convertido o ya naciste así?—pregunte, acortando la distancia entre nosotros para descubrir que sus ojos no eran del todo rojos. En los bordes persistía ese color, pero en el centro alrededor de las pupilas se escondía un celeste casi blanco que me dejo estupefacta. 

—Mira niña, sólo deja de hacer tanto ruido porque...

Pero no pudo terminar de hablar, mis manos curiosas lo sorprendieron.

Pose mis manos sin delicadeza en sus mejillas y atraje su rostro a la altura de mi mirada, necesitaba verlo de cerca. No podía creer lo que tenia enfrente mio, necesitaba confirmarlo con mi tacto.

—¡Ah, ya se! ¡Te ofreciste como tributo!—solté de repente, confundida con mis propias palabras.

El vampiro tuvo el descaro de sonreír a medias, entonces aproveche eso para buscar sus colmillos. Estire sus mejillas para ampliar su sonrisa, hallando unos dientes normales, solo uno partido, pero que en realidad no le suprimía el encanto a su dentadura, la ampliaba enormemente.

Él chico se dejaba investigar y eso hice sin detenerme a pensar si era correcto inclinar su cabeza para buscar la mordedura de vampiro que debería tener en su cuello. Pero allí solo había tinta. Un tatuaje de alas negras cubría gran parte de su cuello y hombro izquierdo.

Todavía tenia mi mano en ese lugar cuando mi mente hizo cortocircuito. Observe su camiseta y rápidamente me aleje para inspeccionarlo mejor. 

—¡Vamos a la misma escuela, vampiro!— exclame, esta vez señalando su pecho.

—¡No soy un vampiro! —dijo, indignado, despeinando su ya alborotado cabello negro. 

Otra cosa que me llamaba la atención era su piel pálida, enfermiza. A mi que no me venga con cuentos chinos, él es un vampiro. 

—Niña, ya deja de crear historias absurdas en tu cabeza —hablo con fingida paciencia, pronunciando lentamente cada palabra— por favor, ingresa a tu departamento sin hacer tanto ruido, duerme, que mañana no recordaras nada de todo este encuentro.

—¡¿Eso es por que vas a borrar mi memoria?! Ay, Diosito, ay no—exclame con desdén, fulminándolo con la mirada. 

Me volví hacia mi departamento sin dejar de mirarlo con sospecha. A mi nadie me iba a borrar la memoria, eso si que no. 

Intente abrir mi puerta, pero el picaporte no cedía.

—Esto no funciona —murmure bajito, intentando con todas mis fuerzas que la maldita puerta abriera.

—Sera que necesitas esto —pronuncio con evidente burla el vampiro, mientras me hacia a un lado, y por arte de magia mis llaves estaban en su mano.

Eso sólo logro que lo siguiera mirando con mis cejas hundidas. 

"¡Qué no era vampiro, ja, las bolas que no tengo!", pensé, riéndome aun por las palabras de mi mente. Sentí que el vampiro se tomaba el atrevimiento de darme un pequeño empujóncito hacia el interior.

—No soy vampiro— repitió, observándome ahora desde su propia entrada. Entonces sonrió y dijo— las bolas...—y volvió a sonreír.

Eso solo seguía confirmando mis teorías. Él leyó mi mente, como el poder de Edward Cullen.

—Voy a llamar a los cazadores de sombras para que te atrapen. Ya sé tu secreto, vampiro— prometí antes de encerrarme. Y lo ultimo que pude ver de su persona fueron unos ojos rojos inexpresivos que ya no se burlaban de mis palabras.

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Hola, solo quería decirles que los primeros capítulos serán cortos, a medida que la historia vaya avanzando serán más largos. ¿Qué les ha parecido hasta ahora?

En el próximo capitulo se enteraran si el vampiro es vampiro, jaja.

DEDICADO A Marianbtstae1  por su insistencia para que publique la historia, no importa que sean las cuatro de la mañana, todo sea por mi hermanita, pero no pidas más, por favor jaja ¡quiero dormir!