꧁Final꧂
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La nieve nuevamente caía desde el cielo en un día de invierno, mientras Uraraka era arreglada por Tsuyu, Momo, Mina y Mei para ser llevada al altar con Katsuki.
Después de su regreso al Nirvana, más de uno de ellos llorando al verla de nuevo, incluso Kirishima y Kaminari lloraron aferrándose a Kastsuki mientras este trataba de quitárselos de encima a gritos y golpes.
Pero, también se sorprendieron de darse cuenta que no solo un hechicero venía con ellos, si no tres ya que Rody junto con sus hermanos también lo eran.
No había visto a Kaminari tan felíz de tener aprendices nuevos finalmente después de tanto tiempo, ya que el se encargaría de enseñar a los pequeños junto con Kota y Tokoyami le enseñaría a Rody.
También le alegró y le entristeció ver que en el Nirvana, en los Campos Eliseo de las driadas, los cuerpos de aquellos que pelearon valientemente contra la Unión reposaban en paz en el lugar más bello del Nirvana en un hermoso cementerio que Todoroki habia mandado hacer en la ausencia de Katsuki.
Ahí se encontraba la tumba de Iida, con aquellos lentes cuadrados que tanto lo caracterizaban cubiertos por un cajón de vidrio para que el paso del tiempo no los dañará.
Una vez a la semana iba a ver a su querido general, mejor amigo y hermano mayor para conversar con él sobre su día sintiendo que en realidad el lo oía y le respondía con aquellas fintas mecanizadas que tanto lo caracterizaban.
A veces se encontraba ahí también a Kaminari quien se pasaba por ahí para dejarle flores a Jirou y la saludaba. Nunca se oyó que Kaminari andará o coqueteara con otra criatura desde la muerte de Jirou ya que el piensa que es lo mejor que puede hacer en su memoria. Mantenerse fiel a ella, lo que nunca pudo en vida. Incluso encontraba a Mei a veces que igual que ella venía a ver a Iida y a veces llorar por un momento por su ausencia.
En este momento, Momo se encontraba colocando un sutil maquillaje mientras Tsuyu le arreglaba el cabello y Mina y Mei se peleaban de que accesorios llevaría Uraraka.
De pronto, la puerta de su alcoba, fue tocada por Rody quien, ahora vestía un atuendo menos lúgubre que el de antes con pequeñas plumas rosas adornando el final de su capa y las mangas de su ropa y una colgando de su oreja como un arete.
Pino no pudo evitar volar hacia ella y comenzar a cantarle a Uraraka y restregar su cabeza en la mejilla de la castaña, en un idioma que con el tiempo, logró interpretar y le hacia sentir alegre cuando oía la simples y hermosas palabras dulces del ave.
—Wow... Veo que estaba haciendo un buen trabajo para arreglar a Ochako. Se ve tan preciosa que Katsuki va a babear al verla— todas las chicas rieron por el comentario de Rody, más por qué sabían que decía la verdad.
—Bueno no debe hacerse menos por nuestra reina— dijo Tsuyu con amabilidad mientras peinaba con gentileza maternal el cabello de la castaña.
—Además... ¿Rody, trajiste lo que te pedí?— dijo Mina dejando de pelear con Mei para acercarse alegre al castaño.
Él solo asintió mientras sacaba de su bolso un paquete en vuelto en papel y se lo entregaba a la pelirrosa.
Uraraka vió con curiosidad a través del espejo como Rody le sonreía a una alegre Mina mientras esa se acercaba animada a ella y el colocaba el paquete en su regazo.
—Es... un pequeño regalo de todos nosotros. Un regalo de bodas. Espero que te guste Ochako— Uraraka alzó la ceja con una sonrisa curiosa mientras comenzaba a desenvolver el paquete ante la atenta mirada de todos ahí, hasta Todoroki habia aparecido en escena al haber sido hechado de la habitación de Katsuki por decirle que se veía como rey apunto de casarse con el amor de su vida y el rubio no supo más que reaccionar gritándole infamias y sacándolo a patadas de su habitación.
Uraraka desenvolvió gentilmente el objeto hasta topar por algo que lo dejo atónita.
Un hermoso libro de tapa azul aterciopelada y letras hechas de tinta de oro resaltando en aquel fondo azul y una hermosa ilustración de una hermosa princesa humana acarisiando el rostro de un dragón y no le tono mucho saber que era ella y Katsuki levantando la vista aquellos que se encontraban a su alrededor con ojos llenos de confusión sin entender que era esto.
—Es el relato de su hermosa historia de amor que ustedes han desarrollado desde que usted piso el Nirvana. Fue idea de Shoto y mía. Espero que le guste, mi reina— dijo Momo alegre mientras Todoroki asentía en silencio.
—Todos cutribuimos a hacerla, cada jefe hizo lo suyo— dijo Tsuyu con una amable sonrisa —Así su relato de amor siempre estaría vivo y tanto sus hijos, sus nietos y los nietos de sus hijos podrán saber el amor que se presenció en el Nirvana. Aún cuando sus cuerpos ya no estén aquí, su historia nunca morira— Uraraka para este punto sonreía entre lágrimas mientras decía en un tono dulce y conmovido:
—Gracias... No saben la alegría que siento en este momento. En serio... muchas gracias a todos— Uraraka finalmente comenzó a abrazar a cada una de las criaturas que se encontraban en su habitación murmurandoles siempre un gracias de todo corazón. Nunca había estado tan conmovida en su vida y lo mejor de todo, fue con aquellos a quienes ahora llama familia.
—Bueno Ochako, deja de llorar o arruinaras tu maquillaje— dijo Tsuyu limpiando con delicadeza sus ojos con un pañuelo verde oscuro.
De pronto, Kirishima apareció en el umbral de la puerta y dándole un beso rápido en los labios de Mina, dijo que el rey ya la estaba esperando en el altar par iniciar la ceremonia.
Todos asintieron, y se retiraron para tomar sus respectivos lugares para dejar sola a Ochako con Rody, ya que por desición de ella, al ser él único que le ofreció cariño y amistad en los momentos más difíciles de su vida, sería quien la llevaría al altar y Katsuki no puso objeción a eso ya que, de cierto modo, estaba agradecido con el castaño por haberla cuidado cuando él no pudo hacerlo así que no había mejor criatura para llevar a su amada al altar que Rody.
—¿Lista?— preguntó el castaño ofreciéndole su brazo.
—Sí...— dijo ella con ilusión y nervios azotando su alma pero aún así mantenía una sonrisa encantador en sus labios.
Ella tomó su brazo y se encaminó al lugar donde se llevaría acabo la ceremonia. Aquel hermoso pico en lo más alto de la Montaña Ardiente del Fuego del Dragón donde Katsuki la esperaba para poder cumplir una de aquellas promesas que ambos se habían hecho desde el principio de su historia. Y... qué daría paso a la más importante de todas y aunque Uraraka estaba nerviosa por aquello sabía que si era alguien con quien debía experimentarlo, siempre sería con Katsuki, en todas sus vidas y todas sus reencarnaciones, siempre sería con su Katsuki, su rey de ojos tristes.
Su vista se topo con el gigantesco arco que daba al pico decorado con hermosas flores blancas y copos de nieve que brillaban por el reflejo de la luz en ellos y atra vez de este, se encontraba Katsuki, con una vestimenta muy diferente a la habitual. Un atuendo blanco que hacía resaltar sus ojos rojos entre la nieve de su atuendo y los copos de nieve que caían del cielo, su capa roja tan habitual en él que se negó a quitar, sus collares reduciendo entre la nieve y aquella corona que lo hacía ver más majestuoso de lo que era y, sin olvidar aquella sonrisa dulce y mirada de añoranza que esperaba pasiente el momento en que sus almas se unieran para volverse una. Había esperado once años por este momento, ¿que son un par de minutos más para pertenecer para siempre a su amada Ochako?
Estaba parado bajo un hermoso portal de telas blancas y flores de neblina que se movían suavemente por el viento de aquella pequeña nevada que lo hacía ver más especial de lo que era haciendo que Uraraka se limpiara disimuladamente una lágrima de alegría y emoción al por fin ver su añoranza más grande hecha realidad. Casarse con aquel que es y siempre será, el amor de su vida.
Comenzó a caminar a través de la alfombra de nieve. A sus lados se encuentran aquellas criaturas que estuvieron con ella desde el principio al igual que vieron crecer a Katsuki, incluso los hermanos Soul estaban ahí, platicando con Eri y Kota elogiando así tan bella ceremonia, inclusive Izuku que había resivido su invitación a la boda de Ochako estaba ahí viniendo de inmediato y aunque a Katsuki no le causa tanta gracia, aún así lo acepto.
Finalmente, Ochako fue dejada enfrente de Katsuki quien le gruñó a Rody para que se alejara asintiendo de inmediato y colocándose en su lugar junto a los hechiceros y sus hermanos.
—Te ves... hermosa, Ochako— dijo Katsuki sonriendo con alabanza al ver tan bella flor apunto de convertirse en su esposa, su compañera de toda la vida.
—Tú... también lo estás, Katsuki— dijo ella con una sonrojo tenue en sus mejillas que sólo la hacia ver más adorable de lo que ya era. Después de todo, Ochako sigue siendo una niña, una niña que Katsuki se encargar de cuidar y proteger hasta la muerte por que aquella niña de mejillas rosadas es el amor de su vida y su prioridad de aquí hasta la eternidad.
Entonces, Todoroki apareció en escena, y diciendo con voz fuerte y gloriosa, se dirigió al Nirvana que veía expectante desde abajo, viendo encantados como su rey se casaba con su reina.
—¡Eos aquí, al rey y la reina del Nirvana! ¡Hoy es un día de dicha y alegría donde nos regocijaremos con la unión de estas dos almas en sagrado matrimonio para toda la eternidad! ¡Uraraka Ochako, princesa del reino humano pero más nirvana que cualquiera de nosotros y Katsuki Bakugou, un ser mitad humano y mitad dragón que a pesar de todo sigue siendo nuestro noble rey y el niño que vimos crecer!— luego dirigiéndose a la pareja dijo en tono igual de firme pero a la vez más suave:
—Uraraka Ochako, reina del Nirvana y princesa del reino de Yūeii. ¿Aceptas a Katsuki Bakugou como el esposo que te acompañará en tus días, que se regocijara en tus alegrías y te consolaba en tus tristezas hasta que la muerte nos separe?
—Acepto, amaré al rey del Nirvana con todo mi corazón y le sere fiel hasta la muerte— dijo Uraraka segura de si misma, más segura de lo que estuvo nunca.
—Y tú, Katsuki Bakugou, rey del Nirvana de los mares y hijo de todos nosotros, ¿Aceptas a Uraraka Ochako como tu esposa, prometiendole hací cuidarla y protegerla a pesar de los años, amarla para siempre y serle fiel a ella por toda la eternidad y en todas tus vidas?
—Acepto. Protegeré a Ochako y encontraré la manera de siempre estar a su lado. Aún cuando el mismo Hades me la arrebatara, yo mismo encontraría la manera de traerla de vuelta a pesar de la muerte— dijo Katsuki con aquella voz segura y autoritaria pero aún así tan segura que cualquiera antes oída.
—Entonces, es hora del juramento de sangre— al oír a Todoroki, Uraraka sacó de sus ropas su daga de plata y cuarzo y entendiendo su palma, hizo un pequeño corte en esta. Sólo un pequeño piquete para que la sangre brotará.
A continuación Katsuki sacó la suya, una daga de oro y rubí y prosiguió hacer lo mismo que la castaña.
Entonces unieron sus manos mezclando la sangre de sus palmas mientras sentía como el hechizo que recitaba Tokoyami los unía para la eternidad y cientos de vidas, para estar juntos y amarse mutuamente para siempre.
Al separar sus manos, una cicatriz en forma de estrella llacia en el lugar del corta donde la sangre mezclada estaría para siempre con aquel juramento que ahora poseían.
Entonces Katsuki se acercó a ella mientras tocaba su rostro con gentileza y colocaba un mechón atrás de su oreja.
—Te amo, Ochako Bakugou y jamás incluso en mi otra vida, dejaría de hacerlo— y entonces posó sus labios en los de la castaña oyendo las ovaciones y la alegría de todos aquellos que lo rodeaban pero, para ellos, ese instante solo eran ellos dos. Este era su momento y no había nadie más que Ochako y Katsuki Bakugou en aquella burbuja de una vida perfecta ya que, ahora siendo esposos, nadie los podrá separar de nuevo.
(...)
En un gran salón situado en las Montañas de Cadáveres de Hielo en el territorio de los elfos, una gran fiesta se celebraba en honor al matrimonio de los reyes del Nirvana. La música no faltaba, el baile y la alegría de los pobladores se veía en cada esquina de aquel salón hecho de marfil, mientras un joven peliverde estaba muy fuera de lugar, aparte de que no le gustaba las fiestas y aún más cuando estas son de especies diferentes a la suya.
—Me alegra que hayas podido venir, Izuku— el joven peliverde dio un salto por el susto pero, al ver que era aquella hermosa y adorable castaña de mejillas rosadas, sonrió nervioso y un pequeño sonrojo en sus mejillas por la vergüenza de haberse asustado.
—Bueno... G-Gracias a ti por invitarme— dijo Izuku tímido mientras miraba a otro lugar del salón —Estas celebraciones son tan diferentes a las humanas.
—Lo son pero, de cierto modo, son más genuinas que ellas— dijo Ochako posicionándose al lado del pecoso para praticar más gratamente con él.
—No... No puedo mentir que no me duele verte casada con otra persona pero, aún así, estoy muy feliz por ti que, a pesar de todo, encontraste a alguien a quien amas de verdad. Mis sentimientos son genuinos, Ochako y desde este momento no trataré de ser más que un fiel amigo para ti, aunque... mis sentimientos nunca cambien hacia ti.
—Me conmueve tus palabras, Izuku. Pero, no quiero que pases toda tu vida enamorado de mi, hay muchas mujeres hermosas en el mundo. No tienes que aferrarte a mi.
—Pero para mi, tú eres la más bella y única de todas y aunque nunca vas a ser mía, te trataré y te amaré como si lo fueras, solo eso deseó— Izuku sonrió dulcemente cautivando así a la castaña de mejillas rosadas que sin más, le devolvió el gesto mientras decia:
—Si lo deseas, pues no podré objeción pero, tampoco te propases para que Katsuki te mate. No quiero tener que ir a buscar tu cabeza y explicarle al rey Toshinori que su hijo murió por coqueto— ambos rieron por el tonto chiste de la castaña mientras eran observados por una intensa mirada carmín vigilando cada acción que hacía el pecoso con detenimiento y atención.
—Wow... ¿ese era el exprometido de Ochako?— pregunto Kaminari a Kirishima —Se nota que es mucho menos cascarrabias que Katsuki.
—Además es bastante apuesto y su carisma lo hace mucho más agradable que él— dijo esta vez Mina mientras tomaba un sorbo de vino rosa.
—Creo que mi hermano tiene competencia— dijo esta vez Kirishima con una sonrisa burlona llevándose un trozo de carne a su boca.
—¡¡¡¿SE PUEDEN CALLAR, TRÍO DE IMNEPTOS?!!!— dijo Katsuki ya harto de escuchar los mumurllos de esos idiotas que tenía por amigos, quienes solo rieron porque en vez de causar miedo, en ese momento, Katsuki causaba risa.
—¡¡¡¡QUE SE CALLEN, POR UN DEMONIO!!!— y eso sólo causó más risas, hasta que Katsuki desenfundo su espada y comenzó a perseguir a sus amigos quienes sólo se reían mientras el rey soltaba blasfemias.
—Veo... qué Katsuki es así todo el tiempo— dijo Izuku soltando una risa nerviosa al ver aquella escena tan extraña.
"Pude ser ellos en algún momento"
—Si... aunque conmigo se comporta diferente ya que es algo íntimo entre los dos, supongo que sigue siendo el mismo rey malhumorado y violento de siempre— ambos soltaron una risa, hasta que Ochako tuvo que ir a intervenir cuando Katsuki tenía de los pelos a Kaminari quien suplicaba por piedad mientras lloraba. Ya no le parecía gracioso molestar a Katsuki.
Izuku se quedó solo un momento, tomando un poco de sidra de manzana hasta que empezó a toser con esta cuando vio a Ochako regresar junto a Katsuki, y exactamente a donde se encontraba él.
—Ya, Katsuki. No tienes que matar a todo el mundo solo por enojarte por nada— le reprendía Ochako mientras Katsuki sólo gruñia.
—Esos bastardos se lo merecían...—mascullo Katsuki entre dientes.
—Al menos le diste un buen susto, ya no te molestaran en un buen tiempo— dijo Ochako riendo.
—Y la próxima que lo hagan, tendré que sacar "Él Seol de los seres malditos"— dijo Katsuki con una sonrisa escalofriante en su rostro.
—¡Te dije que tiraras esa espada!— dijo Ochako en reprimienda.
—Pues siempre y cuando no hagan nada no me veré obligado a usarla— Katsuki río cuando Ochako le pegó un fuerte golpe en el brazo pero sonriendo levemente por su chiste.
Finalmente llegaron al lado de Izuku, y el peliverde se paralizó la ver la mirada carmín de Katsuki sobre su silueta.
—H-Hola... Ka.. Ka...
—No me hables con tanta naturalidad, Deku. Tú y yo no somos nada— Izuku asintió temeroso mientras Ochako solo veía con pena como Izuku era intimidado por su esposo.
—Izuku... Creo que deberías hablarle de una de las razones por la que encuentras aquí aparte de mi boda— Izuku la miró viendo una sonrisa dulce que calmo un poco los nervios del pecoso y con una voz más firme pero igual de temerosa, dijo a duras penas:
—Eh... Bueno... Mi padre... Mi padre le quiere proponer algo— dijo Izuku jugando con sus dedos sin querer mirar a Katsuki a los ojos.
—Habla— demandó el rubio.
—El habla... de un tratado de paz y comercio. Si ustedes comparten y comercializan sus recursos con nuestro reino, nosotros le proporcionaremos protección y seremos aliados en guerra. No... No se si usted está de acuerdo con esto pero... pero, es algo que mi padre desea para conocer su cultura y su reino y realmente, yo también— Izuku sintió que se moría cuando hubo un silencio atróz en el rubio, hasta que se sobresalto cuando el respondió.
—Voy a hablarlo con el Consejo. Tendrás que quedarte un par de días más para poder explicarle a ellos a detalle. En mi opinión es una oferta tentadora, pero no puedo hace nada hasta comentarlo con los jefes del Nirvana y ellos me van a dar su opinión sobre eso— Izuku sonrió en grande al oír eso y sin poder evitarlo le dijo a Katsuki de la manera en que la gente de su reino le dice a sus amigo.
—Gracias... Kacchan— Izuku estaba tan feliz que no pensó en las consecuencias de decirle así al rey del Nirvana hasta que su espada pasó tan cerca de su cuerpo que sintió incluso el filo contra su brazo.
—¡¡¡¿CÓMO ME LLAMASTE, IDIOTA?!!!— y nuevamente Katsuki comenzó a perseguir esta vez a Izuku con Ochako detrás junto con Rody tratando de detenerlo.
(...)
Después de aquella graciosa escena para los amigos de Katsuki y realmente atemorizante para Izuku, Katsuki finalmente se calmó al ver a su reina enojada con él por haber tratado de matar a su mejor amigo.
Tanto Kirishima como Kaminari rieron a carcajadas mientras eran tratados de ser callados por Mina que igual reía al ver a Katsuki comportarse como un cachorro regañado girando al rededor de la castaña quien solo lo ignoraba y le hacía la ley del hielo. Realmente estaba enojada con él.
Finalmente quedaron en extraños términos. Para contentar a su esposa, Katsuki acepto ser llamado de aquel modo por Izuku y quien al principio se negó a volverlo a llamar así de nuevo alegando que esta vez lo mataría por impertinente, finalmente, por la insistencia de Ochako y sin poder resistirse a tan bella criatura, terminó sediendo igualmente.
Ahora todos se reían al oír como era llamado de aquel modo por Izuku quién comenzaba a tener algo de confianza con Katsuki mientras él solo se tragaba su enojo para no hacer enojar nuevamente a Ochako. Se sorprendía como podía pisotear su orgullo por su esposa.
Finalmente la fiesta había acabado, el silencio y la quietud de la Fortaleza del Fuego del Dragón los resivio al momento de pisar de nuevo aquel hogar que vio crecer su amor cuando Ochako bajo de la espalda del dragón alfa y esperó a que Katsuki se metamorfaseara a humano nuevamente para comenzar a caminar al lado suyo como la esposa del rey del Nirvana que estaba destinada a ser desde siempre.
—Me encantó la ceremonia y la fiesta que organizaron todos para nosotros— comentó Ochako soñada aún. No podía creer que su apellido ya no era Uraraka.
—Me alegra que te haya gustado, Ochako. Por que si era todo un fiasco, esos bastardos estarían muertos— Ochako rió por las ocurrencias de Katsuki mientras decia:
—Siempre tienes que amenazar de muerte a alguien para ser feliz, aunque... Nunca lo haces.
—Por qué no me han dado motivos para hacerlo pero, si algún bastardo se pasa de listo, es un paso más cerca a la horca— Ochako volvió a reír mientras era observada por Katsuki quien veía encantado aquellos gestos inocentes y aquella belleza natural que su esposa poseía.
"Esposa... qué bien suena aquello" pensó mientras veía como aquellos hermosos orbes avellana lo veían con cariño y añoranza mientras le decía aquellas palabras que siempre hacia estragos en su corazón.
—Katsuki... yo... te amo y nunca dejare de hacerlo— ella sonrió cerrando los ojos con inocencia mientras el corazón de Katsuki gritaba y rasgullaba dentro de su pecho como una animal enjaulado intentando desatar aquel deseo que Katsuki poseía por aquella bella castaña de mejillas rosadas.
"Hazlo, Hazlo" incitaba su dragón y sin pode retener el zumbido de su alma, se acercó colocando su mano en la mejilla rosada de su amada haciendo que Ochako abriera los ojos conectándolo con aquellos orbes escarlata que brillaban con un brillo extraño, un brillo lujurioso y de deseo.
—K-Katsuki...— es lo único que pudo pronunciar antes que el rubio posara sus labios en los de su amada callandola con aquel suave pero posesivo beso moviendo sus labios con suavidad, conociéndose mutuamente. No había prisa, la noche era eterna para conocerse entre ellos y eso ambos lo sabían.
Katsuki cargo a Ochako sin romper aquel beso que poco a poco subía de intensidad, se volvía más hambriento más demandante hasta que Katsuki escuchó un sonido proveniente de Ochako que sólo lo encendió más.
—¿Qué fue ese sonido?— pregunto Katsuki socarrón mientras repartía besos en la mandíbula de su amada quien soltó otro sonido avergonzandose de inmediato.
Katsuki sólo rió sin burla alguna, solo encantado de escuchar aquellos sonidos placenteros provocados por él saliendo de la boca de su esposa. Podría acostumbrarse a oírlos toda la noche y durante cien vidas.
Nuevamente unieron sus labios mientras Katsuki comenzaba su camino a su alcoba ya que era la habitación más cercana donde podrían cumplir aquella promesa que ambos comenzaban a experimentar y no querían esperar más. Nuevas sensaciones, nuevos sentimientos de la mano del otro. ¿Quién más digno para sentirlo que con su amado?
Katsuki deposito a Ochako sobre la cama mullida de su habitación mientras se colocaba sobre ella comenzando a acariciar su cintura sobre la ropa aún puesta mientras suspiros salían de la boca de la castaña quien se dejaba ser por su amada quien se encontraba besando la piel expuesta de su cuello y hombro mientras poco a poco, Katsuki comenzaba a deshacerse del ropaje de bodas que ella poseía, tan lentamente y delicado que hacía que su corazón saltara de emoción y cariño. Katsuki se encargaba de disipar sus nervios con sus toques dándole la seguridad que necesitaba para proseguir... Ir más allá del limite de su mano.
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Y esa noche...
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Aquella promesa que ambos hicieron se cumplió...
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Uniendo sus almas y sus cuerpos en aquel instante que para ellos fue eterno, entregándose completamente el uno al otro en aquella vida donde ambos se encontraron.
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Siendo para siempre, el Rey y la Reina del Nirvana de los Mares, Ochako y Katsuki Bakugou, esposo y esposa para esta vida y las otras, en cientos de mundos donde su amor exista y donde ambos se amen mutuamente.
꧁•⊹٭Fin٭⊹•꧂
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