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꧁Cap. 9꧂

★¸.•☆•.¸★ Historias del mar Afrodita ★⡀.•☆•.★

Uraraka se encontraba caminando por los pasillos de la fortaleza -ya que Katsuki junto con Tsuyu le habían enseñado cada rincon de la fortaleza tantas veces que incluso sabía dónde se encontraba cada habitación, joya y pasillo- viendo como los sirvientes del rey corrían por todos lados tratando de cumplir las órdenes de su soberano y, no era para menos. El equipnocio de primavera estaba próximo en llegar y sabiendo que sería la primera celebración que la reina del Nirvana presenciaria, todo debe quedar impecable -según las órdenes de Katsuki a su servidumbre- y el mismo rey supervisaba el avance del festejo para celebrar el equipnocio y la llegada de su reina. Una celebración realmente importante.

Entonces Uraraka había estado la mayor parte de tiempo en su habitacion leyendo los libros que Katsuki le había otorgado, platicando con Tsuyu o incluso, acompañando a Iida en sus entrenamientos diarios, pero, justo en ese instante no sabía que hacer.

De pronto, una aleteó la hizo voltear y al ver a Mina en su forma de hada sonriendole de manera agradable hasta alegre, se sento en su hombro y dijo en un tono burlón sin quererlo:

—¿Por qué anda tan sola, mi reina?— dijo Mina con su tintineante voz de cascabel de navidad.

—Bueno... Katsuki a estado algo ocupado con las preparaciones para el festival de primavera y la verdad no he tenido mucho que hacer sin él. Se supone que el alegra mi día— dijo Uraraka sonrosandose por lo último.

—Mi reina, tiene que comprender la situación. Este es el primer festival que nuestro rey comparte con usted, es obvio que necesita ponerle toda su atención para que sea especial.

—Pero, está tan concentrado en complacerme que incluso, se olvida de mi— dijo Uraraka sentándose en una saliente de roca mientras miraba la inmensa fosa de fuego que se encontraba frente a sus ojos.

Mina meditó un momento el problema de su reina hasta que soltado un pequeño brillo al ocurrirle una idea, Mina dijo alegre:

—¿Quieres conocer la playa Afrodita?— soltó Mina de repente.

—¿La playa Afrodita? ¿No es donde se reúnen las sirenas?— preguntó Uraraka algo temerosa. Aún creía que no olvidaban la situación de Iida.

—No se preocupe, mi reina— dijo Mina notando la inseguridad de la castaña —Ellas sólo tienen resentimientos contra Iida, no con usted, y si su majestad desea ir sola a conocer a la general de las sirenas, no tiene porque preocuparse— Uraraka lo pensó un momento.

Por algo Katsuki le había dado el honor a Iida de ser su guardia personal y no podía pisar pie fuera de la fortaleza sin Iida a su lado o Katsuki en el otro, pero, pensando la situación que su general tiene con las sirenas, supuso que lo más prudente era ir sola para no provocar un alboroto.

Mina vio la afirmación de Uraraka sólo con mirar su rostro y celebrando dando vueltas alrededor suyo, la puso en marcha junto a ella para ir al mar Afrodita.

Uraraka, después de evadir varios tumultos de gente incluso al mismo Iida que pasaba por ahí a en busca de su princesa, la reina, estando apunto de llegar al establo para sacar su corcel y comenzar a cabalgar alado de Mina para llegar al mar Afrodita pero, su mala suerte terminó por hacerla toparse cara a cara con el rey del Nirvana, y viendo a Uraraka con intenciones de entrar al establo y con Mina saludandolo como si nada, simplemente comprendió que ambas irían algún lugar para divertirse un rato y preguntando a donde se dirigía, Uraraka respondió alegre:

—Vamos al mar Afrodita, Katsuki— dijo Uraraka animada.

—Regresaremos antes del anochecer. No te preocupes, la cuidaré bien— dijo esta vez Mina compartiendo la alegría de Uraraka con cada palabra. No todos los días tienes a tu disposición a una reina.

Katsuki, se mantuvo en silencio un momento y simplemente suspirando con resignacion ante la idea, dijo con voz algo dudosa pero preocupada:

—Supongo...— dijo inseguro —Que es mejor que acompañes a Mina y te diviertas en el mar Afrodita en vez que te quedes en la fortaleza y pases el resto del día sola— dijo Katsuki sintiendose culpable con lo ultimo —Solamente, te pido que tengas cuidado ya que por obvias razones Iida no puede ir fontigo y custodiarte así que, si pasa algo, no dudes en avisarme, Mina. Además...— agregó —Necesito hablar con Jirou y quiero que le indiques que necesito verla en la fortaleza antes del equipnocio de primavera. ¿Entendido?

—No dudes que se lo haré saber, mi rey— dijo Mina haciendo un saludo militar sacándole una pequeña sonrisa a Uraraka.

—Ten cuidado, entonces— de todos modos estaría pendiente.

—No te preocupes, Kastuki. Estaremos bien— dijo Uraraka con una suave pero dulce sonrisa en su rostro, dándole un poco de seguridad al rey.

Y mientras Katsuki pasaba por su lado para seguir con la planeacion del festival, le murmuró antes de perderse por los pasillos de la fortaleza:

"Cuidate" escuchó decirle Uraraka notando en su voz cierta preocupación en sus palabras. Haría lo mejor que pudiese para no preocupar a Katsuki.

Mina le jala un poco el cabello para sacarla de su insimismacion y hacerla caminar hacia los establos para sacar su corcel y sin más que hacer en la fortaleza, y ya con el permiso del rey a su disposición, Uraraka saco a su unicornio del establo y comienza a cabalgar siguiendo a Mina para llegar al mar Afridita.

El camino fue largo y demasiado agotador para el gusto de Uraraka. Los terrenos del Nirvana son siempre escabrosos, en un momento puede ser una parte plana y sin muchos relieves y otras puede ser la ladera de una montaña intentando no caer hacia una muerte segura si cometias un error así que, después de más o menos 4 horas de viaje, Mina decidió detenerse al ver el rostro medio pálida de la reina y en este momento, se encontraba sentada a la orilla del río que conecta con el mar, tomando un poco de agua y comiendo alguno alimentos que Mina había encontrado por ahí. Suponía que las driadas fueron informadas por el rey sobre este viaje y por eso había encontrado frutas tan fácilmente.

—¿Y... Cómo es el rey contigo, Uraraka?— dijo Mina en su forma normal diciendo aquello como más una amiga que como súbdita.

—No lo se— contestó Uraraka dándole un mosrdico al gajo de naranja dulce que estaba comiendo junto a Mina —Supongo que me consciente demasiado y él de cierto modo se preocupa demasiado por mi además de ser demasiado amable y considerado...

—¡¿Katsuki considerado y amable?! ¡¡¡La Madre está como mi testigo que no he oído cosa más absurda que esa!!!— Mina comenzó a reír por tal declaración ofendiendo profundamente a Uraraka en el proceso.

—Lo que digo es cierto— dijo Uraraka un poco roja del coraje —El realmente es alguien que... que podría llegar amar alguna vez— dijo Uraraka está vez roja por la vergüenza de haber dicho aquellas palabras deteniendo las risas de Mina en un santiamén.

—¿En serio Katsuki es tan amable contigo?— Mina estaba atónita, conocía a Katsuki de toda la vida e incluso conoció a su madre y a su hermana así que el pensar que Katsuki pudiera ser más que un gruñón y agresivo rey, simplemente, era incomprensible.

Uraraka asintió aún un poco atolondrada por los sentimientos que surgieron de repente por el rey.

—Me es difícil comprender...— dijo Mina pensativa —Que alguien que no sea su hermana pudiera volver a sacar aquella faceta de Katsuki. Todos, incluso sus amigos más cercanos, lo hemos conocido como un rey violento y algo agresivo con todos nosotros, así que el oír de alguien que en verdad pueda decir que Katsuki es amable, me es... confuso— decía Mina incomprendida —Él definitivamente, te... debe amar demaciado, mi reina— aquellas palabras sólo terminaron por sonrojar más a Uraraka mientras una pesadez se ocupaba en su corazón.

"¿Seré capaz de amar al rey tanto como él a mi?"

Mina notó la mirada atrofiado de Uraraka y siendo ella un hada que podía ver y sentir el corazón de quien miraba, comprendió lo que la reina sentía. Inseguridad por poder amar a Katsuki.

—No te presiones, Uraraka— dijo Mina llamando la atención de Uraraka —El amor llega cuando tiene que llegar y no hay nada que hacer al respecto.

—Pero...— espetó Uraraka —¿Qué tal si mi amor nunca llega mientras que el de rey florece sin escrúpulos? No... No quiero ser mal agradecida con un amor tan puro como el de Katsuki. Porque... se que aunque yo no lo ame, el... Me amara igual— esas son las penas de Uraraka. No amar lo suficiente o nunca llegar a amar al rey para ser merecedera de su amor. Mina lo entiende y lo comprende, entonces se le ocurre una idea para hacer comprender a Uraraka que le amor puede surgir en cualquier momento y en cualquier lugar y puede prevalecer a pesar de los siglos.

—Tenemos que seguir nuestro camino— espeta Mina de golpe —Tenemos una historia que debes escuchar— Uraraka no entiendió del todo pero aún así siguió a Mina para subir a su corcel y continuar siguiendo el río que los llevaría al mar Afrodita.

Uraraka no estaba muy segura de lo que Mina planeaba pero, las dudas se dispersaron con solamente llegar a la playa que se conectaba con el mar Afrodita.

Simplemente, era tan hermoso que las historias del mar Afrodita que venía escritas en libro prohibido de su padre no le hacían justicia.

Las playas del lugar eran de un tono roseaso suave junto con la espuma y parte del agua que llegaban a la costa, se erguian grandes pilares de roca cubierta de enredadera y flores hermosas que variaban de lirios y rosas a jazmines y orquideas. Y, más allá del límite de la playa, el mar profundo se abría imponente como si tragara a cualquiera que osara pasar su limitó aumergiendolo en los límites del mar abisal.

Uraraka veía la belleza en aquella playa, ¿cómo era posible que algo así existiera? ¿Tan mágica, tan extraordinaria... tan... rosa?

De pronto, la voz de una mujer llegó a sus oídos y vio salir del agua a una hermosa mujer de cabellos negros como los cuervo, ojos del color de la obsidiana pulida y una tez tan blanca que parecía porcelana.

Traía puesto un ropaje guerrero, una armadura que le cubría el pecho junto hombreras que cubrían sus hombros. Telas rojas caían de su cinturón hecho de un metal tan duro como hermoso junto con unas medias que cubrían parte de sus piernas para ser ocultas por unas grandes y poderosas botas de metal con un tacón demasiado alto para su gusto.

Ella era la sirena que la había llevado del barco a Nirvana, la general del Ejército de la sirenas y uno de las líderes más importantes del Nirvana de los mares, Yaoyorozu Momo.

—Me postró ante usted, reina mía. Larga vida a usted y a su linaje después de usted— Uraraka se quedó algo atolondrada al ver a la sirena arrodillarse a sus pies. Mucho tiempo que no la trataban con suma cortesía.

—¿A que le debo el honor de su visita, reina mía?— pregunto Yaoyorozu mientras se ponía de pie nuevamente pero sin ser perder el respeto a su reina.

—Solo vinimos a pasar el tiempo, Yaoyorozu y a dejar un mensaje a Jirou de que el rey quiere verla en en la fortaleza de inmediato— dijo esta vez Mina colocándose en el centro de atención como a ella le gustaba.

—De inmediato le avisaré a Jirou que suba a la superficie para ir a atender las necesidades que amerita el rey.

—Pero, antes que te vayas...— dijo Mina al ver voltear a Yayoyorozu con intenciones de irse —La reina necesita escuchar una historia por parte suya, Yaoyorozu.

—¿Qué clase de historia, mi reina?— dijo la sirena dirigiéndose a Uraraka.

—Necesito que le cuentes tu romance con Todoroki— dijo Mina sonriendo con una inocencia falsa mientras el rostro de Yaoyorozu enrojecia y reclamaba a Mina con algo de enojo:

—¡D-Dijiste que jamás lo dirias!— dijo Yaoyorozu cambiando su carcater serio y centrado a uno nervioso y atolondrado —¿Acaso... el rey lo sabe?— preguntó temerosa.

—No te preocupes nadie sabe más que la reina y nosotras— la pelinegra no pareció quedar satisfecha al escuchar que la reina lo sabía, pero entonces, notando la inseguridad en el rostro de Momo, Uraraka alzó la voz y dijo dulcemente y con una sonrisa gentil:

—No le diré a nadie. Yo no estoy de acuerdo con la ley que implementó el rey pero, esa misma dice que se revocará la prohibición cuando la reina del Nirvana de los mares arriva a la isla y en ese caso, no deberías temer, Yaoyorozu. La ley está de tu lado y la reina igual— Momo pareció relajarse al oír las palabras de su reina y entonces dudando un momento, se dirigió a Mina y dijo con decisión en su voz:

—Mina, por favor— el hada sonrió y acercándose al agua e inclinandose a su altura, formó dos grandes figuras con aquel elemento, una de ellas era una mujer que seguramnete era la sierena y el otro, un hombre que por el momento jamás había visto en su vida.

—Todoroki y yo venimos del mismo mundo. El que nos crió y nos vio crecer— Momo observaba la figura del hombre como si en realidad viera al verdadero —En un mundo donde la caza de la criaturas mágicas era un deporte y nosotros éramos cazados y tratado como ganado— de pronto las figuras comenzaron a moverse y contar una historia mientras Yaoyorozu relataba.

—Todo empezó un día de luna azul hace mas de 600 años atrás. Yo fui herida en una batalla que mis hermanas peleaban contra los humanos para proteger nuestra costa y nuestros hijos de los hombres que querían nuestra cabeza para arrancarnos nuestra libertad.

>>Yo no tuvo oportunidad de escapar como él resto de mi hermanas, herida como se encontraba mi costado no podia metamorfosiarme para defenderme. Entonces, ellos me llevaron a rastras fuera del agua convirtiendo mis aletas en piernas y desapareciendo mis blanqueas al tocar el aire lejos del oceano. Una sirena tan hermosa como yo sería una mercancía codiciados. Así que me llevaron y me mantuvieron encerrada en un alamcen con otras de las mías quienes lloraban y se desgarraban la garganta por sus gritos al ser vendidas y degollada como ganado. Finalmente fue mi turno y llevándome en una carreta enjalauda como un trofeo, me llevaba a una subasta en donde pagarían mucho por mi cabeza y aquel que sería mi duelo no tendría piedad de mi y no me daría tregua incluso en la muerte.

>>No había probado ni una sola gota del agua salada del océano que me da vida y poco a poco, me secaba y moría sin remedio. Estaba convaleciente pero luchaba para mantener viva con la posibilidad de escapar de esta jaula algun día, aunque aquella esperanza sea tan efímera como un deseo lanzado al aire y perdido pcomo un murmullo que el viento se ha llevado. Pero entonces, la caballería fue atacada por un misterioso muchacho encapucado que solamente armado por una espada, un arco y unas cuantas flechas, asesino a los comerciantes que me traian presa para liberarme de los carceleros de mi propia libertad.

>>En ese entonces no sabía las intenciones que tenía aquel joven en contra mía. Tal vez me había salvado de los mercaderes para ser mi siguiente dueño, tal vez deseaba algo más que mis propias lagrimas y mi cabeza, pero, cuando él abrió la jaula mientras yo me alejaba de él aterrada temerosa que me hiciese algo peor a lo que esos humanos que me capturaron harían conmigo, el se quitó la capucha y mis ojos... vieron al joven más atractivo y enigamtico que nunca había visto en mi vida -- Yaoyorozu enrojecio un poco por sus palabras y continuó --Con sus cabellos bicolores, su mirada heterocromatica y esa tez de luna que jamás había visto una más perfecta, me enamoro profundamente con sólo verlo y al notar que él era un elfo por aquellas orejas puntiagudas que tenía en vez de redondeadas, supe que era alguien en quien podía confiar ya que era cazada del mismo modo que yo y, por el modo en que me tomo en brazos y me llevo atra vez de la espesura del bosque que conocía mejor que nada en este mundo, -ya que los elfos pertenecen al bosque, él los había criado y son parte de ellos hasta el final de sus días- supe que estando en su cuidado, podría descanasar tranquila después de largos años de caceria para mi especia. Las sirenas siempre seran codiciadas por su belleza y su canto. Incluso ya no sabemos si es un don otorgado por los dioses del mar o una maldicion que nos condena a sufrir por largos días.

>>Pero, él me cuido y me curó la herida en mi costado y me traía agua salada cada vez que se lo pedía. Poco a poco conocí su enigmático pasado, como él era uno de los pocos reyes que quedaba para guiar y gobernar a los elfos y guiarlos por largo días y como su reino junto con su gente fueron masacrados por los humanos y el fue uno de los pocos que pudo escapar hacia las montañas heladas pero, con la cicatriz de su ojo como recordatorio de su pasado.

>>Recuerdo que para mi, todo de él era tan misterioso e intrigante que no podía seguir preguntandome que otras cosas escondia en su interior, pero, en medio de nuestro relatos de vida y contándonos la verdad de nuestro pasado, él se enamoró de mi coraje y valor y yo me enamoré de su frialdad y su calidez. Nunca había conocido a un joven más fuerte y seguro de si misma como nunca fui yo, por tanto, una noche de varano a la luz de la primer estrella del cielo en el anochecer, juramos nunca alejarnos uno del otro y casarnos cuando la oportunidad llegase para poder pertenercernos el uno a otro... Pero... la etapa más oscura para criaturas como nosotros llegó tan pronto como hicimos aquel jurmanto. La Unión nunca había estados en su mayor apogeo y formando una legión de asesinos que matarían a cualquier criatura no humana que estuviera a su alacanze, ahora no sólo eramos cazados como trofeos, a horas éramos cazados para exterminio.

>>Todoroki se dio cuenta mucho antes que los mercenarios de la Unión llegarán a nuestro hogar en las Montañas Heladas y como pudo, me saco de ahí y me llevo a la costa para que yo pudiera escapar y desaparecer en las profundidades del mar. Yo no me quería separar de él, lo amaba más como nunca ame a nadie en mi vida, pero, dándome mi primer beso y diciendome que nunca me olvidaría, me arrojó del acantilado donde él me temía en sus brazos para convertirme en la criatura que soy mientras el desaparecía en la espesura del bosque y dejaba en mi un marca que nunca pude olvidar— Uraraka escuchaba la historia y nunca se había puesto a pensar que las atrocidades que la Unión había hecho a aquellas criaturas que poseían más magia en su interior que los propios humanos. Siempre se había negado a creer que criaturas tan hermosas y fantásticas fueras en realidad monstruos escondidos entre nosotros, pero, nunca pensó que para ellos los verdaderos monstruos eran los humanos. Simplemente, nunca lo pensó.

—Pase mis días en las profundidades del océano, tan triste y desolada que ni siquiera me sentía digna de tocar la luz del sol. Lloraba el adiós de mi primer y único amor en las profundidades de las fosas abisales porque ha de saber, reina mia, que cualquiera que obtenga el amor de una sirena, esta unirá su alma con las de su amante más allá de esta vida y la proxima. Un juramento de amor eterno que jamás se romperá a pesar de la siglos y milenios. Y yo, había perdido para siempre a quien le pertenecía mi alma. Vague por el océano teniendo sumo cuidado de no encontrarme con aquellos seres que seguramente, le arrebataron la vida a mi Shoto, pero la esperanza me iluminó, cuando encontré a mi querida Jirou. Una sirena joven que se dirigía al único lugar que estaría segura, donde todas nosotras estaríamos seguras...

—El Nirvana de los mares...— comentó Uraraka sin querer haciendo sonreír a Yaoyorozu.

—Sí y una esperanza se instaló en mi corazón. ¿Qué tal si Todoroki había huido a la isla y seguía vivo? Por qué varias veces me hice pasar por humana solamente para recorrer los bosques y montañas que le pertenecían con la esperanza de encontrarlo una vez más y ahora esperanza estaba más viva que nunca.

>>Nadé a través de las corrientes y las mareas hasta finalmente, llegar al Nirvana con Jirou y la primera persona que vi a mi llegada fue a Todoroki con sus atuendos de príncipe del Nirvana dando la bienvenida a todas las criaturas que atravesaban el mar para por fin descansar en paz de una larga cacería en tierra firme.

—Espera... ¿Ese tal Todoroki era como así decirlo, el rey del Nirvana?— preguntó Uraraka atrofiado por la información.

—En cierto modo era nuestro líder, pero, fue antes que el verdadero rey llegará Nirvana. El sólo era un gobernante temporal ocupando el puesto que algún día le perteneceria al rey— comentó Yaoyorozu antes de continuar —Como le decía mi reina, al ver por fin a Todoroki después de décadas vagando en el océano no pude resistirme y cumpliendo la promesa que ambos hicimos en nuestro tiempo en el mundo humano, nos casamos en una noche de marea alta en el mar Afrodita y nos juramos amor eterno con esto...— Momo se volteó y descubriendo su cuello con delicadeza, mostró a su reina una hermosa perla marina incrustada en la piel de su nuca

—Todas las criaturas tienen un modo de jurarse amor eterno en el casamiento y nosotras las sirenas, nos incrsutamos una perla en la nuca de nuestro cuello, como símbolo de filedilad y amor para toda la eternidad con la persona que amamos. Mientras que los elfos...— dijo Yaoyorozu volteandose sacando una hermosa espada de cuencas rojas y perlas marinas en su mango —Crean dos armas casi iguales -la mía es una espada por que así lo decidió Todoroki- a excepción de las cuencas que se colocan al rededor variando de lo que el esposo quiere prometer y lo que la esposa resivira. Las perlas significan lealtad y los rubíes amor y pasión, es lo que yo resiviré de él en todo momento y los zafiro y los diamantes de su espada significan, sabiduría y amor eterno, lo que él promete que me dará— Yaoyorozu acarisiaba con cariño las cuencas de su espada mientras decía —Estuvimos casado 300 años antes de la llegada del rey y la prohibición... Tuvimos que esconder nuestro amor y actuar como perfectos desconocidos, aunque en nuestros encuentros, nunca falta el amor y la pasión como él prometió que resiviria siempre de él, quisieramos actuar como esposos en público sin el temor de ser expulsados del Nirvana. Quisiera poder decirle a todas que se acercan a Todoroki con segundas intenciones que yo soy su esposa y nos hemos prometido amor eterno. Pero... hasta que el rey no levante la prohibición... No...— Yaoyorozu suspiro pesado antes sonreir levemente y encarar su esperanza en la reina —Pero ahora que usted está aquí... tal vez... podamos... intentarlo de nuevo— Uraraka sintió la súplica en la voz de Yaoyorozu colocando una carga tan grande para unos simples hombros humanos.

—Yaoyorozu, yo... No me siento capaz de levantar una prohibición así— dijo Uraraka odiando ser tan honesta en la situación.

—Pero...— dijo esta vez Mina llamando la atención de su reina —Usted misma lo dijo. La ley dice que con la llegada de la reina del Nirvana, la prohibición se levantaría. Así que, es hora que Katsuki cumpla su promesa y nos deje amar libremente como él lo hace. Y, la única que puede hablar con él en ese tema y convencerlo, eres tú— dijo Mina mirandola fijamente como si casi la estuviera obligando a hablar con él rey sobre un tema demasiado delicado —Muchos lo han intentado y han fracasado pero tu eres mejor que todos nosotros y siendo la única que puede hacerle frente al rey para levantar la prohibición que nos atrofia— entonces Mina la agarró de los hombro y con una súplica tan intensa que pintaba sus ojos, dijo lo siguiente: —No es justo que el rey ame con tanta libertad mientras su súbditos mueran por tener aquella libertad que el rey dispone— aquellas palabras se incrustado en su alma como una daga ardiente atravesando su cuerpo. Tal vez Mina tenga razón, tal vez... su deber es liberar el amor que lo el rey dispone a cada criatura en el Nirvana de los mares.

(...)

Uraraka regresaba con pensamientos encontrados mientras su caballo trotaba en su regreso devuelta a su hogar con su reina mientras no dejaba de divagar porqué Mina había casi obligado a Yaoyorozu a contar su historia junto con el príncipe de los elfos que tanto amaba. ¿Qué punto tenía todo eso?

—Quería hacerte saber que el amor florece y se mantiene incluso en las peores circunstancias— dijo Mina quien estaba sentada en su hombro mientras el caballo avanzaba con lentitud.

—Pero, ¿Qué tiene que ver eso con que ahora todos esperan que haga cambiar de opinión a Katsuki?

—Las cosas surgieron como debían ser— dijo Mina restandole importancia —Además, todos esperamos que Katsuki levante la prohibición, inclusive yo cuando te vi llegar por primera vez a mi hogar en las profundidades del bosque de Luna— confesó Mina mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás con cansancio —Pero, por más que esperé... nunca llegó— Uraraka sentía que escuchar las penas de Mina la obligaba a hacer cambiar de opinión a Katsuki sobre la prohibición. Era... espeluznante.

—Mi reina, está es una lección de vida— dijo Mina mientras se paraba y se preparaba para comenzar a volar de nuevo —Si el amor es puro, aguardar a eternidades si es necesario. Entonces aunque tu no llegues a sentir nada por el rey, el siempre lo sentirá por ti— y comenzando a volar entre la escasez de luz del bosque, mientras la reina conservera un sabor de boca terrible.

"Tengo... Tengo que levantar la prohibición"

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