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꧁Cap. 27꧂

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El mar y la neblina de un destino incierto era lo único que se podía ver. Limpiaba con esmero las dagas y cuchillos que pronto se bañarian de la sangre de las criaturas que la traicionaron pero, especialmente venía reclamar su puesto en el Nirvana, siendo le reina que su hermano tanto necesita que incluso secuestró a una princesa humana para conseguirlo, ella le daría todo eso y más, tal como se lo prometió antes de aquel fatídico día.

-Teniente- un joven castaño se inclinó ante ella con respeto. Ambos portaban una capa de color negro que ocultaba sus rostro ante los demás. Incognitos es el requisito de la Unión, muertos para la sociedad para no responsabilizase de sus muertes -Nos acercamos al Nirvana de los mares, nuestro capitán indicó que en una semana llegaremos al límite.

-Si lo dificíl no es llegar al límite, querido... Si no atravesar y llegar con vida y completo al otro lado- la teniente se volteó y sonrió con locura al decir -La primera defensa del Nirvana es el ejército de las sirenas, avisen al resto que preparen las trampas para ellas y sigan con lo que praticamos en el campamento base. Cuando lleguemos ahí, no quedará ningún cadáver al cual llorar y esperó que no sea el tuyo, muchacho.

El joven tembló ante las palabras de la teniente pero rápidamente, fue a dar la orden a los demás para prender el fuego y así anunciar a las demás naves que se preparaban para el ataque.

Y atrás de la nave principal, un séquito de 60 naves se acercaban a las costas del Nirvana, y cada una, llevaba más de 100 cazadores experimentados que se preparaban para la batalla.

Sonrió y pensó con éxtasis al ver que se acercaba a la masacre de su antiguo hogar:

"Prepárense, porque les daré una batalla que nunca olvidarán y pronto, mi querido Katsuki, estaremos juntos de nuevo tal como él destino lo quiso.... Cómo rey y reina del Nirvana"

(...)

La noticia del compromiso del rey era lo único de lo que hablaban las criaturas del Nirvana. Algunos sorprendidos que alguien sea capaz de soportar la presencia imponente del rey y amarlo de igual forma y otros estaban realmente encantados de que él rey del Nirvana por fin haya encontrado su complemento y no dudarían en ayudar en todo lo que pudiera para la boda de ambos reyes. Y en este momento, ese era el caso que se iba a atender en la nueva reunión del Consejo que se había convocado, está vez, por el mismo rey.

Uraraka y Katsuki caminaban juntos hacia la sala del Consejo, como la promesa de un comienzo que iniciarán juntos.

Uraraka se encontraba más que soñada, venía del brazo del rey mientras ambos compartían unas cuantas palabras, miradas y sonrisas cómplices. Era como un sueño, no sabía porqué pero, tal vez, siempre había soñador estar así con alguien, ya sea con el príncipe de Masutafu o con Katsuki. Pero, estaba más que encantada con ello. No podía imaginar una vida con alguien que no sea Katsuki y estaba más que contenta con ello.

Finalmente llegaron a la sal del Consejo y mientras Katsuki abría la puerta tomando un rostro más imponente y severo, todos los presentes se levantaron de su lugar y se inclinaron ante el rey y la reina del Nirvana.

Uraraka y Katsuki ocuparon su puesto en la cabecera de la mesa y solamente cuando él y la castaña se sentaron en sus respectivos tronos, todos los demás se sentaron por igual iniciando la reunión que había solicitado el rey.

-Supongo que nos han convocado aquí para ver los detalles de tu próxima boda con la reina, ¿verdad, Bakugou?- Todoroki fue el primero en hablar, como siempre, sin inmutarse ante la presencia imponente del rey del Nirvana.

-Si lo sabes, ¿Para que preguntas, bastardo?- respondió Katsuki un poco irritado por el comportamiento "engreído" del príncipe del Nirvana, pero continuó dirigeindose a los demás en la sala -Mi reina y yo nos queremos casar los más pronto posible y máximo sólo les daremos dos semanas para organizar todo y no quiero pretexto, ¿entendido?

-¡¡¡¿SOLO DOS SEMANAS?!!!- El primero en reaccionar fue Kaminari quien más que espantado, dijo en un tono más agudo de lo normal:

-¡¡¡¿CÓMO SE TE OCURRE CREER QUE EN DOS SEMANAS ORGANIZAREMOS LA BODA MÁS IMPORTANTE QUE HA HABIDO EN EL NIRVANA DE LOS MARES EN MILENIOS? ¿ESTAS DEMENTE?!!!

-Mi voluntad en este caso no es cuestionable, idiota. Necesito estar casado con Uraraka lo más pronto posible.

-Disculpe, rey mío...- habló está vez Yaoyorozu colocándose en el centro de atención del rey -Yo debo estar de acuerdo con Kaminari. Es demaciado apresurado, ¿no lo cree?

-Exacto, Katsuki. Al menos danos un mes para organizar todo.

-¡¡¡NO LES ESTOY PIDIENDO SU OPINIÓN, MALDITO BASTARDOS!!!- todos retrocedieron un poco al escuchar la voz del dragón alfa del rey y se mantuvieron callado cuanto este continuó -Yo tengo mis razones para solicitar eso. Incluso yo sé que es apresurado, pero, excensial que me casé con Uraraka lo más pronto posible... ¡¡¡¿ENTENDIERON?!!!- todos asintieron rendidos, pero... él único que sabe las razones del rey para hacer eso es Kirishima. Él único que sabe porqué el rey pretende casarse tan pronto con Uraraka... El mismo se lo dijo hace un par de días.

-Necesito hablar contigo, Kirishima- dijo Katsuki mientras estaba sentado en la saliente de una ventana en la sala del trono de un modo tan distante, tan desesperado, cómo si algo lo atormentaba con sólo cerrar los ojos y ya no lo podía ocultar más.

Kirishima estaba confundido. Kastuki no era de esos que cuentan sus problemas a cualquiera y eso sólo significa, que en serio está desesperado.

-Es algo que ni siquiera le he dicho a Uraraka...

-Pero, ¿por qué me los dices a mi?- preguntó Kirisima aún confundido.

-Ademas que eres el primer idiota que se me atravesó...- Kirishima estaba apunto de reclamar pero, después el rey pronunció unas palabras que nunca esperó oír en su vida.

-Pero... eres mi mejor amigo y aunque me cueste admitirlo... confío en ti, idiota- Kirishima se quedó en blanco al oír eso, pero, cómo era su don de arruinar la atmosfera sincera del rey, en forma de broma, dijo mientras se limpiaba una lágrima falsa:

-Es lo más hermoso que me has dicho, Katsuki. Me has conmovido el corazón- Kirishima tuvo que esquivar una roca cubierta de oro que Katsuki le lanzó por la estupidez que acababa de decir antes de oírlo decir irradiando ira y vergüenza por todos lados:

-¡¿Vas a oír o no?! ¡Si no, ahora mismo te saco a patada de aquí, ¿entendido?!- Kirishima sonrió y se sentó en el suelo mientras agitaba la cola inquieta en el aire.

Quiero o no, estaba emocionado. Era la primera vez que Katsuki le tenía la suficiente confianza como para hablar de sus problemas así que trataría de escucharlo y ayudarlo en lo que pueda.

Kastuki se tranquilizó un poco más pero, mirando a Kirishima, le hizo prometer lo siguiente:

-Kirishima, promete que no vas a decir nada de esto a nadie, ni siquiera a Mina o a Uraraka ¿De cuerdo?

-Puedes confiar en mi, después de todo, no sería muy poco varonil de mi parte andar contado por ahí lo que tú me dices. Tenemos un código de hermanos y estoy dispuesto a cumplirlo a costa de mi vida.

-¿Desde cuando tenemos un código?

-Eso no importa, sólo dime lo que tengas que decir y yo escucharé y tratare de darte una solución, ¿De acuerdo?- Katsuki solamente lo miro un momento antes de voltear su rostro y seguir mirando el paisaje frente a sus mientras decía y continuaba:

-Más te vale, idiota... Aunque no creo que haya una solución para esto.

Y aunque odiaba admitirlo, Katsuki tuvo razón. Nunca se espero que contará lo que la Madre le dijo alguna vez, que su hermana pronto arribaria a la isla con intenciones de llevarse a Uraraka y asesinarlo a él y si eso pasaba, tenía que casarse con Uraraka antes que ella llegará para al menos tener una pequeña excusa para declararle la guerra al mundo humano y a la Unión. Sabía que eso conllevaría muchas muertes pero, ese era su plan de respaldo por algo salía horriblemente mal y no podía proteger a Uraraka de su hermana. Incluso los humanos, aceptarían que él matrimonio es un lazo imposible de romper y los dejarían en paz sin remedio pero, mientras no estuviera casado con ella... No había nada que lo respaldaría para volver y salvar a Uraraka y probablemente... se mataría él primero antes de aceptar su ausencia o se volvería loco sin tener alado a su reina.

(...)

Pasaron todo el día en la sala del Consejo planeando todo lo que la boda requería siendo Fuyumi la que anotaba rapidamente todo lo que le dictaba su hermano menor y siendo Uraraka y Katsuki los únicos que daban opinión en aquel asunto.

Acordaron que la ceremonia sería al caer el sol para que la bello firmamento que era posedor el Nirvana de los Mares junto con la luna que brillará en lo alto ese esa noche para que la Madre viera desde el cielo el casamiento de su hijo con su nuera.

El vestido y la decoración era algo que para sorpresa del rey, era algo que ya tenía planeado, sospechando que había estado planeando desde hace mucho antes que él le pidiera matrimonio, cosa que no le desagrado del todo. Y la ceremonia se llevaría acabo en la isla flotante que alguna vez Katsuki llevó a su querida Ochako haciendo soñar a la castaña de mejillas rosadas en un momento donde ambos, bajo el manto de la noche, las luciérnagas y el sonido calmante del arroyo que se encontraba en ese lugar, unirían sus vidas para pertenecer el uno al otro importandole poco que sea algo apresurado, ya había esperado lo suficiente para casarse con el rey.

Y así, pasaron el resto de la mañana y gran parte de la tarde planificando todo lo esencial e incluso, lo trivial en aquella boda. Aunque admitía que era algo apresurado, Katsuki quería que fuera perfecto para él y su amada. No soportaría ningún error o falla en su boda y se aseguraría de ello aunque tuviera que amenazar de muerte a algunos de ellos.

Finalmente, con los últimos detalles ya impuestos y un Katsuki amenazando de muerte a cada uno de los jefes del Nirvana de cumplir cada una de sus tareas al pie de la letra, la reunión dió por terminada y todos comenzaron con su labor para la boda que se llevaría a cabo en dos semanas mientras Uraraka y Katsuki caminaban sin rumbo aparente.

Uraraka caminaba alado de Katsuki no sabiendo exactamente a donde se dirigian. Antes de terminar la reunión Katsuki le había susurrando que quería hablar con ella en privado pero, eso es lo único que dijo en ese instante.

Así que, llevandola aún lugar escondido, en una habitación oscura llena de artefactos de batalla, armaduras y armas, Katsuki se detuvo en el centro de una plataforma de roca ardiente y lava alrededor de este y dijo en un tono que no opacaba en nada la confusión de la castaña:

-Supongo que te preguntas que hacemos aquí- dijo Katsuki mientras se deshacía de su capa, dejando aún más confundida a la castaña.

-Me preguntó de todo pero, eso es lo que pensé primero- dijo Uraraka observando como Katsuki se quitaba las botas dejándolo descalzo en aquel suelo de fuego.

-Una vez te dije que una reina tiene que aprender a pelear para proteger a su pueblo y así misma, ¿verdad?- Uraraka comprendió un poco lo que Katsuki insinuaba y quitándose también las zapatillas que traía quedando descalza en el suelo sintiendo el repentino calor invadir sus pies y con un poco de pena, se deshizo de la parte de abajo de su vestido y los collares que ahora le pertenecían a su piel quedando sólo con su ropa interior y su corcet.

Agradeció que Katsuki no hiciera ningún comentario además de verla un momento de arriva a abajo y desviar la mirada intentando no tomarle importancia, pero, el sonrojo de sus orejas le decía lo contrario.

-Me mostraste que aprendiste un poco más allá de lo básico en una pelea de cuerpo a cuerpo y me sorprende, así que te voy evaluar para enseñarte lo necesario teniendo en cuenta el nivel que tienes ahora- Katsuki trono su cuello junto con su manos y hombros antes de mirar a Uraraka y decir algo que en verdad ella no se esperaba:

-Así que yo seré tu oponente y tu objetivo será derrivarme o inmovilizarme, ¿De acuerdo?- Uraraka no sabía que responder, ¡¿Tendría una pelea cuerpo a cuerpo con el que tal vez era el mejor combatiente de todo el Nirvana?! Claro que esta nerviosa pero, quería demostrarle a Katsuki que también ella tenía la misma capacidad física que él y... demostrarse así misma que en serio no era sólo una mujercita mimada, si no una reina del Nirvana.

Katsuki se colocó en posición al igual que Uraraka mientras este decía con una sonrisa algo altanera:

-Yo no me cotendre, Uraraka. Necesito saber que tan buena eres peleando.

-¿Sabes qué?... Yo tampoco- y con una sonrisa segura y casi amenazante...

Comenzó la batalla.

(...)

Tercer combate y Katsuki nuevamente caía al suelo y Uraraka lo inmovilizaba con un bien elavarodo movimiento estratégico sacándole un quejido al rey por el dolor que sentía.

-¡¿CÓMO... CÓMO ES POSIBLE QUE NUNCA HAYAS PELEADO EN TU VIDA Y YO QUE ESTUVE EN CIENTOS DE BATALLAS NO PUEDO ACERTARTE MÁS DE TRES GOLPES?!- dijo Katsuki cabreado mientras Uraraka reía emocionada y lo soltaba de nuevo.

-No sólo Iida me enseñó a pelear, a veces me escapaba de mis aposentos durante la noche e iba a entrenar con la teniente de mi padre...

-Pues sea quien sea, en serio hizo un buen trabajo en enseñarte- dijo Katsuki mientras se enderezaba y se masajeba un golpe en la cabeza que Uraraka le había proporcionado con su codo. Casi queda inconsciente por eso.

-Si, Himiko realmente fue una buena maestra, aunque casi nunca la veía ya que mi padre siempre la estaba enviando a hacer trabajos por el reino. Nunca supe que hacia exactamente pero, siempre que volvía... siempre tenía una sonrisa macabra en el rostro y un brillo extraño en sus ojos. Solo me acercaba a ella unos días después que había regresado cuando se encontraba un poco más calmada, aunque no completamente... Recuerdo que dejé de ir con ella cuando... Casi me mata en uno de nuestros entrenamientos. Por suerte, Iida, que siempre me acompañaba la detuvo y me llevo con él al castillo diciendo que me habían atacado pero, no dijo quién... Y por seguridad mía, Iida no dejó que fuera nunca más con ella, ya que para él... Siempre la había visto con locura en su interior- Katsuki lo meditó. Había algo de esa historia que le hacía sentir aterradoramente familiar pero, lo dejó pasar ya que sólo había una persona que la había ganado en batalla... y no quería darse cuenta que en serio era ella.

-Bien...- suspiró cansado -Odio admitir que ya no me queda nada que enseñar en batalla cuerpo a cuerpo, así que proseguiremos con la batalla con armas- y así pasarón la tarde sin poder evitar sorpreder a Katsuki de la habilidad de Ochako para la batalla, le salía tan natural y seductora según los gustos del rey que, incluso sintió que cada vez que le ganaba... se enamorara más de aquella castaña de mejillas rosadas.

-Creo que lo dejaremos hasta aquí...- dijo Katsuki extrañamente con su orgullo herido además de otras partes de su cuerpo.

-Sí, supongo que es suficiente por hoy- dijo Ochako un poco cansada limpiandose el sudor de una manera nada femenina olvidado por un momento los protocolos de su reino.

Se colocó la parte inferior de su vestido y sus collares al igual que Katsuki se colocaba su capa para después, ambos salir del salón del entrenamiento rumbo a sus habitaciones. Apestaban y lo único que quería eran tomar un baño antes de irse a dormir para su siguiente día.

En una esquina donde ambos se dirigirian por caminos separados Katsuki le robó un beso rápido a Uraraka antes de despedirse dirirse a su propia habitacion dejando a Uraraka con una sonrisa soñada a pesar del cansancio y el dolor de su cuerpo.

Ella igual comenzó a caminar a su habitación encontrando a Tsuyu esperandola pasiente pero al verla en ese estado, se acercó a ella para preguntarle que había pasado para que estuviera así.

-Katsuki... Me llevo a entrenar con él en combate- Tsuyu quedó horrorizada al oír y eso y rápidamente comenzó a sincerarse de los horrible que le pareció.

-¡¿Cómo es posible que Katsuki te llevó a combatir con él?! ¡¿Acasor no se le ocurrió que podría hacerte de daño por un mal golpe?!

-No te preocupes, Tsuyu- Uraraka soltó una risa tierna mientras decía con una extraña mirada de triunfo -Creo que él que más daño obtuvo en el entrenamiento fue Katsuki- fue lo que dijo antes que entrar a su habitación y pedirle a Tsuyu que preparara su baño quien aún preocupada por lo que le había contado Uraraka, pero, sin querer desobedecer a su reina, aceptó.

Uraraka fue guiada atra vez del closet de su habitación hacia un pequeño arco en medio de la roca donde se encontraba un presunto de aguas termales oculto de la luz del día solamente iluminada por unas cuantas antorchas a su alrededor.

Tsuyu agregó sales aromáticas y flores para perfumar el agua para el baño de su reina además de que sin que ella se enterara, colocarle un elixir que Tokoyami le había dado para el dolor muscular y la tensión de los músculos. En serio quería que no hubiera secuelas de aquel duro entrenamiento con el rey, si no, ella misma le daría la pisa de su vida al rey por maltratar a una flor tan bella como Uraraka.

Finalmente, ayudándola a desvetirse y entrar a las aguas termales, Tsuyu dejó sola a la reina prometiendo que volvería por ella en un rato dejando a Uraraka con sus propios pensamientos.

Uraraka sumergió su cuerpo sólo dejando sus ojos y nariz en la superficie mientras miraba como su cabello se movía en el agua y los pétalos de rosas danzaban a su alrededor.

¿Por qué Katsuki le había hecho tener un entrenamiento con ella tan repentinamente? ¿Qué es lo que planea el rey? Ella ha notado últimamente que esta más paranoico de lo normal. Tiene una mirada de entre paranoica y asustada y se niega a separarse de ella al menos que sepa que ella estara bien resguardada. Como si tuviera miedo de que algo pudiera pasarle.

-"Entonces... el rey si le teme a algo"- murmuró para si misma mientras sentía que su cuerpo se relajaba y poco a poco se quedaba dormida.

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"¿A qué le temes, Katsuki Bakugou?"

(...)

Uraraka se encontraba ya acostada en su cama con su ropaje para dormir puesto mientras la luna de primavera hacia brillar las paredes de plata como si estás pertenecieran a la luna.

Uraraka estaba esperando algo... O, mejor dicho, a alguien.

Cuando su reloj dio las doce anunciando que todos en el Nirvana estaba dormidos, no tardó mucho para que Katsuki abriera la puerta siendo resivido por una encantadora sonrisa que lo invitaba a acercarse y una mirada castaña que lo anhelaba al lado suyo. Y entonces invadiendo la cama de la reína y metiéndose entre sus cobijas, atrajó a Ochako a sus brazos abrazandola como lo más preciado de su mundo haciendo sonreír a la castaña para al fin descansar como todas las noches alado del rey...

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Pero...
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Esa noche no sería igual a las demás...
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Ninguna noche después de eso lo sería...

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