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꧁Cap. 18꧂

★¸.•☆•.¸★ "¿🅀🅄🄴 🄴🅂 🅄🄽 🄷🄾🄶🄰🅁?" ★⡀.•☆•.★

Hoy era el día. El baile de cambió de estación se haría está noche bajo la luces de la última luna de invierno. Las criaturas buscaban sus mejores galas para lucir en aquel baile, los elfos comenzaban a cocinar las exquisitez que se servirían esa noche, e incluso las sirenas preparaban su voz para cantar al son de la orquesta sínfonica del Nirvana y, está vez, todo en honor a la reina, ya que sería su primer Festival del Equipnocio de Primavera y el rey quería que todo fuera especial para ella.

Pero, mientras los demás corrían y se preparaban para el festejo, Uraraka se encontraba sentada en la salita de estar de su habitación, confeccionado gentilmente el pequeño vestido que le prometió darle una vez a Eri y este era el momento preciso para que lo usará.

De pronto, la puerta fue tocada y Tsuyu, Mina y Mei entraron a su habitación mientras las dos cargaban algunas cosas envueltas en papel marrón y Tsuyu tenia en sus manos un hermoso vestido estilo princesa tan hermoso y elegante que le faltaría palabras a Uraraka para describirlo.

Era un hermoso vestido con un corcet color rosa con hermosas y modestas flores hechas de cuarzo de flores y pequeña incrustaciones de plata en forma de diminutas hojas. La falda tan amplía y hermosa y de un tono más suave que él corcet, tenía hermosas flores hechas de cuarzo, plata y diamantes que se desprendían por todo el vestido de una modo de degradación estando muy concentrados arriva pero muy esparcidos abajo. Era simplemente hermoso y cuando Uraraka vio como Mei desenvolvió las zapatillas de cuarzo y Mina sacó una hermosa corona de cuarzo y plata junto con joyas del mismo material, supo que ella sería la joya que más brillará en el Nirvana, tal como le decía Katsuki todo el tiempo, sonrojandola sutilmente y haciéndola sonreír encantada por aquel pensamiento que de pronto cruzó su mente.

-Katsuki me consiente demaciado- pronunció ella mientras desviaba la vista aún con aquella sonrisita dulce en su rostro.

-Lo dices todo el tiempo, Ochako- dijo Tsuyu mientras depositada el vestido sobre la cama de la reina.

-Pero, creo que tienes razón. No todos los hombres son tan atentos. Auque aún dudó bastante que Katsuki sea uno de ellos- dijo Mina mientras colocaba junto a Mei los objetos para el atuendo de su reina sobre la cama.

-¡Espera, Mina!- dijo la reina notando como ambas se encontraban por retirarse de la habitación.

Uraraka rapidamente dio los toques finales al pequeño vestido de Eri y se lo entregó a Mina mientras decía:

-Le prometí a la pequeña Eri que le haría un vestido para solamente para ella y me gustaría que se lo llevarás para que pueda usarlo está noche- dijo Uraraka sonriente mientras Mei y Mina la observaban con una cálida mirada en sus ojos.

-¡Ay, que hermoso está!- chilló Mei arrebatandole el vestido a Mina -Incluso dudó mucho que uno de mis bebés pueda hacer un trabajo tan elaborado como esto. Ya sabe, mi reina. Yo no sólo hago posiciones o modificaciones de armas y armaduras. ¡También hago maquinaria e investido innovadores para mejorar la vida del Nirvana! Pero, el rey es tan terco que quiere mantener la vida del Nirvana lo más tradicional posible. ¡El rey nunca piensa en el progreso!- Uraraka sólo rió escuchando las quejas de la pelirosa pero prometió echarle un vistazo a sus "bebés" para ver cuál podría favorecer al Nirvana, haciendo que los ojos de Mei de pronto se convirtieran en estrellas por lo brillantes que eran.

Finalmente, las dos hadas se despidieron de su reina dejando a Uraraka sola con Tsuyu quien comenzó a preparar todo para vestirla y hací brillar como la joya más preciada del Nirvana -ya que todos los que la conocian pensaban lo mismo que el rey-.

Uraraka mientras tanto, leía uno de los libros donde se encontraba la celebración del cambió de estación. Quería saber todo lo importante referente a aquel festival.

El Festival del Equipnocio de Primavera

La tradición inicia cuando las primeras driadas y ninfas del mundo humano, trajeron la primavera al Nirvana de los mares hace más de 3500 años atrás.
En ese entonces, cuando los primeros nirvanos encontraron la isla, está era infertil, una simple planicie vacia en medio del mar del Norte en donde no podía crecer y ni habitar nada.
Pero, los nirvanos sin muchas opciones para evitar a la Unión y sus mercenarios, decidieron quedarse para intentar sobrevivir en medio del océano en una isla no escrita en ningún libro o mapa.
Pero, un día después de un cruel invierno que llevo consigo varias bajas entre ellos, un grupo de 12 driadas y ninfas llegaron al Nirvana buscando refugio de la Unión que las acosaba en sus hogares y mataban a los suyos y por la hospitalidad que los residentes que habitaban aquella isla moribunda a pesar de sufrir hambre y frío, en los primeros días del sol de primavera, las driadas y las ninfas llenaron de vida aquel fatirico lugar trayendo consigo la primera primavera en el Nirvana de los mares y para celebrar aquel hermoso suceso. El festival del Equipnoció de Primavera vio la luz del día. Una noche, antes que los primeros rayos del sol de Primavera tocaban lo alto de la montaña ardiente, se celebraba el comienzo de un nuevo temporada, comenzando con un baile en conmemoración a las doce driadas y ninfas que trajeron consigo el agua y las flores del Nirvana ya que se dice que ellas bailaron para traer consigo la primavera y sus estaciones después de esta y cuando el amanecer del primer día de primavera del año hace aparición en el cielo coloreado de negro, todos los habitantes del Nirvana entonan un cántico antiguo que sólo aquellos que pertenecen a aquella isla serán capaces de entonar, asegurándose otra temporada provechosa y perfecta para aquellos que aman y pertenecen al Nirvana de los Mares. Un santuario en medio del mar del Norte alejado de la humanidad y el dolor.

-¿Qué es lo que lees, Ochako?- preguntó Tsuyu mirando tan entretenida a Uraraka que nisiquiera levantaba la vista de aquel libro entre sus manos.

-Nada, sólo... como se originó el Baile del Equipnoció de Primavera- dijo Uraraka mientras cerraba su libro y volvia a poner en la repisa donde lo había encontrado.

-Mi madre fue una de las ninfas que llegaron al Nirvana. Apenas era una bebé cuando todo aquello ocurrió pero aún recuerdo bien el cántico que todos entonaron siendo dirigidos por las sirenas y tritones que alcanzaron a llegar al Nirvana junto con los elfos, dragones y hadas que habitaba ahí.

-¿Cómo puedes recordar algo así cuando yo ni siquier recuerdo las canciones que me cantaba mi madre?- dijo Uraraka haciendo un tierno puchero haciendo reír de más a la peliverde.

-Es algo que todos los Nirvanos recordamos, no importa si naciste mucho después de eso o en lugar lejano a este. Los que pertenecen aquí, vuelven aquella melodía en un recuerdo ageno a los suyos pero, tan familiar que siente que lo hubieran vivido en carne y hueso- Uraraka se mantuvo en silencio al oír eso, ¿un recuerdo ageno a los suyos pero a la vez tan familiar como si lo hubieras vivido?

La reina de pronto sintió una inseguridad que recorrió su cuerpo y la hizó dudar de su lugar, ¿que tal si no pertenecía al Nirvana si aquel recuerdo nunca se manifestará en ella? Ella era una humana, era la especie enemiga y sólo pensar que aquel espíritu extraño que elegía quien sería parte de aquella maravillosa tierra la rechazara por ser una invasora, le hería el corazón como nunca lo había hecho.

Tsuyu vio como de pronto, el rostro de su reina se ensombreció junto con su mirada y cuando intento preguntarle que le ocurría, ella decidió hablar:

-Tsuyu...- dijo Uraraka con un tono difícil de descifrar -¿Puede... que una humana como yo, la especia de la cual ustedes huyeron, pertenezca aún lugar como lo es el Nirvana de los Mares?- Tsuyu solamente sonrió comprensiva y acarició el cabellos de la reina hasta que su cabeza quedó recargada en su pecho sintiendo los leves sollozos de la castaña que daba a la nada mientras acariciaba gentilmente sus cabeza y su espalda tratando de tranquilizarla.

-¿Sabes cuando es el momento en que nosotros pertenecemos aún lugar?- dijo Tsuyu escuchando un suave "no" por parte de Uraraka -Cuando lo dejamos de ver como un lugar, para convertirlo en nuestro hogar- Uraraka se quedó callada y meditó las palabras de Tsuyu muy detalladamente.
Hogar... que concepto más bizarro para ella. Creía que tenía uno, Yūeii fue su hogar alguna vez... Pero, fue arrancada de sus raíces como una planta que habia nacido y crecido ahí para casarse con el príncipe de otro reino, adaptarse a otro reino... intentando que algún día lo llamase hogar. Pero, antes de eso, fue llevada al Nirvana de los mares para ser la reina y esposa del rey del Nirvana. Pero... a contrarío de lo que esperó, convirtió al Nirvana de los mares en su propio reino, gobernando al lado de una persona que se había tomado el tiempo de enamorarla en vez de hacerle enamorarse a la fuerza y por primera vez en su vida... se había sentido dichosa y sin la incertidumbre de que pasará con su vida... Pero, ¿Qué era exactamente un hogar? ¿Un lugar alado de la persona que amas? ¿En donde te sientes comodo y felices? O... ¿será algo más misterioso? Una relación entre tú y tu entorno.

-Pareces confundida, Ochako- dijo Tsuyu colocando su dedo cerca de la boca mientras sacaba sutilmente su lengua.

-Es que... bueno, yo... al parecer... Nunca he tenido un hogar y el único que tuve, lo dejé atrás aún antes de encontrarme en el Nirvana. Entonces, la definición de un hogar para mi, es algo bizarro- dijo Uraraka timidamente mientras se sonrojaba un poco por la vergüenza.

Entonces Tsuyu, tomando un poco sus hombros para que la mirara dijo con una sonrisa gentil y amorosa:

-Deja de pensar en un hogar sólamente como un espacio de tierra determinado. Si no, donde tu corazón siente que perteneces, donde se siente feliz y seguro... Puede ser tanto un lugar como... una persona. Y aún si es lo uno o lo otro, el Nirvana de los Mares siempre resivira a las almas necesitadas aún refugio pero, creo que el Nirvana de los Mares... La necesitaba a usted- Uraraka quedó tan sorprendida por aquellas palabras que terminó reflexionando en ellas por más tiempo de que le gustaría.

"Un hogar... ¿puede ser una persona?"

-¡Oh, Ochako! Estamos perdiendo tiempo, sólo faltan cinco horas para el anochecer y aún no estás lista- dijo Tsuyu sacando de su ensimismamiento a la castaña mientras está se levantaba rápidamente y se dirigía a la cama para tomar el vestido esperando que Uraraka se levantase para ponérselo.

Uraraka entendió el mensaje y rápidamente se levantó y se dejó vestir por la peliverde ajustando el corcet con algo de fuerza dejándola sin aire de vez en vez.

Después de ajustar el vestido, se sentó frente a su tocador mientras Tsuyu comenzaba a maquillarla con tonos ligeros para no sobrecargar la con maquillaje. Después, comenzó a colocar los ardonos para el cabello que eran eran una hermosa corona de rosas hechas de cuarzo sobre una base de plata con varios pasadores con un pequeño pétalos igualmente de cuarzo como si los petalos de su peinado se desprendían suavemente de las flores de la corona.

Finalmente Tsuyu le colocó uno sutiles aretes de flor y un collar algo pesado pero hermoso por igual.

-Tenemos que dejar bien en claro su emblema mi reina. Tal como él del rey que no faltará en su vestimenta el oro y el rubí, usted también debe mostrar su emblema, el cuarzo y la plata- dijo Tsuyu mientras colocaba gentilmente los zapatos de cuarzo sorprendiendo a Uraraka de los cómodos que eran.

-Son... realmente cómodos.

-Claro que lo deben ser, Ochako. ¿Como piensa bailar toda la noche con él rey con el calzado inadecuado?- reprendió Tsuyu pero sin borrar su sonrisa gentil y aquellos ojos que reflejaban curiosidad en su máxima expresión.

Finalmente después de un par de detalles más, Uraraka estuvo lista para ir al baile con el rey del Nirvana.

-Se ve usted hermosa, mi reina- dijo Iida entrando por la puerta de la habitación luciendo un traje sofisticado y elegante que la misma Fuyumi le había hecho para él.

-¡Iida, toca antes de entrar!- gritó Uraraka avergonzada. No esperaba ese comentario por parte de su amigo.

-Lo lamento, pero el rey me ha pedido informarle que lo espera en el pico más alto de la fortaleza para llevarla al salón donde se llevará acabó la fiesta en el interior de las Colinas del Invierno Eterno- Uraraka sintió un vuelco en el corazón mientras sus mejillas se tenían de rojo al oír eso.

"El rey me está esperando"

-Dile que voy para allá, Iida- dijo Uraraka mientras el pelinegro hacia una reverencia y dejaba sola a la reina dejando que Tsuyu acomodaba su vesturario como una madre felíz de ver a su hija crecer.

-Ochako... Creó... Creó que es hora de que vayas con Katsuki y le hagas pasar la mejor noche de su vida. Creó que estarás tan de acuerdo como yo que se lo merece- Uraraka sonrió dulcemente al concordar con Tsuyu.

"Sí... Definitivamente se lo merece"

-Bueno, es mejor que la lleve. No quiero hacer enojar al rey y yo también tengo que cambiarme para el baile- dice Tsuyu mientras empuja levemente a Uraraka para hacerla caminar mientras abre la puerta y comienzan a dirigirse al lugar donde el rey la estaría esperando.

Uraraka caminaba estando atrás de Tsuyu emocionada de ver a Katsuki de nuevo.

Desde la reunión del Consejo ha estado algo distante con ella, lo atribuye de que tal vez a estado demaciado ocupado con sus deberes de rey del Nirvana y lo único que desea es hacelo olvidar de sus deberes y problemas por un rato, verlo divertirse, reír y sonreír a su lado ya que, como su reina, creé... que ese es su mayor deber...

-"Hacer felíz al rey"- murmura para si misma mientras sigue avanzado sintiendo una extraña sensación cálida en su pecho que baja hasta su estómago haciéndola sentir mariposas con sólo pensar en aquel deber que el Nirvana de los mares le ha encomendado.

De pronto, Tsuyu para en medio del pasillo a unos pasos de la abertura hacia el exterior de la fortaleza y sabiendo bien que es la única capaz de enfrentar al rey en ese estado, decide ir por su cuenta, dándole el permiso a Tsuyu de ir a vestirse para ser llevada por Tokoyami al baile.

Ella asiente mientras se sonroja y sonríe y deja que la reina se encuentre con su pareja está noche. ¿Quién diría que sería nada más ni nada menos que el rey del Nirvana de los mares? Nunca pensó que algun día conociera al rey de la isla donde proviene toda la magia de la tierra y menos, volverse tan importante en su vida como él lo era para la de ella.

Finalmente tomando un poco de valor, atraviesa la abertura hacia el pico más alto, encontrando a Katsuki en todo su esplendor y gloria, con aquella forma bestial pero imponente que resguarda el Nirvana oculta en el cuerpo de un humano. Nunca pensó en ver tan magnifisencia en persona, el rey de ojos rojos que es tanto humano como dragón. El equilibrio perfecto entre la magía y la humanidad. La prueba viviente que la su convivencia es posible.

-Me estás mirando mucho, Ochako- la voz monstruosa pero la que solo ella podía oír calida y amorosa, retumbo en sus pensamientos para traerla devuelta a la realidad y ver aquellos hermosos ojos escarlata mirándole mientras una mueca parecida a una sonrisa se asomaba en el rostro del dragón. Kastuki había captado su interés por él.

-Solo... estoy pensando que nunca me hubiera imaginado conocer alguna vez el relato que leía hace tanto tiempo...

-Las historia también contienen verdades, mi reina... por eso, nunca dudes, Ochako...- dijo el rey acercando su rostro a la de Uraraka hasta el punto que ella colocó su frente y su mano en el escamoso rostro de su rey mientras escuchaba las palabras que hicieron palpitar su corazón y humedecer sus ojos:

-Qué estábamos destinados en esta la vida y la próxima- Uraraka sintió un sensación tan agradable como abrumadora recorrer su pecho y su corazón y sintiendo la necesidad de un deseó naciendo desde el fondo de su alma, pidió algo que nunca pensó pedir pero con tanta súplica y desespero que por un momento dudó que fuera su voz:

-Katsuki... ¿Puedes... Puedes... darme un... beso?- tartamudeó nerviosa mientras cerraba los ojos fuertemente complatamente sonrojado esperando la respuesta del rey.

De pronto sintió como el cuerpo del rey comenzó a cambiar hasta sentir como las escamas se convirtieron en una suave piel y una gentil mano pasándose sobre su mano mientras que la otra levantaba su mentón observando los hermosos ojos del rey que siempre la habían hipnotizado desde la primavera vez.

El sonrió y murmuro unas cuantas palabras mientras se acercaba a sus labios y la besaba con la pasión ardiente del amor de un alma de fuego, o... eso fue lo que Uraraka sintió al sentir los labios del rey besarle con aquella intensidad que ambos deseaban experimentar y con nadie más que en los labios del otro.

"Las veces que tu me lo pidas, Ochako. La veces que tu me lo pidas te besare haciéndote comprender lo que no puedo explicar con palabras... La verdad de cuanto amo a mi reina de mejillas rosadas"

(...)

Pasaron un rato así, hasta que finalmente Kastuki decidio que era momento de irse si no quería llegar tarde al baile, después de todo, ellos eran quienes lo abrían y sería un gran golpe a su orgullo dejar que Todoroki y Yaoyorozu bailarán el primer baile que estaba destinado a ellos dos.

Uraraka sonrió mientras veía como Katsuki se transformaba en dragón nuevamente y Ochako se colocaba en sus cuernos antes de alzar el vuelo para comenzar su viaje a las colinas del invierno eterno.

Uraraka escuchaba la respiración y el latido del corazón de Katsuki aún cuando el sonido del viento lo acaba sus sentidos. Se sorprendió que ninguno de sus arreglos haya salido volando y su peinado se mantenía igual. Tsuyu era realmente buena con eso.

-Ochako...- la voz demaciado grave de Katsuki la sacó de sus pensamientos inclinandose un poco para ver el hablar del rey mientras continuaban su vuelo - No te había dicho antes y me discupó por eso pero... te ves realmente hermosa con ese vestido... Es bastarda tiene buen ojo- Uraraka se aborchono mientras su rostro se coloreaba de rojo. Ser alagada por su amigo es una cosa, pero, ser alagada por la persona que amas... ¡Es otra completamente diferente!

Katsuki soltó un resoplido que se asemejo a una risa mientras escuchaba como la reina se imperbentilaba y trataba de recomponer la compostura después de lo que había dicho. Le encantaba hacer sonrojar a su reina.

-Katsuki... No digas eso- alcanzó a decir Uraraka mientras nuevamente colocaba su manos en los cuernos del rey en vez de sobre su rostro.

-¿Cómo me dices que no diga la verdad de lo que ven mis ojos? Y aunque no estuvieras vestida de ese modo, tu serías la joya más bella del Nirvana a mis ojos.

-¡Ya!- soltó un pequeño gritillo mientras escondía su rostro entre sus manos completamente sonrojada.

Kastuki se rió y continuó:

-Creo que tendré que celarte toda la noche para evitar que el bastado mitad y mitad y el idiota de Kaminari no terminen robandote de la fiesta para casarte contigo a la fuerza. Por qué... ¿Quién no desearía tener a su lado el tesoro mejor protegido del rey?

-Primera; Todoroki está casado, Segunda; Kaminari tiene pareja aunque aún no entiendo por qué anda conquistando a cualquier chica que se le atraviese...

-Ese idiota estaria dispuesto a conquistar hasta una maldita piedra si pudiera- Katsuki se deleitó con la dulce melodía de la risa de la reina haciendo igualmente sonreír por igual.

-¡No me interrumpas!- regaño a Katsuki aún ente risas -Y tercero... No tienes que preocuparte por mi, Katsuki. Mis ojos sólo te ven a ti y siempre sera así- Uraraka escuchó el retumabar más fuerte del corazón del rey bajo ella mientras había una pequeña turbulencia aunque un poco más fuerte que la que tuvo con Kirishima. Definitivamente había puesto nervioso al rey.

Escuchó como Katsuki comenzaba a murmurar maldiciones y cosas inentendibles mientras Uraraka soltaba risa tras risa no pudiendo evitar soltar otro cometario atrevido:

-Me gusta verte nervioso, Katsuki- otra turbuelencia un poco más fuerte se presento haciendo que Uraraka se desastibilazar un poco por tal bruco movimientos, pudiendo mantener su posición por tan poco que se encontró algo asustada de casi perder el equilibrió para caer a un vacío de varios kilómetros ya que ahora se encontraban sobre las nubes.

-Entonces, ¿ya sabes que puede pasar si me molestas estando en vuelo, Ochako?- dijo Katsuki con sorna mientra Uraraka asentía temerosa acercándose más a los cuernos de Katsuki por el susto.

-Buena niña- dijo Katsuki mientras retomaba el vuelo sintiendo el cambió brusco de temperatura al acercarse a la tierra de los elfos.

Uraraka sintió el silencio invadir aquella noche estrellada pero, nunca pudo haber sentido una calidez y una seguridad tan profunda y misteriosa que probablemente no encontraría en otro lugar ni siquiera si recorriera toda la tierra media buscándola. Y entonces lo supo, supo que aquel rey de ojos rojos que había encontrado roto alguna vez con una mirada triste y un dragón que lo hacía convertirse en bestia... era el hogar que tanto había esperado. Katsuki era su hogar y sabía bien que ella era lo mismo para Katsuki.

Sin darse cuenta abrazó todo lo que pudo la cabeza de Katsuki sintiendo su calidez y su fuego arder desde lo profundo de su ser, sin saber que la parte humana de Katsuki se había ruborizado por aquel dulce gesto y Uraraka no estaba tan alejada de la verdad pero, para él rey... Ella, era su vida y su alegría y no permitiría que nadie la alejara de su lado aunque tuviera que pelear con su misma hemana.

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