꧁Cap. 16꧂
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ℙ𝕥. 𝟚
La puerta fue abierta en para en par y todos los que se encontraban adentro del comedor conversando y riendo con los demás jefes del Nirvana, pronto mantuvieron silencio al ver al rey Katsuki acompañado de la nueva reina del Nirvana, Uraraka.
Todos hicieron una reverencia ante los reyes mostrándole respeto a sus señores. No importaba si algunos conocían a Uraraka, todos quedaron maravillados ante la belleza que la reina del Nirvana portaba ese momento sorprendiendo tanto a los que la conocía como a los que la miraban por primera vez, estando de acuerdo con el pensamiento que de pronto abordo a su mente.
"Ella es hermosa"
—Reina mía...— dijo Katsuki llamando la atención de la castaña de mejillas rosadas —Ellos son los 8 jefes de los 7 tribus del Nirvana. La gente que rige junto conmigo la ley que mantiene el Nirvana en pie— informó el rey mientras Uraraka hacia un suave reverencia y les decía de manera dulce pero algo nerviosa:
—Es un gusto conocer al fin a los grandes jefes que rigen el Nirvana de los mares. Es un honor para mi estar presente ante figuras tan importantes en este pueblo y convivir con ellos en este banquete que amablemente el rey le ha hecho para ustedes. Y repito, es un gusto conocerlos al fin— al escuchar las palabras que la reina pronunciaba, algunos de ellos quedaron confundidos.
"¿Cómo un ser tan bueno y benevolente como aquella hermosa joven de mejillas rosadas puede ser amante del rey del Nirvana?" Pero no eran nadie para cuestionar al rey o las desiciones de la reina, así que pasaron a presentarse formalmente ante la reina
—Es un gusto conocerla, mi señora...— dijo un joven de cabello bicolor y mirada heterocromatica que vestía un hermoso traje digno de un principe con una hemoso chaleco color azul con hermosos toques de hilo de oro junto con unas mangas blancas abombachadas ceñidas en los puños, unos hermosos pantalos marrones y unas hermosas botas altas de metal con el porde hecho de oro y lo demás con algún metal extraño color azul con igualmenete toques de dorado —Mi nombre es Todoroki Shoto, jefe de la tribu de los elfos y con el respectivo título del príncipe del Nirvana, reina mía.
—Es un gusto conocer al fin al príncipe del Nirvana. Usted rigió hasta la llegada del rey, según me han dicho, ¿no es así?— Uraraka sonrió cordial ante esto haciendo sonreír levemente a Todoroki por su calidez y haciendo celar al rey al ver la sonrisa del príncipe del Nirvana dirigida a su reina.
—Pues no se equivoca, mi reina. Goberné durante siglos el Nirvana de los mares antes que el rey arribara a nuestra tierra.
—Debió ser un trabajo muy agotador, Todoroki— dijo Uraraka juntando las yemas de sus dedos sin dejar de sonreír gentilmente dándole confianza al bicolor para hablar.
—Sí, lo fue mi señora pero, mientras el rey gobierne no tendré que ejercer hasta que sea ameritado. Así que, larga vida al rey y a la reina del Nirvana para poder regir nuestro pueblo por largos años— Uraraka quedó encantada por la cordialidad y formalidad de Todoroki.
"Ya veo por qué Yaoyorozu lo ama tanto"
Mientras tanto, Katsuki miraba al bicolor con intenciones asesinas por haber -sin querer- captado el interés de su reina y viendo aquello, una joven de cabellos hechos de las hermosas enredadera del todo el Nirvana, decidió intervenir para evitar que el príncipe termina decapitado por "insinuarse" -según el criterio de Katsuki- a su reina.
—Mi señora y respetable reina del Nirvana— dijo la peliverde con voz suave y gentil que la colocó en el centro de atención de la reina —Soy Ibara Shiozaki. Jefe de la tribu de las driadas— dijo haciendo un suave reverencia mientras dejaba caer unas cuantos petalos de su atuendo hecho completamente de flores de los distintos tipos que existen en el Nirvana.
—Supongo que tu te encargas de mantener viva la flora del Nirvana, ¿no es así?— dijo Uraraka interesada.
—Así es, señora. Me siento con el deber de mantener las estaciones vivas en este lugar y mantengo la fauna viva para todos los que viven este lugar.
Uraraka sólo sonrió mientras el siguiente jefe se presentaba ante ella.
—Yo soy Mina Ashido, jefa de las tribu de las hadas— dijo Mina quien llegaba un hermoso vestido corto que parecía ser de cristal y gemas color rosa.
—Yo soy Tsuyu Asui. Encargada de la tribu de las ninfas.
—Yo soy Momo Yaoyorozu. Jefa de la tribu de las sirenas— y entonces, un joven de cabellos puntiagudo y mirada alegre hizo una reverencia y le sonrió a la reina con una sonrisa afilada que Uraraka supo que la había visto antes.
—Yo soy Ejirou Kirishima. Jefe del tribu de los dragones— Katsuki tuvo que reprimir una risa al ver el rostro sorprendido de Uraraka quien empezó a cuestionar a Kirishima de como podía tomar una forma totalmente humana.
Él le dijo que no era así, tenía un par de cuernos que eran escondido por su cabello, unas pequeñas alas color rojo que siempre escondía bajo su chaleco y que la sonrisa tan característica de él no pasaba desapercibido y que el único de todos ellos que podía tranfosrmarse totalmente en humano, era Katsuki y que todos los seres del Nirvana había algo que los identificaba como "no humanos".
Uraraka escuchó atenta y observó más detenidamente a los jefes del Nirvana notando ciertas aspectos que no lo veía como humanos. Mina, por ejemplo, eran sus antenas y sus ojos, Momo sus blanqueas, Todoroki sus orejas puntiagudas, Tsuyu su aspecto de rana, Ibara su cabello o cosas así y entonces las presentaciones continuaron y fue el turno de un extraño chico de mirada ambar y cabello rubio con un rayo en uno de sus mechones.
Este se acercó confiadamente a la reina aún con la mirada de amenaza de Katsuki y dijo de modo galante y casi coqueteandole enfrente de los ojos ardientes del rey.
—El rey tiene buen gusto al haber escogido a su reina. Usted es la hermosura más radiante y bella que ha pisado el Nirvana de los mares. Es un gusto mi reina Uraraka, su servidor es uno de los jefes de la tribu de los hechizeros, Kaminari Denki— y entonces tomando la mano desnuda de la reina la llevó a sus labios y le dio un suave beso que hizó acelerar y sonrojar a la pobre reina de los nervios y Katsuki estando casi furioso trataba de sacar su espada para matar a Kaminari siendo detenido como podía por Ejirou.
—Si alguna vez necesita un descanso del rey, venga conmigo y nos no arreglaremos— dijo este en un susurro guiñandole el ojo a Uraraka poniendo más roja a la reina que un tomate.
De pronto fue jalado bruscamente por un hombre de cabeza de cuervo que dijo algo enojado hacía su compañero.
—¿Qué te dije de insinuarte con otras chicas?
—¡Oh, vamos Tokoyami! Es mi sello como el mayor galán del Nirvana.
—Hazlo otra vez y le diré a Kyoka lo que estás haciendo a sus espaldas— Kaminari sintió el verdadero miedo al escuchar el nombre de su amada Jirou en esa oración. Ella le dijo que si lo encontraba coqueteando con otra criatura aunque fuera un miserable pez, le iba arrancar su cuello a zarpazos y era demasiado guapo para morir así.
—N-No hay porque llegar a extremos, Tokoyami. Si quieres me voy y te dejo presentarte a la reina— el tan Tokoyami achinó los ojos pero asintió y rápidamente Kaminari regresó a su lugar alado de Tsuyu mientras este suspiraba y se acercaba a la reina quien se encontraba tan sonrojada y confundida que apenas podía mantener su nervios bajo control.
—Perdone la actitud de mi compañero, reina mía— dijo Tokoyami poniendose de rodillas ante la reina con respeto mientras oía como todos los demás regañaban a Kaminari por casi ser decapitado por el rey —Mi nombre es Tokoyami Fumikage. Soy el segundo jefe de la tribu de los hechiceros y nuevamnte perdone al idiota de mi compañero. En verdad es un mujeriogo sin hombría— Uraraka sólo soltó una risa un poco más calmada y asintió dulcemente diciéndole a Tokoyami que no s preocupara.
El rey mientras tanto pensaba que le daría el puesto de jefe líder a Tokoyami -cosa que ya había pensado y ahora, no cabía duda- y que la próxima vez que encontrará a Kaminari a solas, le asestaría un golpe tan fuerte que incluso su estupidez se volvería algo inombrabe como lo dejaría despues de eso.
—Bien, ya que acabamos por las estupideces de el idiota de Kaminari...— dijo el rey mirando de manera asesina al rubio quien sólo se estremeció —Es hora de comenzar el banquete.
Y con aquello, Katsuki se acercó a la cabecera de la mesa seguida por su hermosa reina quien aún estaba algo conmocionada por lo sucedido sentándose en la cabecera de la mesa junto a Katsuki ya que había un silla extra para ella mientras los demás se sentaban y comenzaban a disfrutar el banquete sobre la mesa.
Uraraka finalmente pudo respirar y mirar a Katsuki con mayor detenimiento.
Su atuendo era el de siempre, aquella hermosa capa con pieles de animales sobre su hombro, su torso y pecho desnudos con algunas cicatrizes menores en ellos y aquellos pantalones y esas botas que parecían tener el honor de pertenecer al rey del Nirvana, ya que era tan imponentes como él. Lo único que tenía diferente era unos cuantos collares hechos de oro y plata sobre los que llevaba normalmente -más exuberante, más imponentes- y sobre su cabeza, una diadema tejida con un cordel de color rojo con algunas incrustraciones de plata y perlas naturales en las uniones de la diadema junto con algunos círculos hechos de hoja de oro que caían sobre la frente de Katsuki haciendo juego con su cabello rubio y resaltando aún más sus ojos rojos. No lo había notado pero, Katsuki se veía más magnífico de lo usual.
—Uraraka...— la voz del rey terminó por regresandola a la realidad haciendo que ella mirara al rey para encontrarse con los hermosos ojos color rojo de Katsuki que le miraban con cariño y adoración —Lamentó que el idiota de Kaminari te haya asustado. Lo ejecutaré aquí mismo por proparse contigo— Uraraka sólo colocó las manos sobre el brazo tenso del rubio mientras sonreía con dulzura diciendo:
—N-No te preocupes, Katsuki. No tienes que matar a nadie en mi honor para hacerme justicia. No pasó nada, en serio— dijo Uraraka dulcemente logrando calmar un poco la personalidad temperamental del rey, cosa que no paso desapercibido ante el príncipe del Nirvana quien dejó su copa de vino blanco de lado y intentó iniciar una conversación con la reina ya que en definitiva, con Katsuki nunca pudo y podrá.
—Es curioso, mi querida reina...— dijo Todoroki llamando la atención de ese par —Que usted puede estar tranquilamente ante el rey. Ninguno de nosotros a logrado esa clase de cercanía con él— Uraraka sintió sus mejillas enrojecer y sonrió encantada mientras contestaba a Todoroki gentilmente:
—Yo tampoco puedo entender como alguine como yo, una simple humana de un reino invasibo, puede estar cerca de alguien tan imponente y poderoso como Katsuki, el rey del Nirvana de los Mares. ¡Cómo el destino de una persoan puede cambiar por amor, ¿verdad, Todoroki?!— Uraraka había dicho aquello de un manera tan alegre y dulce que el bicolor sonrió un poco al ver un casi imperceptible sonrojo en las mejillas de Katsuki que trataba de ocultar desviando el rostro hacía otro lugar.
Todoroki conocía de toda la vida Katsuki, el mismo lo había críado como un padre para él, pero, verlo de ese modo, completamente enamorado y sonrojando por unas simples palabras de una hermosa chica de mejillas rosadas, definitivamente sorprendía al príncipe de gran manera. Había visto a Katsuki enamorado antes, pero las restricciones y la promesa hacía su hermana lo catalogaron como un amor maldito y nunca pudo disfrutar de aquel sentimiento que puede derretir el corazón más frío y duro que pueda existir en la tierra media e incendiar hasta el alma más helada con la llama de la pasión, pero, ahora, veía a Katsuki disfrutando de la cercanía de alguien más, una hermosa chica que ponía el mundo de Katsuki de cabeza y lograba finalmente, hacerlo sentir completo como para poder amar y disfrutar algo que no pudo en su momento. Y gracias a eso, Todoroki le agradecía enormemente a Uraraka y la estimaba demasiado ya que, alguien que podía cambiar la personalidad agresiva del rey ante ella, era digno de admiración.
—Estoy de acuerdo, reina mía. El amor puede hacer estragos hasta en el corazón más severo, ¿no es así, rey mío?— Katsuki estaba apunto de mandar a Todoroki a los tiburones de la bahía de las sirenas pero, al ver los ojos castaños de su reina observarle con cariño y atención, no pudo hacer más que suspirar haciendo su sonrojo más notorio mientras decia:
—Sí, es cierto— Uraraka veía cariñosa el rostro sonrojado del rey sintiéndose un poco orgullosa por ser la causa de aquella reacción en Katsuki, sintiendo una sensacion extraña que lo hacía sonrojara al pensar que era la única que podía causarle aquellas emociones al rey y, ¿por que no decirlo?, a ella misma.
El banquete siguió con normalidad, Uraraka ya había tomado poseción de varios alimentos en el banquete del Consejo, así que se dedicó a observar que es lo que comía cada uno.
Todoroki quien estaba más cerca del rey, comía una ensalada de tomate, lechuga y pepino ya que alguna vez había leído en aquel libro que perdió hace tanto tiempo que los elfos eran vegeterianos y no estaban de acuerdo en quitarle la vida a criaturas sin culpa sólo para probar el placer de probarlas, cosa que hizó que Uraraka dejar de comer carne por varias semanas, según recuerda.
En cambió Kirishima, devoraba un gran trozo de carne sin importarle ni un poco lo mal que se veía llevándose algunas reprimienda y burlas de aquel rubio eléctrico de antes.
Este comía un platillo más variado, entre vegetales, carne y pescado al igual que Tokoyami pero si no fuera por sus aspectos peculiares y atuendos oscuros y deprimentes -a exepción de Kaminari quien tenía algunos rayos bordados con hilo de oro en la capucha que tenía puesta- podría jurar que podría ser humanos. Momo en cambió, su plato sólo se basaba en pesacado, algas y corales, Ibara solamente tenía en su plato flores azucaradas y Tsuyu comía exclusivamente algunas frutas y verduras que había en el banquete inclusive algún trozo de carne que resaltaba en la mesa.
Luego Uraraka vió una vez más a Katsuki, observando que su plato la misma variedad que tanto los hechiceros como ella tenían en su desayuno, solamente, que él tenía más carne que verduras recordándole las palabras de la Madre, haciendo que soltara una ligera risa que no pasó desapercibido para el rey.
—¿Qué es tan gracioso, Uraraka?— sin ningún toque de rencor o amenaza en su voz, hasta una ligera sonrisa tiraba de sus labios al ver a su amada reír.
—Sólo... Que me acordé de las palabras de la Madre al momento de decirte que moririas joven por comer tanta carne— dijo Uraraka soltando nuevamente un risa.
Todos observaban la escena atentos y esperando que el rey de un momento a otro explotara por la burla hacia su persona para intervenir y no causar un alboroto, pero, para sorpresa de todos los presentes, el rey solamente se limitó a soltar una carcajada contagiado del buen humos de Uraraka mientras llevaba un trago de vino a su boca y decía:
—No le hagas caso a la vieja bruja. Esta loca.
—¡Katsuki, no hables así de tu madre!— dijo Uraraka reprendiendolo pero sin poder borrar la sonrisa que ella traía en su rostro.
—Pero es la verdad— Katsuki río al ver como Uraraka le dio un codazo en burla mientras ella igualmente sonreía entretenida, pero, entonces acercando un poco su rostro de la más baja, le susurro algo al oído que sólo ella oyó haciendo que se sonrojara levemente mientras sonreía encantada mientras Katsuki depositada suavemente un beso en su cabeza y volvía a comer igualmente soñado y extrañamente tranquilo.
"Además, aunque la misma muerte estuviera esperando por mi para llevarme al otro lado, no me apartaría de ti en mil vidas y en cien mundos, amor mío"
Todos observaron la escena curiosos, pero dándose miradas pícaras comentando de vez en vez la opinión que tiene hacia la reina, volviendo sumegirse en sus cosas mientras nuevamente la conversación de los reyes llamó su atención.
Esta vez, Uraraka trataba de hacer que Katsuki comiera un trozo de lechuga que tenía en un tenedor acecandolo a la boca del rubio mientras este sonreía entretenido con una ceja alzada viendo a la reina desafiandola.
Pero, finalmente Katsuki cedió y aún con la sonrisa de medio lado en su rostro, tomó el trozo de lechuga en su boca y lo comió ante la atenta mirada de todo el Consejo y la sonrisa tierna de Uraraka.
Todos parecían mirar la escena con ternura y cariño -ninguno de ellos había logrado presenciar aquella nueva faceta en la personalidad del rey- Pero como siempre, viendo la oportunidad par molestar a Katsuki, Kaminari alzó la voz y dijo con algo de burla y picardía:
—Me parece increíble que una humana pueda lograr lo que nadie en el Nirvana a hecho. Hacer comer al rey de la palma de su mano— todos voltearon a ver a Kaminari, algunos con los ceños fruncido por lo que acababa de decir y otros tratando de callarlo pero, sonrió aún más cuando Katsuki se sonrojo en extremo por ello y lo volteó a ver con una mirada casi asesina mientras que Uraraka ocultaba su rostro entre sus manos tratando de sobrellevar la vergüenza que sentía.
—¡¿Qué es lo que dijiste, ímbecil?!— Katsuki azotó su puño sobre la mesa completamente cabreado asustando a más de uno por aquel arrebato de ira, pero, Kaminari no cedió. No perdería la oportunidad de molestar al rey sin salir herido.
—Sólo digo que me impresiona la capacidad de la reina para hacerte, digamos, ¿domar a la bestia que eres y hacerla sumisa?— Kaminari estaba pasando la línea y eso todos lo sabían, y más cuando los ojos de Katsuki comenzarón a brillar intensamente y sus respiración de pronto se convirtió en gruñidos contenidos. Iba a hacer que Katsuki lo matara.
—Yo... digo que no es sumisión lo que yo le provocó al rey— la voz firme pero nerviosa de la reina llegó a los oído de todos haciendo que los jefes del Nirvana posaran sus ojos en ella mientras Kaminari sonreía mientras comenzaba a presenciar una escena bastante interesante. Una Uraraka con el ceño fruncido completamente sonrojada y algo nerviosa mientras que el la miraba con atención y detenimiento.
—Katsuki... él... confía en mi y yo confío en él. Es la base para tener una relación sana y duradera y... ¡Y solo con Katsuki he logrado tener eso en alguien más que no sea mi sangre!— Uraraka se levantó de su asiento y azotó las manos en la mesa mirando al rubio retandolo con la mirada —¡Yo iba a ser obligada a casarme con alguien que no conozco sólo para expandir mi reino! Pero... ¡¡¡KATSUKI CAMBIÓ AQUELLA VIDA PARA MI POR UNA EN DONDE NO TENDRÍAS QUE ENAMORARTE POR OBLIGACIÓN, SI NO POR MI PROPIA DECISIÓN!!!— Katsuki miraba estupefacto a Uraraka. Nunca la había visto actuar así y de cierto modo, le gustaba esa nueva faceta que conocía de Uraraka. Que pudiera defenderse y valerse por sí misma e incluso, tener el coraje y la fuerza para defender incluso a él mismo cosa que enorgullecia a Katsuki haciendo inflar su pecho por el orgullo de ver a su reina poniendo en su lugar al bastardo de Kaminari.
—Pero... lo único que quiero decir es... Que no es una seña de debilidad que Katsuki sea suave conmigo, me consienta y me mime de vez en cuando. Eso sólo hace notar que Katsuki todavía tiene un corazón y una parte humana que estaba dispuesta amar todavía, a pesar... de todo lo que ha sufrido en el pasado— todos se quedaron calladas ante la declaración de la reina, pero pronto, las risas de Kaminari no se hicieron esperar confundiendo de gran manera a Uraraka y haciendo entender al rey lo que había hecho.
"Maldito bastardo eléctrico"
—¡Perdone, Perdone, reina mía por mi descortesia! Solo... quería asegurarme que sus sentimientos era justo para el rey que nos gobierna durante tantos años y tragedias. Y tiene razón, el rey a sufrido demasiado para sufrir otra traicción y como buen amigo y casi un hermano para Katsuki tenía que asegurame que sea alguien de buen corazón para estar alado del joven rey y me parece realmente tierno que usted intente reparar su corazón con cariño y amor como yo he entendido de su declaración, pero debía estar seguro y lamento si alguna de mis palabras la ofendió. Quiero tanto a Katsuki como usted a él y al igual que mi reina, quiero que el resto de sus días pase de manera benevolente y fantástica, y le agradezco de todo corazón por darle aquello que el rey tanto anhelaba con su llegada. ¡¡¡LARGA VIDA AL REY Y LA REINA DEL NIRVANA!!!— Kirishima, Katsuki e inclusive Todoroki llevaron su mano a su frente por haber caído en los juegos del rubio nuevamente, Tokoyami ya se los esperaba así que no le hacía mucho caso, mientras que Yaoyorozu, Tsuyu, Mina y Ibara reprimía al rubio por el acto tan impulsivo que acababa de hacer. Quería hacer que lo mataran o qué.
Mientras que la reina un poco conmocionada, entendio de cierto modo los que el rubio trataba de hacer. Estaba tratando de provocarla para probar los verdaderos sentimientos que ella tenía hacía Katsuki pero, era comprensible, ellos acababan de conocerse y no podía culparlo a tratar de secciorarse que sus sentimientos era puros. Definitivamente, no querían otro desastre en el Nirvana.
—Y por cierto, disculpe reina mía— dijo Kaminari llamando la atención de la reina mientras este decía con una sonrisa radiante en su rostro y la miraba como un rayo de luz para él rey —Cuide bien de él, ¿quiere, su majestad ? Katsuki a pasado por mucho y para él, usted es un rayo de esperanza. No deje que esa luz se extinga, ¿está bien?— Uraraka se sorprendió ante las palabras sinceras de Kaminari pero sonriendo con sinceridad asintió mientras le decía al hechicero en un tono dulce y gentil:
—Estate seguro de eso, Kaminari— para este punto Katsuki estaba tan sonrojado y avergonzado que rependia las ganas de ir a matar a Kaminari y darle un enorme beso en los labios a Uraraka pero, reprimiendo ambos instintos, Katsuki se levantó y diciendo en un tono bastante inusual dijo que era hora de pasar a la sala de reuniones para comenzar la reunión del Consejo y acabar con esa estupidez de una vez para tener un poco de privacidad con Uraraka.
Todos se levantaron y comenzaron a seguir al rey y mientras Uraraka lo seguía, vio como Kaminari y Kirisima se le pegaron como sanguijuelas haciéndole preguntas al rey, bastante incómodas y vergonzosas a su parecer, resiviendo fuertes gritos y algunos golpes de por medio haciendo reír dulcemente a Uraraka. Después de todo conocer los jefes del Nirvana fue una experiencia interesante y no podía esperar a lo que le venía por delante para ella y Katsuki.
"Definitivamente, podía acostumbrarme a esta vida alado de Katsuki" y colocándose a su lado continuó su camino ante la mirada pentrante y rojiza de Katsuki. ¡Cómo amaba al rey del Nirvana!
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