Presentación
El silencio en el aula era escalofriante, además de que agregaban cierta tensión al ambiente; aunque no se esperaba menos tratándose de la profesora de química, más aún cuando se trataba de un examen parcial.
Aquel espacio se sentía frío, parecía que desde cualquier ángulo alguien te observaba esperando que hicieras algo con motivo para cancelar el escrito, además de sentirse la desesperación en el aire.
Una vez termino el tiempo, todos entregaron aquella prueba, esperando su dios les ayudara, y salieron inmediatamente, sintiéndose algo aliviados, pero a la vez un poco preocupados por los resultados.
— ¿Contestaste todo?
— No, con trabajos me acorde de mi nombre y la fecha - bromeó un poco.
— Si, claro - dijo con sarcasmo, para luego tomarle de la corbata - ven, tengo que contarte algo.
Raúl era un adolescente con algunos problemas, muchos le clasificaban de idiota, infantil, inmaduro y molesto; pero, para Ariadna era el rey de su propio reino, al cual nadie sabía apreciar excepto unos cuantos, llegando a ver su lado dulce, ante todo.
— Deja de jalarme de la corbata como perro - se quejó, pero con voz bastante calmada, a decir verdad.
— Cállate, eres mi perra - respondió sonriendo maliciosamente, más tras esas palabras existía un "te quiero más de lo que crees" escondido.
Ariadna era una chica con un carácter y personalidad bastante peculiar, muchos dirían que es linda, pero para ella ninguno la merece. Para Raúl, ella era su reina, su princesa (a pesar de creerse hija de satanás), mas también era alguien inalcanzable para alguien con aparente síndrome de Peter Pan y depresión clínica.
¿Quién diría que estos dos terminarían juntos de una u otra forma?
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