Episodio 7 : "Sección Prohibida de la Biblioteca"
Después de las festividades, Izuku y sus amigos se dirigieron al Aula de Transformaciones, donde la profesora McGonagall estaba lista para impartir su clase. Con su postura firme y voz autoritaria, comenzó:
"Hoy aprenderemos un hechizo fundamental en la Transfiguración, la transformación de objetos simples en criaturas vivas."
Izuku, Ethan y Noah prestaban atención mientras la profesora les explicaba los detalles del hechizo y cómo debían concentrar su magia. Izuku, aunque algo nervioso, logró transformar una pluma en un pequeño ratón, lo cual sorprendió a McGonagall.
"Impresionante, señor Midoriya. Con práctica, puede llegar a ser un excelente transformador", comentó McGonagall con una leve sonrisa, dejando claro que tenía altas expectativas de él.
La clase continuó con otros estudiantes intentando sus hechizos, algunos con más éxito que otros, pero la atmósfera estaba llena de magia y aprendizaje.
Después de la demostración inicial, la profesora McGonagall les asignó la tarea de practicar la transformación por su cuenta.
"Recuerden concentrarse bien en la imagen del objeto que quieren crear", dijo mientras caminaba entre las filas de estudiantes observando sus intentos. "El más mínimo descuido puede resultar en algo completamente inesperado."
Izuku observó la pluma frente a él. Respiró hondo, levantó su varita y murmuró el hechizo: "Vera Verto". Un leve destello azul brilló desde la punta de su varita, y la pluma comenzó a temblar antes de transformarse en un ratón. El pequeño animal se tambaleó un poco, pero estaba completo. McGonagall se acercó y lo inspeccionó con cuidado.
"Un poco inestable, pero un excelente esfuerzo para un primer intento", le dijo con una sonrisa de aprobación.
Ethan, por su parte, murmuraba el mismo hechizo una y otra vez, pero su pluma solo emitía chispas y vibraba sin transformarse completamente. Noah, por otro lado, logró transformar la pluma en un ratón, pero este tenía orejas de papel y una cola de pluma.
"Concentración, señor Noah, la imagen completa en su mente", comentó McGonagall pacientemente.
Los estudiantes continuaron practicando mientras ella les ofrecía correcciones y sugerencias. El aula estaba llena de pequeños destellos de magia mientras las plumas intentaban convertirse en ratones, aunque no todos tenían éxito. Algunos estudiantes crearon criaturas con partes aún de pluma, mientras que otros solo conseguían que sus plumas se sacudieran sin cambiar.
"Esto requiere paciencia y precisión. No se desanimen si no lo logran de inmediato", les dijo McGonagall, alentándolos a seguir intentándolo.
Izuku, decidido a mejorar, intentó varias veces hasta que su ratón se veía cada vez más estable y natural. La satisfacción se reflejaba en su rostro mientras veía el resultado de su esfuerzo.
Después de su clase de Transformaciones, Izuku, Ethan y Noah se dirigieron al aula de Historia de la Magia. La sala era un lugar austero, con largas filas de escritorios y una pizarra polvorienta al frente. Las paredes estaban adornadas con retratos de magos y brujas famosos, cuyas figuras parecían observar a los estudiantes con una mezcla de curiosidad y desdén.
Al entrar, el ambiente estaba cargado de un aire antiguo. El profesor Binns, un espectro etéreo que había estado enseñando en Hogwarts durante siglos, flota por el aula, al igual que lo había hecho durante todos esos años. Sus ojos incoloros miraban al grupo de estudiantes, mientras comenzaba la lección.
“Hoy, hablaremos sobre la fundación de Hogwarts y las casas que fueron establecidas por los cuatro fundadores”, dijo con voz monótona. “Helga Hufflepuff, Godric Gryffindor, Salazar Slytherin y Rowena Ravenclaw, cada uno aportó sus propios valores y enseñanzas a la escuela.”
Izuku tomó notas, intentando mantenerse despierto mientras escuchaba al profesor hablar sobre las rivalidades entre las casas y la historia de los hechizos antiguos. Ethan, sentado a su lado, luchaba por contener un bostezo, mientras Noah se inclinaba hacia adelante con más interés, especialmente cuando se mencionaron los legendarios duelos entre magos y brujas.
“Los fundadores dejaron legados importantes. Sin embargo, sus visiones divergentes llevaron a la creación de tensiones que perduran hasta hoy”, continuó Binns. “Slytherin, en particular, se destacó por su enfoque en la sangre pura, lo que ha llevado a muchas controversias a lo largo de los años.”
De repente, el profesor Binns mencionó un objeto misterioso relacionado con la historia de Hogwarts. “El relicario de Salazar Slytherin, uno de los Horrocruxes, ha sido un tema de gran debate y estudio”, dijo, haciendo que Izuku levantara la vista. La conexión entre el relicario y su reciente descubrimiento lo intrigaba.
Los amigos intercambiaron miradas, y el interés en el relicario creció. Después de la clase, mientras caminaban hacia la sala común, Izuku compartió sus pensamientos. “Creo que debemos investigar más sobre Slytherin y su relicario. Podría ser la clave para entender lo que estamos buscando.”
“No sé si deberíamos meternos en eso”, dijo Ethan, preocupado. “Lo último que necesitamos son problemas con las casas más viejas de la escuela.”
“No te preocupes”, respondió Noah. “Podemos hacerlo con cuidado. Con la ayuda de Harry y Dobby, podremos investigar sin que nadie se dé cuenta.”
Izuku sonrió, sintiéndose emocionado por la aventura que les esperaba, mientras los tres amigos se preparaban para la siguiente fase de su búsqueda.
Después de terminar su clase de Historia de la Magia, Izuku, Ethan y Noah se dirigieron al Gran Comedor para disfrutar del almuerzo. Durante la comida, Izuku les compartió su plan.
"Después de almorzar, vamos a ir a la cabaña de Hagrid. Quizá él sepa algo sobre el relicario o pueda darnos una pista sobre cómo proceder", sugirió Izuku mientras tomaba un bocado de su comida.
Ethan y Noah asintieron, emocionados por la idea. "Hagrid siempre es una buena fuente de información. Además, me encanta visitarlo, siempre tiene algo interesante en su cabaña", añadió Noah.
Tras el almuerzo, los tres amigos decidieron que irían más tarde, ya que esa noche tenían programada su clase de Astronomía en la Torre de Astronomía, una de las más altas y emblemáticas de Hogwarts.
Cuando llegó la hora, subieron los largos y serpenteantes escalones que los llevarían a la cima de la torre. La noche estaba despejada, y las estrellas brillaban intensamente en el cielo. El viento frío de la noche les daba la bienvenida mientras llegaban al aula, que estaba al aire libre, bajo un techo lleno de estrellas.
La profesora Sinistra, una bruja alta y seria con túnicas oscuras, les esperaba con los telescopios ya preparados. "Bienvenidos, estudiantes. Esta noche vamos a estudiar las constelaciones de Orión y Scorpius. Espero que presten atención y tomen notas detalladas. Las estrellas nos guían, y es importante que aprendan a leer los cielos."
Izuku, Ethan y Noah se acercaron a sus telescopios y comenzaron a ajustar las lentes, emocionados por la clase. A medida que observaban las estrellas, Izuku no pudo evitar pensar en lo que había visto en el relicario y cómo podría estar conectado con la historia de Hogwarts.
"Es increíble lo vasto que es el universo", comentó Ethan, mirando el cielo. "Y pensar que estamos aprendiendo a leer las estrellas como lo hicieron los magos antiguos."
"Sí", respondió Izuku. "Y cuanto más aprendamos, más cerca estaremos de descubrir los secretos que esconden estos muros."
Después de la clase, el grupo descendió de la torre, emocionados por lo que vendría después. La visita a la cabaña de Hagrid aún los esperaba, pero por ahora, se sentían más conectados que nunca con la magia antigua y los misterios de Hogwarts.
Izuku, ansioso por descubrir más sobre el relicario y lo que podría significar, decidió adelantarse a sus amigos. “Chicos, creo que deberíamos hacer esto ahora”, les dijo con determinación. “Voy a usar la capa de invisibilidad y ver qué encuentro en la sección prohibida de la biblioteca. No quiero que se arriesguen, así que estaré bien solo por un tiempo.”
Ethan y Noah miraron con preocupación, pero sabían que Izuku tenía un impulso innato por la aventura. “Está bien, pero ten cuidado”, le advirtió Noah. “No queremos que te atrapen.”
Con una última sonrisa, Izuku se cubrió con la capa de invisibilidad y salió de la sala común de Gryffindor. Se movió con sigilo por los pasillos, sintiendo la emoción y la adrenalina correr por sus venas. Cuando llegó a la biblioteca, se detuvo frente a la puerta de la sección prohibida.
La biblioteca estaba en silencio, solo interrumpido por el suave sonido de sus pasos. Al ingresar a la sección, su corazón latía con fuerza. En la penumbra, vio estantes repletos de libros polvorientos y artefactos misteriosos, pero algo más llamó su atención: un brillo azul emanaba de una puerta al final de la sala.
Con cautela, se acercó y tocó la puerta, sintiendo una extraña energía que recorría su mano. Al hacerlo, la puerta se abrió, y fue absorbido por un torbellino de luz. Izuku se encontró en un espacio diferente, un lugar donde el aire estaba cargado de magia antigua.
Delante de él, había una serie de pruebas que debía superar. En un pedestal central, un holograma de un antiguo mago apareció, su voz resonando en el aire. “Bienvenido, elegido. Solo aquellos dignos pueden pasar. Responde a mis preguntas y demuestra tu valía.”
Izuku se preparó, sintiendo el peso de la capa de invisibilidad sobre sus hombros. “¿Qué debo hacer?” se preguntó a sí mismo, su mente llena de preguntas y desafíos por delante. La primera prueba estaba a punto de comenzar, y con ello, la oportunidad de descubrir los secretos del relicario y su conexión con su destino en Hogwarts.
La figura del mago continuó, “Primera pregunta: ¿Qué es lo que más temes y por qué?” Izuku se quedó en silencio, reflexionando sobre la respuesta. Sabía que debía ser honesto y valiente para enfrentar lo que se venía.
Izuku sintió una punzada de nervios mientras enfrentaba la primera pregunta. "Lo que más temo es no ser lo suficientemente fuerte para proteger a mis amigos", respondió, con la voz titubeante. La figura del mago asintió con gravedad, y un destello de luz lo rodeó.
De repente, el entorno cambió y se encontró en un lugar completamente diferente: el Athenaeum, un vasto salón lleno de estanterías repletas de libros antiguos y artefactos mágicos. Sin embargo, no había tiempo para maravillarse. Delante de él había un puente roto que parecía llevar a una puerta en el otro lado.
Izuku respiró hondo, sabiendo que debía actuar con rapidez. Miró hacia abajo, donde el abismo se abría sin fin. "No puedo caer", pensó. Se centró y recordó el hechizo de lanzamiento básico que había practicado.
Con un movimiento decidido de su varita, pronunció el encantamiento: “¡Wingardium Leviosa!” Una corriente de energía mágica surgió de su varita, levantando un bloque de piedra que utilizó como puente improvisado. Cruzó el puente con cuidado, sintiendo la tensión en su cuerpo. Cada paso que daba resonaba en el silencio del Athenaeum. Finalmente, llegó al otro lado y sintió un alivio momentáneo.
Pero no estaba solo. De repente, dos estatuas guardianas, talladas con expresiones amenazantes y armadas con espadas, cobraron vida y se acercaron a él, dispuestas a proteger la puerta que había más allá. Izuku recordó las lecciones de Defensa Contra las Artes Oscuras, y sin perder tiempo, se preparó para luchar.
Con un movimiento rápido de su varita, conjuró un hechizo defensivo. “¡Protego!” Una barrera mágica apareció frente a él, justo a tiempo para desviar el primer golpe de una de las estatuas. Izuku sintió el impacto, pero se mantuvo firme. A continuación, decidió atacar. “¡Expelliarmus!” La varita iluminó el aire mientras el hechizo se dirigía a la primera estatua. El golpe la desarmó, haciendo que su espada volara de su mano.
Sin embargo, no tenía tiempo para descansar. La segunda estatua avanzaba rápidamente. Con determinación, Izuku se preparó para el siguiente hechizo. “¡Stupefy!” Un rayo de luz salió de su varita, impactando directamente en la estatua, que cayó al suelo con un estruendo.
Con ambas estatuas neutralizadas, Izuku se sintió triunfante. Pero no podía relajarse. Sabía que aún quedaba más por descubrir detrás de esa puerta. Respirando profundamente, se acercó y empujó la puerta, listo para enfrentar lo que viniera a continuación.
Izuku miró el nuevo puente frente a él, un camino estrecho que se extendía hacia un abismo oscuro. No había tiempo que perder. Con la varita en mano, recordó el hechizo que había utilizado antes. “¡Wingardium Leviosa!” Un bloque de piedra se levantó a su lado, y con un ligero empujón, lo hizo flotar hacia el centro del puente.
Mientras cruzaba, miró hacia el fondo del abismo y vio un destello que llamaba su atención. Un ojo gigante, imponente y vigilante, se asomaba desde la oscuridad. No podía dejar que eso lo detuviera. A medida que avanzaba, se detuvo justo en el centro del puente y concentró su energía.
“¡Evanesco!” El hechizo se disparó hacia el ojo, y este parpadeó con una luz brillante antes de abrirse de par en par. En ese momento, el puente comenzó a brillar, y una segunda mitad apareció, completando su camino. Izuku sintió un alivio momentáneo al ver el camino despejado.
Una vez en el otro lado, encontró dos cofres esperándolo. Con cautela, se acercó a ellos y los abrió. El primer cofre contenía un antiguo libro de hechizos, lleno de poderosos encantamientos, mientras que el segundo contenía una poción que chisporroteaba con energía mágica. Sin embargo, su curiosidad se desvaneció rápidamente cuando escuchó un ruido de piedra detrás de él.
Las estatuas guardianas que había derrotado antes comenzaron a cobrar vida de nuevo, esta vez con más ferocidad. Sin tiempo que perder, Izuku se preparó para el combate. Las estatuas avanzaron, sus ojos brillando con una luz amenazante.
“¡Protego!” grito mientras levantaba su varita, creando una barrera mágica que absorbió el primer ataque. Las estatuas arremetieron, una de ellas levantando su espada con intención de golpearlo. Izuku se movió rápidamente hacia un lado, sintiendo el viento de la espada pasar junto a él.
“¡Stupefy!” Gritó, apuntando a una de las estatuas. El hechizo impactó con fuerza, pero la otra estatua no se detuvo. Con un movimiento rápido, Izuku recordó otro hechizo que había practicado. “¡Reducto!” Lanzó el hechizo, impactando directamente en el torso de la estatua, haciéndola tambalearse.
La primera estatua, ahora enfocada en el segundo hechizo, se giró para atacarlo de nuevo. Izuku se dio cuenta de que necesitaba una estrategia. Con un movimiento ágil, usó el libro que había encontrado en el primer cofre y lanzó un encantamiento de distracción.
“¡Lumos!” La luz brillante de su varita iluminó el espacio, distrayendo a las estatuas y dándole una apertura. Con precisión, disparó un segundo hechizo: “¡Expelliarmus!” La espada de una de las estatuas voló por los aires, mientras que Izuku, con el impulso de su propio movimiento, logró esquivar el ataque de la otra.
Con ambos guardianes desarmados y confundidos, Izuku se sintió más seguro. Sabía que tenía que acabar con ellos antes de que pudiera seguir adelante. Lanzó un hechizo final. “¡Stupefy!” El rayo de luz impactó a ambas estatuas al mismo tiempo, dejándolas sin movimiento.
Con el camino despejado, Izuku respiró hondo. La prueba del Athenaeum había sido desafiante, pero había demostrado su valía. Ahora, con el corazón latiendo con emoción y miedo, se dirigió hacia la puerta al final del puente, listo para descubrir lo que el siguiente desafío tenía reservado para él.
Después de derrotar a las estatuas guardianas y cruzar el puente, Izuku se acercó cautelosamente a la siguiente sala. Sus ojos se posaron en un pedestal al centro, donde descansaba un antiguo libro. Parecía resplandecer con una tenue luz dorada, como si lo llamara. Sin pensarlo dos veces, extendió la mano y lo tomó con cuidado.
Al abrir el libro, una ráfaga de magia lo envolvió, y de inmediato, la habitación se desvaneció ante sus ojos. El aire se llenó de un suave brillo, y de pronto, Izuku se encontró en medio de un recuerdo. Era como si estuviera dentro de una escena proyectada por la magia del libro.
Frente a él, apareció una figura que reconoció de inmediato: era uno de los antiguos guardianes de la magia antigua, un sabio que hablaba con voz profunda y calmada. A su alrededor, varios magos y brujas estaban reunidos, todos concentrados en lo que parecía ser una reunión de gran importancia.
El sabio comenzó a hablar, y su voz resonaba en la mente de Izuku.
"Este es un conocimiento que debe ser protegido a toda costa", dijo el sabio, mirando a sus compañeros. "La magia antigua es peligrosa en las manos equivocadas, pero también es la clave para mantener el equilibrio en nuestro mundo."
Izuku observaba con atención mientras el recuerdo continuaba. Los magos discutían sobre un artefacto poderoso, un relicario que contenía un fragmento de esa magia antigua. Uno de ellos levantó el relicario, y en ese momento, Izuku sintió una conexión profunda con el objeto.
El sabio continuó, mirando directamente a donde Izuku estaba parado, como si pudiera verlo. "Solo aquellos que son dignos podrán controlar este poder. Si el relicario cae en manos equivocadas, las consecuencias serán catastróficas."
El recuerdo se desvaneció lentamente, y el libro se cerró en las manos de Izuku. Su corazón latía con fuerza. Sabía que lo que acababa de presenciar era más que un simple recuerdo; era una advertencia y una guía para lo que venía. Ahora tenía más preguntas que respuestas, pero estaba seguro de una cosa: el relicario que buscaba estaba ligado a la magia antigua, y él era parte fundamental de ese destino.
Con el libro en sus manos, Izuku salió de la sala con una nueva determinación, listo para enfrentar los desafíos que el futuro le tenía preparado.
Cuando Izuku regresó al aula del profesor Fig, aún con el corazón acelerado por lo que había vivido en la sección prohibida, se acercó al profesor, que lo esperaba con una mirada curiosa.
—Profesor Fig, tengo que confesar algo —dijo Izuku, casi sin aliento—. Me colé en la sección prohibida de la biblioteca. Encontré un libro... Creo que es importante, y sospecho que podría ser de Hogwarts.
El profesor Fig levantó una ceja, pero en lugar de regañarlo, se interesó de inmediato en el libro que Izuku sostenía. Con calma, se acercó para examinarlo más de cerca.
—¿Un libro en la sección prohibida, dices? —Fig tomó el libro con cuidado, pasando los dedos por su cubierta antigua—. Izuku, lo que has encontrado no es cualquier libro... Este parece ser un artefacto muy antiguo, probablemente vinculado con la historia de Hogwarts y su magia más antigua.
Izuku se sorprendió al ver la expresión pensativa de Fig, que parecía más intrigado que preocupado.
—Es peligroso que hayas entrado en la sección prohibida sin permiso —continuó Fig—, pero no puedo ignorar el valor y la determinación que has demostrado.
Izuku, un poco nervioso, esperó a que el profesor dijera algo más.
—Así que, en lugar de castigar a un estudiante que ha hecho un descubrimiento tan importante —dijo Fig, sonriendo levemente—, creo que es justo que reciba una recompensa. Te otorgaré 100 puntos para Gryffindor por tu... dedicación y valentía.
Los ojos de Izuku se abrieron de par en par, incapaz de creer lo que estaba escuchando.
—¡¿En serio?! —exclamó, sorprendido.
Fig asintió, con una sonrisa cómplice.
—Por supuesto. Sin embargo, ten más cuidado la próxima vez. No todos los profesores serían tan indulgentes como yo. Además, mantengamos esto entre nosotros por ahora. El conocimiento que has encontrado puede ser clave para algo mucho más grande, y aún no estamos listos para que los demás lo sepan.
Izuku asintió, agradecido y emocionado. Con el libro en manos del profesor Fig y la promesa de futuras respuestas, sentía que estaba un paso más cerca de entender los misterios que rodeaban a la magia antigua.
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