Capítulo XII
—ChanYeol. —Abrió los ojos, encontrándose así con lo alto de la copa de un árbol, el cual le cubría de los fuertes rayos del sol—. Ya es hora de volver a clases. —Pestañeó repetidas veces y se irguió—. ¿Qué te pasa?
—No lo sé —confesó—. ¿Qué día es?
KyungSoo frunció el ceño—. Te quedaste dormido. De seguro por eso te desorientarse.
Siguió a su compañero para volver a clases y verificó en su celular qué día era realmente. Estaban a miércoles. Tan solo el día anterior estuvo hablando con JunMyeon sobre teñirse el cabello y acerca de sus reales sentimientos por BaekHyun.
Xxx: ChanYeol.
Se sintió muy extrañado cuando su celular vibró dentro de sus pantalones y se dio cuenta que le llegó un mensaje de texto de una persona que no tenía agendada.
Xxx: Soy YiXing. Me conseguí tu número con BaekHyun.
Inmediatamente abrió la aplicación de mensajería para responderle y luego agregarlo como contacto.
Yo: ¿Qué sucede?
YiXing: Necesito que nos veamos después de clases, por favor. Pero no en el departamento.
Yo: ¿Dónde quieres que nos veamos?
YiXing: Puede ser en una plaza que está cerca del departamento. ¿La conoces?
De inmediato se le vino a la cabeza el lugar donde estuvo el día anterior con JunMyeon.
Yo: Claro, la conozco. ¿A qué hora nos vemos?
YiXing: ¿Te parece a las 19:00 hrs?
Yo: Claro, no hay problema. Ahí nos vemos.
Se extrañó un poco debido a la conversación. No entendió por qué YiXing lo citó y más aún fuera del departamento.
—¿Todo bien? —preguntó KyungSoo y solo en ese momento pudo volver a la realidad, dándose cuenta que estaban ingresando a clases.
—Sí. Todo bien —dijo, aunque no supo si realmente fue así.
El día pasó frustrantemente lento para ChanYeol, quien estaba demasiado ansioso por su encuentro con YiXing. La curiosidad estaba carcomiéndolo, dejándolo totalmente despistado en clases, como solía ocurrir.
Cuando por fin el día pasó se despidió rápidamente de KyungSoo y se dirigió hasta el paradero de autobuses, dispuesto esa vez a tomar locomoción colectiva para llegar más rápido —esperaba él—. Era la primera vez que hacía algo como eso.
Se fue guiando por los carteles y le preguntó sus dudas a los choferes que pasaban. Por suerte consiguió subirse a un autobús luego de unos minutos, aunque no logró sentarse y solo se quedó ahí de pie, sujetándose de los barrotes mientras miraba por las ventanas y no pudo evitar que su corazón saltara de una forma extraña cuando vio a una pareja de chicos caminando por fuera del autobús. Iban tomados de la mano y ambos tenía un helado de cono en sus manos sobrantes.
Apoyó la cabeza sobre el brazo con el que se estaba afirmando al fierro que se encontraba en lo alto del vehículo y suspiró al observar que habían salido de una tienda, viéndose tan lindos y románticos que tuvo que cerrar los ojos por un momento. Pero frunció el ceño y volvió a abrirlos. Miró mejor hacia la tienda aprovechando que el autobús se detuvo en un semáforo en rojo y se encontró entonces con otras parejas dentro de la heladería, pero hubo una que le llamó la atención. Había dos chicos sentados en las mesas que estaban apegadas a las ventanas. Ambos parecían felices mientras compartían de un gran batido. ChanYeol pudo notar sus manos unidas por sobre la mesa.
Su cuerpo pareció perder fuerzas en ese momento y tuvo que pestañear unas cuantas veces para volver a su realidad. El autobús se puso en movimiento.
—¿Me das permiso, por favor? —Se hizo a un lado al escuchar a un chico que le habló desde un lado y se sintió curioso al verlo porque su cabello era azul brillante, tenía un tatuaje de un dragón cubriendo uno de sus brazos y la cola se enredaba en su cuello hasta perderse por detrás de su oreja. Tenía perforada la nariz y llevaba el celular en la mano izquierda mientras que con la derecha se afirmaba de los asientos.
El chico era mucho más ancho y musculoso que ChanYeol, pero definitivamente este último era más alto, así que casi sin querer su mirada se dirigió hacia el celular que tenía el desconocido en la mano. Se encontró con un te amo dentro de un chat y con una foto de perfil en la que parecía estar él junto a otro chico.
Volvió su vista al frente—. Es normal.
—¿Disculpa?
Se asustó al recibir respuesta del chico que estaba a su lado. Además, habían unas cuantas personas que estaban sentadas mirándolo. Hizo una pequeña reverencia a modo de disculpa y les sonrió con vergüenza. Al parecer pensó en voz alta.
Y sí, resultó que era normal, mucho más normal de lo que ChanYeol pensó y conoció. Aparentemente era sumamente normal tomar a un chico de la mano, compartir un batido con él y decirle cuánto lo quería. Entonces ¿por qué estuvo carcomiéndose tanto la cabeza durante esos días? Y todo por BaekHyun.
—Chico —llamó el chofer—, aquí es donde dijiste que querías bajarte.
En ese momento despabiló, recordando cuenta que fue él quien le pidió al chofer que le avisara donde tenía que bajarse.
—¡Gracias!
Rápidamente caminó hasta la puerta y se bajó del automóvil, quedando entonces de frente a la gran plaza que lo citó YiXing. Miró la hora en su teléfono y recién eran las cinco de la tarde. Definitivamente se adelantó mucho.
Miró a su alrededor y decidió caminar un poco a través de la plaza en dirección contraria a la del departamento. No perdería nada con darse una vuelta para conocer, aparte de tiempo.
Buscó en su mochila los audífonos y conectó estos con su celular para luego ponérselos. Puso música en aleatorio y procedió a escuchar, esa vez la carpeta que le recomendó la aplicación sobre lo más novedoso, saliendo un poco de su cotidianidad. Estaba en Seúl después de todo, ya era hora de perderse un poco en ese nuevo mundo.
Sonrió al escuchar la intro de la música desconocida y caminó hasta la esquina para doblar por esta, dándose cuenta que por ese lugar habían varias tiendas de comida, incluso algunas extranjeras, tanto así que puso como nota mental darse una vuelta por ahí para probar aquella comida.
Siguió por aquella calle y se encontró con distintas galerías, donde había todo tipo de cosas, desde librerías hasta lugares donde tatuaban. Se dio vuelta por el interior de esas tiendas, perdiéndose entre todo lo que ofrecían: ropa, cortes de cabello, mascotas, maquillaje e incluso sexshops. Rio de tan solo verla y de inmediato a sus pensamientos llegó BaekHyun con su sonrisa, sus ojos brillantes y aquella bolsa rosa. Se detuvo entonces y miró hacia su izquierda, encontrándose con un gran espejo que aparentemente era un adorno del lugar.
Se vio atentamente entonces. Vio su cabello negro despeinado, su camiseta celeste desteñida por los constantes lavados y sus aburridos blue-jeans. Al observarse se encontró muy parecido al ChanYeol que vivió en aquel pueblo costero, siendo siempre protegido por sus padres y por su hermana mayor.
Miró entonces más allá de él mismo, encontrándose detrás suyo una tienda color rosa pastel; una peluquería.
Ni siquiera lo pensó dos veces y se volteó para caminar hacia ella, siendo atraído no solo por el tipo de tienda en sí, sino por los colores que destacaban en esta: Rosa.
BaekHyun era rosa para él.
—Buenos días —saludo al entrar, encontrándose con unas jovencitas que tenían un traje negro con blanco, pareciendo mucamas. Ante esta imagen se sintió un poco incómodo, quizás se equivocó de sitio.
—¡Bienvenido! —Una chica rubia de pelo corto se puso delante de él y le apuntó con la mano hacia las sillas que había en la peluquería, pocas de ellas desocupadas—. ¿Deseas atenderte?
Miró a la chica nuevamente y a las lentillas grises que estaba usando, dándole un aspecto aún más extraño, pero definitivamente más cercano al Seúl que ChanYeol estaba conociendo.
—Sí. Quiero teñirme el cabello.
La chica le dio una sonrisa y se hizo hacia un lado para que tomara asiento en una de las sillas—. ¿Qué color? —le preguntó la muchacha luego de ponerle una capa para no mancharle la ropa.
ChanYeol la miró a través del espejo, sintiéndose muy familiarizado con su sonrisa. Sintió que la vio antes, cosa extraña porque no se relacionó directamente con ninguna mujer durante su estadía en la capital.
—Rosa —Sonrió—. Rosa pastel.
La chica amplió más su sonrisa y procedió a sacar unas cuantas cosas de las repisas que había a un costado.
—¿Te puedo confesar algo? —preguntó ella mientras echaba dentro de un pote negro unas especies de pinturas.
—Claro.
—Eres guapísimo. —Frunció el ceño, pero sonrió.
Definitivamente le recordaba a alguien.
—Gracias —mencionó sin avergonzarse, sabiendo que en realidad la chica no parecía tener ningún otro connotativo detrás de sus palabras.
—No me malentiendas tampoco. Me gustan las chicas.
Elevó las cejas, sorprendido en primera instancia, aunque la chica no quitó nunca la sonrisa de su rostro.
—De hecho, justo detrás mío está la chica que me gusta —susurró acercándose más a ChanYeol, confesándole su secreto.
El aún pelinegro miró a través del espejo para encontrarse con la chica de cabello verde que está ahí detrás ordenando unas planchas para el pelo.
—¿Tu novia?
La rubia hizo un puchero y se concentró en tocar y mirar su pelo con una mano mientras que con la otra tomaba el pote ya con los químicos mezclados.
—No. No le gusto. —Ella comenzó a pasar la peineta con el producto blanco por sobre su cabello—. A ella le gustan los hombres.
Se quedó mirando a la rubia a través del espejo, aunque esta estaba más concentrada en su cabello que en él.
—Quizás solo esté confundida —susurró.
La chica elevó la mirada hacia él, al parecer sorprendida de que le contestara—. ¿Tú crees?
—Si le muestras lo maravillosa que eres de seguro no dudará en darte una oportunidad.
La chica ladeó la cabeza, provocando que su pelo rubio se moviera, y le dio una rápida mirada a través del espejo con una pequeña sonrisa antes de volver a concentrarse en su trabajo.
—Siempre soy maravillosa —ella bromeó, sacándole una sonrisa—. Es difícil.
—Lo sé —murmuró y miró hacia lo que había en el mesón delante de él, pensando inmediatamente en BaekHyun.
—¿También estás en un conflicto amoroso?
Rio suavemente—. Podría decirse que sí.
—¿Sabías que los peluqueros son similares a los psicólogos? —Frunció el ceño, sin entender—. Estamos más que dispuestos a escuchar.
Le mostró una sonrisa y se acomodó mejor sobre la silla giratoria. Ya la chica prácticamente le tenía toda la cabeza con aquel producto.
—Se supone que no me gustan los hombres, pero...
—¡No! —gritó la chica emocionada, desconcertando a sus colegas y al resto de clientes que estaban en el lugar. La chica les dio una pequeña sonrisa a modo de disculpa—. ¿De verdad estamos pasando por lo mismo?
Rio, pero se encogió de hombros—. Puede ser.
—¿Pero el chico te gusta? —La peluquera sorpresivamente se sentó en la silla que estaba a su lado y lo hizo girar para quedar frente a ella. Al parecer notó su sorpresa porque aclaró—: Ahora tenemos que esperar a que eso haga efecto. —Apuntó hacia su cabeza.
—No sé —respondió entonces a la pregunta de la muchacha.
—¿Cómo no lo sabes? —Se encogió de hombros en respuesta—. ¿Acaso nunca te has quedado mirándolo fijamente, notando cada estúpido detalle de él? ¿Nunca has visto lo profundo de sus ojos, el color de sus labios, como se enreda su cabello o...?
La chica se calló a sí misma y solo entonces ChanYeol se dio cuenta que la mirada de esta se dirigió hacia su colega que estaba atendiendo a otra persona en el local.
—Ya sabes... —musitó—. Sentir nerviosismo al estar con él y unas tremendas ganas de besarlo.
La rubia entonces fijó la mirada en él, cosa que lo hizo quedarse sin aire, y no precisamente porque la mujer lo haya impresionado, sino que fueron sus palabras lo que realmente lo hicieron.
—Siento eso.
Ella le sonrió y le estiró una mano, como si quisiese darle un apretón. Él sacó la mano de debajo de la tela y la estrelló contra la de ella, confundido.
—Bienvenido. Estamos encantados de recibirte en nuestra comunidad de enamorados.
Soltó una risa y dejó la mano de la chica al ver que esta se puso de pies para mirar su cabello y volver a aplicarle el químico. Curiosamente a través del espejo pudo ver cómo la chica de pelo verde detenía su mirada en la rubia, quien sonreía mientras hacía su trabajo. ChanYeol sonrió por lo bajo.
—Hey —la llamó, provocando que ella se inclinase un poco sobre su hombro para escucharlo—. Puede que tú también le gustes.
La peluquera frunció el ceño, pero miró hacia donde apuntaba su barbilla, que era frente a él, al espejo. Del otro lado del reflejo la chica de pelo verde se sonrojó y se aferró a la escoba que tenía entre sus manos para continuar barriendo. Ahora fue momento de la rubia de sonrojarse.
—No digas tonterías —susurró ella sin apartar la mirada de la otra chica, al menos no lo hizo durante unos cuantos segundos—. Por cierto, ¿cómo te llamas?
—ChanYeol. —le sonrió y luego se puso de pie al ver que la chica le estaba haciendo el gesto con la mano—. ¿Y tú?
—BaekYi.
Se quedó estático ante la rubia, viéndose sumamente ridículo con todo el pelo pegajoso y de color blanco, como si hubiese salido de la ducha sin enjuagarse el champú.
—¿BaekYi?
—Sí —mencionó la chica sin perder la sonrisa—. ¿Qué tiene? ¿Es muy extraño?
—No, no. —Pestañeó unas cuantas veces al ver la sonrisa de la chica. Frunció el ceño—. ¿Cuál es tu apellido?
—Byun. ¿Por qué preguntas? ¿Nos conocemos?
—No, por nada. No es nada —insistió.
—Entonces ven para que podamos seguir con esto. —La chica lo tomó de la mano para tirar de él y así llevarlo hasta otra parte de la peluquería.
Desde ese momento permaneció mucho más callado y su mente pareció perderse entre sus recuerdos, todos estos involucrados específicamente a una persona: BaekHyun.
—Es imposible.
—¿Qué? —La chica batió sus pestañas, confundida.
—No, nada. Estoy hablando solo.
Ella le dio una sonrisa y procedió a continuar con lo que estaba haciendo. ChanYeol no mencionó nada más y solo se quedó sumergido en sus pensamientos, intentando recordar entre ellos si alguna vez BaekHyun le dijo su apellido, porque la verdad es que no lo recordaba para nada.
—Y estamos listos con la primera parte —le dijo la chica, sacándolo de la nube donde estaba.
Se miró entonces al espejo, cosa que le hizo fruncir el ceño de inmediato. Su cabello estaba completamente blanco.
—Pero yo quiero rosa... —susurró sin apartar la vista de sus mechones de pelo.
—Lo sé, querido. Esa es solo la decoloración.
—¿Solo? —Se giró para mirar a la chica, encontrándose con la sonrisa de esta.
Sacó el teléfono de su bolsillo y miró la hora. Solo le quedan 50 minutos para encontrarse con YiXing. ¿Cómo pasó el tiempo tan rápido?
—¿Falta mucho? —preguntó urgido.
—¿Tienes compromisos? —La rubia lo miró asustada y él asintió. A la chica se le escapó una sonrisa—. ¿Te juntarás con el chico que te gusta?
—¡No!
Ella rio ante su estrepitosa respuesta y procedió a tomar los productos para volver a mezclar colores dentro de un bol limpió. Ya para ese momento a ChanYeol le importaba poco lo que la chica estuviera por hacer con su cabello.
Pensó entonces en el rubio con el que compartía departamento. Durante todos esos días estuvieron tan distanciados que incluso llegaba a ser penoso, especialmente para ChanYeol, quien parecía cambiar de opinión tan fácilmente como un idiota. En un inicio se esmeró en que BaekHyun le diera una oportunidad, que se abriera con él y una vez que lo hizo lo dejó solo.
Fue definitivamente un estúpido.
BaekHyun realmente confió en él, se dejó acariciar y le devolvió las caricias sin ponerle ningún problema a pesar de que sus toques fueron temblorosos y en cierto grado asustadizos. El rubio puso todo de sí para tomar en cuenta su propuesta y él lo dejó botado como todo como imbécil, solo por miedo a lo que estaba comenzando a sentir.
ChanYeol puso las cartas sobre la mesa, sí, pero BaekHyun también lo hizo. El error estuvo en que él simplemente abandonó el juego, se levantó de la silla y dejó al chico solo en la mesa, mirando las cartas y pensando en lo que alguna vez pudo haber sido.
—Necesito irme —mencionó urgido mientras tomaba la mochila que estaba en el sueño.
—¡Pero ya casi termino!
Solo entonces se miró al espejo, sorprendiéndose un poco al encontrarse con su cabello color rosado pastel, un color suave y delicado, como BaekHyun.
—Así está bien. —Se puso de pie, provocando que BaekYi apagara el secador para luego ir hasta detrás de la caja que estaba al final del local. Él la siguió y le pasó su tarjeta de crédito.
Una vez que salió del local miró la hora y se dio cuenta que ya era demasiado tarde como para correr hacía el departamento y luego volver a encontrarse con YiXing como acordaron. No alcanzaría.
Suspiró y miró entonces al reflejo que estaba frente a sí, el cual podía apreciar gracias al gran espejo de cuerpo completo, mismo espejo que lo hizo entrar a la peluquería en primer lugar.
No se veía tan mal como creyó que lo haría. De hecho, estaba mucho mejor de lo que pensó. Volvió a darle un vistazo a su vestimenta y frunció el ceño. Le quedaban cerca de 20 minutos, así que caminó apresuradamente hasta la tienda de ropa más cercana. Si quería ser un ChanYeol nuevo y retomar las cosas con BaekHyun debía hacerlo bien.
Rápidamente ingresó a la tienda, tomó unos jeans apretado color negro, estando rotos por las rodillas, y alcanzó una camiseta ancha de color blanco, la cual tenía unas cuantas figuras abstractas de color negro y rojo.
Con grandes zancadas llegó hasta la caja—. Quiero esto, por favor.
La mujer detrás de la caja registradora pestañeó unas cuantas veces. Al parecer estuvo atento a él desde que entró a la tienda.
—¿No te lo probarás siquiera?
Suspiró y miró la ropa que estaba entre sus manos. La mujer tenía razón—. Voy.
Corrió hasta el probador más cercano, importándole poco la mirada que le estaban propinando el resto de funcionarios y clientes. Se desnudó con rapidez y se puso la ropa nueva. Los jeans le quedaban bien de largo, pero eran muy apretados, cosa extraña porque no estaba acostumbrado a encontrarse ropa de su talla tan ajustada. Le dio igual. Mientras le quedara bien de largo estaba bien. Ni siquiera se sacó el pantalón y se puso la camiseta, dándose el visto bueno una vez que se vio al espejo. Sonrió más animado. Echó su ropa dentro de la mochila y salió vestido con la ropa nueva.
—¿No hay problema si lo llevo puesto?
La mujer de la caja frunció el ceño y suspiró—. No, no hay problema. Pero necesito que te acerques para sacar las etiquetas.
Le hizo caso a la mujer y le dio igual tener que pasar por un lado donde exclusivamente ingresaba el personal de la tienda. Dejó que la mujer le cortara las etiquetas con una tijera y que luego las pasara por la máquina. Él rápidamente pasó la tarjeta y una vez que tuvo la boleta y la tarjeta en sus manos salió corriendo del local con una sonrisa entre los labios.
Estaba emocionado.
Corrió por la galería y salió de esta, encontrándose entonces con que ya anocheció y prácticamente Seúl se iluminó artificialmente por completo. Por suerte hacía bastante calor como para abrigarse.
Avanzó lo más rápido que pudo en dirección al parque, aunque al ver a un señor con un pequeño puesto en una esquina vendiendo flores no pudo evitar detenerse.
—Deme un ramo de flores, por favor.
El hombre le sonrió—. ¿Cuál deseas?
—El más rosa.
Una vez con el ramo en la mano se apresuró a cruzar la calle, llegando así por fin a la plaza donde lo citó YiXing. Una vez ahí miró la hora rápidamente, dándose cuenta de que llevaba siete minutos tardes.
Buscó al pelinegro mientras avanzaba rápidamente por el lugar y no se detuvo hasta que lo encontró. El chico estaba sentado en una de las bancas con la mirada cabizbaja, prácticamente escondido entre la penumbra del lugar, perdido entre la poca iluminación.
—YiXing —Sonrió.
El chico se levantó de la banca y caminó hacia él. ChanYeol quiso volver a hablarle, ya que no recibió ninguna palabra por parte del chico, pero no pudo decir nada porque el contrario le estampó su puño contra el rostro, imponiendo tanta fuerza que lo hizo caer hacia atrás, raspándose los codos en el proceso.
—¿YiXing? —preguntó extrañado mientras se llevaba una mano hasta el labio inferior al sentir ahí un ardor.
—ChanYeol, eres un imbécil —gruñó el chico furioso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro