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☁️Capítulo 4☁️

Jungkook despertó con el sonido de música tradicional Italiana que sus padres estaban escuchando. Ellos bailaban en la cocina mientras se manoseaban y besuqueaban. El muchacho sabía que tenía dos opciones:

Número uno: Bajar a desayunar y ver la escena romántica, casi pornosa de sus viejos.
Número dos: Aguantarse el hambre y esperar a que sus padres terminaran de hacer lo suyo.

Sin pensarlo eligió la opción número dos, la última vez que sorprendió a sus padres infraganti tardó más de medio año tratando de borrar la bochornosa escena. Se colocó los audífonos para evitar escuchar ruidos extraños, después se tiró al piso para buscar debajo de su cama una caja de plástico con cables, memorias USB, radios antiguos y un teléfono viejo del año 2000 que no tenía pila, pero que ayudaría a Jimin a comunicarse con él. El Nokia 3310 era un teléfono móvil compacto, pero algo pesado (133 g), con una pantalla monocroma de 84 x 48 puntos. Una unidad rectangular algo redondeada, sus botones estaban dispuestos para ser utilizados por el dedo pulgar. El botón azul era el principal para seleccionar menú o sus respectivas opciones. Jungkook se puso de pie rápidamente para conectarlo a la luz y verificar su funcionamiento. Luego de un par de segundos la pantalla se iluminó y él realizó un pequeño baile de la felicidad.

—Esperemos que Jimin acepte utilizarlo —murmuró y suspiró al recordar los ojos enormes del misterioso chico.

El iPhone de Jungkook comenzó a vibrar, rodó los ojos al ver qué era una videoconferencia de su grupo de amigos llamado "Acceso restringido" ¿Por qué tenía ese nombre tan infantil? La respuesta era sencilla, ellos eran muy exclusivos a la hora de relacionarse con personas. Por eso aunque tenían muchos conocidos no los consideraban amigos.

—¿Qué mierda quieren? —preguntó al contestar la llamada y dejarse caer en la cama.

—¡Namjoon quiere follar contigo! —gritó Taehyung al otro lado de la pantalla, su cabello estaba revuelto y parecía que tenía días sin ducharse.

—¿Qué? —Jungkook se acomodó mejor en la cama para escuchar a su amigo.

—¡Cuéntale, Hobi! —instó Seokjin.

—Él está conmigo en mi clase de comercio, nos tocó hacer unas gráficas juntos, una cosa llevó a la otra y bueno: ¡Te conseguí una cita con él! —dijo el Hoseok mientras se secaba el cabello.

—¿Y por qué todos saben menos yo? —cuestionó alzando las cejas.

—Bueno... Desde anoche no contestas los mensajes. —Tae encorvó los hombros.

Jungkook no había contestado los mensajes de sus amigos porque estaba ideando qué sorpresas llevarle a Jimin, además de perderse en sus pensamientos imaginando su suave y radiante piel.

—¿Por qué carajos no contestabas? —Tae parecía ofendido.

—Mis padres, ya sabes... —Mintió—. Ellos me obligaron a ver Game Of Thrones por segunda vez, a pesar de negarme por el final de mierda de la serie. No pude resistirme a sus encantos.

—Bien, ahora lo sabes. Te envié por privado el contacto de Nam ¡Lo coges duro, eh! —Advirtió Hobi.

—Te agradezco, pero no voy a hacer nada con él.

—¡¿Qué?! —preguntaron los tres al mismo tiempo.

—¡Namjoon está buenísimo! Si nuestra vida fuera igual a los padrinos mágicos tú serías Timmy Turner y él Trixie Tang ¡No puedes rechazar la oferta! —Seokjin lucía desesperado por la decisión repentina de su amigo.

—Hasta hace unos días te morías por él. ¿Qué pasó? —preguntó Hobi.

—La pregunta no es ¿Qué pasó? La pregunta es: ¿A quién conociste? —Taehyung acercó su rostro a la cámara y Jungkook rio al sentirse atrapado por su mejor amigo.

—A nadie. Pero ahora estoy concentrado en el negocio de mi papá y tener novio perturbaría mis planes...

—Nadie niega una buena cogida, a menos que tus preferencias sexuales hayan cambiado...

—¡No soy heterosexual, Jin! —Jungkook se quejó.

—No hay nada de malo con serlo. Puedes sincerarte con nosotros, y ya sabes... Volver a cerrar la puerta.

—Ninguna puerta será cerrada porque me gustan las chicos, salí del closet hace bastantes años y lo saben. Mis padres me llaman, así que tengo que colgar.

—¡Yo no escuché que te llamaran! —gritó Hobi.

—Se está cortando, kuijjj, Kuijjj.

—¡Truco bueno, vamos Jeikey! —se quejó Jin.

—¡Ya dinos quién te gusta! —dijo Taehyung, justo después Jungkook finalizó la llamada.

Por fortuna la música italiana ya no se escuchaba. Así que Jungkook se apresuró para bajar a desayunar. Su madre estaba lavando los trastes, su nombre era Bianca, medía 1.60 de estatura, piel blanca con lunares en los hombros, sus labios eran delgados y grandes, ojos cafés, un hermoso lunar decoraba su rostro muy cerca del labio, cabello café que siempre recogía en una trenza. Bianca era hogareña, una madre y esposa ejemplar. El padre de Jungkook estaba sentado en el comedor mirando a su esposa con lujuria, al igual que su hijo era alto. Medía 1.80 de estatura, tenía la piel blanca igual a la de su hijo, usaba un par de gafas para ver bien pues la edad ya estaba haciendo de las suyas, siempre usaba un traje elegante porque era el dueño de un bufete de abogados, sus ojos eran azules y su cabello negro.

—Buenos días Jungkook, ¿por qué no habías bajado? —preguntó Bianca.

—¿De verdad quieres que responda esa pregunta, mamá? —El padre de Jungkook tosió nervioso.

—El desayuno está servido. —Bianca trató de desviar el tema de conversación.

—El lunes me acompañarás a la oficina. Ya es hora de presentarte a los socios del bufete. —El señor Jeon bebió agua después de decir eso.

—¿A qué hora?

—A la hora que yo diga. No tienes nada que hacer, y más vale que dejes de frecuentar ese asqueroso bar. —Suspiró—. Los socios no te tomarán en serio si se enteran acerca de tus amistades.

—¡Jiho! No vamos a obligar a nuestro hijo para que deje de hablarle a sus amigos. —Bianca dejó de lavar los trastes y se cruzó de brazos.

—Tampoco quiero ser ese tipo de padre, pero hay que admitir que ir a ese bar no le va a dejar nada bueno. Lo que quiero decir es que está bien que seas amigo de Tae, Hobi y Jin...

—¿Pero no quieres que vaya al bar?

—Exacto, pronto serás conocido por mis contactos e ir a esos lugares es de mala reputación.

Jungkook sabía que su padre tenía razón. Por eso no lo contradijo. El resto del desayuno hablaron acerca de la temporada seis de la serie Game Of Thrones, Bianca y Jiho la estaban viendo por segunda ocasión e intentaron convencer a su hijo de verla de nuevo, pero él no quiso. Así que la mentira que le dijo a sus amigos minutos atrás tenía algo de verdad.

Ya habían pasado dos semanas desde el día que conoció a Jimin, desde ese día se sentaba en una banca del parque para ver todos los movimientos de su madre y descubrió que los viernes por la noche salía de casa, entonces ese sería el día de su visita al chico de papel. Estaba feliz y nervioso porque al caer la noche iría a verlo. Mientras esperaba revisó el grupo de WhatsApp que tenía con sus amigos y sonrió al ver el alboroto que estaban haciendo porque no quería salir con Namjoon «Si ellos supieran de la existencia de Jimin arruinarían todo al querer visitarla», pensó al contener las ganas de contarles acerca del chico. Con habilidad salió del chat grupal para entrar a la conversación con su madre a quien tenía registrada como Cattelyn Stark, —ser fans de GOT era en serio—. Envío un mensaje diciéndole que pasaría la noche en la casa de Weasley (Taehyung) y ella contestó con un: Okay bebé, cuídate y no vayas al bar. Él se limitó a responder con un stiker gracioso. Minutos después salió la madre de Jimin, llevaba el cabello lacio y bien peinado, un vestido negro de lentejuelas y tacones a juego. Se subió a su auto dejando la casa totalmente sola. Jungkook sonrió de lado, se colocó la mochila en la espalda y se dispuso a encontrarse con Jimin. Trepar la pared le era fácil, así que como en las dos ocasiones que lo hizo no tuvo problema alguno. Al subir se percató de que la puerta del balcón estaba cerrada, sin embargo había luz, lo que significaba que Jimin no dormía. Con lentitud se acercó girando el pomo de la puerta y sonrió al ver al joven tendido en el piso dibujando con lápices de distintos tamaños en un lienzo blanco. ¿Qué era eso que dibujaba? Lo descubriría pronto, Jungkook se aclaró la garganta haciendo saltar a Jimin por la sorpresa. Él escondió el lienzo debajo de la cama poniéndose de pie en un salto.

—¡Creí que no volverías! —gritó emocionado y ruborizado.

—Cualquier persona puede entrar a tu casa y tú sumergido en tus pensamientos —se quejó.

—¿Trajiste hamburguesa? —preguntó con inocencia—. He estado pensando en el delicioso sabor todos estos días...

—Traje algo mejor —dijo sintiendo a su corazón latir con fuerza—. Pero primero muéstrame lo que estabas dibujando.

—Oh, no es nada. —Rio nervioso.

Jungkook era hábil además de inteligente, por eso se movió rápidamente y metió la mano debajo de la cama para sacar el lienzo. Sus ojos se ampliaron al ver el rostro que Jimin dibujó y él estaba congelado al sentirse descubierto.

—Soy yo... —murmuró, luego giró el rostro para verlo a la cara—. ¿Por qué me dibujaste? —cuestionó con el ceño fruncido mientras veía sus dedos manchados de grafito y pintura.

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