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☁️Capítulo 24☁️

Dos años después...

Jimin aprendió a tocar el piano, también mejoró su técnica de dibujo, creando hermosos cuadros que se exhibieron en las galerías de arte de New York, incluso pintó cuadros para el bufete de abogados Jeon.

Una mañana del mes de Junio se encontraba sentado en una silla de espuma frente a Darianna cuando tuvo que tomar una decisión con respecto a algo que lo atormentaba. La psicóloga era una mujer de cincuenta y cuatro años, se ejercitaba, practicaba yoga y llevaba una vida fitness, tenía dos hijas, un esposo amoroso en casa, amaba dedicarle tiempo a sus pacientes y a su consultorio. El lugar tenía piso de madera, olor a bambú e inciensos relajantes.

—Tengo miedo, Darianna. Mi presentación será dentro de una semana... Además Jungkook no sabe que aprendí a cantar y a tocar el piano porque quise sorprenderlo.

—¿Miedo a qué? ¿A equivocarte? Equivocarse es completamente normal. Eso significa que eres independiente, auto pensante.

»Los secretos entre parejas no son lo mejor, deberías pensar en tal vez comentarle que aprendiste a tocar. No te digo que lo hagas, solo piensa en la posibilidad.

—Jungkook mencionó eso varias veces... —Jimin hizo un gesto con los labios recordando las palabras de su novio—. Él dijo: La comunicación entre nosotros es importante para mí, siempre quiero escuchar lo que tengas para decir.

—Y eso te lo diría un hombre que te ama, él, al igual que yo quiere lo mejor para ti...

—Lo sé... Escribí dos canciones, una dedicada a Camile y otra a Yoongi. Realmente quiero expresarle que lo siento mucho.

—Pero Jimin, tú no le hiciste nada a Yoongi.

—Yo no, pero mi mamá sí. Siento que al cantar y tocar el piano me desahogaré, También espero lograr llevarme bien con él porque durante estos dos años nunca hemos congeniado. Hablamos durante las reuniones familiares, pero muy poco.

—¿Han tenido algún conflicto? —Jimin negó con la cabeza.

—Llevamos una relación cordial. A veces me lo topo en el bufete de abogados porque comenzó a trabajar ahí junto con Jiho.

—Te he dicho que hables con Yoongi, el diálogo es la llave que abre las puertas de un corazón.

—Lo sé, también quiero obsequiarle algo el día de mi presentación, pero no sé qué. Hace dos años Namjoon y los chicos le regalaron un par de zapatillas de ballet, pero se puso muy mal.

»Tiempo después Jungkook me contó que bailaba para los hombres... Desnudo, y por eso le cogió odio al baile.

—Estoy segura que Yoongi, al igual que tú ha superado ese terrible trauma, o por lo menos lo sobrelleva. ¿Un consejo? Todo ser viviente ama la joyería, seguramente le gustará algún collar o pulsera.

—Quiero algo significativo. Además no tengo dinero. —Bajó la mirada.

—Qué hay del dinero que le depositaron a Jungkook a nombre tuyo? —Darianna alzó las cejas.

—No quiero ese dinero porque no sé quién me lo obsequió. —Jimin cruzó los brazos—. Se comprobó que mamá estuvo implicada con el Hotel Estela, y no quiero hacer uso de ese dinero.

La noche caótica, Aarón envío un mensaje a Tomás, su abogado y administrador de sus bienes. Ese mensaje decía lo siguiente:

"Investiga el nombre del chico que fue rescatado de la casa de Camile. Después hazle llegar todos mis bienes monetarios, que la transferencia sea entregada como un regalo. También toma dos millones de dólares para ti. Vive una vida digna Tomás y aléjate de mí y de mi hermano."

Tomás no preguntó nada, él obedeció el último pedido de su jefe, quien fue condenado a cadena perpetua junto con Jeimy. Jimin nunca se enteró de la identidad de su padre, y eso era bueno porque sería un golpe duro para él saber que mamá y papá eran un par de monstruos.

—Quizás fue alguien que se enteró de tu caso, en el mundo hay personas de buen corazón que siembran semillas en la vida de los más necesitados —dijo con elocuencia, y Jimin suspiró.

—El depósito fue anónimo, incluso Jungkook tardó un tiempo para contarme acerca de ese dinero porque trató de investigar su procedencia.

—Piénsalo, es mucho dinero. Puedes hacer un buen uso de él.

—¿Cómo cuál uso? —La miró confundido.

—Donaciones benéficas, comprarte una linda casa...

—Mmm...

—Recuerdas la metáfora del lápiz que te comenté los primeros meses de sesión? —preguntó Darianna y Jimin negó con la cabeza.

—¿Algo de que yo me debía convertir en lápiz?

—Te explicaré de nuevo. Imagina que Jungkook es este lápiz. —Levantó un lápiz en el aire y Jimin sonrió imaginando un par de ojos en la goma para borrar—. El lápiz pasó un proceso para dibujar bocetos increíbles, escribir números y letras. Para ser funcional...

—Comprendo...

—Pero antes de convertirse en lápiz era un pedazo de madera, grafito, goma de borrar y aluminio. Estaba en proceso de construcción. —Darianna suspiró—. Tú estabas en ese proceso. Y para conseguir tu propia felicidad necesitabas ser un lápiz totalmente construido y funcional. ¿Cuál es el paso que te faltaba en ese tiempo?

—No depender de Jungkook para vivir.

—Exacto. —Darianna lo señaló orgullosa de su respuesta—. Ahora que vives solo, que aprendiste a cocinar, a valerte por ti mismo te queda un último paso para convertirte en un hermoso lápiz.

La alarma que anunciaba el final de la sesión vibró en la muñeca de Darianna.

—Ese paso es cerrar por completo las heridas causadas en el pasado, no tengas miedo y presenta tu música en la academia como acordaste con tus compañeros —al decir eso se puso de pie y Jimin comprendió que la sesión había terminado—. Y si te equivocas, no pasa nada. Respiras hondo y vuelves a comenzar.

—Entiendo, lo pensaré y te daré respuesta la siguiente sesión.

—Jimin, realmente espero no volver a verte porque hasta hoy he realizado mi trabajo. —Jimin amplió los ojos e hizo una enorme "O" con los labios—. ¿Recuerdas que en la primera sesión que tuvimos te dije que algún día tendríamos que despedirnos?

—¡¿Eso significa que no necesito venir más a terapia?! —preguntó emocionado y triste al mismo tiempo.

—Así es, fue agradable conocerte.

—¿De verdad no podré volver a verte? —preguntó con preocupación.

—Eso espero, fueron dos largos años y estás listo para explorar el mundo por ti mismo, sin ayuda mía o de nadie.

Sin previo aviso, Jimin se levantó de la silla abrazando a Darianna. La psicóloga, sorprendida soltó una risa que contagió al muchacho. Ambos se despidieron con cariño y nostalgia, pero la vida debía continuar, era momento de que Jimin siguiera su camino.

Afuera del consultorio Jungkook lo esperaba recargado en su deportivo azul luciendo un traje a juego. Levantó la mano a modo de saludo cuando miró a su novio, se veía tan guapo. El cabello se lo cortó resaltando más sus facciones. Jimin suspiró al verlo y corrió hacia él. Estando a escasos centímetros suyos dijo:

—¡Hoy fue mi último día de terapia!

—¡¿De verdad?! —Sonrió genuinamente—. ¡Entonces vamos a celebrar!

Dicho eso, lo abrazó elevándolo en el aire al mismo tiempo que daban círculos. Cuando los giros terminaron se dieron un dulce beso en los labios. Jimin ya no era para nada un niño y eso se podía notar en la manera que besaba a su novio.

—Quiero ir al puente de Brooklyn —dijo animado.

—Está bien mi amor, ¿Pero por qué quieres ir a ese lugar?

—Ahí me pediste ser tu novio. ¿Recuerdas?

—A la perfección.

—Quiero contarte un secreto que guardé durante mucho tiempo. Darianna me aconsejó revelártelo. —Jungkook sonrió de felicidad al ver al amor de su vida con vitalidad. La terapia había funcionado, y estaba orgulloso de él. Aunque un poco desconcertado. ¿Qué le ocultaba Jimin?

—Vamos. —Avanzó a la puerta del auto abriéndola para Jimin—. Además también quiero contarte algo importante.

¿Qué era eso importante que Jungkook tenía por decir?

Jimin se lo preguntó durante todo el camino, deseando que fuera una buena noticia.

Antes de caminar por el puente de Brooklyn compraron un par de helados, uno de vainilla para Jungkook y uno de chocolate para Jimin. Caminaron juntos agarrados de las manos sintiendo que el mundo les pertenecía, momentos después llegaron al centro del puente, justo en dónde Jungkook le pidió a Jimin ser su novio. Miraron juntos el agua a sus pies hasta que se rompió el silencio.

—Cuando me pediste ser tu novio me dijiste que querías que construyéramos un puente en nuestros corazones. ¿Recuerdas?

—Un puente indestructible —dijo elevando el dedo índice, después lamió el helado guiñando un ojo.

—¿Crees que ya está construido? ¿Crees que es indestructible? —preguntó mirando al horizonte.

—La pregunta me ofende porque yo sería capaz de hacer cualquier cosa por ti —contestó mirando al mismo lugar que Jimin. Sus miradas no se encontraban, pero sus corazones estaban enlazados.

—¿En serio?

—Sí, lo que sea.

—¿Crees que eso es amor? ¿No estaría mejor establecer límites? Me refiero a que no tienes que complacerme en todos mis caprichos. —Jungkook miró a Jimin de reojo algo sorprendido.

—¿Cómo podría negarte algo? —Sonrió sin entenderlo.

—Me amas y te amo, de eso no tengo dudas. Sin embargo...

—Oh, Oh. Sin embargo es igual a un pero. ¡¿Estás poniendo peros a nuestro amor?! —Se giró para mirarlo y lo tomó de los hombros para que también quedara frente a él—. ¿Quieres terminar conmigo? —Jungkook sintió un pinchazo en el corazón.

—¡No, no, no! —Agitó las manos desesperado—. Tú eres un lápiz, Jungkook.

—¿Un lápiz? —preguntó confundido a punto de soltar una carcajada.

—Darianna lo dijo, en la terapia. Ella lo explica mejor que yo... —Bajó la mirada sintiéndose avergonzado.

—Príncipe... —Lo tomó de la barbilla—. No entiendo lo que estás queriendo decir.

—Quiero comenzar a disponer del dinero que depositaron para mí. —Jimin suspiró—. Lo que quiero decir es que me ayudes a establecer límites a la hora de utilizarlo porque estoy seguro de que querré gastarlo en tonterías. —Jungkook se carcajeó aliviado

—Yaaaa. —Exhaló con alivio—. Te comprendo.

—Además te he ocultado algo durante estos dos últimos años. Yo... aprendí a tocar el piano y a cantar en la academia de artes.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué no me has mostrado tu talento?! —Cruzó los brazos ofendido—. Por eso te quedabas hasta tarde en la academia, ¡para ocultarlo!

—Quería sorprenderte, pero dentro de una semana habrá un evento y voy a presentarme ante el público. —Bajó la mirada nervioso.

—¿Y quieres que vaya? —Asintió mientras se mordía el labio.

—También quiero que invites a Yoongi y a tus padres. ¿Estás molesto conmigo por ocultarte que... —Jungkook no lo dejó terminar de hablar, él lo tomó de las mejillas besándolo con fervor. Jimin lo rodeo con sus brazos arrugando su saco con los dedos.

—¿Qué día te presentas? —susurró con los labios pegados a los de Jimin.

—El viernes, incluso hoy tengo ensayo —contestó de la misma forma. Jungkook se separó de Jimin mirándolo a los ojos.

—Eso arruina mis planes y lo que tenía para decirte. —Jungkook pasó una mano por encima de su cara exteriorizando su estrés momentáneo.

—¿Qué pasa Jungkook? No me asustes...

—En teoría no debería ser una mala noticia, pero ahora que dices que el viernes es la presentación cambia todo. —Suspiró, después se lamió los labios y Jimin lamió su helado.

—Ya dime...

—Te quería invitar a Italia, un viaje familiar. —Tomó el boleto de avión que compró para Jimin de su saco mostrándoselo—. Pero no te preocupes, podemos posponerlo.

—Si no te hubiera ocultado ... —susurró con ojos llorosos—. ¡Demonios! Arruiné tus planes.

—Todavía estoy a tiempo para cambiar el vuelo. —Acarició su mejilla—. De verdad quiero que vayamos a Italia.

»Necesitas comer una verdadera pizza, porque déjame decirte que la pizza se creó en mi lugar de origen y no es igual a las que venden aquí.

—¡De verdad quiero probarla!

—Y yo de verdad te quiero probar a ti. —Sonrió con picardía y Jimin se sonrojó—. Hoy iremos a tu apartamento, nos encerraremos y voy a recordarte lo buen novio que soy para que dejes de ocultarme cosas.

—Jungkook...

—¿Sí?

—Hoy tengo ensayo general para la presentación... —Se sonrojó.

—Entonces te haré mío después de tu ensayo. —Lo rodeó por la cintura y caminaron juntos de regreso al auto.

Momentos después se dirigieron a un restaurante de comida china que frecuentaban con regularidad. El primero en llegar fue Hobi, levantó la mano en el aire para que sus amigos lo vieran, Jimin fue el primero en detectarlo. Hobi vestía un traje color beige, y junto con Namjoon formó una empresa que crecía constantemente. Seguía soltero, porque decía que no quería perder el tiempo en citas y que el día que tuviera novia tenía que ser una chica especial. Jungkook lo palmeó de la espalda y se sentó frente a él en una mesa redonda con sillas altas. El restaurante tenía paredes carmesí con estampados dorados en forma de dragones y letras chinas. En lugar de focos el techo tenía lámparas chinas de papel, era un lugar grande, pero cálido.

—Yoongi está en el baño —anunció Hobi—. Fue el segundo en llegar —añadió.

En ese instante apareció Yoongi, lucía muy distinto a dos años atrás, tenía el cabello amarrado en una coleta, labios pintados coloridos, zapatos pulidos y un traje elegante color púrpura hecho a la medida. El día que lo rescataron cojeaba al caminar porque lo obligaban a bailar encima de vidrios para entretener a los clientes de Hotel Estela. Ahora que estaba recuperado su caminar era perfecto, estaba recuperado. Con elegancia se sentó al lado de Hobi sonriendo de lado a modo de saludo.

—Ahora faltan Taehyung, Seokjin y Nam —Yoongi apretó los labios conteniendo la risa.

—¿Por qué te quieres reír? ¿Qué es lo gracioso? —cuestionó Jungkook

—No es nada... —Desvió la mirada.

—Jungkook hace el mismo gesto cuando miente —Jimin entrecerró los ojos.

—Oso, oso mentiroso... —canturreó Hobi.

—¡Bien lo diré! —exclamó—. Se trata de Namjoon y Seokjin —susurró inclinándose en la mesa e hizo un gesto con la mano para que Hobi, Jungkook y Jimin se acercaran a él —. ¡Ellos están saliendo!

—¡Nooo! —gritó Jungkook impresionado, jamás imaginaría.

Taehyung apareció con aire despreocupado por las puertas del restaurante. Se acercó a ellos con pasos elegantes, vestía traje negro y mocasines del mismo color, no llevaba corbata, por eso su camisa color beige estaba ligeramente desabotonada.

—¿Por qué tanto escándalo? —cuestionó al llegar a la mesa y sentarse junto a Jungkook.

—¡¿Tú sabías que Namjoon y Seokjin están saliendo?! —Hobi le preguntó. Taehyung amplió los ojos sorprendido quedándose sin palabras—. Tampoco lo sabías.

—¿En qué momento? —Cuestionó Tae sin poder creerlo.

—Nam ayudó a Seokjin para que hiciera dieta y ejercicio, ¿recuerdan? Juntos iban al gimnasio, supongo que ahí surgió su amor —Contestó Yoongi.

—¿Y tú cómo lo descubriste? —preguntó Jungkook alzando las cejas.

—Ayer fui a casa de Nam, me sorprendió tanto cuando Seokjin salió de la ducha enredado en una toalla. —Se sonrojó y todos gritaron.

—Ahí vienen —murmuró Jimin al ver a la nueva pareja entrar juntos al restaurante—. ¡No les digan que saben que son novios, sean discretos! —exclamó en un susurro y todos asintieron.

Namjoon vestía una blusa larga y holgada color verde menta, shorts blancos de licra, un par de tenis verdes con blanco, un gorrito a juego, y lentes de sol negros. Su cabello ya estaba más largo e incluso le aclaró las puntas en el salón de belleza para que fuera más rubio. A su lado Seokjin, él tenía los ojos color verde, al verse delgado lucía todavía más alto que antes. Su cabello negro como la noche combinaba con la playera  que Nam le obsequió, vestía un par de pantalones de mezclilla y sandalias cómodas. Al adelgazar sus facciones cambiaron, eso provocó que visualmente fuera más atractivo. Yoongi levantó la mano para que ellos se acercaran a su mesa. Llegando comenzó el caos.

—¡¿Desde cuándo salen juntos?! —preguntó Jungkook y Jimin lo miró enojado porque no obedeció lo que les dijo segundos atrás.

—¿Así que eres Timmy Turner? —le preguntó Taehyung a Seokjin alzando las cejas, recordando que él siempre decía que Namjoon era inalcanzable, como Trixie Tang de los padrinos mágicos.

—¡¿Cómo lo... —Namjoon miró a Yoongi, quien quería desaparecer de la faz de la Tierra en ese momento—. ¡Tu boca no sabe guardar secretos!

—Oh vamos... Tarde o temprano se enterarían —Sonrió nerviosa.

—Me agrada que Nam esté con Jin, de entre tanto zoquete mis amigos son los menos peores —comentó Hobi mientras el par de enamorados se sentaban a la mesa.

—¿Qué mierda quisiste decir con eso? —cuestionó Tae—. No se si sentirme halagado u ofendido. —Rio, todos rieron.

—¿Cómo sabe lo de los padrinos mágicos? —Namjoon le preguntó a Seokjin mientras veía a Taehyung.

—Bueno yo... —Seokjin aclaró la garganta—. De cariño le digo Trixie a Nam y él me dice Timmy —Sonrió ruborizado para no contestar la pregunta de su novio y todos rieron.

—Lucen bien juntos —dijo Jimin—. Aunque me siento ofendido porque no nos querían contar.

—¡Oh basta, Jungkook también nos ocultó su relación contigo antes! —Seokjin se defendió.

—¡Eso fue distinto! —Jimin no se quedó callado.

Yoongi sonrió al ver a sus amigos ser felices, mientras que por debajo de la mesa deslizaba su mano para tocar el muslo de Hobi. Él tragó saliva girando el rostro para verlo a los ojos.

—El amor en secreto es uno de los mejores amores —dijo Yoongi—. Me gustaría experimentar esa experiencia —añadió, y Hobi sonrió de oreja a oreja.

Todos disfrutaron de la comida, al terminar Jungkook le rogó a Jimin acompañarlo a su ensayo, quería verlo tocar el piano y cantar por primera vez. A pesar de que se negó porque quería sorprenderlo en la presentación terminó por convencerlo. Durante los primeros meses en la academia, Jungkook lo acompañaba diario porque tenía miedo de conocer personas nuevas y de desenvolverse en el mundo, hasta que un día Jimin le dijo que ya podía hacerlo solo. Fue entonces cuando comenzó a practicar piano además de pintura, en sus clases el maestro le pidió que cantara una canción y descubrieron que tenía una dulce, pero poderosa voz.

En el auditorio se encontraban aproximadamente cincuenta miembros de la academia, todos tenían cosas por hacer y estaban corriendo de aquí para allá.

Una chica de cabello negro, afro rizado y largo, ojos marrones, piel oscura y cuerpo atlético se acercó trotando amistosamente hacia Jimin.

—¡Jimin, tu puesto es atrás del telón!

—Oh, lo sé, pero voy llegando.

—¡Corre que ya vamos a comenzar tu parte de la actuación y tienes que ensayar tu entrada!

—Me tengo que ir —le dijo a Jungkook, este lo tomó de la mano girándolo hacia él para depositarle un fugaz, pero apasionado beso en los labios—. ¿Eso por qué fue?

—Para darte suerte... —Ronroneó.

—¡Basta, par de enamorados! —Se quejó la compañera de Jimin.

—Lo siento Magui —Jimin se disculpó con una sonrisa en los labios, y ella rodó los ojos riendo.

Jimin caminó hacia el escenario perdiéndose atrás del telón. Jungkook se sintió realmente feliz al verlo disfrutar la vida. Él siempre quiso mostrarle cosas nuevas, y lo hizo. Sin embargo en ese momento Jimin le mostraría por primera vez algo que él no conocía; su talento.

Cuando Jimin salió al escenario sentándose en el piano respiró profundo y comenzó a tocar una melodía nostálgica que estremecía el corazón de los presentes.

Jungkook, al igual que muchos de sus compañeros no pudieron evitar llorar cuando comenzó a cantar. Un canto angelical, lleno de emociones que provocaban que la piel se erizara.

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