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☁️Capítulo 23☁️

Catorce días después...

Por todos los medios de comunicación se esparció el desmantelamiento del Hotel Estela, más de cien víctimas fueron rescatadas. Descubrir una red tan grande de trata de blancas creó un hilo del cual tirar, desde aquel día las autoridades no paraban de encontrar más hoteles por el resto del mundo, además de descubrir que políticos, empresarios y celebridades frecuentaban esos lugares. Las caretas de personalidades de la alta sociedad se desvanecieron, todo gracias a que un joven se enamoró de un misterioso chico que creía tener la piel de papel. Si Jungkook no se hubiera enamorado de Jimin, nunca hubiera conocido al doctor Samuel Davenport, quien le dijo que Camile trabajaba en aquel terrible lugar, tampoco hubiera ido a investigar, ni hubiera reconocido a Jeimy Therrien para abrir la carpeta de investigación del secuestro de Yoongi.

Jimin comenzó el tratamiento para la diabetes ocasionada por el maltrato de su madre, también cogía más peso de poco en poco, su piel pálida y amarillenta desapareció. Él irradiaba vida, salud y cada vez se le veía más feliz. Jungkook lo acompañó todo el tiempo a las citas médicas, al nutricionista y al psicólogo. Vivía en casa de la familia Jeon, y evitaba toparse con Yoongi a toda costa porque sentía culpa a causa del daño que le causó Camile.

Los gritos de Yoongi despertaron a Jimin abruptamente. Ya era la catorceava noche consecutiva que tenía pesadillas. «La estrella de esta noche...», Se repetía una y otra las voces en la cabeza de Yoongi. Él nunca lastimó a nadie, siempre trató de ser un hijo ejemplar, un hermano amoroso, un amigo leal. Se creía fuerte hasta que descubrió lo débil y frágil que era. Se creía completo, hasta que lo destrozaron en mil fragmentos. El maltrato que recibió dejó marcas en su piel, pero nada comparado con el dolor en su corazón, nada comparado con el trauma que revivía noche tras noche. Sus gritos desesperados resonaban por toda la casa, Jiho y Bianca corrieron a su habitación descalzos para socorrerlo. Al verlo retorcerse en la cama como si estuviera siendo golpeado físicamente; lo abrazaron. Bianca comenzó a tararear una canción mientras contenía las lágrimas, y Jiho lo abrazaba con fuerza susurrándole «Papá está contigo, respira».

Jungkook los veía desde la puerta apretando los puños siendo invadido por el rencor e impotencia. El lazo que tenía con su hermano era profundo, él podía sentir el dolor, y sabía que no se le pasaría de un día para otro. Por eso lo mejor era tener paciencia y esperar a que volviera a ser el mismo chico resplandeciente de antes.

—¿Jungkook? —Jimin habló desde el pasillo.

Él estaba vestido con un camisón para dormir, sus ojos somnolientos lucían asustados. Jungkook caminó hacia él tomándolo de la mano.

—Yoongi tuvo otra pesadilla —susurró mientras lo acompañaba al cuarto—. ¿Quieres que me quede contigo hasta que te duermas?

—Me gustaría... —contestó al entrar a la habitación. Seguido de eso bostezó y se sentó con cuidado en la cama.

—Mañana te quitan los puntos, debemos ir temprano al consultorio... —Jungkook le recordó al mismo tiempo que se acostaba junto a él cubriéndose con la colcha blanca.

—Es triste darse cuenta que el cuerpo sana más pronto que el corazón.

—A mí me parece reconfortante saber que el ser humano es tan fuerte y capaz de superar cualquier obstáculo. —Extendió el brazo para que Jimin se recargara en su pecho—. Yoongi, tú... Y todos nosotros superaremos lo sucedido.

—Eso espero.

Al día siguiente retiraron los puntos de la herida del brazo de Jimin, él no era vanidoso, por eso no le afectó emocionalmente tener una herida de diez centímetros en el antebrazo. Además tenía cosas mucho más importantes de las que preocuparse. Con amabilidad se despidió del médico saliendo del hospital, luego caminó junto a Jungkook con pasos lentos por el pasillo.

—Quiero ir al cementerio —soltó de pronto. Jungkook amplió los ojos con sorpresa.

—¿De verdad?

—No me despedí de ella y quiero hacerlo...

—¿Vamos ya? —preguntó en las puertas del hospital y Jimin asintió.

Subieron al auto, Jungkook se dirigió al cementerio con premura. Encontrar la tumba de Camile no fue sencillo, pero luego de veinte minutos lo lograron. El nudo en la garganta de Jimin comenzó a formarse y sin previo aviso aparecieron las lágrimas cayendo en el césped verde. Jungkook lo tomó de la cintura con fuerza convirtiéndose en su soporte. Tenía tantas cosas para decir, y las diría, pero primero necesitaba aclarar la garganta y recobrar el aliento.

—Mamá... ¿Sabes quién es el hombre que me acompaña a verte? —preguntó con voz entrecortada—. Se llama Jeon Jungkook, él es hermano de una de las tantas víctimas que obligaste a trabajar en el Hotel Estela. —Jungkook comenzó a llorar en silencio tratando de mantenerse sereno—. Su nombre es Yoongi, y cada noche despierta gritando porque sigue teniendo miedo... Lo escuché nombrarte varias veces, pero fingí no conocerte porque. ¿Cómo voy a decirle que soy tu hijo?

»La madre de Yoongi me trata muy bien, ella sabe que soy tu hijo. Aun así me recibe con los brazos abiertos... ¿Puedes ver su bondad desde dónde estás?

»El padre de Yoongi me trata como a uno más de su familia, y también sabe mi identidad. ¿Sabes lo difícil que es eso para él?

»Y Jungkook, su hermano. Él me ama con locura, está sosteniéndome justo ahora para que no caiga porque mis piernas flaquean. —Rio mientras limpiaba las lágrimas de su rostro—. Tengo tantas preguntas para ti que se quedarán sin respuestas. Aun así vine a darte las gracias por darme a luz, por tratar de cuidarme, se que no lo hiciste correctamente, pero fui feliz contigo.

»Estoy muy decepcionado de ti, y te aseguro que si estuvieras con vida desearía no volver a verte jamás. Sin embargo moriste antes de poder exteriorizarte la gran decepción que me causaste.

»Esta será la última vez que te voy a decir mamá, también será la última vez que te visite. ¿Sabes por qué? Porque también me hiciste daño, tanto daño que ahora me debo inyectar todos los días.

»Me lastimaste tanto que por las noches no puedo dormir si no es con una canción de cuna, me hiciste tan inútil que me es complicado adaptarme al mundo y sus normas.

»No te odio, jamás lo haré porque te amo... Te amo a pesar de descubrir que eras un monstruo disfrazado de superhéroe. Y deseo que quizás algún día encuentres la paz.

»Eso es lo que quería decirte...

Al finalizar dejó una flor roja cerca de la lápida. Jungkook lo abrazó con fuerza y juntos caminaron a la salida del cementerio. Jimin se sintió liberado, pero el sentimiento y la tristeza no desaparecerían de un día a otro. Él, junto con todas las víctimas tardarían tiempo en sanar las heridas causadas.

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