[ 1 ]
La escuela siempre había sido difícil los primeros días, y Namjoon solía sentirse un poco atormentado por sus pensamientos ansiosos sobre todo lo que podría ir mal, pero con el tiempo logró controlarse.
Cuando era un estudiante de preparatoria soñaba el día en que al fin iniciara la universidad, sin embargo, al estar ahí se sintió preocupado, y algo avergonzado porque parecía estar fuera de lugar.
Aún recuerda el primer día, por fortuna dio con el edificio al primer instante, dentro habían dos asesores que les asignaban su horario y salón de clases.
—Buenos días —saludó—. Kim Namjoon, licenciatura en administración.
—Aula A9 —respondió el asesor con una ligera sonrisa—. Buena suerte. —Le entregó su horario.
—Gracias.
Namjoon apenas estaba por echar un vistazo a la hoja cuando escuchó que alguien le habló.
—¿También vas al A9?
Alzó su vista para encontrarse con un chico de enorme sonrisa y pequeños hoyuelos.
—Ah, sí —dijo sin mucho esfuerzo—. ¿Tú?
El chico asintió. —¿Vamos juntos?
—Claro.
—¿Sabes dónde es? —Namjoon preguntó cuando comenzaban a subir las escaleras junto a un puñado de personas.
—No, pero lo averiguaremos.
Cinco minutos después estaban entrando a su salón de clases, aunque todo fue gracias a que Namjoon al fin se animó a preguntar sobre el paradero de este.
Namjoon creyó que ese chico era más hablador que él mismo, sin embargo después de un rato parecía más tímido y hasta temeroso.
—¿Dónde te sentarás? —murmuró el chico a su lado.
Nam miró a su alrededor, no habían muchas personas aún y las mesas del frente estaban vacías, aquello no era novedad. No obstante, él disfrutaba de sentarse adelante.
—Aquí —dijo yendo hasta la mesa que estaba por la puerta. Tampoco era un idiota. Sabía que sentarse frente a la mesa del profesor era un poco espeluznante.
—¿Puedo...? —El chico de hoyuelos dejó su pregunta al aire. Namjoon se limitó a asentir.
Como parte de su personalidad, Namjoon solía examinar primero a su alrededor cuando se encontraba en una nueva etapa, aún más si estaba solo. No hablaría con nadie los primeros días, quizás la primera semana, para poder observarlos a todos, hasta los profesores. Estaría algo tímido e incluso no llamaría tanto la atención cuando se atreviera a responder alguna pregunta en clase.
Sería como un brote de una flor y con el paso del tiempo iría floreciendo.
—Por cierto, me llamo Hoseok, ¿y tú?
—Namjoon.
—Espero que seamos buenos amigos —susurró el chico, quizás creyendo no ser escuchado, pero Namjoon lo hizo, y se sonrojó un poco.
La verdad era que Namjoon también lo deseaba.
───────•••───────
—Entonces, comiencen a formarse en equipos de cuatro —ordenó el profesor.
Namjoon se estiró un poco en su asiento mientras escuchaba a Hoseok hablando con Jimin y Yoongi, amigos que habían hecho al pasar de los meses, sobre qué hizo el fin de semana. Observó su celular, aún faltaba media hora de clase, así que suponía que debía ponerse a trabajar. Giró su silla para encontrarse con que los demás ya estaban en un casi círculo, dejando su espacio para que pudiese acomodar su silla.
—¿Y bien? —preguntó Jimin cuando Namjoon estuvo en el lugar—. ¿Qué haremos?
Todos estaban mirando a Namjoon esperando por alguna respuesta.
—¿Jugar cartas? —dijo con su ceño fruncido.
—¿Otra vez no pusiste atención? —Hoseok preguntó aunque ya sabía la respuesta.
Namjoon sonrió tímidamente.
—Estaba pensando en qué comería y me perdí en el espacio-tiempo —rió.
—Yo entendí que teníamos que hacer un proyecto social o algo así —habló Yoongi mientras observaba a los demás equipos charlando, suponía, sobre la tarea asignada.
—Ah —Namjoon suspiró—, déjenme preguntar. Ya vuelvo.
—¡Ese es nuestro chico! —aplaudió Hoseok haciendo reír a los demás.
Cinco minutos después Namjoon estaba dictándole a Hoseok una lista de cosas que tendrían que hacer mientras los demás prestaban atención y anotaban un par de cosas en sus libretas.
—Será fácil si todos cumplimos con las fechas de entrega. —Hoseok miró a cada uno con detenimiento.
—Es por eso que eres el secretario —dijo Yoongi sonriendo—. Siempre molestando en el chat grupal.
—¡Oye! Yo no molesto.
—Seguro —dijo Jimin con un deje de diversión.
—¡Nam! —Hoseok lo miró con su boca hecha un triángulo.
Namjoon rezó internamente.
—En serio, chicos —les habló con cara de fatigado—. Ni siquiera hemos almorzado. Piedad.
Jimin y Yoongi asintieron con un poco de diversión en sus rostros.
—Ya, lo sentimos, sabes que estamos jugando —habló Yoongi—. ¿Quién es el mejor?
—¡Hoseok! —animó Jimin.
Hoseok reviró sus ojos, pero una sonrisa se acentuaba en su rostro.
—Y gracias, Hoseok, por siempre anotar —dijo Namjoon para dejar atrás el tema.
A veces era difícil con ellos tres a su alrededor, pero eran sus amigos, y los quería demasiado a pesar del corto tiempo de haberlos conocido. Además, se había convertido en su representante cuando alguien tenía que pasar a exponer primero o preguntar al profesor correspondiente sobre alguna duda.
Namjoon no tenía problema con eso, a él le gustaba hablar de todas formas, y sus amigos nunca lo dejaban solo. Incluso, parecían tener algo de celos cuando Namjoon tenía que quedarse a hablar con otros, pues ser una persona extrovertida lo había hecho conocer a un número considerable de personas. A veces por tarea, a veces solo por compromiso, y a veces, lo hacía porque sabía que las relaciones públicas eran importantes. Preguntarle a alguien que sabes estuvo enfermo cómo se encuentra es una buena forma de comenzar una charla, y quizás, hacer un nuevo amigo.
───────•••───────
Sus clases habían terminado hace más de media hora, pero Namjoon seguía hablando con sus amigos en un pequeño kiosco que había en uno de los espacios de recreación.
—Chicos, tengo que ir al trabajo —dijo Jimin tomando su mochila—. Nos vemos mañana.
Todos observaron como Jimin se encaminaba hacia la salida mientras se colocaba sus audífonos, algo típico de él. Minutos después, Yoongi se despidió porque debía cuidar a su hermano menor, quedando solamente Hoseok junto a Namjoon.
—¿Te quedarás a practicar con tu equipo de baile? —preguntó Namjoon de pronto.
Hoseok lo miró con una ceja alzada.
—Hoy no —informó—, es mañana, ¿por qué?
—Tengo cosas qué hacer —dijo Namjoon—, así que quería matar el tiempo un rato.
—Ya veo. Entonces, ¿aún no vas a casa?
Namjoon negó lentamente. —Nop.
—Tengo que ir al trabajo de mamá —dijo Hoseok tomando su mochila—. Pero cualquier cosa, avísame, ¿de acuerdo?
—Nos vemos mañana, Hope —se despidió Namjoon.
Y ahí estaba, solo en el kiosco, con una caja de galletas que traía de casa para no pasar hambre mientras vagaba por la universidad. Iría a alguna plaza o parque, pero si era honesto consigo mismo, en ese momento no quería ni moverse de ese lugar.
Se colocó sus audífonos y envió un mensaje a su madre solo para saber cómo estaban las cosas en casa.
Mamá, ¿ya llegó papá?
Sí, hijo.
Tengo algunas cosas que hacer, llegaré tarde.
Está bien, cuídate.
Namjoon suspiró, aquella sería una larga tarde. Hace tiempo que dejó de culpar a su madre, y en cambio trató de colocarse en su lugar, ser empático hacia la situación en casa. A veces era difícil, porque tenía muchas ganas de salir corriendo y nunca volver, pero no amaba a su madre, ¿qué más podría hacer? ¿Irse y que una mañana le avisaran que su madre estaba muerta por haberse enfadado lo suficiente? No podría vivir con eso, y si llegar tarde a casa era lo único que hacía que se sintiera un poco menos estresado o triste, él lo haría. Estaba haciendo lo posible, lo juraba. En algunas ocasiones sentía que su garganta dolía por todo lo que nunca había dicho, y sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Disculpa, ¿está ocupado este lugar? —Una voz masculina interrumpió sus pensamientos—. ¿Puedo sentarme aquí un momento?
Namjoon parpadeó antes de asentir.
—Claro, no hay problema.
El chico agradeció, sentándose frente a él. Namjoon observaba como sacaba un libro un poco grueso de su mochila y una libreta, seguramente tenía mucha tarea qué hacer. De repente, sintió que estaba incomodando al chico, él solo estaba ahí con su celular y sus galletas, quizás también debería adelantar un poco de sus trabajos... La cosa era que no quería.
—¡Kookie, aquí estás! —Alguien gritó a unos pasos.
Un muchacho de hombros anchos saludaba al sujeto frente a Namjoon mientras en su mano traía una pequeña canasta con cafés fríos.
—Jin hyung, te dije que estaría haciendo tarea.
—Lo sé, por eso vine. Pasé por un café y traje esto para ti —dijo Jin mientras le daba a sostener un vaso—, pero Taehyung no me dijo que estarías acompañado. Qué descortés de mi parte. Chico, puedes quedarte con este. —Le dejó el otro vaso.
Namjoon alzó su vista cuando sintió que estaba siendo observado, creyó que no sé estaban refiriendo a él, pero al ver el vaso de café frente suyo comprendió.
—Pero ¿acaso ese no era...? —intentó hablar el tal Kookie.
—No seas grosero, Jungkook.
—¡Oh! No te preocupes —intervino Namjoon—. Está bien, yo ya me iba. De hecho, nosotros no... —explicó señalándose primero a él, luego a Jungkook—. No somos compañeros.
—¿Qué? No te he ofendido, ¿verdad? —Jin sobreactuó con una mano en su pecho.
—Jin hyung, nosotros ni siquiera...
—Nada de nada, Jungkook. —Jin lo miró—. Me disculpo si te he ofendido —dijo con su vista en Namjoon, y después checó la hora en su reloj—. Cielos. Tengo que ir a clases. Como sea, disfruten el café.
Jungkook tuvo que esperar a que Jin estuviera lo suficientemente lejos para que pudiera hablar.
—Disculpa —dijo con cara avergonzada—, no sé porqué creyó que estábamos en un equipo. Puedes quedarte el café, no te preocupes.
Namjoon lo miró y sonrió tímidamente.
—Eso fue... extraño, sí. Pero gracias por el café.
—Lo sé, mi hermano es un tanto peculiar. Y no hay de qué —suspiró Jungkook—, debes creer que somos unos locos.
Namjoon rió enternecido. Ciertamente, casi nunca le pasan cosas fuera de lo normal, pero nunca despreciaría algún suceso si le llegara a pasar. Este era uno de ellos. Namjoon amaba hablar con las personas, en especial si no las conocía.
—No lo creo, no tienes que avergonzarte. Creo que tu hermano es genial.
—¿En serio? —El chico preguntó con un tono burlón—. ¿Tú crees eso?
—Bueno, sé algo: ya no hay personas como él en este mundo. Eso lo convierte en alguien genial, ¿quién más regalaría su café a un completo desconocido después que lo compró con tanto deseo?
—Síp, ese es mi hermano —respondió Jungkook con un deje de orgullo en su voz.
—¿Lo ves? Es genial, apuesto a que tú también lo eres. La sangre es la sangre.
Aquel chico rió gentilmente mientras miraba el camino por donde se había ido su hermano.
—Supongo —se encogió de hombros—, soy Jeon Jungkook, por cierto, ¿cuál es tu nombre?
—Kim Namjoon —respondió con una sonrisa—. Mucho gusto.
—¿Tienes que irte ahora o...?
—Tengo tiempo hasta las ocho —contestó después de revisar la hora en su teléfono.
—Eso es mucho tiempo. ¿Te quieres quedar un rato más y charlamos?
—Eso... Eso me agradaría mucho —respondió con un leve sonrojo en sus mejillas.
───────•••───────
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro