Capítulo 25: El badboy ha perdido la cabeza.
Evelyn.
—Por ese albino.
Me detuve en seco, perpleja. Mis alucinaciones parecían más revueltas que otras veces, y dudé sí lo correcta era hacerme la tonta o escuchar sus idioteces. ¿Ven? Se los dije. Parece que el mundo conspira contra mí para darme fuertes nalgadas y después escupirme encima.
—¿De qué hablas? El narrador Ethan no tiene ningún interés en...
—Ah, ya sabes, hablo del inútil escritor que nunca realiza nada bien —dijo incrédulo, inundando su rostro con un charco de sonrisa sarcástica—. Parece que todas sus creaciones son una mierda incluyendo esta historia. —Rió con desdén, poniendo su brazo sobre mi hombro lastimándome con sus prendas.
Mi mochila era pesada y yo de verdad quería ir a casa. Pero aún con el molesto sol, el odioso Val, y mis ganas de matar, no iba a dejarlo ir diciendo esas cosas. Me sentí como si hubiera metido un ajo a mi boca, y con esa rabia apreté mis manos que sostenían la mochila y me giré aplicando fuerza en su pecho.
—¡Repítelo en mi puta cara antes de que te abra la cabeza, hijo de perra! —Le di un empujón a su pectoral, haciéndole retroceder y trastabillar con el pisar de su bota.
—No era mi... —lo volví a empujar—. ¡Vale, ya! Pero deja de ser tan violenta. ¿No podemos ir a hablar a la heladería y escucharme en paz?
—No entiendo de que quieres hablar. —Bufé, cruzando mis brazos.
—Lo sabrás sí me escuchas.
~•~•~•~
—Hace un par de días—.
Ethan me había arrastrado hacia una cafetería cerca de una universidad. Al inicio no entendía porque habíamos ido tan lejos de la escuela, y el lugar parecía muy común. Solo era espacioso y servían cosas que habían en otros lugares, las mesas eran de pino y los asientos de plástico, ni si quiera los meseros lucían atractivos.
Ordené un latte con crema. Mientras esperaba, traté de hacerle preguntas a Ethan sobre por qué estábamos ahí. Él no respondió, pero entonces miré de reojo la silla frente a nosotros y mi cerebro estúpido no pudo procesarlo.
—No... espera... ¿Vendrá alguien? —solté nerviosa, retrocediendo en el asiento.
Que no sea... que no sea...
Ethan sostuvo mi mano y me regresó a la posición anterior.
—No seas un mangurrián justo ahora. Te atreviste a golpearme cuando recién nos conocíamos, así que puedes lidiar con esto —la mirada de Ethan era severa y graciosa, como un niño tratando de poner en su lugar a un padre. Reí al mirarlo bien, pero lo que dijo me calló—. Evelyn Clark, ¿acaso te gusta el escritor Matt?
Algunos dicen que cuando piensas mucho en alguien terminas enamorándote, y ese era mi caso, por eso traté de aceptarlo rápido y olvidarlo de la misma manera. Que se pudra el corazón, nunca sabré cómo funciona. Bueno, tampoco sé cómo funciona un retrete.
—¿Soy muy obvia? —me solté de su agarre—. Vamos, es difícil contenerme con alguien que parece tenerlo todo. Es atractivo, tiene una actitud madura, de repente es inmaduro y puedo ayudarlo. Se esfuerza por superarse aun con sus declives. En lo personal, ¡es como el príncipe de cuento de hadas!
Ethan rió levemente por mi comparación. Quizás para él el escritor era un irresponsable e inmaduro. Me hice más pequeña en el asiento, apenada. Agh, ¿por qué todo debía ser tan complicado?
—Yo realmente no entiendo esas cosas del amor... —suspiró, elevando la cabeza a las lámparas que colgaban. Estaba anocheciendo—. Pero hay algo que sé tras ver a un personaje. Amamos mucho pero actuamos poco, y cuando lo hacemos ya es tarde... ya se ha marchado de tu mundo. Evelyn, sí él de verdad te gusta, no hay nada que pueda hacer. Y sí necesitas mi ayuda, le pondremos fin a esta historia.
Ethan era el amigo que nunca pude tener por mi personalidad tan agridulce. Se sentía bien.
—¿Hablas en serio? —lo miré perpleja—. No, no, no se puede pausar eso. Ya di mucho y él también. Puedo seguir, ¡de hecho, puedo aceptar salir con Val más! Terminaré esto primero y... Espera, solito Ethan, ¿para qué vivimos hasta aquí entonces?
—¿Quieres decir "vinimos"? —me dirigió esa mirada que me tachaba de estúpida.
—¿Por qué me estás ayudando?
—Tú me ayudaste, solo te devuelvo el favor, amazacotada. No me gusta deber nada a nadie, ¿entendido? Termina tu bebida y deja de hablar. —Volvió a lucir incómodo tal cual nos habíamos conocido, dándome la espalda—. Gracias.
—Gracias a ti, Ethan. Eres un buen tipo, pero serías mejor si dejaras de ser tan orgulloso.
—A veces el orgullo es algo que no puedes dejar.
Olvidaba que este tipo es todo menos sincero. Tal vez estaba planeando envenenarme para mantenerme lejos del escritor.
El sonido de la puerta de cristal abriéndose llamó mi atención. Era raro que hubiera poca gente a esas horas, pero supuse que los estudiantes de la universidad a estas horas no salían por los toques de queda. La persona que entró venía arrastrando su mochila envuelta en una bolsa para que no se ensuciara. Pidió un latte sin pajilla y de inmediato se dirigió a nosotros para tomar asiento.
Lo miré sorprendida, viendo fijamente sus cabellos negro azabache y su sonrisa que iluminaba más que el egocéntrico a mi lado.
—Cosita, la dejé sin palabras. —Murmuró, saludando a Ethan con desdén.
—Eh... —mi cerebro trataba de procesarlo—. ¡¿Superior?! ¿Qué hace aquí? ¡Pensé que apenas estaba cambiándose de residencia!
—¡Wow, de verdad tus ojos son morados! ¿Qué pactó hiciste para tenerlos? —hizo una serie de movimientos raros tratando de observarme. Posó sus ojos en Ethan—. Dile al escritor que quiero unos así.
—Ya, coja, esto es serio. —Habló Ethan, haciendo que el chico se encogiera de hombros.
—Veo que sigue siendo estúpido, superior... —susurré, tratando de no reírme obviamente.
—Miren, mi tiempo es oro, plebeyos. Hablen rápido. Dicen que ambos están enamorados del escritor, ¿no? ¿Qué quieren resolver? ¿Desde hace cuanto se formó el triángulo? Ah, espera esa canción es... —hablaba de la música ambiental de la cafetería—. Get up on the floor, dancin'all night long. Get up on the floor, dancin' till the break of dawn. —Su mirada de gato astuto asustaba de a ratos, y la forma en que sacaba las palabras era muy buena. Me era raro conocer a personas tan directas.
—No, no es un triángulo, así que ya cállate. —Ordenó Ethan, acercándose más a él sobre la mesa—, Evelyn Clark siente algo por el escritor. La he traído aquí, con alguien como tú, para resolver cuál es su verdadero interés.
—Oh, esto es mejor de lo que esperaba, ¡sí no hubieran interrumpido mi descanso! —se apartó, recargándose en el asiento. Cruzado de brazos, me miraba interrogante—. ¿Quieres besarlo?
—E-Eh, no nada de eso, solo...
AHHHH, ¿por qué todo parece dar vueltas? ¿Me drogué? ¡Dios Santo, sí me drogué, ¿verdad?!
—Bueno, solo un poquito...
—¿Tomarlo de su mano y ser una pareja?
—S-Sí...
Ethan llevó su mano a la boca, indignado por mi confesión. Esto sería más fácil sí fuera una conversación entre amigas y no dos raros que se pelean por mover las luces a donde ellos están sentados para aparentar ser protagonistas de teatro.
—Ya veo... —murmuró—. ¿Qué me dices acostarte con él?
—¡Ya, acabaste con mi paciencia, coja! —Ethan trató de meterle papel por la boca, pero solo consiguió que las chicas con apariencia atractiva en la mesa de a lado los miraran con preocupación.
—Pues no suena tan mal, pero...
Temblé al sentir la mirada asesina del narrador. Mamá, definitivamente estaba planeando mi asesinato. El superior volvió a mirarme intrigado, entonces tomó mis manos sobre la mesa y me acercó a su mejilla.
—Eve, entonces no sé porque dudas tanto. Te gusta, ¿o te gusta alguien más?
—N-No, es sólo que... ¡Mieeeeeerda, dejé la olla de humildad en la estufa y no hay nadie en casa! —Miré al vacío donde quienes pasaban detrás de la vitrina se espantaban por mí apariencia muerta, arrepentida por mi decisión de venir de tan lejos.
—Se llaman frijoles. —Masculló Ethan.
—¡¿Hiciste qué con tu humildad?! —El superior me sacudió de los hombros casi por llorar. Él sabía bien lo valioso que era tirar dinero a la basura en comida.
—FRIJOLES. —Ethan solo movía la cabeza de un lado a otro, decepcionado de la rara combinación.
~•~•~•~
—Me siento enferma de las cafeterías...
Susurré, soltando un suspiro para olvidar los malos momentos. Val tomó asiento, dándome una taza de café con leche. Él, había pedido un refresco, pero ni si quiera lo había abierto. Val solía hacer cosas que aparentemente no le gustaban, eso era raro e incómodo.
Ya no quería volver a casa por mi programa, pero no quería hablar con él. Las palabras de Ethan, las verdades del superior Hiray, y la imagen de Matt me había hecho pasar la peor semana de mi vida. Enamorarse de alguien era un asco. Muchos dicen que es lindo mientras dura, pero es ese tiempo cuando te sientes en un infierno. Supongo que muchos disfrutan el amor porque de igual forma les gusta sufrir.
Madre... ¡Llévame contigo! Hace unos meses me divertía molestando a las personas y ahora me encuentro en problemas con chicos.
—¿Quieres un postre? El cheescake suena interesante... —Habló en su inocencia, Val, haciéndome desesperar.
—¿Qué quieres, amazacotado?
—¿Sabes qué es eso? —Elevó una ceja, irritado.
—N-No, pero creo s-saber... —Giré los ojos nerviosa, mirando por las ventanas.
Las señales del atardecer comenzaban a ser obvias, pero el día aún era reluciente. Me sentía un poco más tranquila ahora. Sí, estaba pasando un infierno por estar enamorada, pero lo era porque yo decidí ignorarlo. Hablando con Ethan, le prometí que me iba a olvidar de eso. No pensaba verme en 50 años toda arrugada y el escritor apenas llegando a sus 30; era una imagen perturbadora.
"Hasta que la muerte los separe", ojalá las ideas de Ethan fueran reales y el amor fuera eterno.
—¿Qué harás con ese problema qué tienes?
—Lo olvidaré. Somos adolescentes hormonales, juro por mis futuras bendiciones que se me pasará. —Elevé la mano como soldado.
—Ya veo... —Su tono no parecía juzgar mi decisión.
Madre, las cosas cambian en poco tiempo, ¿te parece?
—Agh, los chicos son lindos pero de verdad me molestan. —Suspiré. Mis suspiros eran más usuales que antes, estaba agotada.
—¿Y yo? —Inquirió.
—También, cucarapollas.
—No, Clarkratita, me refiero... —alargó su voz, tratando de buscar las palabras. Otra cosa rara de Val, solía parecer tomarle mucho tiempo buscar palabras, como sí no fueran suyas—. Como chico lindo causante de problemas.
—¿De qué hablas, Val? —Lo miré incrédula, reparando en el asiento.
Esto es incómodo...
—Salir conmigo. No es un problema, ¿o sí? —comenzó a preparar su oferta—. No te sería tan incomodo siguiendo el guion de esta horrible historia, saldrías con un badboy atractivo y no preocuparías al escritor.
—¿Y qué ganas tú? —Me sentí ofendida, pero también interesada.
—Las chicas dejarán de molestarme sí me ven enamorado —elevó sus hombros, sonriendo con picardía—. Ambos ganamos, y tú ganas más que yo, Evelyn. Oh, y te ayudaría a robarle dulces a los niños, es mi mayor pasatiempo.
—Valerie, Valerie, Valerie... —reí levemente, decepcionada.
—Me llamo Val. —Se irritó aún más.
—Interpretamos un cliché, ¿no puedes decírmelo con algo más como "puedo enamorarte en una semana sí así lo deseo"? Estoy un tanto decepcionada, solo por eso ya me voy y no lo tomaré a consideración. —Bromeé, levantándome del asiento.
Giré para tomar mi mochila y apartar la silla. Cuando volví a mi posición para despedirme, Val chocó su frente contra la mía. Sus ojos en lo alto le espantaron. Estaba completamente metido en el papel de badboy. ¿Es que acaso había perdido la cabeza? Yo lo odiaba, era un asco con las mujeres. Pero eso no era todo, él detestaba al escritor. ¿Cómo puedes soportar a alguien que odia lo que amas?
—Deseo enamorarte las veces que quieras... sin importar cuantos años te alejes, sí me lo pides estaré para ti. —Sonrió, dándose los aires mágicos que estaba esperando antes de todo esto.
En serio que perdió la cabeza..., ni tiempo para pensar me estaba dejando.
Reí con amargura—. Así me gusta, Val. Así me gusta.
Pero, ¿cómo me puedo negar sí finge ser manipulable?
•••••••••••••••••••••••
Uff, había tardado un poco más pero aquí estamos con un nuevo capítulo. Tenemos un cameo, una declaración conveniente, un escritor desinteresado, un narrador ayudando a una amiga, y una protagonista confundida...
Con Evelyn te volteas dos segundos y ya quemó una casa, tengan cuidado. <3
~MMIvens.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro