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Capítulo 14: Viaje escolar. {CUARTA PARTE}

Ethan.

Si me preguntaran cuantas veces dudé, tal vez me habría vuelto más loco por las preguntas que por mi ansiedad. Pero aún no sabía la pregunta correcta.

—Ayudante Demian, ¿qué hace con mi cabello? —pregunté despertando, intentando apartar sus manos de mi rostro con un golpe.

—Solo quería clonarte. —Su sonrisa perturbadora apareció.

Sí, sé que era perfecto. Pero un clon nunca podría imitarme. No, a lo que iba era... ¿Por qué este tipo me acosaba todo el tiempo? Me llamaba hermano a veces, lo que me parecía el doble de perturbador.

Se levantó con cuidado, y pude sentir la mirada amenazante de Percy a lo lejos, queriendo asesinarlo. El gran Percy odiaba a los acosadores. No le gustaba que terceros entraran en la vida de alguien sin permiso y la manipularan desde lejos.

Dave estaba profundamente dormido, abrazando a Erick, quien no podía respirar bien por el peso. Les dije claramente que no los quería ver inhalando cocaína. Según Matt, no morirían de sobredosis, pero experimentarían rarezas en su cuerpo. ¿Cómo nos crearon? Ni idea. A veces sentía que se basó en otras historias suyas para planificarnos, o simplemente siguió el proceso de los otros escritores.

—¿Alguien me recuerda la agenda de hoy? —suspiré, aún cansado. Ayer fue un largo día, y ver cómo Evelyn no podía subir la montaña me cansó mucho más de lo que esperaba. Tuve que bajar a correr con ella mientras gritábamos palabras de aliento a los demás y cantábamos cosas tontas que se le ocurrían con el sonido de las aves.

—Los estudiantes comprarán provisiones para la fogata en el pueblo más cercano, cantarán canciones mientras intentan conectarse con la naturaleza y ser poseídos por sus deseos sexuales... —Miró fijamente aquellas palabras escritas en su agenda. Percy estaba perturbado—. Eso lo escribió Erick... Y después apartaremos a Val y Eve para la declaración cliché que buscamos. Bueno, el beso, no declaraciones. Eso es todo, ¿alguna pregunta?

—Quiero confiar en Matt, pero... —siseé estresado, posando mis manos en mi frente—, ¿no creen que la relación entre los protagonistas no se ha desarrollado en absoluto? No sé, siento que no hay razones para querer a alguien en ese estado. No se han ayudado mutuamente... He leído tantas historias, y los mejores libros contienen sentimientos bien manejados. Incluso otros personajes en las historias de Matt que no tienen relación amorosa han tenido mejor desarrollo.

—También lo veo así. Pero si lo vemos desde un punto realista, en el mundo real la gente simplemente sale porque sí, no esperan a sentir las luciérnagas y muchos reaccionan por los celos —objetó Demian.

—¡Yo me opongo a esa relación! —Mía entró a la conversación, asomándose por la puerta. Aún tenía pijama... llena de brillos.

—Si Matt quería hacer algo así, entonces está bien. Si él no pensó en ello es por algo. Tal vez tiene otros planes en mente o simplemente quiere empezar una relación más carnal que sentimental. —Intervino Percy, haciendo que cerráramos nuestras bocas. Yo soy el líder de este grupo, pero cuando mis inseguridades estaban por salir él siempre era el mediador—. ¿Los sentimientos importan? Los humanos no lo piensan mucho. ¿Algún problema? Dejen de dudar tanto de Matt y hagamos lo que debemos hacer. Es nuestro trabajo.

Este chico tan sentimental creaba una barrera helada cuando se trataba de "la razón de nuestra existencia". Le guardaba rencor a algo, pero cuando intentaba buscarlo dentro de sí se daba cuenta de que no había nada, de que no existía algo que lo moviera; o de qué, tal vez, quien no existía era él.

Todos teníamos algo así. Ni si quiera yo encontraba mis dudas.

—¡A trabajar! —grité aplaudiendo. Los dos drogados comenzaron a levantarse con la marca de la almohada en sus rostros.

~•~•~•~

—¿Por qué debemos comprar repelente, proyectores, y comida cara para cocinar? —preguntó Mía mirando sospechosamente la lista que le entregué—. ¿No deberían hacer ellos su propia comida y comprar repelente? Tiene manos y pies, que los usen.

—Vamos a proyectar una película, cocinar para ellos ya que los personajes nunca hacen mucho, y poner repelentes de mosquitos para que pasen bien la noche sin problemas reales —expliqué, buscando con mis ojos las tiendas a las que debíamos ir en mi guía.

—La última vez que un protagonista intentó prender una fogata le terminó prendiendo fuego a la cola de su gato. Y sí, ¡esa va para ti, EMO TRUCHO! —Exclamó Erick, lanzando su gorra. Nunca se llevó bien con el protagonista Connor porque pelearon una vez acerca de ropa.

—Miren, haremos esto. Mientras Matt se encuentra festejando con Silver y Kei porque salió de su bloque creativo con Parahell, nosotros debemos dar lo mejor. ¡Erick y Dave! —Grité causando que ellos se levantaran en fila con una gran sonrisa—, ustedes se encargarán de comprar un buen proyector. Demian y Percy comprarán comida, porque sé que ambos son amantes de la gastronomía.

—Sí, lo admito, me encanta la carne y más cuando recién toma una ducha. —Percy le golpeó la mandíbula a Demian por decir tal cosa indebida.

Tan violentos...

—Yo iré a comprar bloqueador y repelente de mosquitos con Mía. Nos vemos aquí en 20 minutos, chicos. ¡Rápido, que el campamento no se prepara solo! —chasqueé mis dedos, me ajusté el cinturón, y... me peiné el flequillo frente al vitral.

—Ay, cariño, déjame yo te... —Mía intentó acomodar mi cabello, portando su linda sonrisa de siempre. Los demás comenzaron a movilizarse, gritando repetidamente "somos ayudantes".

—¡NO ME TOQUES, INGRATA!

—¿Eh? ¿Cómo te diste cuenta de que te embarré popo de pájaro? ¿Lo ves? ¡Es el destino que quiere que esto sea GL!

~•~•~•~

La tarde transcurrió con normalidad. Habíamos comprado los repelentes y algunas cosas para asar en la fogata. Nos detuvimos incluso a comprar un poco de helado y miramos las demás tiendas. Entramos a una librería, leyendo varios libros de la competencia, pero decidimos salir de inmediato al ver que el cajero por más que le hablábamos no reaccionaba. Algo andaba mal, pues el funcionamiento usual del universo literario tenía sus fallas, como si tratara de expulsar algo con un gran escupitajo sobre nosotros. El mundo literario estaba separado por ciudades que cada escritor manejaba a su antojo, por lo que dudé de alguna escritora rara conocida de Matt, pero aún así mis teorías no eran coherentes.

—¡Mira, Ethan, mira! —se prensó de mi brazo, intentándome llevar a una tienda y desviarnos del camino.

Deberíamos estar ya con los chicos pero, cuando Mía me pesía algo... no podía evitar cumplírselo. Era como una hermana para mí.

—No, ya te dije que llegaremos tarde. Luego venimos cuando tengamos los días festivos. El trabajo es primero —le di un sorbo a mi té, intentando relajarme.

No quería decirlo, pero ya estaba perdido. El lugar era enorme y confuso por los repetidos espacios de cristal y roca oscura. Una plaza gigante.

—¡Pero mira, ese bolso brilla, ¿no es genial?! ¡Quiero comprar uno pero Matt aún no me da mi paga! —volteó a verme con ojos de cachorro con retraso—. Dios griego Ethan... por favor, cómprame la bolsa.

—No, Mía. Llegaremos tarde ahora —alcé la vista y me di cuenta de que el atardecer estaba llegando más rápido de lo que esperaba.

No podía creer que nos llevó tanto tiempo comprar. Aunque tenía que aclarar: recibí muchas llamadas de los tontos de Dave y Erick diciéndome que no sabían que proyector comprar y que como tenían poco dinero mejor se robaron todos y noquearon al vendedor; Matt pagaría una multa. Y luego Percy me llamó gritando porque Demian se bajó los pantalones frente a un carnicero para compararse con un toro; otra multa.

Sin ignorar el dinero que gasté en lo perfumes que se compró Mía.

—¡MALDITAS HIJAS DE PUTA! ¡Sé qué tienen mi teléfono ahí, ladronas de perra! ¡¿Ah, que no lo tienen?! ¡Chinguen su madre, me vale verga digan lo que digan, caras de pito! —los gritos potentes me sacaron de mi paz mental, o lo poco que quedó de ella.

—¿Esa no es...? —las pequeñas risas de Mía me irritaron más, y la decepción de invadió aunque también reí unos segundos.

Puse mis manos en mi frente. No esperaba mucho de ella y aún así lo empeoraba siempre.

—Sí, es la protagonista Evelyn comprando Nerds como decía el guión —aparté el brazo de Mía y corrí hasta la tienda para ver lo que estaba pasando dentro. Era mi deber cuidar de ella.

—¡TE VOY A MATAR, MALDITA CENSURA! —gritó Evelyn a todo pulmón, desgarrando su garganta, brincándose al otro lado del mostrador para golpear a la cobradora.

La agarré de sus tenis y la jalé para que no le pudiera hacer nada a la chica que estaba temblando en el mostrador y reía de todas formas. Puse mis manos alrededor de sus hombros y la sostuve para evitar que volviera a atacar a la chica de cabello corto.

—¡Suéltame, censura, le voy a romper la cara a esa censura ladrona! —Parecía un animal con todo el cabello enfrente y su forma de gritar. Un perro rabioso.

—¡Tú vienes conmigo! —la arrastré de la cintura hasta sacarla del lugar por el cristal, donde Mía corría a ayudarme.

La sentamos con esfuerzo en una de las bancas. Mía fue a comprar helado y yo le tarareé canciones de caricaturas infantiles para que se calmara..., o creo que eso era Happy Tree Fiends.

—¿Por qué dices que son ladronas, querida Evelyn? —cuestionó Mía, retirándole, con un pañuelo, las lágrimas que derramó Evelyn al sentirse impotente.

—Es que... yo estaba... —volvió a chillar— . Y... ellas... y pasó así... —No podía explicar nada de esa forma—, y ya me robaron... y Ethan me sacó... y así.

Le di un golpe en la frente para que dejara de sollozar—, habla bien, que no se te entiende absolutamente nada.

Mía le dió una servilleta y Evelyn volvió a tratar de contar cabizbaja.

—Entré a la tienda para comprar unos dulces y ver una película que compré en la tienda de las cabañas con mis compañeras. Cuando entré no había nadie, y le pedí a las chicas que atendían que si me recomendaban algunas marcas —suspiró, causando que Mía solo sintiera más lastima por ella—. Ellas accedieron, y yo dejé mi teléfono en el mostrador un momento. Ni si quiera estaba lejos de él, pero cuando volteé ya no estaba. ¡Estoy segura de que ellas lo tomaron porque no había nadie más!

—¿Y cómo llegaste a casi golpearlas?

—Déjame terminar, anciano —aclaró su garganta—. Le pregunté a las chicas por mi teléfono y dijeron que no vieron nada. Le pedí a las dos que me prestaran sus celulares para marcar al mío, pero ni una quiso hacerlo, incluso la de la caja dijo que su batería estaba baja. Les pedí amablemente que me devolvieran el teléfono, pero juraron que no lo habían tomado. También traté de esperar a que entraran más personas y usar sus teléfonos pero nadie llegó.

—Ajám, ¿y luego?

—Pues... les grité e intenté golpearlas, pero tú llegaste. —Explicó aún con mirada triste. Mía me vió como el individuo más cruel que existía.

—¿Todo por un teléfono, Evelyn? —apartá a Mía, estresado. No podía permitir que se portara así cuando se le diera la gana.

—¡No era sólo un teléfono! —gritó Ella, volteando tan rápido que su largo cabello negro consiguió meterse a mi boca.

No debería decir esto pero..., sabe a pescado.

—¡Era chatarra! Deja de llorar, te compraremos uno nuevo. Si quieres lo hacemos ahora, ¡ahora vamos por uno! —extendí mis manos y la puse de pie haciendo que me pisara con su mini tacón. Mía la abrazó por detrás, arrugando su blusa.

—¡No! ¡¿Quién les pidió eso?! —gritó aún más molesta empujándonos a ambos—. ¡Primero deciden hacerme protagonista, luego quieren que me enamore de un maldito asqueroso, y ahora quieren comprar cosas innecesarias! ¡¿Es qué acaso soy una cosa?! ¡Si no puedo decidir por mí misma, si no puedo enamorarme por decisión propia, entonces no soy humana, NO SOY NADA!

—Eve... —Mía la detuvo un momento, pero ella volvió a llorar.

—¡En ese teléfono aún conservaba audios, videos, y las ultimas fotos que me tomé con mi madre! Escuchaba cada mañana los audios en los que cantaba, ¡¿qué se supone que haga ahora?! Estoy jodida. —Mordió su lengua.

Tomé a Mía del hombro—. Ve y reúnete con los demás. Llévate a Evelyn y que Percy haga algo para calmarla —le susurré, dándole un empujón para que se fueran.

—¿Eh? ¿Y tú? —susurró confundida.

—Los alcanzaré en un momento —respondí, dándoles la espalda.

No, no debería consentirla... No debería... No debería... ¡DIJE QUE NO LO HARÍA, ¿ENTONCES POR QUÉ ESTOY ENTRANDO A LA TIENDA DE NUEVO?!

—¿Quién de ustedes tomó el teléfono de la chica? —pregunté golpeando el mostrador rosa lleno de dulces pequeños.

Si no quieren dárselo a ella, las seduciré yo.

—Aquí nadie lo tomó. Váyase, anciano —arrugué mi frente al escuchar tales palabras y mirarla claramente.

—¿Saben quién soy?

—¿Un anciano? —preguntó la otra chica acercándose más a mí. Mmm...

¿Por qué no lo noté antes? ¡Es la ladrona Jane! Debo llamar a ese tipo y decirle que su ex-novia está molestando al escritor.

—Soy Ethan, solo Ethan. El narrador encargado del mundo literario en el que te encuentras. ¿Deseas que llame al escritor Matt o me darás el teléfono? —la amenacé, acercándome más a su rostro. Ella sonrió diabólicamente, mostrando su piecing en el labio superior.

—Como olvidarte, Ethan. Por culpa de ustedes terminé con un moretón... pero me dejaron estar con la chica que amaba —masculló, sacando de su chaqueta el teléfono morado de Evelyn—. Ojalá no nos encontremos de nuevo.

—Sí, ojalá no nos encontremos de nuevo. —Le arrebaté el celular, molesto y salí del lugar evitando pelear más.

Que bueno que era ella y no alguien más, de lo contrario, tendría que haber llamado a Matt y él no me hubiera dejado amenazarla, al contrario, me habría pedido que ignorara los berrinches de Eve y lo dejara pasar. Pues Jane era un problema del tamaño de Val.

Un sonido en mi cabeza me aturdió: una llamada.

—Hablando del rey de Roma —contesté la llamada, apretando mis dientes y mostrando sarcasmo—. ¡Qué hay, ¿Matt?! ¿Todo bien? —pregunté con una sonrisa nerviosa, aún sabiendo que él no podía verme.

—¿Qué te picó? ¿Por qué quieres saber si estoy bien?

Mi mente se quedó en blanco—. Eh...

—Iré al grano. ¿Recuerdas los problemas que hubieron con Parahell porque Silver y Kei no terminaban la investigación? —No me dejó responder y siguió hablando—. Pues por fin la completamos y añadimos tu narración. ¡Lo conseguimos!

—Bien por ustedes.

Me interrumpió nuevamente.

—A lo que iba en realidad es que necesito que envíes a Percy a las oficinas inmediatamente, lo quiero a mi lado.

—¿Te han dicho que eres horrible explicando las cosas? ¿Cómo es que eres escritor? —bufé sarcásticamente, recargándome en una de las paredes de un negocio. Era muy gracioso.

Está atardeciendo.

—¡Escúchame! —Exclamó casi rompiendo mis tímpanos—. Entraré al Valentines Contest 2019 que organizan los embajadores de la plataforma. Necesitaré a Percy, Silver, Kei, y a ti más tarde. ¡Tengo unas ideas grandiosas! Pero no quiero adelantarme, ya que... —lo dejó en el aire al recordar cuántos concursos perdió, y los otros en los que compartió el TERCER lugar—. ¡Solo lo haré para divertirme!

Esperé tanto para oír diversión de él... pero...

—Matt —intenté no molestarme, pero juraría que mi tono de voz mostró lo contrario—, apenas tienes tiempo para tus otras historias. Debes dejar de distraerte. Entiendo que siempre tengas grandes ideas pero no puedes dejar de lado tus otros proyectos. Aparte, no quiero verte lamentándote todo un mes si no ganas ni si quiera un lugar, eres capaz de intentar suicidarte de nuevo.

—¡Esta vez no será así! Prometo no hacer berrinches y competiré con una sonrisa. Esta vez lo hago para probarme a mí mismo que no importa cuantas veces pierda, mi escritura mejora gracias a esa experiencia. Estoy harto de ocultarme debajo de una roca y llorar por horas. Solo quiero un "sí" por parte tuyo. —Sonreí al oír su voz ilusionada y las serias pláticas del fondo entre Silver y Kei.

—Ok, puedes hacerlo. ¡Buena suerte! Cuando terminemos por aquí iré a echarle un ojo. —Miré la hora en mi reloj. El tiempo volaba como aviones de papel en el ojo de un huracán, mostrándome que Matt maduraba con rapidez—. Tengo que colgar.

—¡Hablamos mañana en la casa! No olvides los manuscritos. Después partiré unos días de nuevo a mi mundo, así que no podremos hablar mucho. ¡Bye–bye!

Colgó la llamada.

—Justo cuando me preguntaba porque los protagonistas acostumbran a decir "Bye–bye" lo escucho de Matt... —reí levemente, guardando el celular.

Mi cuerpo se sentía cansado, como si tuviera fatiga crónica. Realmente no me había sentido bien por días. A veces despertaba y al verme en el espejo mi cabello parece querer tomar color, pero solo me mostraba el blanco de siempre.

¿Debería decirle algo a Matt?

"Los chicos probablemente ya me dejaron para organizar las cosas. Los alcanzaré en el campamento".

~•~•~•~

La luz de la fogata amenazaba con dejarme ciego. Pero lo más peligroso era el profesor quitándose la playera para "conectarse con la naturaleza", y los mosquitos que querían chupar su sangre... y no sólo eran los insectos.

Dave, quien se encontraba en su papel de estudiante, estaba animando a los demás a desnudarse y sentir el contacto espiritual. Nunca entenderé porque cuando se trataba de teatro también lo relacionaban con perder la cordura.

—Erick, ¿dónde están Percy y los demás? —tomé al chico antes de que se metiera un cigarro a la boca. Los ayudantes literarios definitivamente eran jóvenes..., vistiendo prendas extrañas para marcar sus personalidades.

—¿Ah? ¿Dejaron al anciano solito? Val jaloneó a Evelyn hasta lo profundo del bosque solo para practicar "sus líneas" —dijo mientras movía sus dedos haciendo comillas—. Percy, Mía, y Demian los siguieron para escribir.

Si no me equivoco, en el guión de Matt... ¡¿La iba a besar sin su consentimiento?!
Dirigí mis pasos como robot hacia el bosque, sin detenerme aún escuchando los gritos de Erick. ¡¿Por qué rayos estaba corriendo hacia ellos?!

Oh, lo ya lo recuerdo, ¡la meta era que ésta fuera una historia romántica y no solo abuso por parte del hombre! Si se comenzaba una relación meramente sexual, las feministas nos matarían por semejante ofensa. Incluso yo quería matar a Matt por eso y sus ideas locas.

Comencé a atravesar las ramas de los árboles que se enterraban en mis brazos, intentando averiguar dónde se habían metido. El escenario debería estar bajo la luz de la luna, y no debía estar tan oscuro.

¿Se habrán ido camino al río?

—¿Yo? ¿Novia? Eso es ridículo —escuché la voz de Val, y comencé a seguirla desesperado.

¡Mis instintos de buen narrador me piden que interrumpa cualquier beso! Agh... Interrumpes todos los que escribo. ¿Escritora? ¿Qué hace aquí? ¡Yo permití el beso entre Either y Near!

—¿A dónde vas, eh? —susurraron en mi oído, abrazándome con fuerza, cubriendo mi boca para que no soltara algún grito. Fui una escena semejante a un secuestro.

Volteé rápidamente, exaltado. Demian me estaba sosteniendo, y Percy con Mía estaban tomando notas y grabando la escena con sus equipos. De nuevo, yo iba a interrumpir un momento necesario. Disculpen, estaba en mi sangre. ¡Sí yo no estuviera presente Matt hubiera dejado a Connor con Alison en vez Jackson!

—Suéltame, sucio. —Le di un ligero golpe en su mano, me soltó. Inmediatamente sacó su equipo y comenzó a cambiar la atmósfera a algo más íntimo. No podía esperar menos del ayudante erótico.

—Anota todo esto a tu manera, Ethan. Es tu trabajo —susurró Mía, poniéndome a un lado de ella.

Están trabajando...

—Percy, Matt te necesita en las oficinas. Debes ir inmediatamente. Están dentro de un concurso ahora mismo y deben comenzar a trabajar. —Susurré detrás de él, sacando mis notas de igual manera.

Dirigí mi vista hacia Evelyn y Val, ambos bañados por la luz de la luna, atrapados en un bosque de mentiras creado por nosotros. Realmente tóxico. Por suerte, eso era más que fingido.

"Val tomó a Evelyn del brazo, después de terminar de pronunciar su línea. El chico solo pensaba en su vida y los dolores de cabeza por la bebida, no pensaba mucho en la chica que tenía al frente. Rogó por que la luna encima de él guardara el secreto de sus acciones. Estaba vacío; eso quería ocultar".

El equipo de Demian y Mía sonó por ayuda... Dave necesita ayudaba, estaban quemando las casas de campaña y la camiseta del profesor. El de Percy sonó también, Matt lo estaba llamando. Todos volteamos a vernos alterados.

—Iremos a apagarlo.
—Debo irme. —Se interrumpieron los tres, se vieron seriamente como si se fueran a golpear, y luego encimaron sus manos en mi pecho—. Suerte, anciano.

Los tres salieron corriendo como si se los fuera a comer un lobo. No debía distraerme con eso.

"Evelyn tembló. El chico que tanto la había molestado en los ensayos ahora estaba acercándose a sus labios. ¿Qué estaba haciendo?, pensó. Estaba segura de que él no sabía lo que hacía, pero ya no le importaba. No solo era el chico que tanto le había hecho pasar un mal rato, también era el chico del que ella vivió enamorada toda su niñez y él nunca notó. El amor de su vida siempre estuvo a un lado, pero él estaba con otras".

—¿Qué estás? —Val la calló al acercarse un poco. Evelyn Clark estaba temblando, pero no de emoción, en realidad tenía miedo y asco.

—Si pasas algo por alto, no verás cuando te devore —susurró él, dándole eso beso tan esperado que incluso me alteró a mí. La tomó de los hombros con brusquedad, sin apartar su boca.

Evelyn se mantuvo congelada por el espacio de varios segundos, sin saber que hacer. Probablemente quería golpearlo, pero sabía que si lo hacía entonces yo la golpearía.

Si pasas por alto algo... no verás cuando... ¿Te devo...?

¿Qué?

Comencé a sentir un fuerte ardor en mis costillas y el dolor de cabeza se volvió insoportable, haciendo que me latiera todo. Dejé caer mi pluma entre el césped, retrocediendo un poco, mientras me daban retorcijones del dolor. No podía ver nada, era negro y azul. No podía ver absolutamente nada.

¿En qué momento oscureció tanto?

Intenté sostenerme de lo que fuera, pero mis manos solo chocaron contra las ramas, hiriéndome. Intenté no hacer mucho ruido, porque sabía que aún se encontraban en "su momento". No debí dejar que los demás se fueran.

Duele demasiado.

¿Qué estarán haciendo? ¿Por qué no puedo verlos?

Si pasas por alto algo... y te apuñale..., mi amigo. ¿Por qué mi amigo?

¡Evelyn, ¿qué estás haciendo?! No lo has golpeado, ¿cierto? Percy, ¿llegaste a la oficina? Dave y Erick, ¡¿por qué dejaron que se quemara el campamento?! Hey, ¡Mía y Demian, corran a ayudar! ¿Ya lo apagaron?
Val, ¡¿dónde rayos estás tocando a Evelyn?!

Matt... ¿A dónde has ido?

No verás cuando te devore...

Pisé alguna clase de roca y caí de espaldas, golpeando mi columna y mis codos, haciéndome sangrar. El recuerdo del río frente aquella parada de autobuses se detuvo como cristales helados. Era un hermoso otoño mientras caminábamos y nos empujábamos divertidamente, mientras hablábamos... ¿De qué hablábamos? ¿Quién era?

¿Quién soy yo?

Evelyn.

NOOOOOOO, SU BOCA SABE A CONDÓN DE FRUTITAS. NOOOOOO. ¡ME VA A VIOLAR, AYUDA!

MALDITO ETHAN, ¡cumpliré su deseo de que sea despedido! Pero antes debía enterrarle un lápiz en la mano traviesa que subía por mi pierna. Miren, si estaba bien guapo y probablemente lo tenía grande y todo eso, pero era un asco su persona... así que....

Oh, no mames, no besa tan mal. Esto de la actuación podría comenzar a gustarme.

Imagínense, acostarse con tipos súper atractivos y ganar dinero. Esperen... ¿Eso no era prostitución?

Un ruido sordo provino más al fondo del bosque. Parecía que alguien se tropezó y se rompió un par de costillas por el estruendo y las ramas. El lápiz de Ethan salió rodando dentro de los arbustos, y se pudo vislumbrar el camino de ramas destrozadas como una cueva en la oscuridad.

Val detuvo su lengua un momento. ¡Sí, esta distracción es lo que buscaba!

—Ah, alguien... —lo aparté "asustada", agachándome del "miedo", viendo a su "amigo". Ok, mis chistes ya se estaban pasando.

—¿Quién está allí? —preguntó Val, tomando su mochila enojado, acercándose al lugar del que provenían los sonidos.

¿En serio le pregunta eso al rarito del bosque? Estás loco, Val Dicks.

—¡El campamento se quema! ¡Se quema tu crema de afeitar! —le grité
a Val fingiendo llorar, lo cual hizo que él saliera corriendo desesperado hacia el lado contrario, preocupado. Era una genio. Dejé un encendedor en su casa de campaña para poder sacarme de este beso, pero al final lo otro resultó mejor.

Val, alguien que sin saberlo, más tarde me haría llorar con fuerza.

No podía dejar que viera a Ethan, todo mi esfuerzo de estos tres meses o más se iría al traste. Aparte, sí lo descubría, Ethan terminaría todo golpeado. Era un niño, y debía cuidar de él. Matt lo dejó a mi cuidado, y no defraudaría al escritor al igual que lo hizo mi madre hace tiempo.

—Hey, anciano... ¿Estás ahí? —me asomé prendiendo la linterna, moviendo un par de ramas con mis tenis.

Tirado en medio de las hojas, sus piernas torcidas al igual que sus brazos con heridas. Varios sonidos atemorizantes provenían de su cuerpo, como si sus heridas intentaran repararse como máquinas. Y su rostro parecía ser el de alguien que sufriendo constantemente. Aquella imagen fue aterradora y más por el bosque.

Se ve tan solo y roto, independientemente de las heridas que conforman su cuerpo.

—¿Ethan? ¡Ethan, ¿qué pasó?! —exclamé corriendo a ayudarlo. Estaba resbaloso por la lluvia de la tarde.

Abrió los ojos al escuchar.

—Nada, estoy bien. —Apartó mis manos, sin alzar la cabeza. Sus brazos estaban volviendo a acomodarse con lentitud. Su cabeza le dolía mucho.

—¡Te llevaré con Matt ahora mismo! Tienen que checarte para...

—¡DIJE QUE ESTOY BIEN! —gritó empujándome de nuevo, al ponerse de pie.

—¿Ethan, qué estás diciendo? —me puse de pie de igual manera, sosteniendo su espalda para que no tropezara.

Está muy oscuro.

—Evelyn, solo alumbra el camino para que salga de aquí, por favor.

¿Quieres que alumbre este camino... o quieres que te alumbre a ti, Ethan?

Escritor, yo también quiero renunciar.

•••••••••••••••••••••••••••••••••••

Chan, Chan, Chan, Chan... Me tardé casi dos meses. :v

Como que le di un giro muy profundo, no sé si el resultado me gustó.

Quiero pedir disculpas por mi súper inactividad. Estoy pasando por una enfermedad así que mi tiempo es muy limitado. En serio que llevo escribiendo esto desde enero y hasta ahorita mis brazos pudieron escribir sin dolor y mi cabeza no quería estallar. Los mantendré informados.

Gracias por leer el capítulo de hoy. <3

~MMIvens.

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