Marcos, año 2022
Marcos—Al despertar en lo que parece un cuarto de la limpieza salgo por la puerta encontrándome a Nina frente a mi muy cabreada, manda a dos enfermeros y un vigilante que me acompañen a mi cuarto, sus últimas palabras son, Marcos esto ha llegado demasiado lejos hablaré con el doctor para cambiarte la medicación y veremos a ver si encontramos la clave de tus crisis.
Pienso en todo lo sucedido y tengo muchas lagunas, se mezclan los recuerdos con las visiones, ya no sé diferenciar lo que es real de lo que no y para colmo las pastillas me bloquea muchísimo más la mente.
Hace ya cinco horas que estoy aquí dentro sin saber nada de nadie, yo solo y mis pensamientos, cuando de repente escucho la puerta, alguien está abriendo.
—¡Hola! ¿Qué tal estas?
Me dice la enfermera morena trayendo un botecito con pastillas y un plato con un sándwich y un poco de ensalada.
—Pues la verdad que bien señorita, no sé su nombre.
Enfermera—¿Mi nombre dices?... Carolina, me puedes llamar así, te traigo algo para comer que después de tantas horas estarás con hambre y ,bueno claro, así me aseguro de que te tomas tus pastillas, que últimamente no ganamos para disgustos contigo.
—¿Carolina?, bonito nombre, entonces vienes para vigilarme,¿no?, da igual no respondas, esto es un loquero y haces tu trabajo. Trae, dame el sándwich y esas pastillas que me lo tomo ya para qué puedas irte tranquila, estoy cansado cuanto antes termine con esto antes me acuesto.
—De acuerdo, de acuerdo, no te molesto, que descanses, me voy, ya que tengo que ver a otros pacientes. Esta noche me pasaré a ver que está todo bien, ¡hasta luego, Marcos!
Después del sándwich de pollo, lechuga, cebolla y no sé qué más, me tomo las pastillas que me dio la enfermera y pasados diez o quince minutos más o menos, el sueño se empieza a apoderar de mí hasta quedarme totalmente dormido.
—¡Marcos, despierta!, ¡ey tú, despierta!, que quiere verte el Dr. Santiago—Dice carolina.
Abro los párpados despacio viendo la silueta de dos personas delante de mi cama.
—¿Qué hora es?, ¿para qué quiere verme el doctor?—Respondo estando un poco desorientado.
—Son las 3:30, quiere hacerte unas pruebas referidas a tus últimas crisis, pero tranquilo tú pórtate bien y en un par de horas estás otra vez en la cama.
Me pongo en pie manteniendo a regañadientes el equilibrio, esas pastillas me dejan gilipollas. Salgo de la habitación un poco extrañado, ya que nunca a estas horas han hecho ninguna prueba, algo no me encaja en todo esto, pero mejor mantenerme callado a ver si de regalo lo que me encajan son dos ostias.
Seguimos por el pasillo que tantas veces he recorrido en los últimos meses, años o siglos ¡yo qué sé!, ¡ni siquiera recuerdo mi fecha de nacimiento!, al fondo del pasillo veo a alguien con una bata blanca al cual reconozco al enfocar la vista de topo que tengo recién levantado.
—¡Hola buenas noches Dr. Santiago! ¿Qué le trae por aquí?
—Pues, ¿porque trabajo aquí?, ¡Veo que te has despertado gracioso! Por favor, seguidme a mi despacho—Dice el doctor.
—¡Qué mal humor!, que mal sienta trabajar de madrugada, ¿está usted solo o también estará Nina con nosotros?
—Nina estará en la sesión, ha sido ella la que ha solicitado que se haga ya al creer que eres peligroso. Ahora por favor guarda silencio y sígueme, es tarde y los demás duermen.
Me quedo en silencio para no cabrear al amargado del doctor, unos minutos más tarde llegamos por fin a su despacho. Nina nos espera dentro y nos pide con voz tranquila que pasemos, me sientan en una silla un poco incómoda con respaldo alto y con unas correas en los apoyabrazos, me atan el izquierdo y acto seguido el derecho diciéndome que es por mi propia seguridad.
—¡Hola, Marcos! Perdona que te traigamos a estas horas, pero era necesario ver lo que te está pasando, ya que tus crisis van en aumento y cada vez son peores—Me dice Nina con voz calmada.
—¿Y qué me vais a hacer exactamente?, si no es mucho preguntar.
—Pues te explico brevemente. El Dr. Santiago va a ponerte unos electrodos para poder monitorizarte y va a practicar un tipo de hipnosis para acceder a tus recuerdos para poder ver qué te produce tus lagunas y esas crisis tan severas que te están dando.
—¿Y eso duele?
—No Marcos, no duele, no te vas ni a enterar. Solo relájate de acuerdo—Me dice Nina sonriendo.
—Bueno, pues cuando queráis, ¡dale caña doctor y exprime mi cerebro a ver que me pasa por dentro!
El Dr. Santiago enciende una lamparilla delante de mí, que produce rafagas de luz blanca y empieza a menear un péndulo dorado delante de mis ojos. Comienza a susurrar palabras en mis oídos con una voz tranquilizadora, pero grave, poco a poco me comienzan a pesar los párpados hasta quedarse mis ojos completamente cerrados, me siento muy relajado, me pesan todos los músculos del cuerpo y mi mente se siente totalmente libre cuando muy despacio, siluetas emborronadas empiezan a tomar forma en mi cabeza.
La voz del doctor me susurra muy despacio
—Cuéntame todo lo que ves, Marcos—Dice el doctor con voz profunda.
—Veo árboles. Escucho gente alrededor de mí. Ya todo está más claro. Son chicos jóvenes, unos 16 años como mucho diría yo. Están a unos 100 metros de donde me encuentro.
—Miro al suelo y hay una mochila roja. Abro la mochila y saco de dentro una escopeta corta y del fondo una caja de cartuchos. Cargo con sumo cuidado la escopeta para no hacer ruido, voces en mi cabeza me están hablando.
Voces—¡Tienes que hacerlo! Ya sabes lo que le hicieron a Paula, fue culpa de ellos y tienen que pagar.
—Intento apagar esas voces, pero no puedo, poniéndome a andar dirección a esos chicos. Estando llegando a uno de ellos se me queda mirando con cara sorprendido.
—¡Ey Marcos!, ¿que haces con esa escopeta a las 23:30 de la noche?, ya no son horas de cazar,—Dice el joven.
(riéndose con esa voz gangosa en la que se ve claro que se ha tomado unas copas de más)
—Sin control de mis movimientos alzo la escopeta a la altura del pecho y sin pensarlo aprieto el gatillo, en milésimas de segundo su cuerpo está inerte en el suelo desplazado a dos metros de mí con el tórax destrozado y yo saboreando su sangre en mis labios.
Al escuchar el disparo las demás personas de la fiesta comienzan a correr despavoridas excepto otros dos de los chicos que se acercan a intentar socorrer a su amigo. Mientras uno se agacha he intenta levantar el cuerpo inerte que acabo de asesinar el otro se abalanza sobre mí.
Con una frialdad que jamás he sentido y un montón de voces diciendo:
Voces—¡Mátalo, Mátalo! Esos cabrones violaron a Paula, no se merecen vivir ni un minuto más de su miserable vida.
Aprieto el percusor volando en pedazos el lado izquierdo de su cabeza cayendo su cuerpo desplomado al suelo.
—El otro al ver lo sucedido se pone en pie comenzando a correr tropezándose un par de veces debido a la borrachera que lleva encima, dándome tiempo a cargar dos cartuchos más en la escopeta.
Le apunto mientras corre, sin un mínimo temblor en la mano, aprieto el gatillo impactándole con tal fuerza en la espalda que termina empotrado contra el tronco de un árbol, con un agujero en el espinazo y el cuello dislocado del impacto.
Lo que era una fiesta juvenil se ha transformado en una carnicería. A mi alrededor solo veo vasos y botellas rotos, sangre desparramada por todos los lados y al fondo a dos chicas escondidas totalmente quietas detrás de una cabaña donde está sonando música ratonera.
Recargo la escopeta para tener dos cartuchos destinados a mis siguientes víctimas, dos chiquillas que hoy sería su último día de vida.
Me acerco a ellas que paralizadas por el miedo y lágrimas en los ojos solo repiten;
—¡Por favor Marcos, ¡no lo hagas! ¿Por qué haces esto? Somos compañeros de clase, crecimos juntos...
—¿Que por qué hago esto? Eso mismo se preguntó Paula cuando os reíais de ella en clase, la quemabais las manos con vuestros putos cigarros y os reíais mientras la violaban estos hijos de puta después de que la drogaran, ella se suicidó porque no aguanto más, y ahora lo pagaréis con sangre—Grata marcos con rabia.
Sin dejarlas hablar más, a una de ellas le pongo la escopeta en la boca y disparo dejando sus sesos esparcidos en la pared de madera, y a la amiga, que esto, ya no la causaba tanta risa, aprieto el percusor a bocajarro en su cara dejando un agujero como rostro.
—Todo está en silencio, las voces de mi cabeza han parado, miro los cadáveres de esas dos chicas y me comienzan a temblar las manos, mi cara se llena de lágrimas.
—¡Dios mío!, ¿qué he hecho? ¿Por qué todo está lleno de cadáveres? ¡No, no, no!, esto no está pasando, no es real, es una pesadilla—Solloza marcos.
—No Marcos, no es una pesadilla, es real y esta gran obra es tuya, eres su creador, y quedará inmortalizado para los restos de la humanidad, todos conocerán a Marcos Lago por siempre. Pero esto no ha terminado, falta tu nombre para grabar tal acto de heroísmo por toda la eternidad—Retumba en mi cabeza una voz demoníaca.
Me meto en la cabaña cargando en mi arma el último cartucho y apoyándome en la pared del baño con la boca de cañón en la barbilla, veo una silueta entrar corriendo por la puerta.
Abraham—¡Nooooo Marcos! No lo hagas, solucionemos esto.
—Lo siento Abraham, no puedo pararlo, me ha controlado, tengo que acabarlo yo, coge mi mochila y guárdala donde nadie la encuentre, ENTIÉRRALA O QUEMALA, pero que nadie la encuentre.
—Cogiendo la última bocanada de aire y arqueándose mi boca en una sonrisa macabra, presiono el gatillo destrozando mi cabeza salpicando el techo por completo con mi sangre.
Abro los ojos y lo primero que veo es al Dr. Santiago y la señorita Nina mirándome totalmente pálidos y desencajados. Una sonrisa perturbadora se forma en mi cara acompañada del crujir de huesos de mi cuello. Tras un largo silencio…
—Marcos, ¿Cómo te encuentras?—Dice Nina temblorosa.
Demonio—¡Ja, ja, ja! Marcos está muerto, y vosotros pobres almas débiles y estúpidas lo estaréis también—Dice con voz hueca, sarcástica y llena de odio.
—¿Quién eres?—Dice Nina con tono curioso.
—¿Qué quien soy? Serás estúpida miserable humana, jamás te diré mi nombre, te sacaré las tripas poco a poco y me beberé tu sangre
—Suena interesante lo que me propones, pero no podrás, ¿ves esa marca bajo tus pies? Te impiden moverte, es un círculo de protección ¡DEMONIO!—Responde Nina.
Al escuchar las palabras de Nina el demonio mira bajo sus pies, unos símbolos rodean la silla en la que se encuentra sentado, está totalmente paralizado sus manos están inmóviles y a su derecha esta Paula sentada en otra silla similar a la que él se encuentra, intenta quitarse las ataduras con brusquedad sin ningún resultado soltando un grito de desesperación.
—¡AAAAAGGGGGG!, soltadme Inmediatamente humanos (gritos).
—Es inútil demonio, no puedes liberarte, ahora abre bien tus asquerosos oídos porque alguien quiere verte
Nina alejándose de la escena se dirige a una puerta acristalada y pasando su tarjeta de identidad la abre sonando un pitido iluminándose un pequeño panel de color verde.
Desde el otro lado de la puerta entra una silueta con túnica oscura traje negro con un creriman en su cuello, pelo canoso y ojos vidriosos acompañado de una biblia muy antigua en sus manos posándose frente a la silla donde se encuentra Marcos y el supuesto demonio.
Jorge—Nos volvemos a ver viejo amigo…, Zozo devorador de almas
—iiNOOO!!, no puede ser, yo te vi morir, tú mismo te degollaste delante de mí, vi tu sangre brotar de tu cuello—Grita Zozo .
—Y es cierto Zozo, morí ese día en las catacumbas del Vaticano, acabé con mi vida para poder terminar con la tuya, pero al igual que tú estás otra vez aquí, mi dios también me dio una segunda oportunidad, pero esta vez no voy a acabar contigo... “Todavía”, tenemos otros planes para ti—Rie Jorge de forma perversa.
—¿Vosotros miserables mortales estáis intentando sobornar a Zozo el segador de almas?, soy un semidiós, he arrebatado almas de todas las épocas, de todos los tiempos, ni el mismísimo lucifer ha sido tan despiadado y destructivo como lo soy yo, he creado caos y destrucción en cada rincón del planeta, he abierto la caja de pandora liberando las peores pesadillas siendo el escritor maldito de mi propio libro, cuando los marineros escuchan el viento soplar saben que el visionario, mi gran creación está cerca y temen por sus almas, soy el demonio de la oüija y será así por la eternidad, hasta el mismísimo Caronte tiembla al escuchar mi nombre, mostrarme respeto y pensaré si perdonaros la vida.
—Bonito sermón estúpido, pero ahora no eres nadie, el cuerpo que ocupas es el de Abrahán el amigo de marcos, fue el último en poseer tu maldita oüija y ha sido nuestra llave para controlarte gracias a su don de poder escudriñar en las vidas pasadas y pensamientos de las personas, y Paula ha sido nuestro portal, tú la usabas para acceder al mundo material, pero lo que no sabías es que estaba todo planificado, asúmelo he inclínate..., has sido derrotado Zozo, eres nuestro y harás lo que te pidamos
Tras de Jorge se escuchó el sonido de una puerta abriéndose, un chico joven con pelo engominado, traje blanco, protegido por dos guardaespaldas se acercó a Zozo chasqueando los dedos y silbando una melodía, se agacha mirándole a los ojos con una media sonrisa en la boca, después de observarlo de arriba abajo se pronuncia
—Hola Zozo, mi nombre es Tommy Holzer, desde este preciso momento yo soy tu jefe, tu dueño y tu..., mi vulgar marioneta, harás lo que te diga y cuando te lo diga, te haces llamar el segador de almas y harás honor a tu reputación, quiero un alma, tan solo una…, la de Michael Bauer, acaba con él y serás liberado.
—Jorge, date prisa y trae a Tafari el zapatero a mi despacho, tenemos que traer a Jessica Ponds de vuelta y hacerle llegar un mensaje a... Michael.
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