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Jessica Ponds año 2021

  —¡¡Hola, amigos y amigas!!, como ya sabréis muchos de mis seguidores, soy Jessica Ponds, la influencer más guapa y loca de toda la red y no porque lo diga yo, sino porque lo decís vosotros mis seguidores, ya somos 1 millón y quiero daros una grandísima sorpresa, hoy día 10 de octubre del 2021 a las 22:00 hora española tengo una super entrevista con una de las grandes multinacionales del diseño, si me contratan y llegamos al millón y medio de seguidores en 3 días os mostraré en riguroso directo algo que de seguro os sorprenderá, recordar jesimaniacos darle «me gusta» y compartir con todos vuestros amigos, besitos y hasta pronto.
Jessica eufórica por su entrevista abre su armario, tiene que ponerse sus mejores galas, esta oportunidad es la que puede darle paso a la fama y no puede desaprovecharla, se pone un vestido negro ceñido y corto y unos zapatos de tacón que estilizan más sus curvas, maquillaje para marcar sus labios y resaltar sus ojos, y un peinado con trenzas que se ha puesto de moda entre sus seguidores.
Jessica es una mujer atractiva, grandes ojos verdes, melena negra, y con 180 cm de altura que no pasa desapercibida entre las demás chicas.
Son las 20:00 de la tarde, Jessica preparada sale de su piso dirigiéndose al ascensor, ya que vive en una novena planta, al presionar el botón no funciona, está bloqueado, golpeando la puerta de una patada.

    —¡¡Mierdaaaaa!!, tendré que bajar por las escaleras ―dice Jessica cabreada.

Algo que con esos tacones no sería tarea fácil.

Ya saliendo por la puerta del portal saca su teléfono, dispuesta a grabar otro directo para informar que ya está en camino, y el gran momento se acerca.

   —¡holaaa otra vez a todos jesimaniacos!!, ya estoy de camino, ¡¡joder que nervios!!, desearme mucha mierda y si esto sale bien nos veremos en las pasarelas, super besos para todos, ¡¡muakkkk!!

Según avanza a paso ligero mira su reloj, ya son las 20:30, en una hora y 30 minutos vivirá su momento de gloria. Sumergida en sus pensamientos de gran fama escucha el crujir de uno de sus zapatos, casi perdiendo el equilibrio mira a sus pies, y ve que se le ha enganchado en una de esas rejas de salidas de aire del metro, rompiéndose la tapa del tacón.

    —Mierdaaaaa, ¿en serio?, ni de coña, esto no puede ser verdad.

Se pone a mirar a su alrededor buscando algún sitio donde poder comprar unos zapatos nuevos, pero siendo la hora que es ya todos los establecimientos están cerrando, desesperada y de los nervios va caminando por las calles con un tacón medio roto y, viendo como su sueño se va a romper en pedazos por un puto tacón de zapato.
Enciende el móvil poniéndose a grabar otro directo mientras camina, contándole a sus seguidores lo que la ha sucedido, cuando a lo lejos en una callejuela ve un cartel descolorido, pero entendible con un dibujo de una calavera con un sombrero de copa donde pone;
<Zapatero el barón Samedi, con los pies por delante>
Jessica con cara de sorpresa y en pleno directo se dirige hacia el local, haciendo chistes con, quien pondría ese tipo de nombre a una zapatería.
Llegando a la pequeña tienda decide dejar grabando en directo para que sus seguidores puedan ver que está sucediendo, llega a la puerta asomándose por un pequeño cristal sucio y gastado, casi no se distingue lo que hay en su interior, llama un par de veces, pero nadie contesta, decidida baja el manillar haciendo chirriar la puerta de madera carcomida por la humedad, unas escaleras bajan muy empinadas de tablones viejos y gastados con una barandilla en el lado derecho que solo con posar la mano chirría como si fuera a desmoronarse en pedazos, un olor a humo de puro inunda el lugar, con mezcla de incienso, alcohol y cera fundida.

    —Joder, que mal rollo da esto —dice Jessica susurrando para que la escuchen en el teléfono.

    —¿Hola? ... ¿hay alguien?

Mientras baja despacio por las escaleras de madera escuchándolas crujir temiendo que alguna de las tablas se parta.
Unos segundos después, una suave brisa toca la cara de Jessica y ve como al fondo de la sala, detrás de un mostrador de metal oxidado se abre una puerta sigilosamente, asomando un hombre robusto de color, con los rasgos de la cara muy marcados, un delantal de cuero gastado y, un puro a medio encender en su mano.

    —Hola, buenas noches, me llamo Tafari, ¿en qué puedo ayudarla?

    —Esto, ehhh… he tenido un pequeño percance con mi zapato, ¿podría arreglarlo?

    —Pues estas de suerte, soy zapatero, eso suelo hacer, arreglar zapatos, pero para saber el problema tendrás que acercarte y dejarme verlo, ¿no crees?, Parece que fueras a salir corriendo… Aunque con el tacón así, no llegarías muy lejos ―dice Tafari con una mueca en su rostro.

Mirando hacia el móvil disimuladamente, Jessica observa que tiene más de 15000 personas viendo el directo, y que no paran de salir mensajes en el chat;

Chat del teléfono de Jessica;

Kate 45. _ ¡¡Tía está buenísimo!!, yo soy tú y me lo follaría 🥵😍😘😘

Sonia 33. Joder ese sitio no me gusta nada 😰👹

ManuDarko. _Ostia menudo maromo😱💪
Cris 666. _Tía, ¿qué es ese altar que se ve con velas? 😲👀👁

Nano 90. _Seguro es un psicópata te va a descuartizar. 😵🔪🔪

Raquel gatita. _ Esos zapatos de la estantería pegan con tu vestido ¡¡guapa!! ❤👠👠
MarioRoca. _ Jesi ten cuidado, esto no me gusta 😕 😥

Nenasarcasmo. _ Va tía ve y habla con él, solo es un zapatero, seguro que ya hasta se ha empalmado. 🥒🥒🍆🤣😂

Jessica viendo el éxito de directo decide continuar el juego, las visualizaciones aumentan por segundos.
Se acerca al mostrador y apoyando su mano levanta la pierna dejando ver parte de su muslo quitándose el zapato con suavidad sonriendo a Tafari.

—Aquí tienes, —dándole el zapato—, ¿podrías arreglarlo?, es muy urgente, tengo una entrevista a las 22:00 y necesito estos zapatos, al no ser que si no pudieras repararlos me prestaras esos que están en la estantería que van a juego con mi vestido.
"haciendo caso a la sugerencia de, -Raquel gatita".
Tafari coge con calma el zapato de la muchacha sin prestar atención al muslo que ella había mostrado para captar su atención, con precisión mira al milímetro el tacón y la tapa rota y después de un silencio dice...

    —A la primera pregunta, si puedo arreglárselo, me llevara unos 30 min —y a la segunda pregunta—, "mirándola fijamente a los ojos", ¿nunca le han dicho que jamás se ponga los zapatos de un extraño?
Jessica extrañada por la respuesta y porque su muslo no surtiera ningún efecto, vuelve a mirar el móvil, las visitas se han duplicado, pero el chat durante unos segundos se ha quedado en silencio, no tardando mucho empieza a llenarse otra vez la pantalla de mensajes.

Chat teléfono de Jessica;

Linda22_ Tía le enseñas tus carnes y ni puto caso 😡

Mar_ Sniff, snif, yo quiero saber que es ese altar que tiene detrás 😢😭

Aldaia_ Jessy sal echando ostias joder 🏃‍♀️😱

Dino_ Coño, Pregúntale de donde es, y confirma si los negros la tienen tan grande ja, ja, ja 🤣🤣🙊

Jessica con sonrisa risueña mira al zapatero y, ya un poco más suelta y sin miedo le dice que, esperara, que 30 min está bien, pero que le cuente algo sobre él.
    —Tengo curiosidad por este sitio; ¿de dónde eres?, ¿Qué es eso que tienes detrás iluminado con velas?, ¿por qué esa botella de ron polvorienta?, y la calavera, ¿es de verdad o de la tienda de los chinos?, ¿Qué problema hay en ponerse los zapatos de un extraño? —dice Jessica de forma impulsiva.

Tafari viéndose atosigado por todas las preguntas, golpea con el puño con gran fuerza en la mesa, llevándose el dedo a la boca haciéndola una señal de silencio, y después de inhalar aire y soltarlo con fuerza le dice a Jessica.

    —¿De verdad quieres saberlo?, ponte cómoda, puedes usar esa banqueta que tienes a tu lado derecho, siéntate y te responderé a todas tus preguntas, empecemos por, ¿quieres una copa de la botella de ron polvoriento mientras trabajo?

Sin dejarla responder, Tafari ya está abriendo la botella, sirviendo dos copas altas de cristal con simbología haitiana tallada.
Poniéndose unos guantes blancos observa el zapato de Jessica, y con una voz suave y tranquila comienza a narrar su historia.

    —Como ya te he dicho, soy Tafari, nací en Haití a 150 km de Puerto Príncipe, allí en mi tierra el vudú es la religión mayoritaria.
El altar por el que me has preguntado es por el Barón Samedi, uno de los loa del vudú haitiano, Samedi es un loa de los muertos, junto con muchas otras encarnaciones de Barón, Barón Cimetière, Barón La Croix y Barón Kriminel. A menudo se le describe portando un sombrero de copa, traje de chaqueta negro, cuencas vacías en lugar de ojos y tapones de algodón en los orificios de la nariz. Tiene la cara pintada de blanco como una calavera y habla con voz nasal.
Es el jefe de la familia de loa Guédé. Su esposa es la loa Maman Briguitte
La calavera que ves en el centro sobre el tapete negro pertenece a mi tátara, tátara, tátara abuelo que era un bokor, podía entrar en trance para que estos loa lo poseyeran.
Hacemos estos altares para hacer ofrendas a cambio de algo que deseemos, fertilidad, salud, amor, riqueza, esto lo hice por mi hermano, hace tiempo atrás fue zombificado y todos los años le rezo al barón por él, en el caso del barón Samedi lo que más le gusta es el ron, el tabaco, y las chicas guapas, mirando a Jessica con una sonrisa pícara y provocadora mientras se enciende el puro.

    —Joder que interesante, es algo digno de que todo el mundo lo conozca —dice Jessica haciendo un guiño interesado a todos sus seguidores que la están viendo y escuchando.

    —Entonces... ¿yo podría pedir algo al Barón Samedi? ¿Lo que sea? —expone Jessica.

    —No sé qué tendrás en mente bonita, pero… sí, podrías pedirle lo que quieras al barón, lo único, tu ofrenda tendrá que estar al nivel de tu deseo.  ―Tafari hace un largo silencio.

    —Si, quiero hacerlo, le dice a Tafari con risa nerviosa, mirando al teléfono susurrando, gente, esto se pone interesante, ¡ni se os ocurra desconectaros!

Tafari asintiendo con la cabeza abre uno de los cajones de debajo de la mesa oxidada sacando un bolígrafo y escribe con sumo detalle unas palabras en criollo, idioma oficial haitiano, estira su mano hacia el altar cogiendo con cuidado una vela negra como el carbón en la que está tallado con la punta de un cuchillo una calavera, una cruz y 4 ataúdes.
Jessica viendo que el zapatero está entretenido con el rollo ese del ritual aprovecha para leer algunos mensajes viendo que el que más se repite es en el que preguntan ¿qué es eso de que su hermano fue zombificado?, que le saque información sobre el tema.

    —Amiga, esto no es un juego, ¿de acuerdo? Haz lo que te diga, exactamente cómo te lo diga, ¿entiendes? —dice Tafari con mirada sombría. —¿Cuál va a ser tu ofrenda al Barón?

Jessica mete la mano en su bolso de Chanel abriendo la cremallera, rebuscando en su interior saca un paquete de tabaco, dejando entre ver unas gafas de sol y volviéndolas a guardar.

    —Tengo esto; entregándole el paquete de tabaco de filtro fino y con aroma a vainilla, ¿es suficiente? —dice Jessica con aires de prepotencia.

    —¿Estas de broma guapa?, tú quieres hacer una ofrenda u ofenderle, ¿y si le sumas esas gafas de sol que he podido ver?

    ―Pero que dices tío, son más de 500 pavos de gafas, ¿estarás de broma?

    —Yo no bromeo, —dice Tafari alzando la voz— ¿A qué crees que estás jugando?, ¿aceptas o no?, decidas lo que decidas no me hagas perder el tiempo, tú necesitas tu zapato para esa entrevista y, yo me quiero ir a descansar.

    —Ok, ok, no hace falta que te pongas así, toma las gafas y dime que tengo que hacer, ¿vale?, a cambio me gustaría que luego me cuentes eso de tu hermano, ¿es un zombi? ¿va comiendo cerebros y gente como en las películas?

Tafari coge las ofrendas poniéndolas en el altar, el tabaco sobre el incienso y, las gafas de sol tapando los ojos de la calavera ennegrecida y vieja, enciende un tocadiscos haciendo sonar una música mística a la vez que aterradora y le da el papel escrito en criollo a Jessica.

    —Concéntrate, piensa en tu petición y luego lee detenidamente en alto esas palabras, cuando termines enciende la vela y la pondremos en el altar, después reza por que los espíritus acepten el trato.

Jessica con el manuscrito en su mano cierra los ojos pensando en lo que desea, algo fácil de predecir, fama y más fama, dinero, seguidores coches de lujo, y una gran lista de pensamientos materialistas que no tienen fin, unos segundos más tarde abre los ojos y comienza a recitar el escrito sonando de fondo esa música angustiosa, pero necesaria para terminar el ritual.

    —A ver, allá voy;
Baguón Kriminél
Tibasán san mué
O ba mué poyán mué
Fe yo bián yo dim fe mal
Kriminélo tibasán san mué
Ba mué cutó mué

    —Ahora termina encendiendo la vela, —le dice Tafari a Jessica susurrando.

Jessica con un mechero rosa con purpurina enciende la llama prendiendo la vela negra, Tafari con los ojos en blanco y canturreando algo incomprensible la coloca frente al cráneo amarillento de su tátara, tátara, tátara abuelo, dejando en el altar tres de 4 velas encendidas creando una humareda grisácea y espesa.

    —¿Ya está?, ni cortes en las manos, sangre en cuencos, algún sacrificio de una gallina o una cabrá, ¿así de fácil? -Dice con tono de decepción.

    —Si, ya está, tú no tienes que hacer nada más.

    —Bueno, pues y si me sigues contando lo de tu hermano, decías que es un, ¿zombi?

Tafari la mira a los ojos señalando un estante por encima de su cabeza sucio y polvoriento, de años sin limpiar, apuntando a unos zapatos negros de piel carcomida y, continúa narrando su historia, mientras arregla la tapa del tacón de Jessica.

    —Fue hace 25 años en mi ciudad natal, mi familia era empoderada, el negocio del encurtido del cuero y la fabricación de zapatos funcionaba bien, todo cambio de la noche a la mañana cuando se generó un incendio quemándolo todo estando mis padres dentro, dejándonos huérfanos a mi hermano y a mí con una herencia millonaria.
Mi hermano Leandre era un hombre de fe, siempre con sus ofrendas a San Miguel Arcángel, soltero y sin hijos hacia una vida tranquila hasta que sufrió la fiebre del zombi.
Una mañana saliendo de su casa empezó a encontrarse mal y en cuestión de minutos se encontraba tirado en el suelo, rígido como un cadáver y la mirada totalmente perdida.
Le enterramos esa misma noche, todos cantaron y bailaron, tomaron ron y fumaron para invocar a los espíritus que le guiarían en el paso del mundo de los vivos a el de los muertos, pero no fue así.
A la mañana siguiente me llamaron las autoridades, la tumba de mi hermano había sido profanada llevándose su cuerpo dejando solo sus zapatos, "los zapatos del muerto", después de investigar puede averiguar que había sido envenenado con un ritual que solo un maestro vudú puede hacer. Los sacerdotes vudú conocidos como bokor crean un compuesto blanco y polvoriento llamado coupe poudre, restos humanos quemados y molidos, una pequeña rana de árbol, un gusano poliqueto, un gran sapo del Nuevo
Mundo y una o más especies de pez globo. Los ingredientes más potentes son el pez globo, que contiene toxinas nerviosas mortales conocidas como "tetrodotoxina", los restos de esa sustancia estaba en los zapatos de mi hermano.
hablé con las autoridades, pero hicieron oídos sordos por miedo a las represalias del bokor.
Perdí a toda mi familia en cuestión de días por lo que cobré la herencia de mi hermano y la mía propia y Salí de Haití comenzando una nueva vida aquí, en España.
Jessica estaba muda escuchando lo que le contaba Tafari y miraba la pantalla del móvil sin poder creer lo que estaba pasando, más de 25 millones de usuarios viendo el directo, cubriéndose la pantalla de mensajes y emoticonos.

    —Lo siento mucho por tus perdidas... ¿Qué paso después? —dijo Jessica fingiendo tristeza.

    —Monte mi negocio aquí con lo que tenía de la herencia, la última noticia que tuve fue por un viejo conocido, me dijo que le pareció ver a mi hermano como esclavo en las plantaciones de azúcar, los esclavistas llegan a un acuerdo con el bokor para recibir el antídoto para despertar al muerto usando posteriormente un polvo zombi que les deja sin conciencia, solo pueden ver y escuchar, pero no pueden hablar, pierden la memoria y sus recuerdos convirtiéndose en simples marionetas usadas para trabajar.
La única forma de que un zombi despierte de ese trance es, si come carne o sal, sí despertara, pueden pasar dos cosas, una, que vuelva a su tumba buscando el descanso eterno, y la otra, es la sed de venganza, el zombi no descansara hasta que de muerte al bokor que le zombifico; descuartizando, asesinando y, degollando a sus esclavistas y todos los involucrados en su muerte ―concluye Tafari.
Quedándose todo en silencio solo escuchándose el chisporroteo de las llamas de las velas Tafari comienza a golpear con un pequeño martillo el tacón del zapato de Jessica llevando una sintonía hueca, rítmica, constante;
toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc
Hasta 7 veces y parando en seco pincha su dedo con una aguja dibujando un símbolo en la suela del zapato aprovechando que Jessica miraba absorta su móvil.

    —Señorita, aquí tiene el tacón como nuevo, pruébeselo para ver que toda esta a su gusto —mostrando una gran sonrisa con dientes blancos.

    —¿En serio? Alucinante, justo como dijiste, 30 min exactos, llevándose el zapato a su pie entusiasmada.

Mientras ella encaja el zapato en sus bonitas y estilizadas piernas Tafari coge la única vela que está apagada y comienza a recitar un cántico levantando el trozo de cera negra con los ojos en blanco.

   —Oh, buen Legba, escúchame: ábreme la barrera.
Papá Legba, ábreme la barrera.
Ábreme la barrera para que pueda entrar.
Vudú Legba, ábreme la barrera.
Daré gracias a los loa cuando vuelva.
Ababó».

Terminado el ritual enciende la vela y la pone al lado de las otras 3, el humo gris se pone de negro intenso y las llamas se mueven pareciendo que tuvieran vida propia.

    —¿Qué es eso?, ¿Qué has hecho?, quien es Papa Legba —dice Jessica con voz entrecortada y angustiada.

    —Papa Legba es el protector del mundo espiritual, el mediador entre el hombre y los loa, que son los espíritus o dioses menores.

Siempre el, es el primero y el último en la invocación de los espíritus, debido a que su permiso es necesario para cualquier comunicación entre los mortales y los Loa, es aquel que abre y cierra los portales.

    —¿Qué portales? ¿de qué coño estás hablando?, deja ya está mierda me estás asustando… dime cuanto te debo, quiero irme de aquí ―grita Jessica.

Jessica con los ojos enrojecidos y, el rímel de sus pestañas chorreando por su cara, nota que ha dejado de sentir las piernas, que sus brazos, cada músculo de su cuerpo se está poniendo rígido como un cadáver, cayendo al suelo totalmente paralizada con el móvil en su mano el cual no ha soltado por la rigidez de sus dedos.
Tafari se acerca a ella y, agachándose a la altura de su cabeza le dice con un susurro al oído.

    —Tú hiciste tu ofrenda, pero hay algo que no te dije... tú eres mi ofrenda. —dice con risa hueca.

Poniéndose en pie se dirige hacia la puerta del establecimiento bajando el cierre oxidado.
Se encamina hacia su zona de trabajo sacando de uno de los armarios; una campanilla de cobre muy antigua, haciéndola sonar con fuerza mientras con la otra mano levanta la tapa de una trampilla que se encuentra en el suelo. Unos sonidos de pasos lentos y toscos se escuchan subir por las escaleras de la trampilla recién abierta, saliendo
en fila dos hombres escuálidos, con la mandíbula desencajada cayendo sus babas por los lados de la boca, semidesnudos, con tan solo unos andrajos de tela cubriendo sus partes íntimas.

    ―Coger a la hembra y bajarla al sótano ―dice Tafari en tono de mandato― no la hagáis ni un rasguño, si no queréis sufrir la ira del barón.

Los dos zombis se dirigen hacia el cuerpo de Jessica sin un ápice de humanidad en sus ojos, dejan caer los zapatos y la levantan como si de un saco de tierra se tratara dirigiéndose con paso lento hacia el agujero que lleva al sótano, detrás de ellos Tafari les sigue moviendo la campanilla de cobre y repitiendo constantemente.

—Simitié mash pasapa
Gad deyé o
El cementerio camina paso a paso,
Mira detrás de ti, oh
Simitié mash pasapa
Gad deyé o
El cementerio camina paso a paso,
Mira detrás de ti, oh.
Ya en el sótano, un lugar húmedo maloliente con solo un candil alumbrando el interior, Tafari termina su rito diciendo, mientras se escuchan cánticos haitianos haciendo eco entre las 4 paredes;

—Papa Legba, Abra la puerta para mí
Papa Legba, Abra la puerta para mí
Abre la puerta, Papa, para que pueda pasar
Cuando regrese, le daré las gracias a los Loa

Escuchándose la cadena que sostiene el candil se empieza a generar un juego de sombras por las paredes de piedra del sótano, apareciendo entre humo negro una silueta oscura con un abrigo negro como la misma oscuridad, un cuello rodeado de cráneos humanos y una cara pintada en forma de calavera sosteniendo en su boca una pipa de madera humeando, se dirige hacia Tafari
con movimientos rítmicos en su cuello simulando el movimiento de una cobra.
Ya en frente de Tafari le dice con voz grave;

    —¿Qué buscas pronunciando mi nombre insignificante mortal? ―dice contundente Papa Legba―, haciendo chirriar sus dientes blancos como el marfil.

    —Oh amado Papa, solicito tu permiso para hablar con Barón Samedi, traigo una ofrenda para él ―mostrándole a la chica zombificada y paralizada.

    —Acepto tu solicitud, ya sabes las consecuencias, si no es del agrado del barón tu ofrenda será reemplazada por tu alma, ¿aceptas el trato?

    —Sí, acepto Papa Legba —susurra Tafari.

Asintiendo Papa Legba con la cabeza, le da una gran calada a su pipa generando una gran cantidad de humo, desapareciendo en la neblina, al fondo junto a la pared se ve un ataúd robusto de color blanco con una cruz incrustada en el medio y 4 pequeños ataúdes gravados, dos en la parte superior y, dos en la inferior, comienza a sonar una musiquilla; cuerdas de violines mezclada con teclas de un piano antiguo desafinado, Tafari se arrodilla en el suelo agachando la cabeza cayéndole gotas de sudor de su frente.
Chasquidos en el suelo semejantes al ruido que producen unos zapatos de claque se acercan a Tafari provocando involuntariamente que levante su cabeza, viendo una silueta delante de él; alto, delgado, un traje negro con botones de un blanco impoluto, sosteniendo un puro en su boca y en su mano una botella de ron fuerte con guindillas en su interior.

    —Puto negro de mierda folla monas, quien coño te crees que eres para molestarme —grita el Barón Samedi—, dando un largo trago a la botella de ron y eructando.
    —Soy Tafari señor... le traigo su ofrenda de todos los años, dice Tafari casi tartamudeando por el miedo.

    —¿Tafariiii?, ¡Tafariiii!, cabronazo cobarde de mierda, eres el que quemo a sus padres y enveneno a su hermano para cobra la puta herencia, me cago en tus muertos, o mejor dicho... mis muertos, ya que todos me pertenecen, ¿verdad? ―dice el barón de forma sarcástica.
    —¿Y que me traes desgraciado, ¿qué puede compensar semejante atrocidad?

    —A ella… ―señalando a Jessica con su dedo índice.
    —Una putita de coño prieto, ummm, ¿Qué tienes en la mano chochito?, ¡esta zorrita me está grabando en directo!, ¡esto me pone bruto!

    ― ¡Tafari graba!, estar ante 50 millones de personas se merece un baile, ―dándole el teléfono al zapatero.

Tafari mira la pantalla viendo miles de mensajes, cientos de opiniones, la mayoría diciendo; que montaje más bueno, tía parece una película, que currado, eres una actriz de puta madre, etc., etc., etc., mientras apunta al Barón con la cámara, Samedi está bailando un tango con Jessica, como si fuera una muñeca frágil y rota, meneándola de un lado para otro haciendo el típico espectáculo obsceno y macabro que solo puede salir de una mente como la del Barón Samedi.
Parándose en seco acerca su boca a la oreja de Jessica, susurrando en su oído mientras la aprieta las nalgas con sus manos huesudas.

    —Agradécemelo más tarde a solas, con total honestidad te digo, que te he hecho un favor, en tu afán de protagonismo encontrabas tu perdición; te hubieran rechazado en tu entrevista y saliendo de ella haciendo unos de tus directos te arrolla un autobús haciendo trizas tu cráneo, mejor morir como una gran actriz que, humillada delante de todos, ja, ja, ja, soy un genio ¿verdad?

Girando la cabeza, el barón mira a Tafari con las cuencas de sus ojos vacías diciéndo con voz cavernosa.

    —Acepto tu ofrenda, tienes un año para la siguiente y espero supere lo que me dejas, si no es así, tu queridísimo hermano recordara que tú, su amado hermano pequeño, fuiste el bokor que lo enveneno y, disfrutaré viendo cómo te saca los intestinos como a un cerdo, recuerda que... yo mando sobre los muertos —dice Samedi con voz implacable.
El barón deja a Jessica dentro del féretro blanco en un agujero cavado en el suelo, segundos después con una risa pícara desaparece en la oscuridad, mientras Tafari graba como los dos zombis lo tapan con arena húmeda llena de gusanos con olor a muerte, mientras el féretro se pierde en la inmensidad del inframundo esperando caer, en las manos del Barón del cementerio.

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