Capítulo 2
Terminé mi jornada de trabajo guardando mi uniforme en el casillero que me pertenece del área de empleados, como trabajo en un lugar donde venden trajes formales de diseñador debo vestirme con un uniforme sofisticado. Así que se me hace más fácil que al llegar a aquí después de estudiar lo que haga es cambiarme.
—Hasta luego, Laura—Se despidió mi compañero Raúl guindando su mochila en su hombro.
—Hasta mañana, Raúl.
Salí del lugar dirigiéndome a pequeño escarabajo blanco, estoy agotada, había pasado toda la noche estudiando para la prueba que tuve hoy. Pero valió la pena, ya que considero que salí bien en ella.
Eso espero.
Estacioné el Volkswagen en mi puesto, tomé mi mochila y bajé caminando con rapidez hacia adentro del edificio.
Fui hasta el elevador pero parecía que de nuevo se había descompuesto, por lo que solté una maldición y subí los dos pisos por las escaleras.
Me detuve en la punta de las escaleras al ver a mi hermano Lucas apoyado en la pared junto a mi puerta con una maleta a su lado.
—Por fin llegas—Había olvidado por completo que se quedaría aquí.
—Joder, tío...
Él me dio una sonrisa y yo fui a mi puerta a abrirle y permitirle la entrada.
Tomó su maleta negra y entró en mi pequeño piso.
Solo tiene una habitación, un baño, una pequeña sala de estar y una cocina.
—Tendrás que dormir en el sillón, no tengo otra habitación que ofrecerte—Le dije soltando mi mochila en el piso. —El negro se convierte en cama, puedes dormir en ese—Le ofrecí.
Él asintió y me miro por unos largos segundos.
—Te ves agotada...
¿Tanto se me nota?
—Fue un día duro, anoche no dormí estudiando para un examen, luego tuve que ir a trabajar, así que no he descansado—Le expliqué dirigiéndome a la cocina y sacando el jugo de naranja que había preparado ayer, me serví la mitad de un vaso y lo tomé observándolo.
Su móvil empieza a sonar y él me da una corta mirada para luego contestar la llamada dándome la espalda.
Últimamente es así, completamente reservado.
—Llego en diez minutos—Fue lo único que dijo para luego mirarme de nuevo. —Saldré, ve a descansar—Me dijo abriendo la puerta.
— ¡Espera! ¿A dónde crees que vas?
¿Piensa que será tan fácil? Si papá lo mandó conmigo es por algo, no se saldrá tan fácil con la suya.
Se detuvo en seco como si no hubiera escuchado lo que dije.
— ¿Qué dijiste?
—No saldrás a esta hora, ya es tarde—Me crucé de brazos.
—Tengo veinte años, Laura...Ya no soy un niño... Además, tu no eres mi madre—Parece que se había enojado.
—Papá te envió conmigo por algo, Lucas...No saldrás a esta hora, es peligroso—Fui hasta la puerta y la cerré con llave.
— ¿Qué cojones estás haciendo?
—Te traeré una manta y un par de almohadas, es hora de dormir.
Agarré el par de llaves que tengo y fui a mi habitación escuchando a mis espaldas un gruñido de su parte.
Abrí el armario de mi closet donde están guardadas algunas mantas, saqué una azul y agarré una de mis almohadas.
Al salir de nuevo a la sala él estaba hablando por teléfono.
—No puedo hacer nada, joder ¿Qué? ¡No! ¡No se te ocurra venir! —Colgó la llamada al ver que había vuelto con su manta.
—Lo siento por eso, pero me preocupo por ti, Lucas—Le entregué la manta.
Volví a mi habitación y decidí darme una ducha, escondí las llaves en mi caja fuerte, ya que conozco a mi hermano.
Me duché y al terminar me puse el pijama.
Cuando estaba decidida a dormir por mínimo ocho horas tocan el timbre del piso.
Frunzo el ceño y agarro las llaves.
Lucas estaba acostado en el sofá cama usando su móvil.
—Quién será...—Él se levantó de golpe.
—Yo puedo ver quién es...
—Es mi casa, me buscan a mí—Miré por el picaporte de la puerta y había un hombre bastante elegante frente a mi piso.
Abrí la puerta asomando mi cabeza solamente.
—Buenas noches ¿Qué desea? —Pregunté ocultando mi cuerpo, ya que mi pijama es sumamente revelador.
Sus ojos grises se concentraron en mí por unos largos segundos.
—Creo que se equivocó de puerta—Le dije a ese atractivo hombre.
—Estoy seguro que no es así ¿Eres Laura García? — ¿Cómo sabe mi nombre?
—Sí ¿Usted es...?
—Laura, él es mi jefe... Solo que... Necesita ayuda en el trabajo y como le dije que no podía salir, ya que tú dices que no...Ha venido acá—Habló Lucas nervioso, esto sí que es vergonzoso.
Miré a mi hermano sobre mi hombro, el señor de la puerta la empujo para adentrarse en la casa.
—Mucho gusto, señorita García. Soy Zack—Extendió su mano dejando ver un costoso reloj, sus ojos grises descendieron a mis piernas descubiertas y volvieron a ascender recorriendo el resto de mi cuerpo.
Tomé su mano observando sus grises ojos, su pelo castaño estaba perfectamente arreglado, sus hombros anchos se ceñía en su traje negro, su barba estaba empezando a salir dejándole un aspecto atractivo y sexy. Es alto, muy alto.
Solté su mano.
—Lo necesitamos en el trabajo ¿Puedes dejarlo ir? —Me preguntó con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Es tarde...—Murmuré mirando a Lucas.
¿Qué diablos haría a esta hora en el trabajo?
—Yo mismo lo traeré al terminar—Insistió Zack.
Miré a mi hermano, no puedo creer que haya traído su jefe hasta mi casa solo para que lo dejara salir en la noche ¡Joder! Pero es que nada tiene sentido.
—Hermanita, no ocurrirá nada—Aunque me lo diga no término de convencerme o mejor dicho...Ese Zack no termina de convencerme.
—Bien—Hablé finalmente recibiendo una sonrisa de su jefe.
Algo no anda bien aquí y estoy dispuesta a averiguarlo, puede que de esto es lo que se trata papá...Espero que Lucas no se haya vuelto a meter en problemas, no quiero que le ocurra nada malo.
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