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Operación Videojuego

Fin de semana. El departamento de Funami Yui era aseado de arriba abajo y en la cocina había bolsas de supermercado con bocadillos y refrescos. La razón de ello: tanto el Club de Entretenimiento como el consejo estudiantil vendrían para jugar la más reciente entrega de la saga Namo Bros: Namori Smash Bros Punch-line.

Mientras la pelinegra seguía con las tareas de limpieza, sonó el timbre, al principio una sola vez, pero después fue una seguidilla de timbrazos, por lo que Yui supo de inmediato de quién se trataba.

―¡Ya basta, Kyoko! Te escuché la primera vez.

―¿Tienes todo listo, Yui? ―preguntó la rubia haciéndose la tonta―. Estaba tan emocionada por el juego que no dormí nada.

―Tampoco era para que vinieras tan temprano. Todavía me queda mucho por hacer, y las demás chicas llegarán en unas cuantas horas. Mejor ayúdame a limpiar mientras las esperamos.

―¡Sí, señor! ―exclamó Kyoko mientras hacía una exagerada postura militar. Yui suspiró como respuesta.

Aunque la dueña de casa quería que su mejor amiga colaborara, debió haberse esperado lo que ocurrió: la rubia se echó en el sillón y comenzó a comerse los bocadillos que habían comprado para la junta. Muy molesta, a la pelinegra no le quedó más opción que ir de nuevo al supermercado.

―¡Trae ron con pasas!

En cuanto a Kyoko, entre bocado y bocado, pensaba en lo mucho que se divertiría ese día, sobre todo cuando cierta pelimorada tsundere llegara.

(...)

Calma, Ayano, solo será una junta de juegos. Solo eso... Pero quisiera que se diera una oportunidad para confesarle mis sentimientos... ¿O no? ¡Tranquilízate, Ayano! ¡No es como que Valladolid a pasar algo así!

La vicepresidenta del consejo estudiantil luchaba contra sus propios sentimientos. Después de lo ocurrido en las aguas termales, estaba ansiosa por ver nuevamente a Kyoko, pero su propia personalidad le jugaba en contra como siempre.

Mientras su cabeza era un lío, llamaron a la puerta.

―Chitose... ―dijo Ayano en cuanto salió a ver quién era.

―Buenas tardes, Ayano-chan. ¿Lista para irnos?

―Eh..., sí, sí. Espera, voy por unas cosas y vuelvo.

La pelimorada se dirigió a su habitación y miró por un momento la foto que tenía en su velador: era de la primera vez que fue al cine con Kyoko. No pudo evitar sonreír.

Toshino Kyoko...

De ahí tomó su mochila y fue a reunirse con Chitose.

Mientras caminaban a la casa de Yui, la peliblanca le dijo a su amiga:

―Oye, Ayano-chan, ¿feliz porque verás a Toshino-san?

La reacción de Ayano fue la esperada en una situación como esa: un sonrojo violento y algo de humo saliendo de su cabeza.

―¡¿QUÉ?! ¡NO, NO, NO! ¡CLARO QUE NO! Saber que veré a Toshino Kyoko no me causa nada en absoluto.

Chitose emitió una risita al ver a su nada sincera amiga sonrojada.

―¿Sabes, Ayano-chan? Quizás tengas suerte y puedas hacer equipo con ella en el juego. Sería lindo verlas trabajando juntas.

―Como si yo pudiera trabajar con alguien como ella... ―dijo la pelimorada en voz baja.

A pesar de su tono, la verdad era que Ayano estaba optimista: durante el último tiempo, ella y Kyoko habían compartido más de lo que alguna vez se imaginó. Podría considerar a la alocada rubia como una amiga casi al nivel de Chitose, aunque claro, ella esperaba que pudieran ser algo más. No sabía cuándo podría confesarse y ser honesta por una vez, pero aprovechando el contexto de videojuegos, podía hacer la siguiente afirmación: había ganado una vida extra en su intento de ganarse el corazón de Kyoko, o por lo menos un power-up.

(...)

―Ah, son ustedes. Adelante, pasen.

Yui les dio paso a Ayano y a Chitose. En el departamento ya estaban todas las demás invitadas, quienes saludaron a las recién llegadas. La única que no lo hizo fue Kyoko, quien estaba concentrada en los bocadillos y comía como un barril sin fondo; Sakurako la habría acompañado, pero esta no podía escapar del ojo vigilante de Himawari.

―Ah, Ayano... ―dijo la rubia dejando de comer por un momento. De inmediato, se quedó mirando a su amiga pelimorada―. ¿Preparada para jugar? ¿Qué tal si hacemos equipo?

―Eh... Eh...

Aquellos ojos azules la miraban fijamente y no parecían contentarse con sus balbuceos: querían una respuesta clara y contundente.

―Eh... ¿Por qué no? Digo, no es como si me importara hacer equipo contigo, Toshino Kyoko.

―¡Genial! ¡Nadie podrá detenernos! ―exclamó la rubia mientras la abrazaba, provocando uno de los sonrojos más grandes de toda su vida.

―¡Kyoko, suéltala y ven a sentarte! Es hora de que empecemos.

―¡OK! ―exclamó Kyoko haciendo un exagerado saludo de soldado.

Chitose, por su parte, se desangraba perdida en sus fantasías.

―Ayano-chan, tú y yo somos un gran equipo. ¿Qué te parece si te muestro mis nuevos movimientos de combate?

―¡CHITOSE, YA BASTA! ―exclamó una avergonzada pelimorada.

Retomando el juego, ya con todas las chicas en posición, era cuestión de tiempo para que diera inicio la primera partida, con las chicas de primero como protagonistas. La más entusiasta de todas era Chinatsu, quien ya visualizaba su triunfo y los halagos que le dedicaría Yui.

No puedo ser digna de Yui-senpai si no muestro lo buena jugadora que soy. Chicas, lo siento, pero el amor me dice que tengo que destruirlas.

En cuanto a Sakurako y Himawari, ambas se desafiaban mutuamente y aseguraban que vencerían a la otra.

―Por supuesto que la gran Sakurako-sama va a derrotarte. Tus enormes pechos no te dejarán manejar el control.

―¡¿Qué tienen que ver los pechos en esto?!... Como sea, yo voy a ganar esto: eres demasiado tonta como para controlar bien a un personaje.

Las dos se miraron con molestia y enseñando los dientes.

A los pocos segundos inició la partida. Los personajes de Himawari y Sakurako se lanzaron inmediatamente el uno contra el otro, haciendo que ambas perdieran vidas rápidamente. Chinatsu, por su parte, aprovechaba de armarse con los objetos que aparecían de tanto en tanto en el escenario. Ya cuando a la parejita le quedaba su última vida, el personaje de la pelirrosada aprovechó de lanzarles una bomba a sus luchadoras, terminando la partida para ambas.

―¡NO! ―gritaron ambas al unísono.

―Lo siento, chicas, pero nadie se interpondrá entre Yui-senpai y yo.

Chinatsu no debió abrir la boca tan rápido: su personaje comenzó a perder vidas rápidamente sin saber por qué. Al terminar, solo había una luchadora en pie.

―¡No es justo! ¡Akari-chan, ni siquiera te vi!

―Ni los personajes de Akari tienen presencia.

―¡Kyoko-chan, no digas esas cosas!

Mientras tanto, una llorosa Chinatsu lamentaba su derrota.

―¡YUI-SENPAI!

Tras la victoria de la pelirroja, llegó el turno para que las de segundo se enfrentaran. Por habilidad, era obvio que Yui era la favorita para ganar, pero Kyoko no se dejaría vencer tan fácil.

―No dejaré que hagas trampa como la última vez, Kyoko ―dijo la pelinegra.

―¿Yo? ¿Hacer trampa? ¿De qué hablas, Yui? ―preguntó la rubia haciéndose la tonta.

Sabiendo que su amiga no lo admitiría, la dueña de casa dio inicio a la batalla de las de segundo.

Ni Chitose ni Ayano podían seguirles el ritmo a Yui o a Kyoko. Ambas perdían vidas tan rápido como un político su credibilidad. Por su parte, sus compañeras de clase lucían muy igualadas, aunque la mayor experiencia de Yui le daba cierta ventaja.

Llegado un punto, Chitose fue eliminada, por lo que la batalla quedó entre tres. Lo cierto era que el personaje de Ayano estaba en la cuerda floja, mientras que a los de Yui y Kyoko, si bien también les quedaba una sola vida gracias a su intenso enfrentamiento, todavía gozaban de buena salud. Viendo la situación, una idea pasó por la mente de la chica con cola de caballo:

Quizás debería sacrificar a mi personaje junto con el de Funami-san para asegurarme de que Toshino Kyoko gane.

Mientras pensaba, Yui tenía contra las cuerdas a Kyoko, y no parecía que esta pudiera salir de su complicada situación. Era cuestión de segundos para que la pelinegra se hiciera con la victoria, pero...

―¡¿Qué?!

Ayano hizo que su personaje empujara al de Yui al vacío, haciendo que ambas perdieran y dejando a Kyoko como la gran ganadora.

―¡Gané, gané, gané! ―exclamó mientras se levantaba y daba saltos de alegría.

―... Dale las gracias a Ayano por eso, Kyoko ―dijo Yui con un poco de molestia.

Azul y morado se encontraron.

―¡Gracias, Ayano! ―La alocada rubia se abalanzó sobre la susodicha y, para sorpresa de esta y de las demás, la besó en la mejilla. No es necesario mencionar cuán profundo fue el sonrojo resultante.

Chitose habría felicitado a su amiga, pero estaba tendida sobre una piscina de su propia sangre, con una enorme sonrisa boba en su rostro.

―¡Ikeda-senpai! ―exclamó Akari.

Ella... me besó... Me besó... Otra vez... ―pensó Ayano, un poco más calmada, mientras recordaba la última vez que fue al cine con Kyoko.

―Kyoko..., no me esperaba algo así de tu parte ―dijo una sorprendida Yui.

―Creo que Ayano se lo merece, ¿no?

Una vez que las cosas estuvieron más calmadas, comenzó una partida por parejas, siendo el primer combate entre el SakuHima y el ChitoAka.

―¡Sakurako, no estorbes! ¡Me estás bloqueando la visión!

―¡Tú me estás bloqueando a mí, Himawari!

Las discusiones del «matrimonio» durante la partida fueron fatales; Akari y Chitose lograron derrotarlas con facilidad. El resultado obvio: más discusiones en las que ambas se echaban mutuamente la culpa.

―¡Tus enormes pechos arruinaron mi juego!

―¡Tú fuiste la que arruinó el mío! ¡No dejabas de moverte de aquí para allá y me impedías atacar!

Para el siguiente duelo, se enfrentaban las parejas YuiChina y KyoAya. El largamente esperado dueto de ambas finalmente tendría acción.

―Te ganamos antes y ganaremos de nuevo, Yui. Somos invencibles ―presumió Kyoko mientras abrazaba a Ayano por el cuello, para sorpresa de ella.

―To... Toshino Kyoko...

―Ya veremos, Kyoko. No pienso perder por segunda vez.

―¡Es imposible que Yui-senpai pierda! ¡Ella es la mejor! ―juraba Chinatsu. Esperaba demostrarle, ahora sí, su habilidad como jugadora para que Yui se enamorara de ella.

La nueva partida inició con Yui dominando desde el principio, quitándoles muchas vidas a sus amigas. El problema era que Chinatsu quería lucirse en frente de su adorada senpai y, tras atiborrarse de varias armas que aparecían en la pantalla, comenzó a atacar a diestra y siniestra.

―¡Yui-senpai, esto es por ti!

―¡Chinatsu-chan, cuidado!

El caos y la confusión se apoderaron de la arena, con la pelirrosada lastimando más al personaje de Yui que a los de Kyoko y Ayano. Eso lo aprovecharon ambas para dejar fuera de combate a la pelinegra, y con Yui fuera de la escena, les fue fácil acabar con Chinatsu.

―¡NO! ¡MI FUTURO CON YUI-SENPAI!

―¡SÍ! ¡LO HICIMOS, AYANO!

―Sí..., lo hicimos, Toshino Kyoko ―dijo Ayano un poco más contenida.

―¡Bien hecho, Sugiura-senpai, Toshino-senpai! ―exclamó Sakurako.

Era momento de parar y comer algunos bocadillos.

(...)

―Gracias a todas por venir. Fue un día muy divertido.

―No, gracias a ti por recibirnos, Yui-chan ―dijo Akari.

A pesar de todos los pleitos, discusiones y caos de por medio, las chicas lo habían pasado bien, y eso era algo a destacar. A Kyoko nadie podía borrarle la sonrisa de la cara, mientras que la responsable de ello la miraba de tanto en tanto y sonreía ligeramente.

―Ojalá podamos reunirnos otra vez.

―¡Claro! La Súper Sexy Comando Kyoko tiene un trono que mantener.

―Sí, sí... ―dijo Yui restándole importancia.

Eventualmente, todas las chicas se fueron a sus casas, con Ayano y Kyoko yéndose juntas.

―Oye, Ayano... ―dijo la rubia de repente.

―¿Eh? ¿Qué pasa, Toshino Kyoko?

―Quiero darte las gracias de nuevo. Me cuesta mucho ganarle a Yui sin hacer trampa.

―Yo no estaría orgullosa de admitir eso ―comentó Ayano con un rostro serio de caricatura.

―Creo que podrías ser mi amuleto de buena suerte de ahora en adelante.

La pelimorada se sonrojó un poco.

―... No digas tonterías.

―Es la verdad.

Palabras así no eran buenas para el corazón de Ayano; su ritmo cardíaco no volvería a la normalidad si la rubia seguía diciendo cosas similares. Afortunadamente, los rumbos distintos de una casa y otra ayudaron a que Kyoko no siguiera hablando de ello.

―Bueno, yo me voy por acá. Gracias otra vez. Nos vemos en la escuela.

Kyoko volvió a besar a Ayano en la mejilla y se fue a toda velocidad. La del consejo estudiantil estaba tan impactada que no pudo detenerla para confesar sus sentimientos.

De nuevo perdí la oportunidad...

En eso, se llevó la mano a la mejilla besada dos veces aquel día.

―..., pero de seguro habrá otra. Ya veré cómo lo hago.

La imagen de Kyoko sonriente y victoriosa era su premio por el momento.


Juego de palabras usado:

- Valladolid: Ciudad de España

El nombre de la versión del juego, Punch-line, no lo elegí solamente por la palabra Punch. En inglés, Punch-line viene siendo el remate de un chiste, y para una serie de comedia como YuruYuri, creo que es más que adecuado.

La siguiente operación ya está decidida, aunque no sé cuánto tardaré en traérsela a ustedes. Solo espérenla.

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