Operación ¿Qué?
Toda historia que inicia debe tener un final. Para este fic, el final llega en este capítulo.
Para Ayano, aquella fue una noche de insomnio. Ya no había marcha atrás: finalmente, después de mucho tiempo, hizo a un lado sus temores y le confesó sus sentimientos a Kyoko. Bajo el manto de la oscuridad, intentaba dormir, pero le era imposible; las ansias se la estaban comiendo y esperaba una respuesta que en el momento clave no llegó, todo producto de su propia cobardía. Además de la maraña de pensamientos que se agolpaba en su cabeza, sentía sus ojos húmedos, pero más que llorar, sollozaba para sí.
Al amanecer, se levantó muy cansada. En el espejo pudo notar sus escleróticas enrojecidas y las ojeras que se le habían formado.
―No me extraña Extremadura ―pensó con una sonrisa triste en su cara.
Tras vestirse y desayunar, se despidió de su madre y se dirigió a la escuela.
El camino fue básicamente una extensión de la noche anterior, con pensamientos aguijoneando de manera incesante su cerebro, tal cual lo haría un enjambre de avispas furiosas. Por momentos se arrepentía de lo ocurrido en el parque de diversiones, pero ya era imposible retroceder el tiempo. Lo que más la inquietaba era cómo enfrentaría a Kyoko; sí o sí la vería en el salón, y su reacción en cuanto se toparan la llenaba de interrogantes.
Al llegar a la puerta, Ayano dio un suspiro y se dijo mentalmente:
―Bien, Sugiura Ayano, hora de entrar.
Tuvo un momento de respiro cuando el primer rostro conocido con el que se topó fue el de su amiga Chitose.
―Buenos días, Ayano-chan ―la saludó la peliblanca con su suave voz.
―Buenos días, Chitose.
―¿Pasó algo? No te ves muy bien.
―... Yo ―bostezó con fuerza― no tuve una buena noche.
―¿Tiene que ver con lo de Toshino-san?
Con un rostro decaído, la pelimorada asintió.
―No sé qué pasará con nosotras ahora. Si la veo ahora, yo...
―¡BUENOS DÍAS!
La dueña de esa estridente voz no era otra que Toshino Kyoko.
―Kyoko, ¿cuántas veces tengo que decirte que no hagas escándalo?
―Yui, es mi deber avisarles a todas que ya estoy aquí.
―Eso déjalo para cuando pasen asistencia.
La rubia rio presuntuosamente.
―Ahí lo haré de mejor manera.
―No sé por qué siento que debería asustarme por eso.
Fue en ese momento que Kyoko se fijó en Ayano. Esta, al sentir aquellos ojos azules sobre ella, apartó la mirada con una mezcla de timidez y pena.
―¡Ayano!
La rubia se abalanzó sobre la pelimorada como si nada hubiese ocurrido el día anterior, cosa que sorprendió a esta última. Más aún, la besó en la mejilla a vista y paciencia de las demás alumnas en el salón.
―¡T-T-T-T-T-Toshino Kyoko!
―¡Kyoko...! ―Yui perdió el habla por unos instantes, lo mismo que ocurrió con el resto de las chicas presentes.
La única que disfrutó el cuadro fue Chitose, quien lanzó la descarga de sangre más grande que se le hubiera visto alguna vez, acompañada de una sonrisa descomunal.
―No me importaría morir ahora ―pensaba en un ensueño del que no quería despertar, con un charco rojo bajo ella.
―¡Chitose, resiste! ―exclamó Yui mientras se acercaba a la peliblanca a toda prisa.
Mientras la chica de lentes se desangraba, Ayano estaba realmente confundida. ¿Qué significaba todo eso? ¿Acaso Kyoko había olvidado lo ocurrido en la rueda de la fortuna y buscaba que las cosas volvieran a foja cero? La misma pelimorada le pidió que no se alejara de ella aquel día, pero el accionar de la rubia le parecía, por decirlo menos, demasiado raro. No sabía qué pensar.
―¿Cómo has estado? ¿Me extrañaste? ¿Soñaste conmigo?
―Eh... Eh...
Por fortuna para la chica de la coleta, la profesora Nishigaki entró al salón para dar inicio a las clases.
―Buenos días, alumnas. Por favor vayan a sus lugares.
Ayano habría prestado atención en circunstancias normales, pero su mente en ese momento era un caos; no entendió nada de lo que la maestra dijo.
La situación en el salón del consejo estudiantil tampoco mejoró. Se notaba a una Ayano decaída y confundida, lo que llevó a dos de sus compañeras a preguntarle al respecto:
―Sugiura-senpai, ¿se siente bien?
―... Un poco cansada, pero ya me recuperaré, Furutani-san ―respondió tratando de restarle dramatismo al asunto.
―...
―Perdone, Matsumoto-senpai, pero no entendí qué me dijo.
―...
Mientras Ayano trataba de escuchar las palabras de Rise, Sakurako se acercó al pequeño refrigerador del consejo para sacar el pudín que la pelimorada había guardado.
―¡A comer!
―¡Sakurako, eso no es tuyo! ¡Déjalo donde estaba! ―exclamó Himawari.
―Tengo hambre. Además, Sugiura-senpai es muy generosa conmigo. No le molestará que me coma este pudín.
―... Adelante, hazlo ―dijo una desanimada Ayano.
―¡Sí!
Himawari le lanzó una mirada de reproche a su casi novia y una de preocupación a su senpai.
―Ayano-chan, creo que deberías ir afuera y tomar un poco de aire. Vuelve cuanto te sientas mejor ―habló Chitose.
―Pero hay mucho trabajo que hacer todavía.
―Ayano-chan, nosotras podemos encargarnos. No te preocupes por eso.
A pesar de que la pelimorada insistió, la chica de lentes logró convencerla de retirarse por unos momentos.
―Supongo que no lo puedo disimular. Todas se han dado cuenta de que tengo problemas. ―Agachó la mirada con tristeza―. Toshino Kyoko ni siquiera me ha respondido. Parece que... no le importó mi confesión. ―Una lágrima rodó por su mejilla―. Que mis sentimientos no le importaron... Por lo menos hubiera esperado que me dijera si no sentía lo mismo por mí. Debí habérmelo esperado; ella no es de las que se toman las cosas en serio.
Con el corazón oprimido, fue al baño a lavarse la cara. El agua fría sobre su piel la ayudó a camuflar las lágrimas y a espabilar. Sin embargo, cuando se vio en el espejo, comenzó a sentirse patética.
―Ayano..., deja de torturarte así. No vale la pena ―se dijo mentalmente.
Salió del baño dispuesta a volver con el consejo estudiantil, pero como si los astros se alinearan en su contra, se encontró cara a cara con la persona que le estaba provocando todos aquellos sentimientos incómodos.
―¡T-TOSHINO KYOKO!
―¡Ayano! ―exclamó mientras la abrazaba.
La situación no podía sostenerse por mucho tiempo más; la pelimorada necesitaba respuestas de inmediato, por lo que se zafó del abrazo de la rubia y la miró con una mezcla de enojo y tristeza.
―¿A qué estás jugando, Toshino Kyoko?
―¿Ah? No te entiendo, Ayano.
―Te confesé mis sentimientos ayer, desnudé mi corazón... y estás actuando como siempre.
Los ojos de la pelimorada comenzaron a llenarse de lágrimas.
―Sé que te pedí que no te alejaras de mí, pero... parece que lo que te dije no te importó para nada. Al menos dime si no sientes lo mismo que yo.
Kyoko miró a Ayano fijamente, sin reacción alguna.
―¡Háblame, Toshino Kyoko! ¡Dime si...! ¡Mph!
Los labios de la rubia sobre los de la pelimorada fueron suficiente respuesta.
―Toshino Kyoko... ―murmuró Ayano mientras se llevaba la mano a la boca, totalmente sorprendida.
―Yo pensé que ya éramos novias.
―... ¿Qué?
Toda la tristeza e incertidumbre de Ayano se esfumaron por aquellas palabras tan ligeras de Kyoko.
―Desde hace un tiempo te he mostrado mi cariño, así que pensé que después de lo de ayer, pues... Incluso les hablé a las chicas de lo nuestro hace como media hora.
El rostro de la vicepresidenta se puso rojo brillante. Ni el Krakatoa durante su erupción más violenta había alcanzado una tonalidad similar.
―... ¡NO PUEDES DECIR ESAS COSAS TAN A LA LIGERA! ¡¿ACASO NO SABES HAY UN PROCESO PREVIO ANTES DEL NOVIAZGO?!
―Eh... Pues... Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.
―A veces no entiendo cómo puedes tan... tan... tú ―se quejó Ayano antes de resoplar.
Tras calmarse un poco, la pelimorada miró a su amada y le dijo, menos roja pero no por eso menos avergonzada:
―Toshino Kyoko, si quieres que seamos novias, tienes que pedírmelo. Digo, tampoco es como si tuvieras que ser romántica conmigo o algo así.
―¡Ayano, seamos novias!
El grito espontáneo de la rubia le bastó a la de cabello morado; sabía que pedirle seriedad era algo complicado. Tras un ligero suspiro y una sonrisa, le dio su respuesta:
―Sí, Toshino Kyoko. Seamos novias.
―¡Genial!
Sin perder tiempo, Kyoko se abalanzó sobre Ayano y la besó en los labios; era el segundo beso entre ambas y el primero de forma oficial.
―¡Ven conmigo! Tenemos que decirles a las demás, ahora sí que sí.
―¡No me tires el brazo tan fuerte! ¡Yo puedo caminar!
Mientras la recién formada pareja se dirigía al salón de té, las alumnas y el cuerpo docente fueron testigos de una gigantesca riada color rojo sangre que vino desde la sala del consejo estudiantil.
(...)
Era de noche. Tras un día en verdad agitado, Ayano pensaba en todo lo ocurrido, todas las emociones que experimentó. Sin embargo, al final el tormento había valido la pena: después de muchos meses especulando y sintiendo el temor, podía afirmarlo sin ninguna duda: la alocada Toshino Kyoko finalmente era su novia. De solo pensarlo se le aceleraba el corazón y no podía evitar sonreír:
―Mi novia... Qué Rarotonga se oye, pero también muy agradable, je, je.
Con una mano en el pecho y los ojos cerrados, Ayano se dedicó a recordar los sucesos del día...
(...)
Tras formalizar, las chicas fueron a contarle de su relación al Club de Entretenimiento, recibiendo las felicitaciones de todas las integrantes.
―Muchas felicidades a ambas ―dijo una alegre Akari―. Ah, el amor... Ojalá algún día encuentre una chica para mí.
―Kyoko, ojalá ahora puedas calmarte un poco: ya no solo se tratará de ti ―le comentó Yui.
―Yui-senpai, ¿cuándo me pedirás a mí que sea tu novia? ―preguntó una Chinatsu que trataba de sonar tranquila, pero que en el fondo estaba verde de envidia.
―Eh..., Chinatsu-chan...
―¡No es justo que solo Kyoko-senpai tenga novia! ―Por fin dejó en evidencia su verdadero sentir, asustando a Yui y a Akari.
La pareja también les informó a las chicas del consejo estudiantil, las cuales reaccionaron de manera similar a las del Club de Entretenimiento.
―¡Eso es genial, Toshino-senpai, Sugiura-senpai! ―exclamó una emocionada Sakurako mientras saltaba dando vueltas alrededor de ellas―. ¡Van a ser una pareja genial!
―¡Sakurako, no las molestes! ―la regañó Himawari antes de enfocarse en sus senpai―. Senpai, muchas felicidades por su relación. Ojalá se quieran mucho y se respeten.
―Dices eso y no me respetas. Himawari, eres mala.
―¡¿Qué estás diciendo?!
―¡Tus enormes pechos no te dejan ser buena conmigo!
―¡¿Qué tienen que ver los pechos con esto?!
El aroma de una próxima pareja, si es que no lo era ya en secreto, podía olerse en el aire.
―... ―Fueron las palabras de Rise. Por supuesto, no la entendieron, pero supusieron que les daba la enhorabuena.
La única persona que no estaba presente era Chitose, quien se estaba recuperando en la enfermería, con una sonrisa boba en el rostro.
(...)
―Toshino Kyoko... Mi Toshino Kyoko...
El último recuerdo del día fue el beso de despedida que la rubia le dio, junto con su alegre rostro.
―Nos vemos mañana, Ayano ―le dijo.
El camino enfrente de la pelimorada no sería uno de rosas, sobre todo teniendo en cuenta la personalidad de Kyoko. Sabía que no todos los días serían bonitos y que muy posiblemente la sacarían de quicio más de una vez. No obstante eso, Ayano estaba dispuesta a continuar; si tanto había luchado por ese amor, lucharía también por conservarlo.
Ya más tranquila y consciente de los desafíos a futuro, se acostó y se dispuso a dormir; había escuela y más amor en el panorama del día siguiente.
Lectores, esta historia ha llegado a su fin.
Jamás pensé que me tomaría tanto tiempo terminar, pero ya ven, se pudo. Gracias a todos aquellos que se quedaron hasta el final y comentaron al respecto; los buenos reviews, llámense alabanzas y críticas constructivas, siempre motivan a los autores como yo a sacar más material.
Lugares usados en los juegos de palabras de Ayano:
- Extremadura: Comunidad autónoma de España. Como dato curioso, el fundador de Santiago de Chile era extremeño; de ahí el nombre original de la ciudad: Santiago del Nuevo Extremo.
- Rarotonga: La mayor y más poblada de las Islas Cook, en el Pacífico Sur. Ya se usó en un capítulo anterior.
No sé si en el futuro escribiré nuevas historias de YuruYuri. Prefiero no afirmar nada, pero tampoco negar la posibilidad. Que pase lo que tenga que pasar.
Les dejo un pequeño regalo: las dos canciones que le dieron título a esta historia.
https://youtu.be/QRdb67Ubg4Q
https://youtu.be/b4i7tbqKWp4
Una vez más, gracias.
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