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Operación Juego de palabras

Aclaración: Los juegos de palabras fueron castellanizados para que tuvieran sentido.


- No te atolondres, Londres.

- ...

- Maraña, maraña, Marañón.

- ...

- Quiero comer maní Manila.

- ...

- ¡Vamos, Yui, ríete!

- Disculpa, Kyoko, pero esto no me hace gracia.

- ¡Pero siempre te ríes de los juegos de palabras de Ayano!

- Sí... No sé por qué.

- Kyoko-senpai, no sigas forzando a Yui-senpai a escuchar tus cosas.

- Vaya, vaya, ¿Chinachu quiere que le diga mis juegos de palabras a ella? -preguntó Kyoko en tono insinuante.

- ¡Claro que no! -respondió Chinatsu con genuina molestia.

- Chicas, no peleen. Mejor tomemos un poco de té para calmar las cosas -dijo Akari.

- Buena idea, Akari-chan. Yui-senpai, ¿qué tipo de té quieres?

- Eh... Creo que el de cebada estará bien.

- Claro, claro, te serviré de ese. Ay, Yui-senpai. -Mientras hablaba, la pelirrosada se imaginaba a sí misma en un montón de escenas románticas con Yui.

- ¿Cómo puede ser que Yui no se ría de mis ingeniosos juegos de palabras? Creo que tendré que seguir a Ayano para ver cómo es que le salen tan graciosos -pensó Kyoko.

Casi instantáneamente, se levantó de su lugar para extrañeza de las demás.

- Kyoko-chan, ¿qué pasa?

- Tengo que ir al baño.

- ¿Quieres que te acompañe?

- No es necesario.

Y salió corriendo como alma que lleva el diablo.

- Sí que tenía ganas -señaló Akari.

- Ella se pierde mi té -dijo una disgustada Chinatsu.

- De seguro fue a hacer cualquier otra cosa -pensó Yui.

(...)

- El trabajo de hoy fue un calvario Ganges. Fue excesivo.

- En eso estoy de acuerdo contigo, Ayano-chan. Había mucho papeleo pendiente.

Ayano y Chitose caminaban por los pasillos de la escuela tras una dura jornada en el consejo estudiantil. La pelimorada lucía especialmente agotada.

- Ahora lo único que quiero es comer una Copacabana grande de helado e irme a casa.

La chica de lentes vio el rostro cansado de su mejor amiga y dejó escapar un comentario que quizás no fue muy inocente:

- Es una lástima que Toshino-san no se haya aparecido en la sala del consejo, ¿no?

- ¡¿Q-Q-QUÉ?! ¡¿Por qué dices esas cosas?!

- Porque después de que ella viene, te ves con más ánimo para trabajar.

Roja como la nariz de un payaso, la tsundere trató de negar la afirmación de Chitose.

- ¡Claro que no! ¡Eso es solo una coincidencia!

La peliblanca rió ligeramente.

- Sí, esto es lo que necesito para hacer reír a Yui.

Kyoko seguía de cerca a Ayano y a Chitose esperando conseguir buenos juegos de palabras. Estaba tan enfocada en eso que no escuchó la mención que hicieron de ella.

- Calvario Ganges... Copacabana de helado... Tengo que recordar esas cosas.

- ¡Ah, senpai!

- ¡Oomuro-san! Pensé que ya te habías ido -señaló Ayano.

- Bueno... -Se llevó la mano a la nuca y sacó la lengua.

- Aquí la traigo. No entiendo cómo puedes ser tan descuidada, Sakurako.

Himawari aparecía en escena agitando una identificación de estudiante en su mano.

- Estaba debajo de tu pupitre. No sé qué harías sin mí, a veces siento como si fuera tu esposa.

Sakurako se puso roja al escuchar las palabras de su amiga-rival.

- ¡¿Qué?!

- Ya me oíste, no lo voy a repetir.

- Por cierto... -interrumpió Ayano-, ¿qué les parece si nos acompañan por un helado? Ustedes también trabajaron muy duro, se lo merecen.

- ¿De verdad podemos? -preguntó la castaña.

- Claro.

- ¡Genial! Pediré uno grande de...

- ¿Qué pasa, Sakurako?... No me digas que ahora se te perdió tu monedero.

- ... Creo que lo dejé en casa... Himawari, tú tendrás que pagar por mi helado.

- ¡¿Cómo?! ¡Sakurako, no puedes ser tan descarada!

- ¡Quiero helado y no tengo dinero!

- Oomuro-san y Furutani-san en verdad se llevan muy. ¿No lo crees, Ayano-chan? -dijo Chitose.

Ayano no respondió. Estaba inquieta viendo la discusión de sus kouhai.

- Está bien, está bien. -Se rindió Himawari al cabo de un rato-. Yo pagaré..., pero no te acostumbres. Después tendrás que devolverme el dinero.

- ¡Sí, voy a comer mi helado!

- No sé por qué esto no me molesta tanto como debería. Quizás en el fondo es porque me gusta verla feliz... Como sea, eso es algo que no le diré -pensó la peliazul con un ligero sonrojo.

- Hablando de dinero, creo que mi monedero se quedó en la sala del consejo - señaló Ayano-. Iré a buscarlo.

- ¿Quieres que te acompañe, Ayano-chan?

- No, descuida. Ustedes tres adelántense.

Mientras las chicas se iban de ahí, la pelimorada se disponía a volver al salón. Cómo sería su sorpresa cuando vio a la chica que le robaba los suspiros frente a ella.

- ¡T-T-T-TOSHINO KYOKO! ¡¿Qué estás haciendo aquí?!

- ¿Yo?... Mmm, pues nada -respondió la rubia haciéndose la tonta-. O tal vez..., te estaba siguiendo.

- ¡¿QUÉ ME ESTABAS SIGUIENDO?! ¡¿ACASO...?!

Un pensamiento cruzó la mente de Ayano.

- ¿Acaso Toshino Kyoko también está interesada en mí?

Sus mejillas se teñían de a poco de carmín.

(...)

En otro lugar de la escuela, cerca de la entrada, se veía una pared manchada de sangre como si le hubiesen disparado a alguien.

- ¡Ikeda-senpai! -gritó Himawari.

La aludida no respondió: yacía sobre un charco rojo con una sonrisa en el rostro.

(...)

- ¿Por qué... me estabas siguiendo? -preguntó Ayano mientras jugueteaba con sus dedos.

- Ah, eso. Necesito saber por qué Yui se ríe de tus chistes y de los míos no.

La fantasía romántica de la tsundere se quebró como un vidrio.

- Conque era eso... -dijo decepcionada-. Y yo haciéndome ilusiones -pensó después.

- ¡Vamos, dime todos los juegos de palabras que sepas! ¡Tengo que encontrar uno para que Yui se ría cuando yo lo diga! -pidió Kyoko mientras sujetaba los hombros de Ayano con un brillo en los ojos.

- ... Pero... Pero... No es como si los planeara. Salen solos -comentó la chica de la coleta desviando tímidamente la mirada.

- ¿En serio?

- Sí, Sicilia.

- ¡Eso! ¡Eso es lo que quiero oír!

Al darse cuenta de que nuevamente había hecho un juego de palabras, y de que Kyoko en verdad se veía emocionada, Ayano notó que se le presentaba una nueva oportunidad de conquistar a la rubia.

- Si la ayudo a que Funami-san se ría con sus chistes, tal vez pueda acercarme más a ella.

Queriendo verse decidida, aunque por dentro era un manojo de nervios, la vicepresidenta del consejo estudiantil comenzó a decirle a Kyoko todos los juegos de palabras que recordaba haber dicho alguna vez. Llegado un momento, eso sí, no fue capaz de continuar.

- ¿Esos son todos?

- ... Eso creo.

- Buu, yo quería más.

Lo que dijo después Kyoko, de forma un tanto inocentona, alteró todos los circuitos de Ayano:

- Si recuerdas algunos más, te daré un beso. Anda, vamos -Y a eso le agregó un abrazo juguetón.

Como era de esperarse, la pelimorada se puso completamente roja, e inclusive llegaba a humear.

- ¡¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?!

(...)

- ¡Sakurako, hay que llamar a urgencias! ¡Ikeda-senpai se muere!

(...)

- ¡Para, para, Paraguay! ¡En serio no me acuerdo de más! ¡Y además, tampoco es como si quisiera besar tu Boca Ratón!

- ¿Besar... mi Boca... Ratón?

Ayano entonces cayó en la cuenta de lo que acababa de decir.

- ¡NO, NO, NOTRE-DAME! ¡OLVIDA ESO! ¡OLVIDA ESO! ¡NO DIJE NADA GRANADA! -exclamó agitando los brazos mientras lucía como cangrejo cocido de lo roja que estaba.

Kyoko puso una mirada de no entender lo que su compañera decía. De todas formas, la alegría se apoderó de ella otra vez.

- ¡Gracias, Ayano, me diste algunos juegos de palabras nuevos! Ahora sí Yui se reirá. Nos vemos.

Mientras la rubia se iba, la pelimorada trataba de calmar su agitado corazón y de disminuir el enrojecimiento. Por su parte, una peliblanca prácticamente agonizaba producto de su violento sangrado nasal.

(...)

Al día siguiente

Una decaída Kyoko estaba echada en su pupitre. A pesar de sus intentos, Yui no se había reído de nada.

- Yui, no puedo creer que estuvieras tan seria ayer.

- Quizás es simplemente porque no tienes habilidad para eso.

- ¡Oye, yo soy la chica más divertida que conoces!

En eso, entraron Ayano y Chitose, quien había sobrevivido a pesar de las hemorragias.

- Buenos días, Toshino-san, Funami-san.

- Buenos días, chicas -saludó Yui.

- Buenos días... ¿Eh? ¿Qué te pasó, Toshino Kyoko? -preguntó Ayano al ver tan decaída a la chica que le gustaba.

- La malvada de Yui no se rio de nada de lo que le dije ayer.

- Ya te dije que no entiendo por qué pasa eso.

- ¿En serio? Qué raro Rarotonga.

Al oír aquello, la pelinegra hizo una mueca intentando contener la risa.

- Raro... Rarotonga...

- ¡Oye, eso no es justo! -se quejó Kyoko-. ¡Raro Rarotonga!

Yui recuperó la compostura.

- ¡Yui, eres una aburrida!

A pesar de todos los enredos del día anterior, Ayano sentía algo de felicidad por haber hablado tanto con la rubia cabeza hueca, aun si esta no había cumplido su objetivo. Eso sí, que parte de sus deseos salieran por accidente la inquietaba un poco.

- No quiero que Toshino Kyoko se entere de mis sentimientos así. Ojalá algún día pueda decirle todo lo que hay en mi corazón de mejor manera.


Primero lo primero, quiero agradecerle a Kyomori por sugerirme este plan. Si Ayano hace juegos de palabras, y el mismo título de este fic es un juego de palabras, ¿por qué no centrar un capítulo en eso? Esto fue lo que salió. Ojalá les haya gustado.

Estos fueron los lugares usados que no son tan conocidos por la mayoría de los lectores:

- Marañón: Río de Perú

- Manila: Capital de Filipinas.

- Ganges: Río de la India, el más importante para los hindúes.

- Sicilia: Isla de Italia.

- Boca Ratón: Ciudad en Florida, Estados Unidos.

- Granada: Ciudad de España.

- Rarotonga: La mayor de las Islas Cook, en el Pacífico Sur.

Recuerden seguirme en Facebook y sugerirme nuevos planes para Ayano. Ya me han dado algunas ideas en capítulos anteriores: esas están en evaluación.

Por último, si les gusta el SakuHima, los invito a leer "La voltereta".

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