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Lina: Una Coronación Y Una Cerveza.

El vestido que mi abuela ordenó que me confeccionaran es deslumbrante. La tela dorada y suelta, los apliques dorados, el diseño es exquisito, pero recatado. Las joyas y la corona son el toque final de una princesa, hija de los dioses Marte y Venus Godness, no de la futura reina de los mares.

-¿Qué ocurre mi niña? -mi abuela coloca sus manos en mi hombro-. ¿No te gustó el vestido? -miro su rostro triste a través del espejo.

-¿Cree que con este vestido parezco una reina? -me volteo y la miro sus gentiles ojos.

-Claro que si mi pequeña -ella me abraza-. Te dejo para que te terminen de arreglar.

Ella sale de la habitación que mi hermano Sol, él ordenó entregarme esta habitación por mi estadía en su palacio. Mis doncellas terminan de peinarme y colocarme las últimas joyas de mi atuendo. Ellas terminan y les ordeno que se retiren.

Han pasado cuatro meses desde que fui al palacio del Norte del lado oscuro del universo. Todavía las palabras de la señora Laila me persiguen; antes poseía una confianza enorme en mi misma, ahora veo en mis consejeros duda y envidia. Tal vez si vivía en una burbuja de cristal, puedo vivir con eso, pero me niego rotundamente a que no exista justicia en el universo.

Las puertas de mi habitación se abren y entra mi hermano Taurus con el uniforme de la guardia de mi padre. De inmediato me abalanzo sobre él.

-¡Oye! -me abraza con sus fuertes brazos-. Sé que soy irresistible, pero creo que me he hecho más guapo. Debo usar esta cosa más seguido.

Me suelto y le doy un puñetazo en el pecho.

-En la cara no, el reino no puede perder a su tesoro nacional -él sonríe juguetón.

-¿Cuándo te has convertido en tesoro nacional? -cuestiono cruzada de brazos.

-Desde que salí de las entrañas de nuestra adorada madre -él mira a su alrededor-. ¿Por qué estás sola? -miro el suelo.

-¿Qué ocurre Lina? -pregunta con el ceño fruncido.

-¿Cómo me veo?

-Más bella que todas las mujeres del reino -él me levanta el mentón.

-Siento que no soy yo, parezco la hija de mi padre y no quiero eso.

-Ser como los demás quieren es sencillo -él me mira gentil-, sin embargo, ser tu mismo es lo complicado.

Me alejo de él y me quito el pesado collar de oro y piedras preciosas, y lo coloco en la almohadilla donde pertenece. Me dirijo a mi baúl y saco mi collar de perlas.

-Me siento mejor.

Él me toma del brazo y salimos de la habitación. Recorremos los pasillos del nuevo castillo de mi hermano en Solaria, su próximo reino. Todos están agitados por afinar los últimos detalles de la coronación. Mi hermano me conduce a una de las incontables salas del palacio donde se encuentra Tristan leyendo un libro.

-¿Qué estás haciendo aquí? -cuestiono. Él me mira suspicaz.

-Sí mi memoria no me falla, tu madre nos invitó a mi señora y a mi a la coronación de tu hermano ¿te acuerdas?

Asiento.

-Hombre tiempo sin verte -mi hermano lo abraza fraternal.

-Lo mismo digo -él le devuelve el abrazo.

-¿Por qué estás aquí solo? -mi hermano se sienta en el mullido sofá, Tristan se sienta a su lado y yo al lado de mi hermano.

-Mi señora Laila se fue con la señora Liora y nuestro abuelo Kenan y bueno me quedé solo y leí un libro -contesta tranquilo.

-¿Por qué no estás con tus padres? -Cuestiono, sé que su relación con su padre no es la mejor de todas, pero por lo menos puede hacer el intento de llevarse bien con él.

-Porque están demasiado ocupados con los tuyos -responde gélido-. ¿Cómo pueden soportar este calor infernal?

-Digno calor del verano -Comenta mi hermano jocoso.

Tristán y él conversan animadamente, él le pide consejos de combate a mi hermano y él se los da sin ningún problema. Taurus y él no se fijan en mí en ningún momento, Tristan ni siquiera repara en mí. Un guardia entra a la sala y nos informa que ya empezara la coordinación de Sol.

-Tengo que volver con mis padres -se despide Tristan-. Gracias por los consejos.

Él se va con el guardia y ni siquiera me dirigió la palabra.

-Vamos ya con los nuestros -Me llama. Él y yo caminamos en silencio hasta una sala privada donde se encuentran nuestros padres, el esposo de la señora Liora y su hija Musa.

-¿Por qué tardaron tanto? -nos reprende nuestra madre.

-Perdónanos madre por nuestra demora -habla Taurus en nombre de los dos.

-Ya mujer, ya están aquí -Mi padre la tranquiliza y abraza a mi hermano-. Estoy orgulloso de ti, hijo mío.

Taurus asiente feliz. Taurus porta en el uniforme de la armada de mi padre, se ve guapísimo con la chaqueta roja con dorado. Todos salimos hasta la entrada del castillo donde se encuentra Sol con su señora listos para subir al carruaje e irse; los padres de Tristán y la señora Laila aparecen con su hija. Tristan está al fondo inmutable, como si fuera parte de la decoración del castillo y no de su familia. Todos estamos reunidos, todos los dioses de la luz, mis abuelos que son los dioses centrales y todos los oscuros exceptuando a luna que está en el Páramo arreglando su posible transición a gobernante y unificadora de la desolada y fría tierra sureña. Estrella no sé nada de su paradero, lo único que sé es que está en la liga negra; una fuerza de mercenarios que obedecen a la señora Laila.

Mi familia empieza a salir del castillo donde se puede escuchar el bullicio de las personas aclamando a su futuro rey, subimos al carruaje mi hermano y mis padres, nos empezamos a mover y el carruaje sale del castillo. Las personas están en las aceras saludando y alabando, miro por la ventana, las personas alegres y contentas. Recorremos las concurridas calles para llegar a la catedral donde se conmemorará la coronación de mi hermano. Mis padres hablan con Taurus respecto a su futuro.

-Me niego en servirle a Sol, lo quiero, pero me rehusó rotundamente -réplica Taurus enojado.

-No es cuestión de querer sino del deber, serás el comandante de su guardia real y está finalizado el tema.

Es evidente el disgusto de Taurus al ser el comandante de la guardia de sol, el carácter de mis hermanos es parecido y por eso sus personalidades chocan de manera estrepitosa. Taurus nunca le ha gustado seguir órdenes, detesta que le digan qué hacer y Sol lo sabe mejor que nadie. En cierto punto Sol ha menospreciado a Taurus por no seguir la vida monárquica de nuestra familia y ahora se lo hará saber con cada orden que le dé a Taurus.

El carruaje entra en la calle de los dioses, donde en las dos aceras se encuentran las estatuas de los miembros divinos de mi familia; cada una mide un aproximado de diez metros de altura. La de los dioses de la luz están hechas de oro sólido, las dos estatuas de los dioses centrales están construidas de mármol, y de los dioses oscuros sus estatuas están fabricadas de obsidiana. El carruaje avanza hasta la entrada de la catedral. Su arquitectura es fascinante el esplendor del edificio y su cúpula de oro sólido le hace perder el aliento a cualquiera. El carruaje se detiene y abren las puertas, primero se baja Taurus posicionándose al lado y para ayudarnos a bajar, luego bajo yo tomando su mano escucho el bullicio de los alrededores del futuro pueblo de mi hermano, por último bajan mis padres del carruaje y suben las escalinatas primero que nosotros. Taurus y yo subimos detrás de ellos, mi hermano sostiene mi mano ayudándome a subir, es evidente su malestar al ser el nuevo comandante de mi hermano, desde otro punto de vista es bastante provechoso su nuevo puesto, sería aparte de Sol, el hombre más poderoso del reino. Recordando una frase de mí abuelo Kenan.



Quien controla el ejército, controla el reino.



Espero que a mi hermano lo vea así. Entramos al recinto sagrado, los presentes se arrodillan ante nosotros. Antes de llegar al altar nos posicionamos en la primera fila derecha de la catedral, mis abuelos se colocan al lado de nosotros. Mis familiares oscuros se van a la primera fila izquierda. En ese momento suena un coro de voces angelicales acompañado de una pequeña, pero ostentosa orquesta. La señora Liora entra magnífica con su vestido blanco con apliques dorados, su cabellera dorada recogida y despampanante, detrás de ella se encuentra mi hermano con su suntuoso traje rojo y dorado, el traje digno y pesado de un rey.

La ceremonia transcurre como es debido sin atrasos, sin imperfecciones, una coronación memorable que quedará en la memoria de todos los presentes. Mi hermano Sol nos sonríe y sale de la catedral y todos nosotros de atrás de ellos. La señora Liora y él se suben a un carruaje descapotado y nosotros nos vamos en el nuestro, mis padres conversan tranquilos.

El carruaje se detiene en el castillo de Sol ubicado en todo el medio del reino, todos nosotros, más los invitados nos reunimos en el suntuoso salón del castillo solariano. Mi familia se sienta al lado de sol; los de la luz a su izquierda y los oscuros a su derecha. El banquete empieza no si antes de que el nuevo rey de su discurso. El tiempo transcurre y cada uno se levanta de su silla y empieza a socializar, a bailar y otros a desaparecer. Taurus insiste en que baile con él para animarlo un poco.

-Como ya dije verle el lado positivo -él y yo nos movemos por la pista de baile.

-No me digas que seré una persona importante porque ya esa cantaleta ya me la dijo nuestra madre -él habla sin emoción.

-¿Y qué querías hacer exactamente? -él y yo abandonamos la pista de baile. Entramos al Castillo donde nos quedamos en una sala alejada de los detestables invitados de mi hermano, que ya han soltado a sus patéticos hijo para cortejarme.

-Todo se debe a nuestra madre -suelta en cuanto siente que estamos solos-. Ella me descubrió llegando de una pelea callejera.

-Tarde o temprano te iban a descubrir -lo reprendo.

-Ya sé, en tal caso me hizo escoger entre decirles mis aventuras callejeras a nuestro padre o decirle que tomaría la vida militar -cuenta resignado-. Me gusta esta vida -señala su uniforme-. Pero quería obtener mi rango por mi esfuerzo no por mi apellido.

-Comprendo lo que sientes -le tomo de las manos-. Lo que puedes hacer es demostrar que estás preparado para el cargo y no te desanimes por nada ni por nadie.

-Extrañaba hablar contigo -me mira gentil-. ¿Quieres una cerveza?


Lo miro mal.

-Créeme, todos aquí necesitamos una cerveza -me mira suplicante.

-Haz lo que te haga feliz -contesto sonriente y resignado-. En un momento te alcanzo.

El asiente y yo me recuesto en el sillón, pero mi momento de paz se ve interrumpido cuando escucho venir la voz de Tristan y la de su padre discutir, de inmediato me levanto y me escondo detrás de la cortina haciéndome solamente un charco de agua.

-¡Déjame en paz!-vocifera Tristán.

-Nunca te dejaré en paz -le replica su padre enojado-. Eres mi hijo.

-¡¿Ahora soy tu hijo?! -exclama cínico-. Vaya qué sorpresa, por lo que tengo entendido mi padre me declaró muerto y si fuera por él me intercambiaría por su esposa muerta.

-Admito que me excedí ese día, pero el asunto aquí es que vuelvas a casa con tu madre y conmigo y que desistas de la absurda idea de irte al lado oeste del reino oscuro -espeta el padre de Tristan.

-Jamás pisaré tu castillo de nuevo -exclama furioso Tristán-. Tú te encargaste de convertir mi vida en un tormento, arruinaste mi nombre y mi reputación, cada persona que me mira me señala como el maldito que le causó gran dolor a la adorada princesa Luna ¿y aún me pides que deje la única opción de redimirme? porque soy una desgracia para esta familia y sumándole ahora un cobarde -él no oculta su ira y su dolor-. Que gran vida ¿no crees?

-Hijo mi intención...

-Por favor padre -le da la cara a su padre-. Tu intención quedó bastante clara a recluirme en mi habitación por todo un maldito año y dejándome a la merced de tus sobras y las de Luna. Tu intención de encerrarme por otro año en ese maldito calabozo permitiendo que las ratas hicieran un festín con mi cuerpo. Tu intención fue desaparecerme de tu vida y créeme que pienso cumplírtelo.

Tristan deja la sala hecho una furia y mi tío resignado por el hecho de haberle causado tanto daño a su hijo. No tenía idea de lo grave de su relación, solo un milagro puede hacer que esos dos se perdonen el uno al otro.

Vuelvo a mi forma normal y esta vez sí me uno a Taurus por esa cerveza que lo más probable lamentaré luego de haberla consumido.


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