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Lina: Lejos De Mí.

   La tensión va en aumento y Estrella no sale del grueso campo de fuerza creado por las sombras.

—¡Tenemos que salir de aquí! —grita Taurus.

—No sin Estrella —le contesta Luke.

     Me elevo al cielo para ver cómo puedo ayudar mejor a todos, sin embargo una gruesa tira negra me sigue y la electrocuto. Escucho un grito y me detengo a ver hacia abajo. Tristan está arrodillado gritando y liberando a cuánto monstruo se refiere. Me adentro al campo de fuerza sombrío intentando llegar a Tristan, las sombras me atacan y las esquivo. Veo a Tristan y creo un campo de fuerza de pura electricidad, él me mira con ojos completamente negros.

—¡Tristan, soy Lina! ¿Me escuchas? —lo sostengo por los hombros.

—Él se ha ido —habla una voz extraña a través de Tristan.

—Él no se ha ido maldita infeliz —me levanto y lo tiro contra el suelo—. Y te voy a demostrar que sigue allí.

    Tomo un rayo y se lo lanzo a Tristan. Sé que lo puedo matar de esta forma, pero es lo único que puedo hacer considerando las circunstancias. Las sombras intentan traspasar el campo eléctrico que creé, sin embargo se destruyen así mismas. De la boca de Tristan sale una sombra que viene hacia a mí, aunque la esquivo y esta sale directo a la electricidad y se desvanece como las demás sombras a mi alrededor. Deshago el campo eléctrico y observo por todos lados y veo a Estrella tirada cerca de nosotros y a su escuadrón aturdido por la conmoción. Taurus observa a Estrella y se va corriendo hacia a ella. Yo miro a mi alrededor y me voy con Tristan, este tiene la ropa destruida, solo le quedan los pantalones calcinados y la camisa hecha jirones.

—Tristan, levántate —lo acuno en mis brazos—. Ya no hay nada de que temer —lo intento levantar con mi voz, pero no reacciona—. ¡Taurus!

    Llamo a mi hermano que levanta a Estrella en sus brazos mientras los amigos de Estrella se reúnen con él.

—No despierta —sollozo. Él se acerca con Estrella en brazos.

—Permíteme —Taurus se acomoda a Estrella en su hombro derecho y se agacha para levantar a Tristan en su hombro izquierdo—. Trixie, haz ese maldito portal antes de que alguien más llegue.

    Trixie crea un portal al Páramo y todos lo traspasan. Al llegar no vemos a nadie, solo hay una tormenta azotándonos.

—¿Dónde carajo estamos? —exclama Phillip.

     Caminamos una pequeña cantidad hasta que un grupo de guardias nos sorprenden.

—Somos familia de la reina Luna —habla Taurus—. Necesitamos que nos guíen hasta al palacio, tenemos a sus hermanos malheridos y necesitan un médico con urgencia.

    Por un instante dudan, pero nos dejan crear un portal hasta la entrada del castillo con los guardias con nosotros. Entramos al palacio dirigiéndonos por otros pasillos, para no ser vistos por los invitados de Luna. Llegamos al ala oeste a la habitación de Estrella dejándo a ambos en la cama.

—Llamen a la reina Luna y díganle lo que pasó, también llamen a la señora Laila y al señor Beck —Taurus le ordena al guardia de Luna, este asiente y se va corriendo.

—¿Y si lo maté? —le pregunto a Taurus aterrada y temblando.

—No mataste a nadie —él me sostiene fuerte los hombros. Los amigos de Estrella le quitan las armas y las dejan a un lado y acomodan a Tristan de una forma que queden bien los dos.

—Estrella tiene pulso —comenta Vidal sosteniéndole la muñeca.

—¿Y Tristán? —pregunto aterrada. Vidal se acerca a Tristan y antes de que hable llegan los padres de Tristan y Estrella con la señora Laila y Luna.

—¿Qué carajos ocurrió? —demanda la señora Laila mientras mi tía Aryana solloza en los brazos de mi tío.

    Taurus le explica todo lo que pasamos para llegar aquí.

—¿Dónde carajos está Beck? —exclama la señora Laila, el señor Beck llega enseguida y empieza a examinar a Estrella primero—. Cosmo, tenemos que ir a Gálea a hacer un control de daños.

    Mi tío asiente y deja a mi tía Aryana desecha sosteniéndole el rostro a Tristan.

—No quiero que ninguno de ustedes se muevan hasta que regrese —la señora Laila amenaza al escuadrón de Estrella y desaparecen de la habitación.

    Luna mira con desdén al grupo de amigos que se nota que quisieran estar en otro sitio que esté. Luego de una breve revisión a Estrella, el señor Beck atiende a Tristan.

—¿Estarán bien mis hijos, verdad? —mi tía Aryana se levanta de la cama para hacerse a un lado para que el señor Beck pueda atender mejor a Tristan.

—Estrella solo tiene moretones y una contusión en la cabeza. Se levantará dentro de un rato —el señor Beck levanta el alma gris y oscura de Tristan—. Tristan tiene bajo su ritmo cardíaco ¿Recibió a caso un gran impacto en el pecho? —pregunta el señor Beck confundido.

—Lo tuve que electrocutar para sacarle la sombra que tenía —todos empiezan a mirarme como si estuviera loca.

—¿Tú le hiciste esto a mi hijo? —mi tía Aryana me mira iracunda.

—En defensa de mi hermana —Taurus se interpone delante de mí bloqueando mi visión con mi tía—, no tuvo elección. Teníamos a un gran ejército de sombras atacándonos y la única forma de detenerlos era hiriendo a Tristan.

    Eso no parece ayudar porque mi tía empieza a salirle masa negra de las manos. Luna se pone al frente de Taurus.

—Madre, desatar una guerra ahora mismo no ayudará a que mis hermanos se recuperen —Luna le sostiene por los hombros—. Permite que el señor Beck cure a mis hermanos ¿Si? —mi tía se tranquiliza un poco—. Voy a pedirles a todos que dejen esta habitación ahora, démosle privacidad a mis hermanos por favor.

    Los amigos de Estrella dejan la habitación y Taurus y yo también la dejamos. Todos mis familiares están aquí afuera preocupados y confundidos.

—¿Taurus qué está ocurriendo? —mi padre observa a Taurus confundido y enojado, ellos se van lejos del pasillo a conversar. No tardan mucho porque mi padre me pide que lo siga a mi habitación.

—Escúchame bien Lina —mi padre me conduce a mi habitación—. Tienes que dejar este castillo ahora, Taurus prepara un dragón con una bola transportadora que los lleven directo a Vulcan…

—Padre, no puedo dejar a Tristan —lo miro suplicante.

—Lina, escúchame bien —él me mira aterrado—. Tristan puede morir y la ira de Aryana y mi hermano y todo el maldito lado oscuro te buscará para matarte. Y no pienso permitir que eso ocurra ¿Me entendiste?

    Asiento.

—Taurus, llévatela. Preferible que te teletransportes. Si los ven huyendo, levantarán sospechas —Taurus asiente. Me toma del brazo y desaparecemos de la habitación hasta los establos.

—No me quiero ir —me detengo.

—Lo sé, pero no te pondré en peligro así que andando —Taurus me esconde entre una pila de heno, mientras los dragones guardianes están dormidos, a excepción el de mi padre y el de mi hermano Taurus. Taurus se acerca al guardián de mi padre y este le susurra algo al oído y Taurus corre hacia a mí y me toma de la mano teletransportándonos de nuevo a mi habitación.

—¿Qué sucede? —le pregunto confundida.

—Tristan despertó y te está buscando —Taurus me arrastra afuera de la habitación y me encuentro cara a cara con mi tía Aryana más calmada que como la dejé hace poco. Mi tía le da unas órdenes a Aitana y esta se va a regaña dientes.

—Mi hijo quiere verte —mi tía me habla sería, pero sin ganas de arrancarme la cabeza. Entro en la habitación, Estrella está sentada en la cama sosteniéndose la cabeza. Luna está sentada con Estrella intentando hablar con ella. Tristan me ve y sale de la cama con las protestas del señor Beck.

—¿Estás bien? —él me sostiene por los hombros, él me mira alterado.

—Si, claro ¿Tú estás bien? —lo miro nerviosa—. En serio no quise hacerte daño.

—Luna me dijo que me tuviste que electrocutar para liberarme de las sombras —él me suelta y se sienta en la cama—. ¿Qué sucedió, cómo llegamos aquí?

    Estrella lo mira compleja.

—¿Qué es lo último que recuerdas? —le cuestiona un poco enojada.

—Te fuiste con Vidal y Taurus —él se pasa una mano por su platinada cabellera—. Empecé a pelear con ellas, pude con la mayoría, sin embargo apareció una sombra que no podía controlar y ella entró en mí y en serio luché. Peleé para que no me controlara, sin embargo ella era más fuerte. No recuerdo nada más, hasta que vi una luz que alejó a todas las sombras. No sé, me dolió. Pero fue un buen dolor, era algo que nunca había sentido antes.

—¿Es qué es tu primera vez recibiendo un rayo? —pregunta sarcástica Luna.

—Déjalo en paz —Estrella la reprende.

—¿Qué? —ella se acomoda en la cama apunto de replicarle, pero entra Aitana con la ropa de Tristan y mi tía Aryana un poco irritada.

—Te he buscado por todos lados —Aitana deposita la ropa en la cama haciéndome a un lado—. Nadie me quería decir nada y para colmo apareces medio desnudo y con media Legión Negra en la puerta.

—Si es verdad —Estrella se levanta veloz de la cama.

—¿A dónde vas? —le pregunta Tristan confundido.

—A ver si mis amigos están bien —Estrella se va con mi tía Aryana detrás de ella.

—¿Qué amigos? —Tristan nos mira confundido.

—Como sea —Aitana hace un ademán con la mano en señal de indiferencia—. Vístete y luego me cuentas por qué desapareciste como lo hiciste.

—Te quedaste con tu nueva amiga la señora Gunilda para empezar —Tristan toma la ropa y se va al vestidor de Estrella.

—Supongo qué todos ustedes tienen algo que ver en esto —Aitana nos señala.

—Los asuntos de mi familia son nuestros y por ende no son de tu incumbencia —Luna la mira retadora—. Además creo que Tristan tiene la suficiente edad como para tener una niñera encima.

—No soy su niñera, soy su amiga y protectora —Aitana la mira con superioridad.

—Supongo que eso te llena de mucho orgullo —Luna habla mordaz.

—Alguien se tiene que preocupar por Tristan, ¿si no eres tú, quien? —ella se cruza de brazos.

—Es cierto, eres su guardiana —Luna se acomoda su vestido—. Y de allí no vas a pasar ni soñando.

    Aitana iba a contraatacar, pero Tristan aparece con una diferente apariencia. Con su traje, su abrigo negro con piel de animal en la parte del cuello.

—¿Qué sucede? —Tristan nos mira expectante.

—Nada, tu amiga ya se iba —Luna habla por todos—. Lina por favor escolta a la señorita Aitana fuera de la habitación, tenemos asuntos familiares que tratar con Tristan.

    Aitana la mira asombrada y busca con la mirada a Tristan en señal de auxilio.

—Cuando termine esto, te prometo que te lo diré —Tristan se encoje de hombros. No hace falta que la escolte porque ella se va enojada cerrando la puerta con fuerza.

—Al parecer no se le enseña modales en el lado oeste —Luna se vuelve a sentar en la cama.

—No tenías que tratarla de ese modo —Tristan la fulmina—. Ella es una buena amiga.

—No porque forniquen como conejos la hace tu amiga y mucho menos alguien de fiar —Luna lo observa determinante.

—Vaya, ¿Eso sonó como un consejo familiar? —Tristan habla sarcástico.

—No, idiota. Solo  procuro el bienestar de nuestra familia y esa amiguita tuya quiere todo lo contrario —Luna habla serena aunque con ira en su rostro—. Solo te digo que no le digas nada que pueda perjudicar a la familia, ya que ella es una linda espía de tu amado rey Robert.

    Tristan se queda asombrado.

—¿O por qué crees que estás en su cama? —Luna lo mira satisfecha—. Ella no te ama. Solo eres un instrumento manipulable, y bueno ya que serás rey. Eso sería beneficioso en un futuro lejano.

—¿En serio disfrutas esto, cierto? —Tristan lo mira dolido.

—Si no me crees, pregúntale a nuestro padre o la señora Laila —Luna habla con una sonrisa en el rostro.

—Eres una desgraciada —Tristan habla con ira en la voz.

—Al menos yo no devasté una aldea y maté a inocentes —Luna mira de nuevo seria a Tristan— como tú.

—Luna creo que no es el momento —la freno.

—¿No es el momento? —ella me mira atónita—. ¿Y cuándo lo será? Casi mata a mi hermana, a ti, a Taurus, incluso a los insulsos de los amigos de Estrella…

—Eso no fue su culpa, y creo que no es de bueno que se le recrimine por eso —me pongo a la defensiva—. No estuviste allí para saber cómo sucedieron las cosas. Como su hermana deberías apoyarlo.

—Hace muchos años dejé de ser su hermana —Luna habla sin emoción—. Como sea, esto ya me aburrió. Tristan, después del día de mañana quiero que dejes mi palacio, considerando que no eres de mi agrado y sobre todo eres un peligro para mí.

     Luna deja la habitación serena y Tristán se sienta en la cama.

—No le hagas caso —me agacho al frente de él.

—¿Devasté una aldea? —pregunta dolido.

—No la devastaste, no fuiste tú. Una sombra te tenía bajo su control —hago que me mire—. Salvaste a tu hermana de ser absorbida por una sombra como a todos…

—No entiendes —él desvía la mirada—. No importa si una sombra me controlara, aunque eso suene también mal. Sino el castigo que me espera.

—Comprendo que las leyes oscuras castigan severamente, pero tus padres no permitirán que algo malo te pase.

—Me agrada que pienses de esa forma —él sonríe aunque tenga lágrimas cayéndole del rostro.

—De esa misma forma tienes que pensar tú también —me busco en los bolsillos del vestido un frasco de agua bendita—. Ten esto —le entrego el frasco—. Cada vez que quieras verme o hablar con alguien que en serio le preocupes y jamás te juzgará, solo vierte el agua en el suelo y di mi nombre, y apareceré para ti.

—Eres muy gentil —él sostiene el frasco y me abraza—. Gracias por defenderme.

—Lo haré siempre que pueda hacerlo —nos miramos fijamente—. Eres una persona maravillosa y buena. Siempre serás bueno para mí y para todos los que te conocen.

    Él asiente y en ese momento aparecen mis tíos Aryana y Cosmo acompañados con la señora Laila.

—Tristan, acompáñanos —le ordena la señora Laila—. Lina ya te puedes ir a tu habitación a descansar.

—Si señora —ambos decimos al unísono. Nos despedimos y salimos de la habitación de Estrella. Los amigos de Estrella y ella desaparecieron, todos desaparecieron y los pasillos del castillo de Luna está desierto. Me voy a mi habitación mientras que a Tristan lo llevan lejos de mí.

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