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Laila: Un Acuerdo No Bien Recibido

Siempre he estado orgullosa de los poderes de mi sobrino, son parecidos a los míos y por ende sencillos a la hora de enseñar. Su destreza para manejar la mente de un individuo es sublime, sin embargo solo a uno de sus tres hijos fue bendecido con ese poder, siempre y cuando lo sepa controlar porque toda buena bendición se puede tornar a una maldición. El caso de Tristan es desafortunado; mi esposo y Aryana se fueron al lado de las sombras para plantearles el plan que ideó Seth y que yo tendré que ejecutar por el bien de mi familia y mi cuerpo. Coloqué al joven príncipe en un estado de un sueño lejano como cercano para poder examinar y arreglar su ya quebrada mente.

 Mi primera impresión fue de un rotundo asombro, pero de igual dolor. Empiezo con su ataque, no puedo imaginar si quiera el dolor y la angustia que debió ser para esta criatura seguir adelante guardando un lamentable secreto. Avanzo a través de su mente hasta el ataque de Luna, y como nos confesó a Seth y a mí, no introdujo nada ni él ni sus sombras. Atravieso por esos muros mentales para llegar a su encierro primero en su habitación y luego para pasar a ese lúgubre calabozo donde cualquier fragmento de cordura fue quebrada hasta quedar sin el más minino de esperanza posible para ese chico. Pero lo más impresionante es encontrarme una pequeña  aunque dañina maldición, sé que no es de mi sobrino por lo primitiva y poco original al momento de sellarla como un verdadero profesional. La ira de Luna hacia su hermano es notoria en su maldición.

 No borraré su recuerdos, pero si le quitaré la maldición, como intentaré llenar su alma con una pequeña pisca de esperanza. Dejo descansar a esta criatura que tanto lo merece. Salgo de la antigua habitación de Cosmo para pensar de una manera la estrategia que implementaré en la educación de Tristan para el trono de las sombras. Lo poco que ha recibido le ayudaría tan solo librarse de un ataque en la calle, pero no para controlar una nación tan grande como el reino del Oeste. Si el gobernador acepta un heredero Godness para poder gobernar plenamente, tendría que mandarlo de inmediato para ser entrenado en las artes oscuras, yo lo haría con el mayor agrado aunque en estas circunstancias con Cosmo y las sombras, el sacrificio de entregar a Tristan es necesario para la sobrevivencia de los Godness.

—Mi señora —me interrumpen en pleno pasillo para dirigirme al estudio que comparto con Seth.

—¿Qué ocurre Lara? —cuestiono un poco enojada.

—Su majestad, el rey Cosmo ha llegado y espera en su estudio —responde serena.

—Bien —ella asiente y retoma su camino a sus deberes.

 Retomo mi caminata al estudio. Al llegar me encuentro a Cosmo bebiendo un trago de vino.

—Te eduqué lo suficientemente bien para que no tomes sin permiso las cosas del anfitrión de la casa —lo reprendo.

—Qué curioso —deja la copa vacía en la mesa de al frente de los muebles—, que lo diga la misma mujer que sacó sin mi autorización a mi hijo de mi techo.

—¿Disculpa? —me acerco a él—. Pero recuerdo muy bien que tu hijo estaba pudriéndose en una celda no en tu techo.

—Yo educo a mis hijos a mi manera y no le debo explicación de ningún tipo —exclama furioso.

—Ay querido, en eso estás equivocado —paso a un lado de él—. Yo tengo la potestad y el poder de quitarte a todos tus hijos si me da la gana. Además, no estás en condiciones de ponerte en el papel de imbécil. Tus acciones no solo con Tristan sino con todas la sombras en general del lado Este ha llegado tan lejos que ya tengo el cajón lleno de cartas de gobernadores del lado Oeste pidiéndome que te ponga un alto porque si no lo harán ellos.

—Las sombras son…

—El foco principal de tus obligaciones —lo interrumpo—. Te iras de aquí para irte a tu precioso castillo a levantar cualquier tipo de injusticia a las sombras, mejorarás tus relaciones con ellas y fin del asunto con las sombras —respiro profundo—. Sé que Luna sufrió bastante, pero te recuerdo que tienes a dos hijos más; Estrella supongo que ni siquiera has enviado a alguien a ver por lo menos si está bien y Tristan está tan jodido por el tema de Luna que tú te has encargado de fomentar. No solo te bastó de ejecutar al agresor de Luna sino también en castigar a tu único hijo de un crimen, que te doy mi palabra que no cometió por alguna y complicada razón —él toma asiento y yo con él—. Tus dos hijos necesitan unos padres que velen por ellos, no a dos reyes que tienen que complacer de algún modo para tener aunque sea cinco minutos de su tiempo.

—Él es…

—Inocente, no introdujo a nadie, ni siquiera por error —le tomo de la mano—. Todos los involucrados han sufrido lo suficiente y necesitan dejar las asperezas y frustraciones de una vez porque si no les juro que no acabará bien.

—¿Y qué se supone que haga? —pregunta derrotado.

  —Que por una maldita vez te comportes como el padre que dices que eres.

 Cosmo y yo caminamos fuera de mi estudio en silencio hasta su antigua habitación de infancia. Los dos entramos sigilosos, lo guío hasta la cama donde Tristan descansa tranquilo. Aryana le pudo quitar ese fétido olor y afeitó a su hijo rebajándole el cabello como es debido; también se fue la pequeña barba. Así como está ahora sí parece un príncipe, claro, solo falta saber si de verdad es un príncipe.

—¿Y ahora qué? —Cosmo ve a su hijo serio.

—Ve dentro de su mente si quieres ver la verdad que tanto anhelas —lo miro expectante—. O si quieres, te puedes largar y dejarme educar a Tristan como es debido.

 Él se acerca y le toca la frente de su hijo, sus ojos se tornan blancos. Me quedo a su lado todo el tiempo que se adentra en la mente de su hijo. Cosmo sale de la mente de su hijo, su rostro refleja el error que cometió con su hijo viendo cada recuerdo de su vida destrozada.

—Te iras a resolver el inconveniente con las sombras —él asiente—. Tu esposa y Seth se dirigen al lado Oeste a proponer un acuerdo con el rey de las sombras. Tristan será el heredero Robert Stonewell.

—De ninguna manera, Tristan regresará conmigo y le daré una vida digna. Él es mi heredero —habla decidido.

—Cosmo, comprende —le tomo de las manos—. Nos dejaste sin opciones; tu hijo es poderoso, es un Godness y no se rebajará a ser un duque o algo parecido. Él será un rey y de allí no va a bajar. Perdiste tu oportunidad de convertir a Tristan en tu heredero y ahora tenemos que hacer felices a las sombras para que se queden en paz.

—¿No hay otra opción? —cuestiona con lágrimas en los ojos.

—No mi niño —lo abrazo—. Cuando tu hijo despierte, hablaras con él y escucharas todo lo que tenga para decirte ¿sí? —le sostengo el rostro, él asiente.

 Salgo de la habitación abatida y nerviosa. Comprendo el temor de Cosmo de entregar a Tristan a las sombras. Los métodos que ellos utilizan para escoger al futuro rey es sangriento y mortal, pero no veo otro camino para colocar a un Godness en el trono de las sombras.

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