El desastre que habían causado la generación más joven los Godness fue una gran tragedia para algunos aldeanos de la costa del lado Este. Laila observa el lugar asombrada por el nivel de destrucción que había causado Tristan. Ella camina con cautela observando como los demonios recogen los cuerpos de las víctimas. Las Valquirias evacuan a los sobrevivientes, en su mayoría son niños que pudieron esconderse bien o sus poderes los protegieron.

—¿Y qué opinas? —Laila le pregunta a su madre.

—Ese hijo de Cosmo tiene poderes increíbles, pero esto es espantoso —dice con una mueca—. Podremos reubicar a todos, pero esto no puede volver a suceder. Tienes que controlarlo y encaminarlo. Su naturaleza demoniaca no puede ser despertada bajo ningún concepto.

 Laila sabía la verdadera naturaleza de Tristan, casi nadie sabe de ese secreto. Y así se debe permanecer. Laila le borra los recuerdos a los sobrevivientes o al menos cualquier recuerdo donde aparezca Trisstan destruyendo su aldea. Laila sabe lo que tiene que hacer, ella es lista. Solo espera que los herederos de su familia también lo sean.