CAPÍTULO 7
En la mañana decido escaparme del colegio e ir en busca del instituto. Necesitaba retomar todo lo que había perdido.
Al llegar veo que hay muchos hombres. Mi cuerpo se tensaba por todas sus miradas morbosas e inocentes. Cierto temor recorre mi cuerpo por la intimidad. Al llegar a la recepción un hombre con edad.... como unos 20 años o eso creía yo, me queda mirando.
—¿Puedo ayudarla en algo? —percibo una mirada oscura pero confusa.
《El... a el lo he visto en algún lago》
*A veces pienso que te haces la pendeja o de verdad eres bruta*
《Ay no me jodas》
—Información. —lo miro seria.
Se sorprende, pero es bueno ocultándolo, supongo que no fue buena idea hablarle de ese tono, pero tengo que demostrar que soy demandante.
*Ay Dios mio*
—¿Y luego qué edad tienes, niña? —me contesta con una ceja levantada.
—Los que no te importa —arrugó la cara.
—De echo si, si eres menor de edad, lamenté no podras entrar.
—Tengo 18, no traje identificación —miento
—Son un millón por el curso —no sé si lo hizo con intención de que no podría pagar algo tan poco o que le pasaba por la mente ¿Que no dudaría ni un día aquí?.
—Pobre —murmurando se rio. Me enderezo y aclaró decidida.
—Hecho —saco el dinero, a punto de entregárselo, pero aparto la mano —Pero tú serás mi entrador, quieras o no y si es por un costo adicional estoy dispuesta a pagar. —su mirada buscó la mía tratando de encontrar mi debilidad, pero la mantengo hasta que se rinde.
—Va —dice sin interés.
Se pone de pie y veo que se aleja, quedo perpleja ante su repentino acto, trato de comprender su manera de ser.
—No entendí —digo en voz alta.
Se voltea y me da señas de que lo siga.
《Ah...okey okey era eso jskj》
*Cada dia mas pendeja*
《Agh》
Avanzo a la zona de entrenamiento mirando lo grande y espaciosa que es, es como un salón de eventos, mas bien de esos gym pupis, bueno, algo como eso pero de "mírame y no me toques".
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—Antes de empezar haremos una prueba física.
—¿Que se supone que tengo que hacer?
—Solo defiéndete.
—Ya veo —al notar su mirada en mi, me volteo para verlo .
—Empecemos entonces, no me hago responsable de los daños —hablo mirándolo a los ojos y se ríe.
—¿Tu? Una niñata diciendo eso, no me hagas reír pequeña —ladeo la cabeza —Eres flaca y pálida, no eres capaz de nada.
—¿Sabes que entre ángeles y demonios hay un ser discriminado mediocre? —me mira extraño haciéndome dar cuenta de mis palabras —¿Con quien me tengo que defender? —serena cambio la conversación.
—¡Eh! ¡Tu! Si, tú. Ven un momento —un tipo alto, flaco, pálido y con cabello rubio se acerca a nosotros -me río bajo -nota mi acto y se voltea para hablar. —Vas a pelear con esta chiquilla —cierro los ojos para calmarme y no explotar por sus comentarios de "niñata" "chiquita".
—No hace falta que te contengas, que sea mujer flaca y pálida no significa que no haga un culo —estallan de la risa.
—Ve a cambiarte y prepárate —dice el chico de cabello negro con un tatuaje en el cuello de un árbol marchitado.
—No hace falta o ¿Acaso ves que traigo algo más que esta ropa?
—Dios, calma esa amargura, si quieres puedes desnuda —dice el flaco y pálido.
Los rodeo y avanzó al punto de entreno, empiezo a estirarme, muevo mi cabeza de un lado a otro y doy pequeños saltos. Noto que una pequeña cantidad de gente se acercan.
—Deberías ir a ponerte por... —lo corto.
—Te dije que no hace falta, arrogante —lo miro con ojos de indiferencia y se sorprendió riendo. Levantó la ceja.
—Como tú quieras. No te quejes después —alza las manos rindiéndose.
—Con un flaco como el, nah —digo negando con las manos en mi cadera.
El flaco se pone en frente a unos dos metros de distancia y se ríe diciendo.
—Ya veremos quien cae "flaca" —sonrió mostrando los dientes.
Cierro los ojos por un momento controlando mi respiración aumentada por la rabia.
*Contrólate, sabes que no es bueno*
《¿Ahora me dirás qué hacer?》
*Yo solo digo*
《No me contengo más, me quiero desahogar.》
*Las vas a kagar*
—¡Comiencen! —dice el entrenador.
Me quedo quieta en mi lugar, el flaco se mueve de un lado a otro exagerado y él hace ademán para acercarse, me acerco también inclinándome para agacharme le doy un golpe plano en el estómago. Me enderezo retrocediendo, él se queda unos segundos recuperando la respiración y vi en sus ojos rabia, me quedo mirando ese sentimiento en él, se da cuenta y se acerca con rabia.
Me quedo quieta hasta que se acerque, doy un paso atrás para dar postura a mi siguiente movimiento, alzando mi pierna izquierda tomándolo por la cabeza hacia abajo para que reciba el golpe.
Se queja
Miro al entrenador y vuelvo a concentrarme, me acerco con pasos cortos mirándolo desde arriba tratando de intimidar, me encuentro con su mirada y el miedo le recorre por su cuerpo, ya casi cayendo al suelo con la nariz llena de sangre. Siento que me hierve la sangre ver su líquido rojo bajar, me encantaría saber qué tanto puede derramar.
Lo miro desde mi altura con mis ojos fijos en él demostrándole mi oscuridad y ahí decido hacer mi segundo ataque dando una patada enganchada con la pierna recta. Lo aprendí de tanto mirar videos de taekwondo.
Cae.
Lo agarro por el cuello, pero alguien me detiene. Despierta mi defensa- volteo en un giro agachada y lo alzo encima de mi para tirarlo al piso.
—Mierda! —grita.
—Agárrala —me retienen —¡CALMATE! —dicen.
Despierto finalmente pérdida por mi otro yo oscuro y me doy cuenta que las cagé.
*Mjum*
Los veo tirados quejándose, quedo perpleja. Veo al flaco lleno de sangre y al entrenador tirado. Alzo la cabeza y veo que hay mucha gente a nuestro alrededor murmurando y me siento culpable.
Me acerco a donde el entrenador y doy apoyo al levantarlo.
—Pero ¡¿Qué haces?! ¡¿Estás loca?! —me aparta bruscamente.
—Perdón —agacho la cabeza apenada.
—¡LARGATE! —me grita y pego un brinco asustada.
Me doy vuelta para irme pero recuerdo que pagué para que me enseñaran, ¿no?
—¡NO!, TE PAGUÉ PARA QUE ME ENTRENARAS Y LO ÚNICO QUE HICISTE FUE DE BURLARTE DE MI, ¿QUIEN ERES PARA BURLARTE DE MÍ, AH? ¿QUIEN ? —me doy la vuelta mirándolo furiosa —¿No decías que era débil y flaca? ¡Pues ahí te di de tu propia medicina y no juzgues a las personas por su apariencia! —me queda mirando —Ahora bien, perdón de verdad, lo siento mucho pero no soy una simple "niñata" que se deja intimidar por un par de imbéciles —volteo hacia los demás —Un placer caballeros —me despido haciendo reverencia.
《Mierda, mierda, mierda... no debí reaccionar así.》
*Ay mira, lo hiciste*
《Maldita voz》
*Tu lo estas preciosa*
—¡Ey! —me gritan desde lejos.
Volteo y es el entrenador.
—¿Y ahora que me van a demandar o que se te ofrece? —digo sarcástica.
Me ignora la pregunta.
—¿A dónde crees que vas? —me pregunta.
—¿Y a ti qué te importa? —contraataco.
—Mira, no sé qué mierda pasó allá adentro, no sé qué demonios tienes tu, pero vas a entrar por esa puerta y te vas a disculpar con el —aprieto la mandíbula —Y nada de "pero" —dice y me toma por la muñeca a la fuerza para que entre.
Por un momento trago mi orgullo y me dejó llevar por la cual me sorprende, cosa que nunca hacía.
Cuando vuelvo entrar el flaco está en una silla, atendido por una enfermera, se da cuenta que me acerco y le sonrió malévola, me hace mala cara.
Me inclino hacia él apoyando mi mano en su hombro para decirle.
—¿Ahora quién es la "niñata" eh? —lo digo en tono burla.
—Discúlpate. —mi entrenador carraspea la garganta, me volteo para hacerle mala cara y el me la devuelve.
—Aig el niño quiere que lo perdonen —me volteo enderezandome -Mi más sentido pésame —digo en tono burlón. Me volteo para irme, pero me retienen.
《Pero que joda》
—Vas a tener que controlarte—dice con dureza —o ...- pero lo corto.
—¿O ¿qué? ¿Me vas a echar? ¿Me vas a humillar? ¿Te vas a burlar como lo estabas haciendo? —con la voz cortada y los ojos húmedos.
Me mira perdido, me suelto de él y me alejo para salir, sé que me sigue porque siento sus pasos. Acelero, pero me alcanza e interviene en mi camino. Abre sus labios para hablar, pero lo alcanzo.
—No quiero dar explicaciones ¿Ok? —digo con la respiración acelerada —Solo estoy cansada, cansada de todo —agacho la cabeza —Necesito ese curso, lo necesito de verdad, te pagué no puedes echarme, por favor, lo necesito... —alzó la cabeza para buscar su mirada y me pierdo en ellos.
Silencio...un silencio agradable e incómodo...lo sentí y rompí en llanto.
No me di cuenta de la noción del tiempo, no sé por cuánto estuve llorando, pero él estaba ahí de pié, no me dejó sola, me acompañó en la tristeza. No sentí soledad.
Me aferro a su camisa y la aprieto sin hacer tanto tacto con él , pero me rindo y me alejo de él con la cabeza abajo y trato de calmarme. Me sentí avergonzada y algo humillada por mí.
Toco mi frente, y con las dos manos hecho mi cabello hacia atrás, cuando alzó la cabeza, su mirada me pesa y veo en sus ojos tranquilidad, compañía, apoyo y pena...¿pena? que coma mierda.
Lo rodeo para alejarme.
—Soy Damian —dice y freno en seco.
Duró unos minutos ahí de pié por ese nombre que se me familiariza y volteo.
—Liv..Livia —digo en tono cansado.
—¿Vendrás mañana? —pregunta un poco intrigado .
—Me lo pensaré-me volteo hago señas de despido.
Sin más me voy y me pierdo en mis pensamientos en el vacío.
Llego a casa
—¡Ya llegué! —grito, pero nadie responde. Me encojo los hombros. —Ya, sinceramente esto de llegar y siempre la casa sola no me suena.
Entro al cuarto, me tiro a la cama, saco el celular y ningún mensaje. Tiro el celular a un lado y me doy cuenta de que tengo los nudillos rojos con un poco de sangre. Me los quedo mirando un rato pensando en lo que sucedió. Quedando así hasta sentir poco a poco los ojos cerrados hasta quedar dormida.
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