Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 11

—Largo... —digo con dificultad en mi voz —Fu...era...- vuelvo y repito tranquila, los demás quedan congelados ante mi orden.

— No lo voy a volver a repetir y esta es la tercera vez, LARGO. —mi llamado de atención es más fuerte, hacen que lo capten y van saliendo por la puerta en silencio, antes de que Damián saliera, lo llamo.

—Espera - digo y capta mi atención -—Quédate... —pido rogándole mirándolo a los ojos fijamente.

No responde, solo se voltea en silencio cerrando la puerta, se gira y se sienta en unos de los sillones de la habitación, en cambio yo recostada en la camilla, alzo mis manos hasta mi campo visual y las observo detenidamente, las volteo varias veces y las noto pálidas.

—¿Cómo te sientes? —pregunta Damián observando detenidamente desde el sofá.

—Una mierda ¿Cuantos... cuántos días llevo aquí? —pregunto sin emoción, mirándome mis manos pálidas, con cortadas de la caídas y las vendas nuevas.

—Tres... tres días —habla apoyando su mejilla con su mano sin ápice de interés, alzo la cabeza mirando hacia su dirección.

Me lo quedo mirando unos minutos, analizando su expresión de cansancio, sus ojos hinchados, sus ojeras oscuras, hace que me dé cuenta de que no ha dormido y ha....estado aquí...

—Deberías... irte...a descansar, no vale la pena estar aquí —regreso la mirada en mis manos, sintiendo un cosquilleo por mi cabeza en el lado izquierdo, haciendo que me den ganas de llorar.

—Levántate, tienes que bañarte —dijo esquivando a lo que había dicho. Se levantó del sofá acercándose hacia mí tendiéndome la mano.

Miro detenidamente su mano, mirando sus largas manos, levanto la cabeza para observarlo, su mirada es paciente, en cambio yo le tiento los dos brazos como si fuera abrazarlo. Con los brazos tendidos lo miro con el rostro cansada.

—Por favor... —pido amable aun con los brazos tendidos, Damián me queda mirando con ganas de que me de nervios, pero estoy muy cansada como para tener ese tipo de sentimientos. —Juro que te lo recompensaré.

No dijo nada, solo optó por poner mis mano en sus hombros ayudándome retirar las sabanas de la camilla, me inclino suavemente ayudándome de sus hombros, me reposo un rato sentada respirando, miro mis piernas, trato de moverlas un poco pero el nervio de ellas están débiles, alzo la cabeza mirando hacia el techo aguantando las lágrimas, regreso a la mirada de Damián asintiendo con la cabeza, queriéndole decir que estoy preparada.

Damián no se inmuta por hacer un gesto, pero sus acciones me demuestran lo contrario. Me deslizo de la camilla con calma tocando los pies con el suelo, al tenerlos ya firmes, me suelto de los hombros de Damián. De pié, trato de tener equilibrio, respirando varias veces y prepararme para caminar.

Aun parada, deslizo un poco mi pie estirándola un poco apoyándola en el piso, me tambalee un poco pero recuperé el equilibrio, al dar mi primer paso sentí una punzada de mi pierna izquierda haciendo que me la agarré fuerte con los brazos quejándome del dolor, por el fuerte movimiento perdí el equilibrio haciéndome caer, pero antes Damián me aferro contra su cuerpo evitando que me cayera.

—Cuidado —dijo mirándome con sus brazos en mi cadera.

—Gracias... —dije sin aliento sosteniéndome contra su pecho.

—Vamos, ve a lavarte esa boca —dijo burlón. Abrí los ojos avergonzada tapándome la boca alejando mi cara a la de él.

—Mmmhh —hice un sonido señalándole la puerta del baño.

—Jajaja —rió por lo bajo negando la cabeza, mostrando su corta sonrisa que le iluminaba el rostro.

En el piso aun, se incorporó sujetándome pasándome un brazo por su cuello sosteniéndome la mano y otra en la cintura, avanzando hacia el baño tratando de hacer fuerza para caminar sujetándome de Damián, ya allí, suelta su mano de mi cintura para abrir la puerta, al hacerlo me ayuda dirigirme hacia la ducha, ya adentro me veo en el espejo que hay dentro la pared mirando mi rostro pálido con ojeras, recorro la mirada por cada facción de mi cuerpo adelgazado viendo mis huesos y las vendas envueltas en mi delgado brazo.

La impresión por ver mi cuerpo debilitado y herido hace que mis ojos ardan de las lágrimas que caen por mi mejilla ardiendo, aprieto la mano de Damián con el cuerpo apoyado a la pared deslizándome poco apoco hasta caer en el piso soltándome de Damián.

—Vete...vete por favor —pido con la voz rota con las manos en el piso y la vista perdida en el espejo.

Escucho como suena la puerta al cerrase haciéndome entender de qué se fue, al sentirque no hay nadie quien me pueda ver y notar mi dolor, rompí en llanto con fuerza, llorando agotándome, dificultándome respirar, me incline arrodillándome para alcanzar la pluma de la ducha, al llegar me agarro de la baranda que hay en la pared esforandome poniendome de pie, abro la llave de la agua caliente climatizándola con la fría, dejo que caiga su tibias aguas por mi cuerpo aun con la bata puesta y las vendas, cierro los ojos para concentrarme el sonido de las gotas cayendo al suelo.
La aceleración en mi pecho y la tensión de mi cabeza fue como una caída de corriente de recuerdos, agarre mi cabeza fuerte por el dolor y el leve mareo, como un viaje del tiempo recordando lo que paso hace tres días y viendo mi cuerpo a tras del mío. Aumentando mi respiración y las lágrimas, el ahogo que siente mi cuerpo, me quito la ropa y mis vendas rápido haciéndome arder las heridas, el llanto hace ahogo de un grito en eco en el baño. Al sentirme ya libre mi cuerpo se relaja al fin, aliviando los dolores y de haber podido bañarme al fin.

Me dirijo hacia la pequeña mesa en donde está mi ropa, me pongo un pantalón negro ancho al igual que la camisa, progreso a lavarme los dientes y peinarme, me miro al espejo dándome ceuanta de las heridas y opto por salir del baño en busca de vendas.

Con la frente en alto aun sin poder caminar bien y sin querer hablar o mirar a alguien voy directo a la estantería que hay en el rincón del cuarto, lo abro para fijarme que hay para ponerme, entre todos los medicamentos me fio por los vendajes y para mi suerte está en lo más alto del armario. Apoyo las manos agachando la cabeza harta de la mala suerte que tengo.

—"Dios le da sus más grandes batallas a sus más grandes Guerreros" pero tampoco así Diosss —me quejo alzando la cara implorando cansada.

Total es que me aparto del armario en busca de una silla o algo para alcanzar las vendas y juro que no hay ni en donde apoyarme.

—Esta batalla la gano —digo hablando sola dando vueltas en la habitación.

Al darme cuenta que no hay ni una mosca, me siento en el sofá analizando toda la habitación para encontrar algo que me sirva.

—Okeyyy, a ver la almohada no me sirve, haría un desastre —digo mirando hacia la camilla. Mirando todo el bendito cuarto varias veces, me apoyo en el espaldar del mueble mirando hacia el techo.

Al acostarme veo un linda bola negra rillando con un punto rojo en el centro, lo miro por unos minutos. Me inclino hacia adelante enfadada por una maldita cámara, apoyo mi codo en mi pierna tocándome la cabeza, volteándola de un lado al otro intentando calmarme.

《En momentos delicados es donde mas vulnerada me tratan》

Me levanto del sofá dirigiéndome hacia la ventana, al asomarme cuento los pisos de altura en el que estoy y por obra y gracia del espíritu santo estoy teniendo algo de suerte, estoy a dos pisos de altura, mi cuarto da hacia el parqueadero por lo que tengo un auto bajo de mí, al analizar un poco más mi escape arriesgado veo un grupo de hombres en la esquina de la salida de los carros, capto mi atención en ellos, son algo mayores, su vestimenta es de color negro y van en motos, motos...

Me aparto de la ventana, me volteo hacia el cuarto y enseguida me llega la idea del parante de suero médico.

《Okeyy Livia, sabes que te están vigilando, piensa en algo bien porfa》

Al pensar en un rato me voy con la idea de obtener las vendas por el Parente, tomo el suero y lo quito del largo metal, me acerco a la estantería para alcanzar los vendajes, al hacerlo, caen al piso, los alzo y los dejo encima de la camilla.

Mi segunda misión es la distracción, por lo que me quito la camisa y proceso a envolverme con las vendas como aprendí en primeros auxilios, me hago una cola de caballo en el pelo en busca de un maletín, pero no lo hayo en ninguna parte así que me iré limpia de acá, lo único que pude por salvar fué mi celular y los audífonos, me los pongo poniendo cualquier música electrónica. Al terminar de vendarme el pecho y el brazo, paso por quitarme los pantalones y hacer lo mismo con mis piernas, me cambio y analizo el siguiente paso.

—Ni misión imposible podía con tanto —dijo en voz alta.

《Necesito retener la puerta, así nadie podrá entrar》 《El sofá》

Me dirijo hacia el sofá, hago todas las fuerzas posibles para empujarlo hacia la puerta, al estar empujando quejándome del dolor gano con tenerlo atrás de la puerta, cansada me derrumbo en el sofá apoyada en el espaldar mirando hacia la cámara nuevamente, fijándome en él veo como toma un leve movimiento haciéndome sonreír dándole entender mil cosas y ponerlos en alerta, me levanto dirigindome hacia la camilla y le quito el colchón, con él me voy hacia la ventana suplicando por la puntería, al tenerlo, lo tiro, me envuelvo la almohada en mi pecho sujetándolo con las sábanas, me subo a la repisa de la ventana, al sentarme viendo la altura con miedo, pero el que tenga miedo a morir que no nazca. Veo nuevamente al grupo de motos que hay en la esquina, pero ahora solo un hombre.

—Okey esta es mi oportunidad, ahora o nunca —me decido.

Me inclino para tomar puntería y posición, tocan la puerta a gritos, no le tomo importancia poniéndome el audífono derecho preparándome, respiro profundamente y estar preparada mentalmente para el dolor.

Ya lista, salto de la ventana, al caer encima del auto se me corta la respiración haciéndome marear, veo mi alrededor como la gente se está acercando pero por el miedo de ponerme nerviosa, me paro rápidamente acomodándome la ropa,me quito la almohada y las sabanas poniéndome bien los audífonos procedo caminando hacia las motos, acercándome hacia un árbol, tiró de una rama gruesa. Al llegar hasta el hombre,  me mira confundido.

Alzo la rama encima de mi hombro para ganar impulso de fuerza, el hombre ya sabiendo lo que está por pasar y antes de que haga algo reacciono rapidovy le doy un golpe en el estómago, rápido le doy otro en la parte de atrás de las piernas por las rodillas haciéndolo caer, me acerco para buscar las llavees por su chaqueta pero no las encuentro.

—¿Dónde... dónde están? Las llaves, rápido —le digo tomándolo por el pelo, al no contestar le doy un golpe con el puño en la cara haciéndome quejar del dolor —O me dices o te juro que te busco debajo de la tierra y enterraste hacia el infierno —le digo amenazante.

No dice nada pero me señala la moto, volteo para ver cuál es, me levanto y me acerco a ella, es de color negra y por lo que analizo es una Kawasaki Ninja H2, esas de carreas. Miro si las llaves están y si... están ahí. Cojo el casco, me monto a la moto y la prendo acelerando un poco y haciendo ruido por su motor.

—Ey tú, te voy a pagar por la moto y las heridas —digo poniéndome el casco, buscando el celular y poner música para relajarme, opto por poner Subtronics - Spacetime.

—¡LIVIA! —me gritan, volteo a ver y pues adivinen quien es, pues Damián.

—Ni se te ocurra acercarte más -lo tiento hablándole ruda, el para de golpe por la manera en cómo le hablo.

—Estas herida de por Dios, mírate —me señala como si nada, pero aunque me esté muriendo voy a salir de aquí sí o sí.

—Damian, querido —me bajo de la motocicleta, me aerco a el con la espalda recta —Aveces en la vida hay que tomar riesgos y se nota que tu no te esmeras en hacer una mierda —alzo mi mano acariciando su mejilla —Mira ser que vive —bajo hasta su cuello haciendolo bajas hasta mi altura y me acerco a su oido —No te atrevas a interferir en donde nadie te ha llamado, eres un maldito que llegas de la nada a joderme la vida, no hagas que pierda la paciencia y de verdad te agradezco lo que has echo por mi, pero prefiero verme muerta que seguir en este infierno.
Me separo volviendome a poner el casco y me subo a la moto.

—Dime que no harás una locura —dice abriendo los ojos y mirándome fijamente.

—Créeme hablas con una psicópata —le digo obvia.
Me volteo hacia los aceleradores y arranco haciendo que marquen el suelo, saliendo humo de las llantas.

—¿Livia que vas hacer? —pregunta mirándome con los ojos entrecerrados frunciendo el ceño.

—¿Y a ti que te importa?

Sin más acelero alejándome del hospital con toda velocidad. Manejar me hace sentir libre pero la rabia que tengo por estar así es por culpa de cierta persona, llego a toda velocidad dando un giro completo a toda la entrada de la escuela, me bajo y la apago guardando las llaves. Veo como la gente me mira sorprendida.

Me acerco hasta el portal grande, aun con el casco puesto, me lo quito y no saben el placer que me dió que la gente supiera quien era, ver sus caras de terror fue lo mejor que he sentido. Al quitármelo le doy el casco a cualquiera.

—Si cuando salga de acá y no estás tú con esto, juro que te hago la vida imposible —le digo mirándolo hacia los ojos sin tener ninguna expresión. El chico asiente con la cabeza, pero eso no me deja en claro así que le replico —¿Me hice entender si o no?.

—S-i si —dice muerto de miedo.

—Okey asi me gusta, gracias —le digo dándole toques a su hombro.

Vuelvo hacia la vista de los demás mirándolos a cada uno seria, miro hacia el frente con mi objetivo final.

—Me las vas a pagar por todas Natasha.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro