CAPÍTULO 10
El mar negro, la calma solitaria y un cielo oscuro, un cuerpo flotando en la deriva, un cuerpo dentro de un alma oscura, un vago vacío lleno de limbo, un limbo tranquilo y movedizo, un movimiento pesado, un hundimiento sin aire, un pulmón vacío y una necesidad de luz.
………………………
Al abrir los ojos me encuentro flotando a la deriva, en un mar claro y un cielo oscuro. Unas cadenas visibles me atan de los brazos y piernas, trato de moverme pero es imposible, estoy en mi conciencia, una conciencia triste y vacía, pero clara por sus tranquilas y fuertes aguas.
Después de un rato mirando alrededor y no encontrar nada, un fuerte dolor de cabeza hace que recuerde de hace horas antes o eso es lo que creo, cierro los ojos por el dolor, me encojo tratando de tocarme la cabeza pero las cadenas tiran con fuerza para estirarme.
Al sentir sus labios con los míos, el calor humano que su cuerpo me iba invadiendo, de repente sentí como precisamente iba bajando sus labios desde mi alma de mi cuello hasta mis senos, los cual se notaba algo marcados, sentí como sus labios carnosos me succionaba fuertemente, mis pezones cada vez más se volvían más erectos de los que estaban.
—Que rico se siente —dijo susurrando, un breve recuerdo de mi pasado se hizo luz en mi cabeza, pero no le presté mucha importancia por el calor que sentía del cuerpo de Ethan.
Bajo sus labios hasta mi abdomen hasta llegar a mi ombligo y depósito un gran beso húmedo, en ese momento sentí como mis piernas me temblaban.
—Tranquila... —dijo Ethan —No va a pasar nada —dijo tranquilamente.
Abrió mis piernas bajando mis prendas íntimas para dejar ver mi intimidad algo mojada.
—Wow —expresó —Sí que estás mojada —dijo pícaro y burlón.
Se acercaba cada vez más a mí, estaba poniéndome nerviosa y me temblaba todo el cuerpo, así que caí sentada.
—Mucho mejor para mí, así me la pones más fácil —dijo mirándome desde arriba.
Arde nuevamente mi cabeza
Abrió nuevamente mis piernas, sus ojos brillaban con maldad, como si fueran las puertas del paraíso, pero sabía que no estaba bien, sabía que tenía novia y que la estaría esperando afuera, que no era algo más si no un juego para él.
《Esto no es real, no es real》
Dejándome llevar por la calentura y el momento, se acercó más a mí, mirando mi vagina mojada, empezó a sacar su lengua y sentí el leve rozón de la misma de mis labios, mi labio vaginal, sentí tanto deseo de que siguiera, agarré su cabeza con mis manos e hice que lo profundizara más.
—Wow, wow espera, también tú —dijo sarcástico.
《No…》
Los ojos no me abrían, como si una mano me los tapaba con fuerza, me agarraba el pelo fuerte por el dolor de cabeza.
Me empezaba a molestar en cómo me estaba hablando, de la manera en cómo estaba manejándome, en cómo estaba empezando a trátame, ya no estaba siento delicado sino más atrevido y se estaba apoderando de mi cuerpo.
Se apartó y saco su miembro entre sus pantalones, me lo quedé mirando fijamente, subí hasta sus ojos y sinceramente necesitaba de algo así, teniendo incomodidad pero tenía mucho que no disfrutaba del deseo, no pude resistirme y ... comencé a succionar todo, en mi boca, de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro, sentí como palpitaba, sentí como una manos me agarraba mi cabello tomando el control haciéndolo más rápido, escuchaba como gruñía y de repente sentí como la fuerza de la que me tenía hizo que hundiera más su miembro haciéndome hogar, saliendo semen y palpitando.
Hacia fuerza para sacar su miembro de mi boca pero él hacía aún más fuerza, sin poder aguantar mas apreté mis labios haciéndolo lastimar un poco, al fin se dio cuenta y lo retiró. Tosia del dolor.
Otra corriente pasó por mi cabeza haciéndome doler a un mas, las corriente de las aguas se hizo más fuertes, el color era más oscuro y rojizo, la desesperación invaden mi cuerpo, la ansiedad y el dolor de un recuerdo, de un atentado, el recuerdo de una sangre ajena en mi cuerpo, de una arma entre mis manos, las pastillas encima de mi mesa, la fuerza de ser tomada por ellas, la visión y el recuerdo borroso de un trauma viviente.
Un pitido en mi oído, un sonido inconcluso, un sonido de una arma, la arma dorada entre mis manos, arrodillada en el piso en el mar rojo, bañada por sus ajenos y sucia sangre en mi cuerpo, un cuerpo acostado de boca abajo sin vida en el suelo y una persona de mediana edad.
—¡ AHHHH ! —grito del dolor en mi cabeza, siento un líquido recorrer por mi cuerpo.
Caigo, caigo a la deriva como un pozo sin fondo pero hay un tornado, un tornado de recuerdos, sentía que estaba cayendo pero no había final, seguía y seguía. Las imágenes de los recuerdos se hacían visibles en el tornado como una fila en orden, trato de tomar postura e impulsarme hacia los recuerdos y mirar, al acercarme se vuelven borrosos, me acerco más mirando bien la imagen de un acoso, de una violación, de un maltrato.
—¿Qué es esto, desde cuando tengo sueños así?
Entró al recuerdo como si fuera un mundo paralelo, me veo a mi misma sujeta del cuello, agarrada por unas manos ahorcándome, la vista se me hace borrosa por un recuerdo que no quiere abarcar, nuevamente siento un líquido frío recorrer por mis venas.
—No… no, no, no —me quejo exigiendo ver más.
Trato de combatir con la imagen del recuerdo queriendo ver más, pero se raya la imagen con interferencias, la rabia, la impotencia, el exigir de querer más y suplicar por aquel sucedido.
Una energía de potencia recorre por mi cuerpo, caigo al piso arrodillada por su potencia, llevándome las manos a la cabeza torciendo del dolor, lo siento en cada lado de mi cuerpo, en el cuero cabelludo de mi cabeza, en las puntas de mi pelo y la sangre hirviendo, me encojo por la corriente que emana en mi cuerpo sintiendo el calor que extraigo, la vibración de la jaula rompiendo el candado, como si fuera un ave fénix desesperado por salir. El aire comienza a ahorgarme, grito por el sufrimiento expulsando la energía que abarcaba en mi cuerpo, luchando contra aquel obstáculo.
Como una mariposa saliendo de su capullo, como un halcón defensivo preparándose para atacar, como si el vapor estuviera contenido al explotar el maná del calor que abundaba en mi cuerpo.
Como un adelantamiento de los varios sucesos que pasó en ese momento, como cada imagen pasaba por mi mente, en cómo sentía que mis ojos brotaban lágrimas de sangre.
—Es tu culpa... —imagen tras imagen con esos susurros desconocidos.
—No... por favor no.... —suplicaba en las imágenes que pasaban rápido por mi mente.
El sonido de unos disparos que salía de mis manos.
—Estaré en tu mente... —maldecía con últimos respiros de vida —Te perseguiré toda tu vida —su risa era lo último que oía.
La imagen de como vuelo a disparar, el reflejo de mi rostro desconocido y sin expresión en un espejo.
Otro grito, más gritos de dolor, unas mangueras de líquido en mi cabeza, el ardor más fuerte por el recuerdo y el sentimiento de aquel momento, la imagen de una convulsión en una camilla de un hospital, pero un hospital diferente, de laboratorio, camillas metálicas y sujetos vestidos como si fuera alguien peligroso.
Mi conciencia templa, mi cuerpo tiembla, de cómo todo se está derrumbando, mis recuerdos, las escenas, mi cuerpo... y un último grito.
—AGGG —grito volviendo a la realidad, me incorporo rápido, con la respiración agitada, sudando, con el ardor en mi cuerpo abro los ojos lentamente haciéndome arder los ojos.
Queriendo saber qué es lo que me arde, bajo mi rostro hasta mi cuerpo y veo arañazos llenos de sangre, noto que no tengo mi ropa puesta, comienzo a temblar las manos.
—Tranquilízate —una voz femenina hace que capte su atención.
Alzo mi vista a mi alrededor, veo varias personas al lado de la camilla, por la fuerte luz que invade en la habitación no puedo captar bien quienes son el ardor hace que cierre mis párpados
—Respira Livia, no te esfuerces mucho y abre los ojos lentamente, te podría dar mareo —dice una enfermera indicándome.
Hago lo que dice, me incorporo mejor en la camilla apoyándome en el espaldar, suspiro lentamente y abro los ojos. Ya abiertos veo a dos enfermeras nerviosas mirándose entre sí, a mis padres con mi hermano asustados, un oficial con su perfil serio, con los brazos cruzados atrás de la espalda, por último noto otra presencia al lado mío, giro delicadamente la cabeza para ver quién es, al toparme con sus ojos azules apagados, entrecierro los ojos para mejorar mi visión.
—¿Damián.....?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro