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*2*

-Esto es una mala idea.

Un Héctor, de solo 12 años, le hablaba a un Ernesto de 16. El mayor trataba de robar a una señora, específicamente el bolso de esta.

-No seas cobarde, la vieja no se dará cuenta, además tengo hambre.

-Yo también Ernesto pero no es correcto.

-Lo correcto no importa cuando tu vida depende de no serlo Héctor.

Con esa última frase la conversación se cerró y Ernesto se acercó a la señora. Héctor observaba desde lejos con temor como el mayor tomaba con cuidado el pequeño monedero de la señora.

Mientras el robo pasaba, unos hombres, aparentemente policías, notaron el pequeño atraco que Ernesto estaba cometiendo. Héctor miró como los oficiales se acercaban a Ernesto, este sin percatarse de ello, y tenía que avisarle. Ernesto era un ladrón, fue algo horrible de su parte...

Pero el es la única familia que le queda.

Y a una familia no se le traiciona.

Jamás.

-¡Wey! ¡La chota!
-¿Eh?

Ernesto volteó y vió a la policía acercarse, este se fue corriendo lo mas rápido que pudo.

Mientras corría, Héctor se le unió, ahora los dos chicos huian de la policía.

-Héctor ¡Pendejo! ¡¿Qué haces?!

-Estoy corriendo ¿Qué no vez?
-P-pero la policía ahora tambien te buscará a ti, tu no eres un criminal ¡Yo si!
-Bueno, eres un criminal, pero tambien eres mi mejor amigo. A un amigo no se le abandona.- Al final le dedicó una sonrisa.

Ernesto lo miró incrédulo pero al final tambien sonrió.

-Eres un tonto ¿Sabes?
-Pues este tonto es tu amigo, así que te aguantas.

Seguian corriendo y evitaban cualquier tipo de obstáculo, rocas, personas, animales, carretas, puestos, piñatas, una pared...¿Una pared?

-L-la ¡¡¡La pared!!!
-Me lleva la...

***

Los chicos se encontraban en la comisaría, al ser muy chicos decidieron ponerlos a los dos en una celda alejada de los demás reos así que tenían su privacidad.

Estaban sentados en el frio piso de la celda, Héctor se abrazaba de sus rodillas y tenía la cabeza apoyada en ellas, Ernesto, bueno, hasta parecia que el hecho de estar en prisión no lo espantaba.

Ernesto se acercó mas a Héctor, al verlo así solo suspiro.

-Yo te dije, si te hubieras quedado allá...
-Si me hubiera quedado allá tu estarías ahora solo.- Contestó Héctor a la defensiva.

-Pero yo no necesito que me esten cuidando, yo pude haber aguantado...

Ernesto no pudo terminar ya que Héctor se subió encima de el, sentandose en su regazo, causandole un sonrojo al mayor.

-Escuchame malagradecido, no creas que estar en prisión estaba en mi plan de vida, no creas que estoy cómodo aquí y no creas que no se que me pude salvar...

Héctor se detuvo, como intentando pensar qué decir, pero no tardó mucho en seguir.

-Pero...tu, tu eres lo único que me queda, has hecho tantas cosas por mi, te has sacrificado e incluso herido y yo...no nunca e podido regresartelo, hoy decidí apoyarte, es algo injusto que después de todo te deje pagar todo solo. Yo estoy aquí porque eres mi mejor amigo, eres mi familia ¡y yo!...

Héctor se quedó quieto, empezó a admirar los ojos de Ernesto. Se acercó y le acarició la mejilla y antes de que Ernesto se pudiera acercar mas bajó su cabeza algo apenado.

-Yo...te amo.

***

-Pueden salir.
-¿Qué? ¿Encerio?
-Si, alguien pagó su fianza.

Los chicos salieron de la comisaría para encontrase con Don Diego, el alcalde del pueblo. Un hombre de avanzada edad aunque aún podía hacer muchas cosas por si solo, de estatura promedio, muy bien peinado; su pelo estaba cubierto de canas aunque aun había algunas partes oscuras. Los chicos se espantaron un poco por su presencia pero el les ofreció una sonrisa cálida.

-Hola muchachos, em, ustedes se han metido en muchos problemas ¿cierto?
-¡Si! P-pero no lo volvemos a hacer.- Dijo Héctor algo asustado, posicionadose entrente de Ernesto, intentando "protegerlo".

-Ey chamaco, no hay que estar a la defensiva. Somos humanos, cometemos errores, pero no estuvo bien lo que hicieron.
-Lo siento.- Dijeron al unísolo los niños.
-No importa. Ahora, ustedes son huerfanos ¿No? Entonces para evitar que cosas como estas se repitan tendré que llevarlos a un orfa...
-¡Espere!.- Interrumpió Ernesto.- Por favor no, mire yo ya tengo 16, puedo trabajar y cuidar a Héctor, en serio, le prometo que no volveré a robar, seré mejor persona y todo solo...solo nos haga esto, no me aleje de él.

Ernesto miraba a Don Diego con tristeza. Este se puso a analizar la situación, se quedó pensando por un buen rato hasta que por fin tomó una decisión.

-Si te dejo conservar a el chico ¿No volverás a robar?
-Si señor, lo prometo, por él...


No volveré a robar.

***

-Señor De la Cruz, diganos ¿Cuál es su inspiración para escribir música así?
-Bueno, siempre encuentro inspiración en muchas cosas, después de todo la música no está en mi, es lo que soy. Aunque algo que me ayuda es la gente, el mundo, mi familia...mi única y hermosa familia.
-Wow, siendo fan, me alagan y enorgullecen esas palabras pero ¿Nunca tuvo una familia de verdad? Ya sabe, padre, madre...
-Bueno, a ellos no le llamaría familia, pero si, hubo una vez, hace tiempo, ah, esos años fueron los más felices de mi vida pero...

Un silencio invadía el estudio, Ernesto se encontraba en una entrevista en una de las cadenas mas importantes de la televisión.

18 años de carrera, más de 50 canciones y su éxito "Recuerdame" eran los que habían hecho a Ernesto de la Cruz una leyenda de la música en México, superando a el famoso Jorge Negrete e igualando a la celebridad Pedro Infante.

Ahora se encontraba en una importante entrevista. A pesar de ya haber estado en tantas, a pesar de todas las preguntas que le han hecho (desde normales hasta incómodas) muy pocos se atrevian a preguntar sobre su "familia".

El cantante ya había aclarado que no le gustaba hablar sobre el tema, así que verlo hablar sobre eso era algo sorprendente, hasta que se quedó casi 30 segundos inerte, tanto que las personas ahí ya se empezaban a asustar.

-¿Se-Señor De la Cruz?.- preguntó la conductora con temor.
-Ah, perdón, solo me quedé...no importa, todo ya es historia. No me gusta preocuparme por ello, como si yo le hubiera importado.
-Perdón, había olvidado que no le gusta tocar el tema.
-No se preocupe, de cualquier forma me he sentido algo nostálgico últimamente.-Un silencio incómodo llenó la sala, hasta que a la presentadora se le ocurrió otro tema de conversación.

-Bueno, dejando ese tema a un lado ¿Cómo celebrará el 18 aniversario de su carrera?
-Je, sabía que en cualquier momento lo preguntaría, no diré mucho, solo diré que mañana las campanadas sonaran al son de mi canción, conmemorando el acenso de una estrella.

O talvez, su deceso.

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