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Capítulo 18. El final desconocido

Desde un camino de estrellas los numerosos soñadores que habían estado perdidos entraron a la ciudad de Desireland. Mágica y espléndida, los ciudadanos miraban atentos a la multitud de hombres y mujeres que caminaban sin detenerse y en silencio hacia el edificio más importante. Al llegar a la edificación Saraswati les estaba esperando en lo alto de las escaleras de entrada. Se sentía orgullosa de poder ver que los soñadores estaban a salvo, pero sabía por sus rostros que habían estado sufriendo quizá demasiado tiempo.

—Este mundo está lleno de sueños mágicos que esperan despertar —empezó a decir—. Esta ciudad es una ilusión en una de las infinitas dimensiones del mundo de los sueños y su fuerza y energía hacen la unión de nuestros deseos más verdaderos. Hay peligros inimaginables y muchos los desconocemos por eso debemos estar juntos porque sabemos que así lograremos lo que nos propongamos. Este espacio de soñadores se ha construido gracias a todos con nuestra energía. El trabajo que habéis hecho es de admirar, os habéis merecido un gran descanso. Habéis cumplido.

La multitud de soñadores y ciudadanos de la ciudad que escucharon las palabras de Saraswati aplaudieron y se alejaron perdiéndose entre las calles de fantasía. Llamó a Zed y a sus amigos para hablar con ellos. Fueron a una sala blanca, grande con ventanales triangulares que iluminaban la estancia y en los extremos habían escaleras de caracol que subían y bajaban de planta.

—Siempre estaré en deuda con vosotros —se dirigió a los soñadores conscientes—. No sabéis la gran ayuda que nos habéis prestado. Hay dimensiones incontrolables donde desconocemos el poder que albergan en ellas, como Insomnia. Los ciudadanos de Desireland os están muy agradecidos. Saben que venís del mundo real y habéis salvado a los soñadores que se quedaron atrapados.

—Gracias por el reconocimiento, Saraswati —agradeció Zed—. Tu entrenamiento nos sirvió de ayuda y pudimos cumplir la misión que nos dijiste.

—¿Dónde ha ido Ciro? —preguntó ella.

—Murió —le costó decir a Zed—. Quiso salvarnos e Insomnia se hizo dueño de su vida. No sabemos dónde se encuentra, desapareció.

—Su corazón nunca dejó de ser soñador pese a ir con los realadores. —Saraswati invocó una esfera de cristal mágica y empezó a ver a través de ella el viaje que hicieron.

—¿Qué es eso? —preguntó Gisele.

—Es una esfera de existencia mística ¿Veis reflejado vuestro viaje?

—Es increíble. El Umbral evanescente estaba lleno de estrellas —dijo Nelly, viendo el principio del viaje que tuvieron reflejado en la esfera.

Saraswati miró atenta esperando lo que había sucedido. Vio que se detuvieron y hablaban ante la invisibilidad de Insomnia. Ciro empezó a volar y fue engullido por un agujero negro perdiéndolo de vista. Saraswati hizo que la esfera siguiese el alma de Ciro para que le revelara donde había ido y pudieron comprobar de que era cierto, había muerto y ahora su voluntad residía en la dimensión etérea para siempre.

—No entiendo como uno puede morir si ya está muerto —se atrevió a decir Ferran.

—Los soñadores hemos tenido vidas reales, eso es verdad. Y los que no son soñadores también. Pero cuando mueres tienes una voluntad que te es revelada. Puedes vivir en el mundo de los sueños o en la dimensión etérea, pero en esta que es indestructible e impenetrable renuncias a todo para vivir eternamente en paz. Los que han sido soñadores o realadores conviven en un sueño perpetuo que carece de lógica. Ni yo misma sé cómo funciona y pocos lo saben. Solo sabemos que los que residen allí se pueden comunicar con nosotros por sueños poco duraderos y las revelaciones han sido escasas —explicó Saraswati.

—Yo sin morir ahora si quisiera renunciar a mi voluntad de estar en el mundo de los sueños, desaparecería y me iría a la dimensión etérea —dijo Yolanda—. Pero aun anhelo en ayudar a las personas o a los soñadores a cumplir su destino o tener tiempo para mi y realizar lo que más desee hacer.

—Tenemos un destino y es proteger esta gran dimensión de los sueños —dijo Takeshi—. Las dimensiones como Insomnia pueden ser muy peligrosas, por eso debemos estar unidos para hacerlas desaparecer.

—Hay dimensiones malignas más poderosas que Insomnia, pero este lugar es tan místico y grande que todo no lo podemos observar —comentó Said.

—Es parecido a un universo infinito lleno de dimensiones y nebulosas. Aparecen dimensiones malignas y pesadillas que no sabemos cómo se forman, pero los soñadores las debemos combatir para salvaguardar este lugar y los que conocemos —dijo Christel.

—Ahora que la dimensión del Sueño Eterno ha desaparecido podremos descansar un buen tiempo —dijo Jayden.

—Lamento deciros que no es así —dijo preocupada Saraswati.

—¿Qué? ¿Hay más dimensiones como Insomnia? —cuestionó con temor Agnés.

—Eso es lo que menos nos puede preocupar ahora —dijo Saraswati.

—Siempre hemos hecho misiones de este tipo —dijo sin entender Said—. Las dimensiones malignas o pesadillas siempre han sido la mayor amenaza. ¿Qué hay ahora?

—Los devoradores de mundos se acercan. —Todos se quedaron paralizados al escuchar la frase—. Es la mayor fuerza oscura que viene a engullir el mundo, es tan inmensa que no sabemos si tiene un fin. Está compuesta por demonios y criaturas terroríficas. Como ya sabéis las pesadillas, llamados deidad nocturna solo eran el principio de lo que estaba por venir. Siempre han querido hacerse con la luz del mundo real creando pesadillas a través de los sueños de los seres que habitan en el planeta. Son imparables e indestructibles ni todos los soñadores juntando sus fuerzas pueden pararlos han pasado por todos los mundos diferentes que ha creado el universo. Ahora se han fijado en el mundo real al que ellos llaman mundo físico el planeta del que provenimos todos nosotros es la puerta por la que quieren entrar. Lo intentaran hasta conseguirlo y que no os quepa duda de que lo conseguirán.

—¿Como puedes estar tan segura que lo conseguirán? ¿Los sueños no siempre han sido la esperanza para cualquier deseo por imposible que pareciera realizar? —cuestionó Zed.

—Los devoradores de mundos han destruido todo mundo al que han llegado, su existencia es antes de que existiera el tiempo. Los primeros mundos inteligentes que creó el universo para combatir la oscuridad y los seres que lo habitaron no pudieron detenerlos y creedme... Eran mucho más poderosos ellos cuando les vino la oscuridad que nosotros que ahora es nuestro turno.

—¿Qué primeros mundos son? ¿Te refieres a civilizaciones inteligentes como nosotros? —preguntó Nelly.

—Sí, a eso me refiero. Nadie sabe qué aspecto tenían, cómo era el mundo que habitaban, cómo se organizaban o cómo convivían. La eternidad de la oscuridad los borró del universo no hay referencias de ninguno de ellos, pero han sido muchos. Millones y millones de mundos que han sido creados para combatirlos a través del tiempo. Cuando han sido destruidos y olvidados el universo ha creado más mundos nuevos, como nuestra realidad de ahora. Es un ciclo que no ha parado nunca. Siento deciros estas noticias.

—Pero, ¿tú como sabes todo esto? —le cuestionó Yolanda—. Siempre has estado oculta en esta ciudad. Muy pocas veces te has comunicado con los ciudadanos de Desireland, solo con los soñadores que han querido combatir a las pesadillas para salvaguardar este lugar. ¿Y ahora nos dices que no tenemos ninguna posibilidad contra el mal que nos acecha? Entonces ¿para que nos hemos esforzado tanto en estos largos años los soñadores? Si sabíamos que el fin iba a llegar tarde o temprano.

—Entiendo tu enfado. Pero no me eches la culpa de todo esto. Yo también me puse furiosa cuando me fue revelado este destino.

—¿Quién te lo reveló? ¿Cómo sabes todo esto? —cuestionó Zed.

—He tenido sueños donde otros seres ocultos de lugares inalcanzables me han revelado como funciona el universo y lo que se acerca. Se han comunicado conmigo porque somos los próximos objetivos de los devoradores de mundos y seguramente se lo habrán confesado a otras ciudades como Desireland del mundo de los sueños.

—Entonces estamos perdidos... Por mucho que nos esforcemos por deshacernos de esas oscuridades no conseguiremos nada porque son indestructibles, ¿cierto? —dijo Yolanda.

—No se lo pondremos fácil. La voluntad de los sueños es fuerte, todo lo que hemos hecho y creado habrá servido para un fin. Nos uniremos y nos enfrentaremos a ellos cuando llegue la hora, aunque sepamos que no tenemos nada que hacer —dijo Saraswati—. Said, Yolanda, Takeshi, Christel, Jayden: Debemos hacer un plan para combatir con nuestras mejores habilidades a la deidad nocturna y a los devoradores de mundos. Zed, Nelly, Gisele, Ferran, Agnès: Debéis regresar al mundo real investigar si hay algún cambio en el planeta o buscar indicios de lo que va a ocurrir. Tened cuidado. Nos vemos en la próxima noche. Buena suerte y gracias.

Agradecieron a Saraswati y a los soñadores lo que habían hecho por ellos. Se alejaron y pronto despertaron en la playa de la Barceloneta del sueño que habían tenido por la noche. Habían detenido a Insomnia y salvado a los soñadores, pero estaban preocupados por la oscuridad maligna que se acercaba. Empezaron a desvelarse bostezando entre las toallas y la arena de la playa.

—¿Habéis soñado algo? No recuerdo nada ¿Qué ha pasado? —dijo Nil.

Los demás lo miraron con asombro, pese a que habían dormido estaban cansados por lo que habían vivido en sueños. Nil había divagado por los sueños sin ser consciente de nada.

—Es una larga historia —dijo Zed, recogiendo y guardando las toallas en las mochilas.

Mientras se marchaban explicaron a Nil lo que había sucedido por poco creíble que era lo que había ocurrido, pese a todo su amigo se lo creía todo como era costumbre y no pensaba que todos se habían vuelto locos. Decidieron marcharse y descansar en sus casas para reflexionar mejor lo que iban a hacer. Si veían algún acontecimiento extraño acordaron avisarse mediante una llamada al móvil para estar comunicados. Una vez en casa Zed y Gisele guardaron las toallas de la playa y las limpiaron de la arena que había quedado enganchada. Se sentaron en la mesa de la cocina a desayunar con sus padres y hablaron de la actualidad de los estudios y de lo que sucedía en el mundo mientras veían las noticias de la televisión. Cuando sus padres se marcharon quedaron solos y pensativos.

—Las pesadillas que tuve por la noche con la deidad nocturna significa lo que puede o va a ocurrir —dijo Gisele.

—Sueños premonitorios se llaman —contestó Zed.

Siguieron en silencio unos minutos pensando y reflexionando en lo que debían hacer. Les había sido revelada la destrucción del mundo y el nerviosismo por lo que pudiese generar tal devastación aumentaba por no saber como detenerlo. Ni los soñadores que creían más en los sueños y en la esperanza no sabían como parar a la oscuridad. Se sentían perdidos.

—Las brujas dijeron que regresaron a la feria por una extraña razón. Porque presentían unas esencias poderosas de otra dimensión que se acercaban. No sabían realmente lo que era ni de dónde venían pero presentían un poder mágico. Quizá sea correcto ir a la feria y explicarles lo que hemos soñado.

—Tengo un mal presentimiento, Zed. Primero fueron sueños, luego fueron reflejos en visiones. Tú mismo lo pudiste ver en el metro, yo las vi con Ferran en fotografías. Y ahora parece que se van a hacer más presentes, ¿pero por donde entran?

—No lo sé. Cuando yo vi al fantasma en el metro parecía que yo era el único capaz que podía verlo y él lo sabía. Huyó de mí y no pude alcanzarle. Debemos ir a la feria.

—¿Llamamos a los demás? —preguntó Gisele.

—No. Deja que descansen. Iremos tú y yo.

Los hermanos Frost nunca se habían imaginado que habían sido destinados a descubrir innumerables secretos en el mundo de los sueños. ¿Pero eso se debía a qué su destino era intentar salvar al planeta? No tenían idea de como iban a lograrlo. La responsabilidad que eso conllevaba era demasiado grande además de imprevista porque hasta hace poco esas preocupaciones no existían para ellos. Ni su abuelo Ethan se imaginaba lo que estaba por suceder.

Fueron en coche hacia la feria y cuando estuvieron cerca de llegar vieron mucho alboroto. La gente corría y les pareció que estaban huyendo. Cerca de Diagonal Mar notaron una neblina que había invadido las calles. Decidieron aparcar el coche y fueron dirección a la feria para descubrir qué estaba sucediendo. Conforme se acercaban vieron la entrada de la feria cubierta mayormente de niebla densa. En un punto en concreto situado en el centro brillaban en intermitencia luces violetas que iban hacia el cielo. Zed y Gisele pensaron que era debido a las brujas y les intrigaba lo que estaban haciendo. A través de la niebla no podían ver nada, se guiaban por las luces violetas que iban con velocidad hacia la atmósfera con un sonido agudo. Al llegar al lugar observaron un gran agujero circular por donde salía la luz y un viento huracanado. Vieron a las brujas vestidas con túnicas negras, cada una separada alzando los brazos y mirando al cielo. Les dio miedo al ver que estaban realizando un hecho que no debían hacer. Zed se acercó corriendo a Celine y Gisele a Arleth.

—¡Parad! ¿Qué estáis haciendo? —Zarandeó Zed a Celine.

La bruja lo apartó con fuerza tirándolo al suelo y el chico al ver sus ojos totalmente negros se aterrorizó por el grito. Gisele estaba tirada en el suelo forcejeando con Arleth encima suya queriendo morderle. Nicolle seguía con el ritual, pero al ver la situación de sus hermanas bramó con una voz ensordecedora y se dirigió en dirección a Gisele lográndola alcanzar. Zed se levantó y corrió para salvar a su hermana embistiendo y apartando las brujas que estaban encima de ella. Estaban con la respiración acelerada y no entendían lo que estaba ocurriendo. Tenían a las tres enfrente de ellos, estaban poseídas con presencia maligna y ojos totalmente negros.

—¿Qué os pasa? ¡Nicolle, Celine, Arleth! —les gritó Zed.

Sacaron dagas medievales del interior de las túnicas que llevaban puestas y con una magia oscura y haciendo con sus manos un encantamiento. Levantaron los cuerpos de Zed y Gisele y los atrajeron a ellos para clavarles la afilada daga que poseían. No sabían como detenerlas, no estaban en los sueños como para que ocurriese un hecho milagroso que les pudiese salvar, pero oyeron disparos muy cerca de ellos. En un instante cayeron al suelo y varios policías acudieron a Zed y a Gisele a socorrerlos.

—Tranquilos, ya estamos aquí —dijo la agente de policía.

—¿Estáis heridos? —dijo un compañero.

El ruido de las sirenas de los coches policiales invadió el ambiente junto con la densa niebla. Los policías les ayudaron a levantarse, pudieron observar a las brujas abatidas en el suelo sin moverse.

—¿Qué les ha...? —dijo Zed sin acabar la pregunta consternado.

—Vamos —dijo el agente de policía haciendo que mirase el chico hacia otro lado—. Os llevaremos al hospital para comprobar que estáis perfectamente y luego haremos un interrogatorio.

En una ambulancia les llevaron al hospital más cercano. Les hicieron unas breves pruebas que duraron pocos minutos y terminaron la consulta. Dos policías les estaban esperando en la salida.

—Nos alegra que estéis bien. ¿Os sentis capacitados para que os hagamos unas preguntas? Será muy breve.

—¿Qué ha sido de las mujeres que estaban en el suelo? —preguntó Zed preocupado.

—Perdona, las preguntas las hacemos nosotros —contestó el agente sin ánimo de ofenderle.

—¿Qué hacíais en un lugar tan peligroso? Solo os encontramos a vosotros en la feria del Fórum —dijo su compañero.

—Pasábamos por ahí para coger el coche —excusó Gisele—. Vimos una niebla muy densa y luces que llamaron nuestra curiosidad. Nos aventuramos a averiguar qué era.

—¿Visteis hechos extraños o que os llamaron la atención en la feria? —preguntó el agente de policía.

—No. Las luces. Nada más —intentó responder breve Zed.

—¿Qué sabéis de las mujeres que visteis? ¿Las conocíais?

Zed y Gisele se miraron entre sí. Las autoridades habían disparado a las brujas porque las consideraban una amenaza puede que por ver la niebla y la luz brillante en espiral que se dirigía al cielo, porque iban armadas con dagas o por otras razones que desconocían. Era muy extraño que disparasen a alguien sin conocer realmente el peligro que puede generar habiendo alternativas de detenerles sin la muerte.

—No. No las conocíamos —respondió Zed con la voz más sincera que pudo decir.

—Entendido —dijo escribiendo en un papel—. Podéis marcharos a descansar. Muchas gracias por vuestra ayuda.

Salieron del hospital. Estaban tristes y confundidos por lo que había ocurrido. No comprendían el comportamiento de las brujas. Querían matarles, pero ¿por qué? ¿Por qué habían descubierto el encantamiento que estaban realizando? No lo entendían porque las brujas tampoco les habían dado una explicación cuando las habían descubierto en la feria. Solo respondieron con silencio y violencia. ¿Qué clase de encantamiento estaban realizando? Pensaron que tenía que ver con el mundo de los sueños, con la deidad nocturna o los devoradores de mundos. Pero, ¿qué les hizo actuar así? Fueron hacia donde aparcaron el coche y se dirigieron a Sarriá. Por el camino sonó el móvil de Zed pero como estaba conduciendo se lo cedió a su hermana para que respondiera. Era Nelly que le dijo que había visto por la televisión la feria llena de niebla. Gisele le dijo que se tenían que reunir esa noche para hablar de lo que había sucedido. Tras unos instantes llamó Nil, pero esta vez era el móvil de su hermana el que sonaba. Zed se cabreó por no llamarle a él primero siendo su mejor amigo, no entendía por qué llamaba primero a Gisele. Más tarde Ferran y Agnès que estaban juntos llamaron al móvil de Zed sobre la niebla de la feria que habían visto en las noticias de la televisión. Esa noche acordaron reunirse todos para hablar.

Una vez en casa sus padres les preguntaron donde habían estado y les dijeron que habían salido con los amigos. Estaban preocupados porque en todos los canales de las noticias de la televisión salía la feria del Fórum con una densa niebla y luces violetas. Tenían el sonido de la televisión muy alto. Lo que pudieron escuchar es que nadie sabía exactamente lo que había sucedido y la situación actual era que se había disipado totalmente la niebla. Pero ningún canal de televisión dijo nada de las brujas ni de ellos, la mayoría dijo que había sido un fenómeno meteorológico extraño de niebla con un tornado.

Esperaron a la noche. Derek y Jane habían salido al cine y sus hijos no tendrían que preocuparse de porqué venía tanta gente esa noche a su casa. Una vez reunidos todos en el salón empezaron a hablar de lo que había sucedido.

—¿Las brujas están...? —preguntó Nil con temor.

—Muertas —acabó Zed por él.

—¿Cómo puedes decir eso con tanta tranquilidad? —le recriminó Nil.

—Es la verdad. En un momento tan crítico hay que decirlo por su nombre. Han muerto. Las autoridades las abatieron.

—¿Visteis el momento en que lo hicieron? —preguntó Nelly—. ¿Por qué las dispararon?

—Las brujas estaban haciendo un encantamiento en la feria. De un agujero salía una luz violeta que se iba hacia el cielo y al vernos a nosotros nos atacaron. Intentamos hablarles pero no respondían. Sacaron unas dagas para clavárnoslas pero en un momento escuchamos disparos. Todo fue muy rápido y sin darnos cuenta las brujas estaban abatidas en el suelo. Luego nos llevaron al hospital. Es todo lo que pasó.

—¿Por qué os atacaron las brujas? Eran vuestras amigas —preguntó Ferran.

—Sí, pero no eran ellas. Estaban poseídas —respondió Gisele.

—¿Qué pudo hacer que actuaran así? —preguntó Agnès.

—No lo sabemos. Pensamos que se debe a la deidad nocturna o que tiene que ver con los sueños —respondió Gisele confundida.

—Han encontrado la muerte —dijo Nil—. Lo que ellas habían buscado en tantos años. Ni siquiera sabíamos de qué época eran.

—Pero seguimos sin saber porqué la vida les ha guardado un destino tan cruel. Por qué tantos años vivas para una muerte de esa manera —contestó Zed pensativo.

—¿Y si...? —dijo Nelly.

—¿Qué? —le dijo Zed.

—Decís que estaban haciendo un encantamiento, que cuando las visteis no eran ellas mismas. ¿Y si lo que estaban haciendo era intentar unir el mundo de los sueños con la realidad?

—¿Cómo cuando lo intentaron unir con mi abuelo? —preguntó Zed.

—Pero ellas lo unieron a través de una puerta astral —dudó Gisele.

—Ahora lo hacían en contra de su voluntad. No sé, he pensado que podría ser por esa causa.

—Por eso la última vez que las vimos hablaban de que una fuerza desconocida les había acercado de nuevo a la feria y de que un mal que no sabían de donde provenía se acercaba al planeta —dijo Nil.

—¡Claro! —exclamó Zed—. Es lo que dijo Saraswati en Desireland. Los devoradores de mundos es lo que presentían las brujas y quizá de alguna manera ellos han intentado dominarlas para crear un encantamiento que sirviese de conexión con la realidad.

—Pero no lo han logrado, ¿verdad? El agujero que crearon no ha unido los dos mundos —dijo Gisele.

—No. Espero que no —dijo Zed aterrorizado—. Si lo hubieran hecho supongo que hubiéramos visto algo más. Subamos a mi habitación y durmamos. Debemos hablar con Saraswati de lo que ha ocurrido.

—¿Cabremos todos en la habitación? —bromeó Nil.

Zed le dio una mirada intimidante a su amigo. Si decía una tontería más era capaz de echarlo de casa. Pero tenía razón eran demasiados. Se acurrucaron cada uno en un lugar a conciliar el sueño. Tiraron al suelo colchones, mantas y cojines para estar lo más cómodos posible y se durmieron.

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