Capítulo especial: Un gusto conocerte, presidenta.
¿Qué pasaría si Matilda y Fabricio se conocieran de una forma diferente?
―Matilda, estoy nervioso ―Me susurra mi hermano Julián, mi hermano mellizo, mientras caminamos por los pasillos de nuestra nueva escuela, junto al director.
¿Quiénes tienen la mala suerte de cambiarse el último año de la secundaria? Sí, nosotros dos. Nos mudamos y nuestro antiguo colegio queda tan lejos que deberíamos tomarnos dos colectivos para llegar y ese, solo queda a diez cuadras.
―Yo también, me duele el estómago.
―Mientras no te hagas encima como en el jardincito, todo bien ―responde.
―Tenía cuatro años, tonto ―mascullo.
―Bien... uno nunca sabe, cualquier cosa corra al baño, no le pida permiso a su profesor. Diga que yo la autoricé ―salta David, mi nuevo director.
No puedo creer lo que logra Julián, quien está tentado por la risa.
―Gracias, director...
―Listo, voy a presentarles a sus nuevos compañeros y profesora ―dice abriendo la puerta y haciéndonos un ademán para entrar.
Lo primero que hago es observar de manera rápida a todos mis compañeros; no hay nada extraño en ninguno de ellos. Los asientos son con mesas compartidas y hay tres asientos vacíos. Una casi adelante y otras dos esparcidas casi al final.
―Buen día, chicos, voy a presentarles a Matilda y Julián Garzón; ellos acaban de transferirse, así que sean buenos compañeros ―Luego mira a nuestra profesora―. Siempre quise decir esto, me siento en una película juvenil.
―Definitivamente le da el papel, director ―ríe la profesora y después nos mira―. Es un gusto conocerlos, mi nombre es Candela Agón y soy la profesora de matemáticas. Sí, perdón por ser yo quien los reciba.
Sonrío, pero lo mismo con los nervios intactos porque no es fácil tener tantos ojos puestos en nosotros. La profesora nos invita a que nos sentemos, definitivamente me quedo en el puesto que esté más cerca del frente y mi hermano escoge uno de los asientos que se encuentran atrás, pero no diviso cual, ya que no quiero seguir viendo tantos ojos.
―Gracias a Dios ―habla la chica que está sentada a mi lado―. Hola, soy Nadine y me encanta tu peinado. Ella es Florencia y él Manuel, quien robó a mi amiga y ex compañera de banco ―señala a los chicos sentados frente a nosotras.
Ambos se voltean, me sonríen y saludan con la mano.
―No es que me moleste sentarme sola, pero a veces es tan aburrido ―continúa diciendo la rubia, yo solo asiento con la cabeza―. Más difícil debe ser haberte cambiado en tu último año...
―Te juro ―resoplo―, pero era necesario por las distancias y eso, pero en fin, prefiero no pensar más en el tema.
―Está bien, entonces voy a distraerte presentándote a estos de nuestro curso ―susurra porque la profesora está hablando― y tengo chismes también.
Me hace sonreír.
―Soy toda oídos ―respondo.
―Bien, ellos son normales ―señala a los chicos de la fila del frente―, luego la tenés a Flor que quiere se periodista, pero a veces le tira más a lo detective; vas a verla escalando árboles a veces. Su noviecito es Manuel y le gusta el diseño gráfico. ¿Te comenté que soy la presidenta del centro estudiantil y sufro a muertes? Porque en realizad yo soy la capitana del equipo de porristas. Y no, no somos bobas, mi promedio es uno de los mejores, nena.
―Está bien, no iba a decir nada ―Me río bajito.
―Bueno, la cuestión es que nadie se postuló para la presidencia y no quedó de otra. Le rogué a Flor y tampoco quiere... pero ya voy a encontrar alguna solución, sigamos ―Se aclara la garganta, saca una lima de su cartuchera y comienza a limarse las uñas―: el chico que ves allá al lado de la ventana, se llama Damián ―al mirarlo, nos guiña un ojo y sonríe―, es lindo, pero es un idiota, así que yo no me acercaría.
―¿Es el típico bad boy de Wattpad? ―cuestiono.
―Dios, ¿conocés Wattpad? Me muero, te amo y sí, es un tonto ―Me responde Nadine.
De pronto me acuerdo que tengo un hermano y volteo para ver dónde tomó asiento. Julián es una persona mega sociable y selectiva a la vez; si en este curso no hay nadie que le agrade, no se va a juntar con nadie, no le importa estar solo con tal de no estar mal acompañado.
Enseguida lo encuentro sentado en el penúltimo banco, pero no es con los ojos celestes de Julián con los que me encuentro, sino con otros oscuros. El compañero de mesa de mi hermano me está mirando y le sostengo la mía porque quiero ver qué sucede, sin embargo, el codazo de Nadine es quien corta esa extraña interacción.
―Querida nueva compañera, acabás de toparte con el vampiro-extraterrestre-emo de la escuela... bueno, o Fabricio, como vos quieras llamarle.
―¿Qué? ―siseo.
―Digamos que es el típico que no habla con casi nadie más que los profesores y todo el día lo encontrás dibujando y pintando. De hecho, esa miradita que te acaba de dar, no he visto que se la haya dado a otra.
―Tampoco para tanto, pero es lindo... bastante lindo ―Vuelvo a voltear, pero esta vez me sorprendo al verlo reír junto a Julián. Su risa es bonita. De pronto vuelve a mirar hacia mi dirección y desvío mi vista enseguida. El corazón me palpita fuerte.
―Dios, ¿está riendo con el sexi de tu hermano? Eso no lo he visto nunca. Flor, ¿viste que Fabricio Clas se hizo amigo del mellizo nuevo? ―Nadine le dice a su amiga.
―¿Qué?
―Sí.
―Wow...
Luego de algunas horas, unos cuantos recreos de estar con mis dos nuevas compañeras, las clases terminan. Julián me envía un mensaje avisándome que regresa después y que si no hay problema de volver sola a casa. La verdad, es que no lo tengo, así que regreso tranquila.
Mi día sigue normal, hablando un rato con mamá en la cocina mientras ella me ayuda a etiquetar los colores con los nombres que se supone que son realmente. Tengo daltonismo y me costó horrores ocultarlo durante toda mi vida, ahora la verdad que no me importa mucho. Esto solo lo hago porque el celeste debe verse celeste en artes plásticas, por más que no esté segura como es realmente ese color.
Al día siguiente, casi me da un pre infarto al ver a Fabricio cuando abro mi puerta para irnos. No alcanzo a decir nada, porque no me sale nada y porque Julián sale y se saludan como hubiesen sido amigos de toda la vida. No entiendo de qué va todo esto, pero lo que me queda claro, es que Fabricio Clas es la perfección personificada: su uniforme se encuentra algo casual, pero prolijo, su cabello despeinado hacia un costado, pero muy genial y sus ojos... Dios, tengo que dejar de mirarlo así.
Sin embargo, nada cambia, casi dos semanas después, no he cruzado más que una mísera palabra con Fabricio Clas. Vino a casa tres veces y solo nos hemos dicho "hola", nada más. Lo más emocionante que me pasó, es haber aceptado la presidencia del centro de estudiantes y saber que puedo mejorar y trabajar en un montón de cosas. Si no fuera por eso, ya tendría un doctorado en observar a Fabricio Clas.
―Es que no entiendo ―dice Flor desenvolviendo un alfajor durante el recreo―, estamos todas de testigo que no te quita los ojos de encima. ¿Y no te habla?
―Tal vez solo la observe para su abducción, porque otra respuesta no tengo ―acota mirándo a Fabricio que está cerca de nosotras, esperando a que mi hermano termine de comprar algo en el kiosco de la escuela.
―A ver, pensemos... ―musitó Flor―. Ya sé, vestite toda de negro, así súper emo.
―¿Qué? ―espetamos al unísono con Nadine.
―Por lo menos yo tiro ideas...
―¿Matilda? ―Escuchamos detrás nuestros y al voltear, vemos que se trata de Damián. No me cae bien―. ¿Cómo estás?
―Hola, justo nos íbamos, ¿necesitás algo? ―pregunto.
―En realidad quería saber si tenés algo que hacer hoy ―habla sonriendo de costado, creyendo que va a causar alguna impresión en mía.
Disculpame, Damián, pero no sos el sexi emo vampiro alíen que se pasea de acá por allá con mi copia barata de hermano.
―Tenemos clases mañana ―respondo.
―¿Y eso qué tiene que ver? ―insiste Damián.
―Que tenemos tareas, cosas para estudiar, no es un viernes ―explico―. Además, tengo que organizar cosas del centro de estudiantes.
―¿En serio es tu respuesta? ―enarca una ceja.
―Sí.
―Entonces estudiemos juntos, ¿querés? Mi casa está sola y nadie va a molestarnos ―Vuelve a querer convencerme.
―No puedo ―hablo cortante―. En realidad no quie...
―¿Y por qué no podés?
―Porque ya quedamos en estudiar juntos ―Escucho a mi lado y claramente se trata de Fabricio.
―Matilda, sos nueva así que seguro no estás al tanto de con quienes debes relacionarte o no, pero te aconsejo que con este chiquito raro no. No vale la pena ―expone Damián, lo que termina por enojarme por lo insistente y hartante que es.
―Soy nueva, pero ya elegí y definitivamente me quedo con Fabricio, así que si no es mucha molestia, te pido que te vayas y no insistas más ―Le ordeno.
Él me mira con una clara rabia en los ojos y luego ve a Clas que se encuentra a mi lado.
―Vas a arrepentirte por esto, Matilda ―vocifera y se va.
―Qué pesado, peor que dulce de leche con banana y chocolate ―acota Nadine y todos la miramos. Luego Flor le da un codazo a Nadine y ambas me hacen señas de que se van.
Quedo con Fabricio frente a frente.
Su mirada es de lo más intensa que hay, pero no me quejo por ello.
―Gracias por lo de recién ―Le digo.
―De nada ―Casi susurra y veo que saca un caramelo de los bolsillos de su pantalón.
¿No me va a decir nada más? ¿De qué va todo esto?
Estoy a punto de quejarme y exigirle saber de qué va toda esta actitud misteriosa de romance para adolescentes, hasta que vuelve a hablar.
―Te estuve observando bastante, Matilda.
Okay, todo normal.
―Ah, te juro que no lo noté ―respondo con un claro sarcasmo, que hace curvar sus labios un poco.
―Desde que entraste al salón. Eres preciosa, ¿si? Pensé que ibas a ser una típica rubia abeja reina y calculadora, por lo que no me acercaba a ti, pero me equivoqué, si que eres una abeja reina y calculadora, pero de las buenas e inteligentes. Me agradas.
Le sonrío.
―También te estuve observando, Fabricio.
―Lo sé. ¿Y cuáles son tus conjeturas? ―pregunta.
―No hablás con muchas personas porque no te importa la popularidad, sino que amigos de calidad. Te gusta el negro y gris por la simpleza, pero no escatimás en colores para tus demás obras. Naciste para esto ―Termino diciendo.
Me sonríe ahora él.
―Un gusto conocerte, presidenta.
―¡Ay, yo sabía que esto iba a pasar! ―exclama mi hermano al aparecer con medio kiosco encima―. Hagamos un trato, sis, él es mío durante el periodo escolar porque necesito a mi new friend y después de la escuela, es todo tuyo para que se den besitos, ¿sí?
―Julián, ¿qué...?
―Acepto ―dice Fabricio y me mira―, ¿acaso dijo algo que no sea cierto?
―Ninguna.
―Te espero a la salida.
Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Giula vampiro reportándose a las 01:10 para actualizaaaarrrrr
Espero que les haya gustado este universo paralelo (? Extrañaba mucho escribir sobre estos bbcitos.
¿Cómo están en el día no sé cuánto de cuarentena? ¿Alguien ya se quiso tirar del balcon? Yo no tengo :(
En fin, espero que lo hayan disfrutado mucho y me encantaría que votaran comentaran y compartieraaaaannnn.
Los quiero un montóoooooooooonnnn
A MIMIIIIR
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