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Capítulo 26: Quiero morirme.

Maratón sorpresa: (2/2)

Bien, esto me costó escribirlo. Creo que es lo más fuerte que escribí hasta ahora. No sé cómo se sentirán al respecto.

―¿Por qué en esta fiesta no estoy pasando ningún momento con mi novia? ―Siento que me susurran al oído.

Volteo y me encuentro con Fabri y su ceño fruncido. No lo pienso, es como si me fuera un movimiento automático y lo abrazo ocultando mi cabeza en su cuello, porque realmente necesito de su cariño en este momento. Él no sabe nada de lo sucedido y no quiero que lo haga porque deseo que disfrute de su fiesta y no se preocupe por mí, pero necesito sentirme reconfortada por algunos segundos.

―Es tu fiesta, tenés que pasarla junto a tu familia y amigos ―Le digo mientras me abraza más fuerte―, no hace falta que estés con tu novia para todos lados. Aunque en este momento me gusta cómo estamos.

―Menos mal que hay caramelos de sobra ―Ríe. No logro contagiarme de esta―. Eh, algo te sucede...

―No, nada, nada ―Niego con la cabeza, no iba a arruinar su fiesta.

―Te conozco, Garzón, también sé que pasó algo con ellas ―señala a mis amigas que se encuentran hablando con Manu.

―Eso no importa ahora, hablemos mañana, ¿sí? ―propongo.

―Es mi fiesta y decido si quiero hablar o no del tema. Matilda, por favor, dime qué sucede.

Largo un gran suspiro antes de contarle.

―Arruiné todo.

―¿Qué cosa? ―frunce su ceño.

―Traté mal a Fiore cuando ellas me preguntaron de dónde la conocía, y después le dije pestes a Nadine, de las que ahora me arrepiento. Estoy cansada, estoy agotada de luchar y ser dos personas a la vez. Estoy harta de querer agradarle a todo el mundo y camuflarme sea donde sea que esté. Ya no aguanto, Fabricio, ya quiero ser solo una y nada más.

―Algún día iba a pasar, presidenta, tarde o temprano las cosas se descubren ―alega.

―¿Acaso todo el mundo me va a tratar de religiosa, sin neuronas, monja, santa, retrograda o lo que sea? Fijate las redes sociales, ¡están llenos de esos comentarios! No se si pueda soportarlo, pero me cansé, ya estoy harta.

No me responde, en su lugar toma mi mano y me lleva hacia la cocina para hablar tranquilos, pero, ¡oh, sorpresa! Es la segunda vez en el mes que veo a mi hermano besando a Fiorella, y esta vez ambos están muy metidos en el. Me parece que esto se les está haciendo costumbre.

Los dos parecen tener un pre ataque al vernos parados delante de ellos.

―Yo... no es lo que parece ―dice Julián.

―Nooo, seguro querías comer pastel, pero como no encontraste platos, utilizaste los labios de Fiore. Casual ―expone Fabricio.

Julián ríe.

―En realidad quería café, pero no encontré vasos ―responde Julián.

Ambos ríen.

―¡Ya sé, ya sé! De pronto, ella dejó de respirar y solo hacías primeros auxilios ―agrega Fabri entre risas.

―No, no, en realidad con la música tan alta no escuchaba lo que me decía y tuvimos que hablar boca a boca ―Julián habla entre risas y luego chocan sus palmas.

Están locos.

Mientras ellos están teniendo esa extraña conversación, con Fiorella nos miramos fijamente; ella un tanto avergonzada y dolida, mientras que yo cargo con mucha culpa. Nunca la traté mal porque es de esa clase de personas que no tienen maldad y ni siquiera te dan algún tipo de escusa como para actuar de esa forma con ellas.

―Fiore, perdón, me siento bastante mal por haberte tratado así ―Le digo dando algunos pasos hacia ella.

―No entiendo, ¿no querés que sepan que sos cristiana? Nadie sabe nada de tu vida fuera del colegio, ¿no?

―Solo ustedes ―respondo avergonzada―. Tampoco nadie sabe que soy daltónica, ¿sabías?

Ella me mira y simplemente no sabe qué decirme, o tal vez, sabe qué quiere decir pero busca la manera de no lastimarme.

―No voy a juzgarte, pero sabés que está mal. Tarde o temprano la verdad sale a luz, Mati ―Me dice―. Te perdono, porque no voy a perder tu amistad por una tontería, al igual que esas chicas si se enteran que vas a la iglesia. Si te quieren de verdad o son buenas personas, va dar igual si creés o no en Dios, porque van a saber respetarte. De lo contrario, es mejor dejarlas ir.

―Wow... ¿Puedo besarte de nuevo? ―Le dice Juli―. ¡Un poquito!

―¿Qué? ¡No, basta! ―Ella espeta.

―Cuando sea un sexi escritor famoso y solicitado, vas a lamentarlo ―expresa y niega con la cabeza.

―Presidenta, Fiore tiene razón ―secunda Fabricio―. Creo que es hora de que tomes una decisión y no solo para tus amigas, sino para las personas en general, para tu vida en general. No se puede ir por donde vaya la corriente, porque puede llevarte lejos de la orilla y hundirte.

Tomo una de las sillas y me siento para tranquilizarme. Puedo parecer una exagerada y todo lo demás, pero nadie está en mi piel y en el miedo que siento. Recuesto mi cabeza en la mesa sin lograr ningún efecto calmante. Sin embargo, ellos tienen razón. Mis amigas deberían enterarse de toda la verdad y dejar de comportarme de esta manera.

―Te sentirás mejor, Mati ―susurra Fabri agachándose y quedando a mi altura―. Nosotros estaremos siempre contigo.

―Exacto, de nuevo te lo repito: si no te respetan por lo que creés, esas personas no valen la pena ―termina diciendo Fiore.

―Tienen razón, voy a hablar con las chicas y todos, en realidad. Que pase lo que tenga que pasar... pero al primero que llegue a preguntarme de qué color es tal cosa, lo golpeo ―expongo.

―Matilda... ―sisea Fabri en tono de advertencia.

―Ay, está bien.

Debía hacerlo. No obstante, alguien se adelantaría a mis planes y de una manera que nadie podría imaginarlo.

Todo comenzó el lunes siguiente a la fiesta de Clas. Durante el fin de semana no vi a ninguna de las chicas, pero supe con precisión que Flor y Nadine me iban a clavar el visto si les enviaba un mensaje; ellas prefieren las cosas frente a frente, ya que por escrito todo puede malinterpretarse. Tuve los últimos dos días tranquilos antes de que la tormenta arrastrara conmigo lo que oculté durante toda mi vida.

Llegué a la escuela con mi mellizo y Fabri, dejamos nuestras cosas y fuimos directo a clases. Saludé con la mano a mis amigas y ellas me respondieron, pero sin expresión alguna. En la primera hora vinieron algunos profesionales, por la exposición de carreras universitarias, a contarnos su experiencia en sus estudios y compartir cómo tomaron la decisión de estudiar y convertirse en lo que hoy son. Sinceramente no presté mucha atención, ya que estaba pensando en cómo decirle a mis amigas: Eh, chicas, ¿sabían que soy daltónica? Ah, Nadine, ¿te acordás cuando te sentías tan mal y pensabas que tu vida no valía nada? Bueno, yo nunca traté de ayudarte como corresponde y no te hablé de Dios. Flor, ¿te acordás cuando tu hermano estaba por morirse? Ni te lo mencioné tampoco. volvamos a ser amigas, ¿dale? Ah, por cierto, las voy a seguir en mi Instagram verdadero, ya que el que tienen de hace cuatro años solo es para ustedes y los chicos del colegio.

No, no es para nada fácil y lo que vino después, empeoré aun más las cosas, y fue lo peor que me pasó en la vida:

Cuando sonó el timbre del recreo, recogía mis cosas a las apuradas para alcanzar a las chicas, pero mi celular sonó, no solo eso, también sonó a mis alrededores, básicamente a todos. Generalmente leo los mensajes de Whatsapp después, pero algo dentro de mí me hizo abrirlos inmediatamente.

En el grupo de último año.

En otros grupos de estudio.

En un chat individual de un número desconocido.

En el chat privado de Damián.

En todos ellos, un video, pero no un video cualquiera, uno que casi me destruye por completo inundándome a lo más bajo, sin fuerzas, sin saber qué hacer... y sin ganas de vivir:

Un vídeo pornográfico.

Le doy play sin pensarlo. Al principio se ve a Damián acomodando la cámara mientras una chica rubia, exactamente con mi corte de cabello y con mi ropa (la que creí perdida por error mío, durante las clases de educación física, una semana atrás), lo espera en la cama. No logro divisar su rostro, pero me asusta la similitud entre ella y yo. Entonces ella se desnuda, lo desnuda a él y luego se acuestan, tienen relaciones sexuales, él es repugnante con ella y yo no puedo creer lo que veo. Corro hacia el baño de la escuela mientras veo cómo un montón de compañeros tienen el celular en sus manos y me miran extraño; ellos también lo están viendo. Toda la escuela lo está viendo a la misma vez. Me meto en uno cubículos del baño vacío, y desesperada, adelanto y adelanto el video sin casi respirar, porque escucho como ellos gimen y él grita mi nombre sin parar.

Estoy temblando, no puedo parar el video ni dejar de verlo. Mis manos no responden y me dan palpitaciones; el corazón va a salirse en cualquier momento y siento que se me dificulta respirar cada segundo que pasa. Estoy llorando porque parece como si yo fuera esa chica que se está acostando con él. Ellos terminan besándose y criticando a Fabricio, diciendo que es un virginal y que nunca me podría satisfacer como lo está haciendo Damián.

Cuando creo que el video termina ahí, el rostro de Damián aparece en cámara y quiero morirme en el sentido más literal de la palabra.

¡Eh, chicos! Sé que disfrutaron el video, pero no tanto como lo disfruté yo, aunque ya estoy acostumbrado a estos jueguitos en la cama con ella porque lo hacemos varias veces a la semana ―ríe guiñando un ojo. Quiero vomitar―. ¿Saben quién es Matilda Garzón en realidad? Matilda, además de ser la abeja reina de todo el colegio, ella es una completa perra y una cualquiera, en este video quedó más que demostrado ―Suelta una carcajada horrible―. ¡Eso no es todo! Nuestra Matilda es una seguidora de Dios, así lo oyeron, señores, es cristiana y va a una iglesia. ¿Y así se comporta en la cama? No, chicos, eso si que no está bien, seguro que no aprendió eso en la Biblia. No solo eso, ¿sabían que esta cualquiera también es daltónica? ¡Sí! Así lo es, escuché por accidente hablando con su novio, el rarito virgen y cornudo, que siempre va de negro, y resulta que no distingue los colores ―Vuelve a reír de una forma muy cínica. Ya no puedo, siento que desvanezco y veo todo negro mientras mis lágrimas caen y caen―. ¡La chica es toda una deforme, hipócrita y una completa p...!

Lo primero que cae es mi celular y luego yo desmayándome por completo.

Ay, les juro que no sé que escribir en este momento, siento tantas cosas, es todo rarísimo, porque me pongo en la piel de Matilda y cuánto sufrimiento!!!! Por más que nunca haya vivido algo como eso, me estremezco de solo escribirlo.

Este era el conflicto, chicas. Sí, todo el mundo se iba a enterar, pero de una forma muy fea y ahora vamos a ver cómo reaccionan su familia, sus amigos... Fabri. Me encantaría que estén ahí para ver qué pasa con ella.

Voy a estar publicando jueves, lo más seguro.

¿Alguna teoría?

Si les gustó el capítulo, me encantaría que recomienden esta historia y me lo hagan saber con los comentarios.

Les dejo mis redes, porque esta semana habrá algo muy kuls:

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