Capítulo 12: ¿Recompensar?
Soy un tonto. Soy un completo bobo, tonto y también un gil, como dirían acá. Todo estaba marchando sobre ruedas y mejor de lo que pensaba. ¿Cómo pude desmayarme por un beso en la mejilla? ¿Por qué justo delante de ella? Siento demasiada vergüenza de mí mismo. Parezco un adolescente debilucho y temeroso, ¿cómo se supone que se enamorará así de mí si ella es la persona más fuerte que conozco? ¡Estaba avanzando! Estaba avanzando y justo viene a pasarme esto tan bochornoso. Ella tiene carácter, es valiente y preciosa ¿y yo? Me pongo extremadamente nervioso si me dice cumplidos y pierdo la consciencia si me da un beso en la mejilla. Definitivamente soy anormal.
Después de haber tenido ese horrible episodio, llegué a casa y directamente me acosté a dormir. Ignoré las preguntas de mis hermanas y me encerré en mi habitación. El cuerpo me dolía y es en serio cuando decía que tengo la sensación como si algo me hubiese hincado el costado de mi estómago. Sin embargo, en ese momento ya no me importó, porque solo quería dormir y olvidarme de toda mi vergüenza.
Cuando desperté, vi que Matilda me había enviado un mensaje durante la noche con un simple "Fabri, ¿cómo te sentís?", pero fui incapaz de responderle, la culpa me envolvía. Mis hermanas me taladraron el cerebro con preguntas, pero tampoco les contesté, porque ¿qué iba a decirles?, ¿que una chica me dio un beso en la mejilla y me desmayé de los nervios? ¡Se burlarían de mí! Matilda se debe haber lamentado salir conmigo e incluso debe haber pensado que no sirvo para estar a su lado. El corazón se me estrujó de solo imaginarme eso. Y lo peor de todo fue cuando llegué a la escuela, no podía mantener mi mirada en ella y me era imposible acercarme por más de que me hablara; simplemente sentía un pánico inmenso. Julián me estuvo hablando durante todo el día de que estaba equivocado y que Mati solo se preocupaba por mí. Pero mi vergüenza era más fuerte que cualquier consejo que pudiesen darme.
Luego ella me envió un papelito apuntando que estaba raro con ella, juro que quería responderle y decirle que solo me lamentaba mi tonta reacción y pedirle perdón, pero tampoco pude. Aunque eso hizo obligarme y animarme a mí mismo a enfrentarme a ella, y cuando la vi sola por el pasillo, quise ir a su encuentro de inmediato, pero mis tontas piernas comenzaron a debilitarse y nuevamente entré en pánico. No tuve más opción que ir a casa y tener un humor detestable en lo que restó del día.
Hoy, un día después de ignorar olímpicamente a Matilda, me encuentro a punto de tocar la puerta de la oficina del psicólogo de la escuela. Necesito hablar con alguien y solo espero que Blake pueda ayudarme con esto.
En el primer golpe, escucho un "adelante", así que abro la puerta.
―Eh, Fabri ―Me saluda Blake detrás de su escritorio y algo sorprendido de verme―. ¿Todo en orden?
―Hola, Blake... no, no creo que las cosas estén bien ―respondo y su sonrisa se apaga al instante. Me mira con preocupación.
―Toma asiento, ¿sucedió algo?
―Yo... sí, es, es difícil decirlo, pero necesitaba hablar. Hay un problema con Matilda, bueno, en realidad yo soy el del problema. Aunque no exactamente yo ¿o sí? Perdón, estoy hecho un lío y no sé cómo hablar al respecto ―Me disculpo.
―Fabri, tranquilo. ¿Hace cuánto tiempo nos conocemos? Apenas tenías 11 años, eras solo un niño. Sabés bien que podés contarme lo que sea si te sentís cómodo. Andá con calma y como te parezca ―Me tranquiliza.
―Está bien... Sabes que me gusta Matilda ―Él asiente en respuesta―. Yo le propuse que me dé un mes para conquistarla, y después de convencerla, ella aceptó. Estaba todo bien, sentí que comenzaba a confiar en mí y nos habíamos acercado. La cuestión es que ante de ayer, me dio un beso en la mejilla.
―Eso es muy tierno de su parte, ¿cuál es el problema? ―inquiere sin entender.
―El problema es que me desmayé ―Oculto mi rostro con las manos―. Estar cerca, cerca de ella me pone nervioso. ¡Ni te cuento cuando me dice algún cumplido! Siento que palidezco y que tendré taquicardia. Pero todo sucede si es ella la que da el primer paso. ¿Qué me pasa? ¿No puedo ser alguien normal? ¿Qué está mal conmigo? Ya no lo entiendo... ¡Soy un bobo!
Blake sonríe, pero no es una sonrisa de burla ni nada por el estilo, así que eso me tranquiliza.
―¿Hace cuánto te gusta Matilda?
―No sé, creo que, desde hace dos años, por ahí ―Me encojo de hombros. Él parece pensar.
―¿Seguro? ―entrecierra sus ojos mirando un punto fijo―. Recuerdo que festejábamos tu cumpleaños número quince y tu mamá había hecho una pequeña reunión en el jardín, donde invitó a muy poca gente. ¿Sabés de qué hablo?
Intento hacer memoria, pienso en ese día y extrañamente no recuerdo nada en especial, así que no sé... Oh, se refería a ese momento.
―Creo, creo que puede ser que recuerde algo...
―Por si no lo recordás, era algo familiar, ya que desde chico no te interesaban las fiestas. Solo estábamos los amigos de tu hermana, tu familia y habías invitado a Julián y ¿a quién más? ―habla Blake.
―A ella, aunque no era mi amiga. Solo que... quería que estuviera allí.
―Tengo una excelente memoria. ¿Y qué pasó? ―Me invita a continuar.
―Cuando Julián me contó que ella no tenía ganas de venir, yo... Sí, está bien, casi me largo a llorar de la desilusión. Obviamente que no iba a ir si en ese entonces no me dirigía la palabra. ¡Soy un patético desde crío! ¿Qué puedo hacer? ―Me quejo.
―No, no seas tan cruel con vos mismo ―Me reprendió―. Tenés sentimientos por Matilda desde mucho antes de darte cuenta, y como hacía bastante que comenzó a ignorarte, vos solo te dedicaste a admirarla en secreto ―Hace comillas en admirarla―. Y como fue tanta la espera que ella vuelva a sentir algo por vos, reaccionás de esa forma, cuando solo deberías permitirte ser feliz. Es muy normal que suceda, ¿sabés qué? Cuando estaba en la secundaria, y la chica que me gustaba comenzó a hablarme, me dolía el estómago y corría al baño. Sí, muy vergonzoso, pero bajé de peso.
―Qué horrible y asqueroso.
―Candela pensó muchas veces que quería ignorarla ―Se ríe, pero después tiene una notable melancolía.
―¿Cómo están las cosas con ella? ―Le pregunto.
―Engendro, yo soy el de las preguntas acá.
―Pero tengo un lado chismoso que no puedo controlar, es que no puedo evitarlo... ¡Dime! ―insisto.
―Ya que te pica la curiosidad, casi ni me habla, solo lo justo y lo necesario, aunque para mí nunca es lo necesario. Solo porque estamos en la misma escuela, sino no me hablaría. Pero bueno, si está en los planes de Dios, sabremos encontrar el camino para estar juntos.
―Eso espero, se veían muy bien los dos ―confieso.
―No hables en pasado porque no me rendí. Sigo queriéndola y la voy a querer siempre ―expuso.
―Mejor entonces, me gustaría volver a verlos juntos otra vez ―Le animo―. Bueno, muchas gracias, Blake, tus palabras me hicieron bien. No creo que mis nervios se vayan de la noche a la mañana, pero tengo que estar tranquilo y permitirme ser feliz.
―Me alegro, Fabri ―dice mientras me levanto de mi asiento y voy hasta la puerta. Él también me sigue―. Ve y háblale, ¿de acuerdo?
―De acuerdo, tengo clases en menos de cinco minutos, así que debo irme. Nuevamente gracias por todo ―digo antes de despedirme.
―De nada, es un placer.
Hablar con Blake me hizo sentir mejor y darme cuenta que no estoy tan atrofiado como pensaba, solo tengo que tranquilizarme y buscar a Matilda. Disculparme con ella por todo el día de ayer, exactamente. Solo espero no haber retrocedido todo lo que avancé con ella y me sepa entender, porque sería lo peor para mí si resulta lo contrario.
La encuentro justo antes de la próxima clase; está guardando unos libros en su casillero y sus amigas están a su lado. Me encuentro a unos pasos tratando de serenarme y repitiéndome que todo saldrá bien y que volveremos a salir juntos, sin embargo, justo una de sus amigas me ve y parece decírselo a la presidenta.
―Hola ―Casi susurro cuando decido acercarme. Mi corazón palpita a mil por horas.
Sus amigas solo me sostienen una mirada no tan amigable. Matilda voltea a verme y cierra su casillero un poco más fuerte de lo normal. Mala señal. Mira a sus amigas y las tres comienzan a caminar dándome la espalda. Segunda mala señal, muy, muy mala señal.
―Matilda ―Llego hasta ella deteniéndola del brazo, pero ella lo quita de manera delicada, no brusca.
―Chicas, guárdenme lugar, no se preocupen ―suelta ella.
―Está bien, cualquier cosa nos llamas ―expone la otra rubia llamada Nadine, mientras soy consciente de que me rebaja de pies a cabeza.
―¿Qué necesitás, Clas? ―Me pregunta de manera fría. Es una punzada en el estómago.
―Sé que te ignoré ayer y quiero pedirte perdón por...
―¿Exactamente por qué me pedís perdón?, ¿por nuevamente convertirme en la garrapata Matilda, como solías llamarme? ¿Por haberme hecho estar pendiente de vos todo el día y enviarte mensajes como una tonta? ¿Por haberme hecho interrogar a mi hermano como solía hacer cuando éramos chicos? ¡Ah, no olvidemos el tonto papel que te envié en clases! Que claro, también ni te importó como aquella vez.
―¿Aquella vez? ―pregunto extrañado.
―Ni te acordás ―sonrió de manera sarcástica―. Obvio, ¿por qué lo recordarías si no era más que una molestia para vos?
Trato de recordarlo y ahora sé de qué habla, ella nunca me enviaba papelitos en clases y esa fue la primera y última vez, por eso lo logro recordar. Hace unos años me envió un papel dobladito como el de ayer, solo que en ese entonces su letra era más descuidada y algo aniñada. No recuerdo con exactitud lo que decía. No lo sé, creo que ni lo leí, lo que si me acuerdo es verme a mí mismo aventando el papel al tacho de basura mientras salía de clases. ¿Cómo fui capaz? No entiendo lo malo que fui con ella. ¿Si realmente no se sentía bien y solo quería hablar con alguien? Solo era una niña de 13 años... Fui un verdadero patán. Ayer hice lo mismo, solo que no tiré su mensaje, lo guardé en mi cuaderno.
Oh, Dios... creo que no tengo salvación ante esto.
―Matilda no eras una...
―Ni se te ocurra decir que yo no era una molestia, porque sabés muy bien que si pensabas eso de mí ―Me señaló―. Mirá, Fabricio, ya no quiero hablar con vos fuera del centro de estudiantes. Por un momento creí que ahora sería todo diferente y cometí el error de aceptar ese mes, pero lo mejor es que terminemos con esta tontería que no nos llevará a nada.
―Por favor, déjame recompensar lo que te hice pasar en esos...
―¿Recompensar? ―Rió sin humor―. No hace falta que hagás nada, Clas, absolutamente nada. ―Luego se puso pensativa―. O ya sé, si querés recompensar todo lo que hiciste conmigo, ¿harías algo por mí?
Me permití tener algo de esperanza.
―Lo que sea ―Estoy seguro que soné como un desesperado.
―Hagamos de cuenta que estos últimos días no pasaron, quiero que todo vuelva a la normalidad; vos haciendo tu vida y yo la mía, pero sin cruzarnos palabra. Con eso vas a recompensar todo y con creces ―dicho esto se da media vuelta y camina hacia el aula.
Quedo solo en medio del pasillo y con un nudo en la garganta.
Volvemos desde cero. Se suele decir que los hombres no lloran, ¿no? Esa regla es una verdadera porquería y claramente no aplica para mí.
¿Qué opinan de la situación? A mi parecer, ambos están justificados. Matilda todavía está dolida y que de pronto Fabri la busque y de la nada desaparezca ignorándola, hace que todas esas pequeñas cosas, vuelvan a repetirse en su memoria. Ella no es una bruja, ni mala y mucho menos tonta. Ella solo quiere cuidar sus sentimientos. Recuerden que ella no lee el punto de vista de Fabri como ustedes ;)
Weeeyyysss, les quiero pedir mildiss (?)por no responder mucho los comentarios y los mensajes. Estoy a full y por ahí se me complica :( Pero siempre los llevo en mi cora amador de rubioooooooosss (?
¿Les gustó el capitulo?
¿Fabri tiene esperanzas?
Todo eso y más lo sabremos andá saber cuándooooooo!!!!!!! jijij
Si les gustó no olvide votarsh, comentarsh y compartirsh.
Los quierooooooooooooo!!!!!!!!!!!
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