Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10: ¿Estás bien?

#DomingoDeColores

―Así que usted es aquel niñito que hirió a mi Matilda, ¿eh? ―preguntó la anciana que tejía sin parar. A este punto se hará un acolchado para diez personas.

La presidenta me trajo hasta el hogar de ancianos en donde es voluntaria para el momento de recreación de algunos abuelos. Es un centro de ayuda para personas que fueron abandonadas o que no tienen ningún familiar que pueda hacerse cargo. Me parece muy retorcido que hijos y familiares puedan dejar en la calle de esa manera a una inocente anciana, como sucedió con Sally, quién me estaba escrudiñando detrás de sus enormes anteojos. Su cabello repleto de canas es corto y lleva puesto un vestido floreado bastante colorido. A pesar de que es una menuda viejita, su mirada me tira lanzallamas... creo que no le agrado mucho que digamos.

Miro a Matilda de forma interrogativa y nos sentamos frente a la señora.

―Eh, bueno, no es mi culpa que le haya contado mis penas alguna vez, y tampoco es mi culpa que ella tenga muy buena memoria ―Se defiende―. Sally, eso no lo tenías que mencionar frente a él.

―Es que mirá su rostro, ¡lo que tenés de guapo lo tenés de malo! ¿Tu actitud cambió, constipado? ¿Cómo está tu circulación? ―Me pregunta.

―¿Constipado? ―inquiero―. Mi circulación es normal, gracias por preguntar... supongo.

―No, es que... bueno, yo cada vez que hablaba de vos, te decía constipado. ¿Qué? A veces tenés cara de no poder ir al baño ―expone la rubia a mi lado.

―Mati tiene razón ―habla Sally.

―Está bien, está bien, le pedí perdón por cómo me comporté en el pasado. Creo que ahora es mi turno de ser una garrapata y con gusto voy a cumplir mi papel ―confieso.

―Awww, eres tan lindo que te perdono por hacer sufrir a mi nieta. ¡Te haré un suéter cuando termine el de Matilda! ―exclama Sally sonriendo, y eso produce que se formen tiernas arruguitas en sus ojos.

―Tengo muchos ―Me susurra, Matilda―; siete para ser exacta. Son lindos.

―Con gusto los aceptaré ―respondo.

―Vení, acompañame ―dice Matilda y nos ponemos de pie―. Ya venimos, Sally.

No hay lujos, ni nada por el estilo, pero el lugar es cómodo para los ancianos. Costó crear este lugar; fue mucho tiempo de sacrificio, trabajo y de algunas personas que se apiadaron de aportar un grano de arena. Lo sé porque en la Iglesia se habló de este lugar. Todo es blanco y los muebles de madera restaurada haciendo que queden preciosos y de un estilo algo antiguo. Sally y otros dos ancianos se encuentran en la sala de estar mientras que los demás ya están en el salón de esparcimiento. Mati me lleva de un lado a otro mientras me va presentando a algunos abuelos, personal y otros voluntarios. Ella se desenvuelve sonriente y preocupada cuando pregunta por el estado de algunos de los abuelos. Aquí es ella misma, sin esas inseguridades, apariencias y el qué dirán. Me encanta esta Matilda sin miedo alguno.

―¿Desde cuándo ayudas aquí? ―Le pregunto mientras terminamos de recorremos el hogar.

―Hace dos años ―Me responde―. Sally fue la primera anciana que conocí, y no se lo digas a nadie, pero es a la que más quiero. Es un amor de persona, nunca entendí por qué la dejaron abandonada en la puerta de acá.

―¿Nunca más se contactó con los familiares?

Ella niega con la cabeza.

―Lograron dar con una famosa empresaria y negó ser la hija pese a que tenemos todas las pruebas ―Se encogió de hombros.

―Qué desgraciados...

―Tal cual, sin embargo, Sally decidió que no quiere hacer ningún juicio ni nada por el estilo, ama a su hija como para hacerla pasar por algo así. Pero todo vuelve ―expone Mati―. Bueno, ¿listo para ayudarme?

―No sé, ¿qué haré? ―La miro con desconfianza.

―Lo que más te gusta ―Me sonríe.

―¿Hablar de ti y perseguirte durante todo el día?

―¿Qué? ¡No! ―masculle sorprendida.

―¿Querer darte un beso? ―Le sonrío descaradamente.

Abre los ojos de par en par y mira hacia sus costados.

―Basta, tonto ―Me golpea―. Vas a darles una clase de arte ―aplaude feliz.

―¿En serio? ―También sonrío en respuesta.

―Sí, hay algunos materiales y podés manejarte como quieras. Eso sí, teneles un poco de paciencia porque algunos te van a preguntar las cosas más de tres veces.

―No hay problema. Gracias por dejar que te ayude, no te imaginas lo mucho que valoro este momento ―Le confieso.

Durante años temí el momento de que ella le abriera su corazón a otro chico, que a él lo lleve donde estoy ahora, que a él le confiese sus secretos y le muestre su mundo. Siempre temí verla aparecer de la mano con alguien más, pero no, acá estoy junto a ella viéndola ser ella misma en todo su esplendor y no puedo evitar sentirme el chico más afortunado del mundo.

―Gracias a vos por quedarte, en serio ―Me responde haciendo referencia a la charla que habíamos tenido en aquel café.

Unos minutos más tarde me encontraba con once abuelos dibujando y pintando. Tal y como decía la rubia, algunos me preguntaban varias veces la consigna, cuando en realidad no había ninguna. Tenían que pintar o dibujar lo que quisieran; sus sentimientos, alegrías, lo que sea, solo respetando algo: no usar los colores apropiados. Si dibujaban el sol, no debía ser amarillo, si pintaban el mar, tampoco debía ser azul, podían usar cualquier otro color. Intencionalmente, fue un pequeño homenaje hacia la presidenta que me dio un codazo después de dar las indicaciones.

Disfrutaba este momento, ver a esas personas que pasaron por algo tan duro sonreír, era realmente increíble. Pero algo me llamó la atención: un abuelo con algunas lágrimas. Inmediatamente fui con él.

―Disculpe, ¿usted se encuentra bien? ―pregunté con preocupación.

―Sí, hijo... ahora si que estoy bien ―responde secándose alguna de sus lágrimas.

Miro su dibujo; es colorido y respeta la consigna, pero lo que me llama la atención es lo bien que dibujó y pintó, casi perfecto, ya que le tiembla ligeramente la mano derecha. Claramente es un hombre en la intemperie, rodeado por lluvia, granizo y se siente el frío. Se encuentra algo herido y con un semblante triste.

Trago al terminar de darme cuenta que tal vez es la historia de muchos por acá.

―Es una pintura hermosa... muy hermosa, pero triste ―Le digo.

―Es mi historia, pequeño. Crecí siendo artista, me casé, pero mi esposa murió unos cinco años atrás. No pudimos tener hijos y mi familia está muy lejos de Argentina. En el trabajo me despidieron por mi enfermedad y la edad, y perdí la casa... ―suelta otra lágrima y yo estoy a punto de hacerlo, de hecho, me pican los ojos―. Pero gracias a Dios, un día me encontraron cuando creí que sería mi última noche. No volví a pasar hambre y conocí a unas grandes personas. Estoy feliz de no estar solo.

―Wow, es... no tengo palabras.

Uno no se da cuenta de lo afortunados que somos. Uno muchas veces ignora que mientras estamos acostumbrados a dormir en una cama calentita con el estómago lleno, hay alguien afuera que pasa frío, hambre y duerme sobre un cartón, como en esta pintura que me estremece el alma y el corazón. Por ahí somos seres desagradecidos y tan materialistas que no valoramos lo que ricos que somos.

―Nunca debes olvidarte de dónde has venido y pinté esto para recordar este privilegio ―sisea.

―Usted es increíble, señor, es un gusto conocerlo ―alego.

―El gusto es mío, y que lindo ver a una pequeña pareja dispuestos a ayudar a los demás ―Me dice.

―En realidad no somos pareja ―Me encojo de hombros y miro a Mati que está ayudándole a pintar a Sally―. Yo si la quiero y muchísimo, pero ella no a mí. Digamos que cuando éramos más chicos la herí bastante y hoy estoy pagando las consecuencias.

―¿Cómo que no te quiere? Mientras nos dabas indicaciones vi cómo te miraba y cómo le brillaban los ojitos. Estoy seguro que tiene sentimientos hacia ti, pero la niña Matilda se hace valorar y tiene su carácter.

―Uh, dímelo a mí ―Me río.

―Ten paciencia, hijo, conquístala con cosas que le gusten, trátala como una dama y, sobre todo, hazla reír, reír hasta soltar lágrimas. No seas un patán y de esos chicos arrogantes ―Me aconseja―. Yo conquisté a mi hermosa esposa, que descanse en paz, con todo el amor del mundo.

―Muchas gracias, en serio ―respondo.

―De nada, hijo. Si hay algo que siempre me hubiera gustado tener, es un nieto y como no tengo ninguno, los consejos de este viejo los guardo para dárselos a jóvenes tan buenos como tú ―suelta un suspiro melancólico.

―Eso es... gracias. Y yo no conocí a ninguno de mis abuelos, así que, si quiere, puede adoptarme. Eso sí, no hay devoluciones, mi mamá dice que intentó devolverme al hospital muchas veces pero que no la dejaron.

Ambos reímos.

―Será un placer, desde ahora en más serás mi nieto ―Me guiña un ojo.

―Sé que soy un atrevido, pero ¿puedo darle un abrazo? ―pregunto.

―¡Por supuesto, nieto! ―suelta el pincel y abre sus brazos.

¿Quién lo diría? Hoy parecía un día común y corriente, pero terminé con un abuelo nuevo.

Aunque al final del día no pude tener mi cita sorpresa con Matilda, y mostrarle la pintura que hice para ella, todo salió mejor de lo que esperé. Ella confía en mí y me regaló un lugar en su vida que casi nadie conoce y que me confió a mí. Como diría mi hermana, estoy en modo "fangirl".

―¿Entonces pasamos para mañana nuestra cita? ―inquiero en la puerta de su casa al acompañarla para que llegue bien.

―No creo que tenga tiempo ―Me responde.

Le enarco una ceja.

―¿Qué tienes tan importante que hacer? ―Cruzo mis brazos.

―Cosas, tengo que...

―¡Es mentira, la vaga no tiene que hacer nada! ―Se escucha desde la casa.

―¡Julián! ―ambos gritamos.

―¡Está bien, pero en serio que no tiene nada qué hacer!

―Bueno, tiene razón, no tengo que hacer nada ―confiesa con pesar.

―Pretendías hacerte la difícil, ¿eh?

―Lo soy, pero está bien, después de hoy acepto tu invitación ―indica―. Ah, vi que hiciste una amistado con Lorenzo, él es un hombre muy bueno.

―Lo sé, ahora es mi abuelo, es mejor que te acostumbres que voy a estar allí muy seguido ―Le respondo.

―Eh, ojo que estás en periodo de prueba ―Me corta.

―¿Y cuál es el resultado? ―Le pregunto.

―¿Qué resultado?

―Dijiste que estoy en periodo de prueba, ¿hoy qué calificación tengo?

Sonríe al instante y niega con su cabeza. ¿Por qué es tan linda? ¡Qué tonto! ¿Por qué tuve que ignorarla durante tanto tiempo? Pero ya está, no puedo amargarme por el pasado, solo puedo disfrutar de su mirada divertida y de su corazón cauteloso. Intentar día a día de conquistarla y lograr que algún día piense en mí antes de dormir.

―Sos un buen chico, Clas. Hoy definitivamente tenés un once ―Se acerca a mí y mi corazón amenaza con detenerse. En serio, no es broma, siento que me descompongo. Las piernas se me aflojan y de pronto tengo frío. Incluso creo que tiemblo―. Gracias.

Sorpresivamente me da un beso en la mejilla. Entonces sucede...

Lo último que recuerdo es un "¿Estás bien?" y todo se vuelve negro.

Estoy preocupada por nuestro Fabri...kdcirles

Hola a todoooooooooooooooooooooooooooooooooosss

Quiero agradecerles por todo el apoyo que me brindaron en el capítulo anterior, definitivamente soy muy afortunada en tener los mejores lectores del universo. Gracias a todos los que tienen las mismas creencias que yo e incluso a los que creen todo lo contrario, pero son hiper respetuosos y toleranes, los admito mucho. 

El mundo necesita gente que respete los pensamientos de los demás y que no ridiculice el de los otros solo por ser diferentes, y si mis lectores son de los que respetan, no me cabe en el corazón tanto orgullo y amor por ustedes.

GRACIAS GRACIAS Y GRACIAS!!!

Les gustó el capítulo?

Qué creen que pasará en el siguiente????


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro