CAPÍTULO VIII: PROTEGIENDO
-Porque él es mi hermano, ¿Sí? -. Soltó sin más Kendall conteniéndose de nuevo, no se iba a rendir, no mostraría que era un débil ante ella ni ante nadie.
-¿Hay algo que no me estas diciendo, Kendall? -. De nuevo se quedó callado. -Hasta actúas como tu hermano, te desapareces sin más, no responde cuando te hablo y pareces que estuvieras fuera de ti-.
-Solo me interesa encontrar a mi hermano y asegurarme de que esté bien-. Y en parte ella tenía razón, parecía robot respondiendo casi de manera automática sin razonar, pero por otro lado tenía una causa justa, al fin y al cabo era Jacob el que no estaba.
-De nuevo te pregunto, ¿Por qué quieres ir por él ?, Si se alejó no te ...-.
-¡Claro que me importa! -. De nuevo perdió el control de sí. -Es mi hermano, maldita sea, ¿Quieres saber por qué quiero ir ?, Muy bien, lo sabrás ...-. Hizo una pausa tanto para contenerse de llorar por quien sabe cuántas veces, como para no gritarla de nuevo. -Hicimos una promesa de pequeños, ninguno de los dos dejaría que algo le pasara al otro, además de que él en varias ocasiones ha intercedido por mi para protegerme, es mi turno de hacer lo mismo-.
-No deberías hacerlo-.
-Lo siento, pero no dejaré a mi hermano solo-. Comenzó a caminar hasta donde colgaban los abrigos de salir con una determinación temeraria y poco típica de él.
-Quédate aquí, olvídate de él, seguro que ya encontró alguien más para reemplazarte-.
-No digas eso, Jacob jamás haría algo así-. Dijo deteniéndose para darse vuelta y confrontarla, podía ser muy su esposa, pero no iba a permitir que lo alejaran de su hermano.
-¿Entonces por qué se fue sin decirte nada? -. Esa pregunta, que más bien era una afirmación le dolía profundamente y lo atormentaba (porque ¿A quien quiere engañar?, ni él mismo sabe o tiene una justificación de por qué lo hizo), de nuevo reunió fuerzas para no ceder ante ella.
-Quizás solo quería tiempo para pensar ...-.
-¿Pensar qué ?, ¿En abandonarte? -.
-No-. La sangre comenzaba a hervirle, a Jane no le importaba en absoluto el hermano de su esposo, solo lo quería a él y ya, si Jacob se había ido, problema de él, poco a poco entendía la actitud de rechazo de Jacob a Jane. -Jacob no me abandonaría nunca-.
-Pero lo hizo, así como tú estás pensando en hacer con nosotras-.Finalizó señalando su vientre para sorpresa de Kendall, eso lo calmó un poco y podría jurar que no tenía intención de hacer daño al fruto de esa relación, ni a Jane, pero la familia es primero, soltó su chaqueta y trató de acercarse a ella para aliviar las cosas.
-Cariño eso no es cierto, no los dejaré solos en ningún momento-.
-Entonces, renuncia a Jacob, déjalo ir-.
-No puedo, es mi hermano después del todo y lo voy a buscar te guste o no-.
- Tu hermano nunca apreció que te preocuparas por él ...-.
-¡Cállate! -. Se giró bruscamente asustándola por su reacción, sus ojos adquirieron una tonalidad fuego como su fénix, de una de sus manos comenzó a salir humo, como si minutos antes de haber apagado un incendio en la palma de la misma y comenzó a respirar agitadamente, de no contiene contenido se había transformado en una clase de fénix humanoide o le habrían salido unas alas como las de Kindle.
-Tú ... tú eres uno de ellos-. Habló asustada Jane señalando su mano, Kendall calló en cuenta de ello y se miró la mano, comenzó a cambiar la mirada de su mano a ella tratando de comprender lo que pasaba, pero con una velocidad asombrosa lo captó, no podía ocultarlo más tiempo, definitivamente no era un ser humano "normal" como ella.
-Jane, puedo explicarte ...- Trató de acercarse a ella, pero cada vez se alejaba más de él, no podía creer que su esposo era uno más de ellos y Kendall no podía creer y entender su reacción de ella por ser alguien mágico . "Ahora entiendo al idiota de Mel, a Ramsey y a mi hermano", se dijo a sí mismo dado por sentado el porque esos dos se tiraban raya desde el segundo día que los tres coincidieron en la escuela.
-¿Explicarme qué ?, ¿Que planeabas usarme para esconder tu verdadero ser? -.
-Claro que no, no haría eso con nadie, por favor déjame explicarte-.
-¡Aléjate de mi! -. Él se detuvo en seco y la miró suplicante, sin más Jane comenzó a coger sus cosas para empacarlas mientras él intentaba detenerla, trataba sin éxito de explicarle que no le importaba si ella era mundana o no, la amaría; pero para su desgracia a los mundanos les habían metido una idea errónea sobre ellos en la cabeza, después de unas cuántos esfuerzos fallidos, ella salió de la casa con Kendall corriendo detrás, hasta que comenzó a correr lejos de él hasta llegar a un carruaje para irse , sin más Kendall se dejó caer sobre sus rodillas casi llorando.
-¡Jane! -. La llamó por última vez, pero aquella sombra se alejaba, Kindle se le acercó y se posó en uno de sus hombros.
-Déjala ir, Kendall-.
-¿Por qué soy tan idiota? -. Se preguntó más a sí mismo que a Kindle, este solo se limitó a negar mientras Kendall se sentaba en el suelo, por fin las lágrimas y el dolor le ganaron la partida, se dejó caer. -Primero pierdo a mi hermano y ahora a ella y posiblemente a mi hijo o hija, debí creerle a Jacob cuando no confiaba en ella-.
-Créeme, no eres el primero y no serás el último que trata de congeniar con un mundano, desde aquel incidente, nadie ha sido capaz de romper ese mito y traer la paz, tanto para nosotros como para ellos-. Kendall volteó a verlo sin entender a qué se refería. -Incluso entre mundanos se hacen daño como dijo Ramsey, al igual que nosotros hacemos daño entre nosotros, ¿Y todo por qué? -.
-Por ayudarlos de alguna forma, a ellos-. "¿Y para qué?" se preguntó de nuevo sin saber que tal vez nunca encontrara una respuesta a esa pregunta.
-Exactamente, así que levántate y centrémonos en lo que de verdad importa: averiguar más sobre ti, Kobus y saber a donde carajos se fue tu hermano-.
-Pues ... no tengo más opción-. Se levantó para volver adentro y descansar, tal vez solo así podía olvidarse de todo lo que había sucedido, a pesar de que haría caso a Kindle no podía dejar de pensar en ella, en Jane, esa chica que lo apoyaba cuando tenía sus agarrones con su hermano, que lo apoyaba en sus estudios. ¿Apoyaba?, estaba equivocado, la palabra correcta era apoyó, debería afrontarlo y aceptar que ahora ella estaba lejos, con el fruto de esa relación, sin la más mínima intención de volver y darle una oportunidad.
Por otro lado una mujer pelirroja algo devastada caminaba hacia el lugar más cercano que pudiese encontrar, estaba a nada de romper fuente y la caminata le estaba afectando, debió quedarse en el carruaje, pero la terquedad y la arrogancia le ganaron, iba a rendirse cuando un hombre vestido con un elegante traje al estilo de los años 1800, el cual era de color negro con camisa gris, pantalón gris con líneas negras en los costados, botas negras y sombrero gris con retoques negros la sujetó de la muñeca para evitar que se callera.
-Debería tener más cuidado señorita-. Habló de manera seductora y elegante mientras la ayudaba a incorporarse.
-Gracias, ¿Podría ayudarme por favor? -. Habló la mujer conteniendo un fuerte dolor, consecuencias de labor de parto, aparte de la estupidez y arrogancia de ella, claro está.
-Claro que sí madame-. Como pudo la levantó en sus brazos y comenzó a correr con delicadeza como si flotara hasta llegar a un hospital cercano, apenas entró solicitó que le dieran una cama a la mujer y la atendieran, luego de unas cuantas horas le avisaron que su "hija" había nacido. -Se equivoca, ella no es nada mío-. Respondió con calma, el doctor lo miró intrigado. -Solo la encontré en medio del bosque y la traje hasta aquí-.
-Entiendo-. Dijo el doctor que le había informado haciéndose a un lado para que pudiese entrar a la habitación ya que nadie más salvo él estaba con ella. -¿Así que no sabe nada de ella? -.
-No señor-.
-Regreso en seguida-. Salió de la habitación dejándolos solos, al principio no supo que hacer, estaba en un cuarto de hospital con una mujer que no conocía y de la cual no sabía absolutamente nada, pero que se había tomado la libertad de ayudarla sin esperar nada a cambio, definitivamente no había perdido las costumbres de ayudar a quien lo necesitara a pesar de que alguien no lo apreció demasiado, un quejido lo atrajo de nuevo a la realidad.
-No quiero tenerla-. Habló esa mujer quejándose un poco mientras desviaba la vista en donde tenían a la pequeña.
-¿Disculpe?, ¿Ha dicho algo madame? -.
-Me refiero a ella-. A duras penas pudo señalar a la pequeña. -No la quiero, sobre todo si va a terminar siendo uno de ellos-. El elegante señor la miró comprendiendo a que se refería y no le gustó para nada.
"Ah, otra mundana; son todos iguales", no entendía como podía decir eso, ni siquiera sabía si su hija era completamente humana o no y ya estaba pensando en dejarla a su suerte, no los odiaba a pesar de que por uno de ellos sus sueños fueron frustrados, de alguna manera había logrado enseñarse a lidiar con eso y no dejarse llevar por lo que dicen los demás acerca de ellos. -Por favor señor, llévesela lejos de mi, no puedo cargar con un fenómeno como ella por ahí, qué pensarían de mí-.
-Lo haré-. Respondió pensando en que lo haría, no por ella, una sucia y despreciable mundana, lo haría por la pequeña que no tenía la culpa de haber nacido en este mundo, para él era mejor que esa niña no sufriera y solo podía llevarla a un lugar donde sabía que no la negarían por lo que era o podía llegar a ser, una vieja cabaña en las altas tierras de Escocia donde vivían una mujer bastante mayor de cabellos blancos, ojos entre verde y gris, que en su pasado había sido sanadora, además de alguien muy cercana a él y ahora convivía con un mundano escondiendo su verdadera naturaleza.
RESIDENCIA DE JANE Y KENDALL:
-Despierta-. Kendall no se movía a pesar de que el fénix lo picoteaba en los brazos, sin más remedio se prendió fuego y se acercó a él abriendo su pico antes de gritar con voz mágicamente amplificada. - ¡Kendall Arthur McQuoid, te ordeno que te levantes!-.
-¡Ah!-. Se levantó de sopetón Kendall un poco aturdido por la voz del fénix, este lo miró disimulando una sonrisa. -Maldita sea Kindle, casi me matas de un infarto-.
-Buenos días a ti también Kendall-. Respondió el fénix lo más natural del mundo mientras su amo terminaba de espabilarse.
-Lo siento Kindle, no debí responderte así, buenos días-. Era raro que él reaccionara de esa manera, ni siquiera su hermano lo había llevado a ese límite, solo que estaban ciertas excepciones, como por ejemplo esta.
-Descuida, puedo irme acostumbrando -. Su amo se levantó y se dirigió a la ducha para tratar de mejorar su imagen, hacerse un cambio de look tanto físico (optando por dejarse un peinado puntiagudo como un puerco espín y brevemente inclinado a la izquierda) como de vestimenta y prepararse un buen desayuno para luego emprender el viaje en busca de su hermano y de su hija, se detuvo con la toalla en la cara mientras la llave seguía gastando agua pensando en qué sería de su hija, lo mejor es que no supiera de él y luego permitiría que el destino los reuniera de nuevo, cerró los ojos dejándose llevar a visión sobre su antiguo hogar en donde todavía vivía su madre, alguien llamaba a la puerta y ella se levantaba para recibir al recién llegado, estaba por saber la identidad de la otra persona al lado de la puerta cuando un fuerte picoteo lo sacó de sus pensamientos.
-Ya voy Kindle-. Salió de baño para reunirse con su fénix a desayunar y planear el próximo paso en la búsqueda de su hermano, entonces recordó la visión que Kindle había interrumpido hace pocos instantes. -Creo que he visto a alguien, pero no sé con exactitud a quién-.
-Interesante, opino que deberías comentarle eso a Ramsey-. Kendall simplemente asintió mientras terminaba su desayuno. -¿Algún avance sobre quién es Kobus? -.
-Nada aún, pero hay algo que me desconcierta mucho ... la letra de Kobus se parece a la de mi hermano-.
-Ya veo, será mejor que consultemos todo eso en la tienda del anciano-. Continuaron el resto del desayuno en silencio, mientras que Kendall seguía buscando una manera de averiguar quién era el extraño que había ido a visitar a su madre, también necesita averiguar si quien había visto antes de que Kindle lo interrumpiera era su hermano y sobre todo: Necesita saber cómo Kobus y su hermano se relacionan. Después de casi cuarenta y cinco minutos, se encontraban caminando hacia la cabaña de Ramsey que como de costumbre estaba cerrada, sin más se acercó a golpear educadamente.
-Señor Ramsey, soy yo-. Esperó paciente su respuesta, hasta que escuchó como quitaban el candado de la cerradura.
-Adelante muchacho-. Le abrió para que entrara y en ese entonces una nueva visión se apoderó de él, su hermano caminaba acompañado del otro ser por un bosque con un pergamino en la mano, de no haber sido porque se sujetó de la mesa, habría ido a parar de lleno al piso.
-Jacob-. Fue lo único que pudo decir antes de recibir un brebaje que Ramsey le ofrecía.
-¿Desde cuándo has tenido las visiones? -.
-No sé con exactitud, pero creería que desde la desaparición de mi hermano-. Ramsey se quedó pensativo un rato, no sabía si para su desgracia o suerte ambos aquí heredado los dones de la señora McQuoid. -¿Señor? -.
-No me digas señor, olvida los formalismos-. Kendall asintió antes de dar otro sorbo al brebaje que al parecer lo había ayudado a reponerse un poco. -Vamos a necesitar que te relajes para que aprendas a controlar tus visiones, ¿aún tienes la nota de tu hermano? -.
-Si señ... Ramsey, ¿Para qué? -.
-Ya lo verás, solo sujétala firmemente-. Kendall hizo lo que le decía e inmediatamente las visiones se adueñaron de su mente, las imágenes de su hermano escribiendo la nota se hicieron claras, por lo menos había tenido la decencia de dejarle una nota que no justificaba su ausencia, ni tampoco le daba respuestas, pero si de algo era consciente era de que de alguna manera este no sería el único mensaje que debía descifrar, abrió los ojos sorprendido de no haber sudado en exceso o haber tenido una secuela por esforzar su mente.
-Mi hermano escribió esa nota-.
-Sí, eso era evidente, ahora necesito que te centres en tu otra visión-. De nuevo cerró los ojos y se transportó a la visión de esa sombra que parecía Jacob caminando sin rumbo aparente acompañado de un Nidhogg, pero cuando iba a tener una mejor percepción del rostro de ese personaje todo se tornaba negro. -No puedo ver nada, todo se torna negro-.
-Algo o alguien no quiere que lo encuentres, por último céntrate en la visión de tu madre-. Una vez más cerró los ojos, concentrándose en ver quién era el desconocido que había tocado a la puerta, pero por desgracia solo pudo ver su vestimenta, era un traje refinado y vagamente recordaba haberlo visto antes, abrió los ojos desanimado. -Chico, creo que lo mejor sería que fueras a visitar a tu madre-.
-¿Cómo sabe que ella es mi madre?-.
-Mi padre, me hablaba mucho de ella y era una gran amiga nuestra, es por eso que tanto que nosotros como ustedes no son personas comunes o mundanas-.
-Entiendo-. Se terminó el brebaje y dejó el vaso agradeciéndole a Ramsey por ello antes de caminar hacia la puerta. -Nos veremos otro día Ramsey-. Y sin esperar respuesta alguna salió rumbo al que había sido su hogar por muchos años, mentalmente se preguntaba cómo lo recibiría su madre, y si el desconocido aún seguía allí, tocó la puerta y esta se abrió dejando ver a su madre algo extrañada y feliz.
-Kendall-. Dijo su madre mientras lo abrazaba y él correspondía el gesto antes de entrar a la casa, se centró en que había alguien más aparte de ellos dos. -¿Dónde está tu hermano?-.
-Es una larga historia, mamá-. Se acercó más a la pequeña para verla mejor y se sorprendió mucho al verla, no sabía como reaccionar. -¿Es mi hija?-.
-Sí hijo, es tu hija-. Comenzó a reír nervioso mientras la alzaba para depositarle un beso cariñoso cargado de angustia, porque tendría que dejarla con su madre y hacer de cuenta que ella no existía, su madre lo notó. -¿Sucede algo hijo?-.
-Madre, prométeme que la cuidarás como si fuera tu hija-.
-Lo haré, ¿Pero qué ocurre?-.
-Debo irme mamá, además no sé cuándo voy a volver y por ello quiero que ella esté bien, algún día se dará la oportunidad de explicártelo todo, pero ahora debo hacer algo, ya lo entenderás-.
-Está bien hijo-. Sin atreverse a verlas a ambas cruzó por esa puerta para seguir con su travesía en busca de su hermano y le dolía tener que dejar a su hija y no poder compartir tiempo con ella, una parte de él estaba triste por eso pero otra parte estaba en paz porque sabía que su hija no estaría en otro lugar expuesta a peligros y rezaba internamente para que ella cuando tuviera la edad suficiente para entenderlo todo, con una última mirada al cielo y a Kindle comenzó a caminar hacia el extenso horizonte que estaba frente a él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro