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CAPÍTULO I: LA FAMILIA MCQUOID

Érase una vez en las altas tierras de Escocia una familia que a simple vista podría describirse como común y silvestre, conformada por una madre, un padre y dos pequeños que estaban tan unidos como dos imanes, eran como dos gotas de agua, a pesar de que nacieron en diferentes años, se llevaban un año de diferencia; uno de aquellos pequeños llevaba de nombre Jacob, tenía los ojos de un verde claro casi grises, cabello gris oscuro y contextura delgada, el color de su cabello se debe un problema genético que heredaron tanto de su madre como de sus abuelos, además de un rasgo característico de su linaje.

Por otro lado estaba Kendall, el hermano menor de Jacob, cuyos ojos eran de un verde más oscuro, cabello gris claro casi blanco, dos centímetros más bajo que Jacob y la misma contextura física de su hermano. Lo que ninguno sabía era que un día sus vidas estarían a punto de dar un giro inesperado.

 Mientras jugaban en el patio abierto de la granja, en una cálida tarde de domingo que estaba por acabar,  con el sol ya ocultándose tras las montañas, cuando la llegada de la noche se hubo materializado, su madre; quien estuvo preparando la cena mientras su esposo la ayudaba ordenando la mesa, revisando constantemente la leña de la chimenea para que el fuego no se extinguiera;  hasta que finalmente, cuando hubo finalizado de preparar la cena, la matriarca salió al patio y los llamó:

-Niños, vengan a comer-.

-Ya vamos mamá-. Respondieron al tiempo mientras corrían rumbo a la casa, en eso Jacob aprovechó para adelantarse a su hermano.

-Voy a llegar primero que tú-. Le dijo mientras corría y lo empujaba.

-Eso no voy a permitirlo-. Respondió Kendall alcanzándolo y devolviéndole el empujón.

-¿Ah sí ?, ¿Y qué harás? -. Lo volvió a empujar y se vio sumergidos en una pelea entre ambos, empujándose hasta que terminaron rodando colina abajo, cuando dejaron de rodar, Kendall había quedado sobre Jacob, estaban riendo cuando escucharon una especie de gruñido proveniente del bosque, ambos miraron hacia allá.

-¿Escuchaste eso? -. Preguntó Jacob haciendo un esfuerzo por levantarse, Kendall lo notó, se levantó y lo ayudó a pararse, ambos volvieron la vista hacia el bosque cuando escucharon otro ruido proveniente de allí.

-Sí, creo que vino de allá-. Respondió señalando hacia el bosque, se veía tan tenebroso, tan imponente y tan mágico con una mezcla de misterio.

-Vamos a investigar-. Dijo Jacob mientras se encaminaba hacia el bosque, Kendall lo siguió pero con otro propósito.

-Espera-. Le puso la mano en el hombro deteniéndolo, Jacob lo miró incrédulo. -Mamá dijo que no fuéramos allá-.

-No voy a repetir-. Se alzó de nuevo la voz de la matriarca McQuoid, eso pareció devolverlos de lleno a la realidad.

-Está bien, vamos hermano-. Dijo Jacob colocando un brazo por los hombros y abrazándolo mientras caminaban hacia la casa, la cena ya estaba servida, su padre los miró brevemente con desaprobación por haber tardado, no dijeron ninguna palabra hasta que todos se sentaron a comer y Jacob recordó lo que había sucedido hace poco. -Mamá, ¿Qué hay allí? -. Preguntó señalando por la ventana el siniestro bosque.

-La gente rumora que hay un bosque encantado, aunque no creo en eso-. Dijo el padre de los niños dejando notar que no era muy partidario de todo lo que tuviera que ver con magia o cosas que no fueran de este mundo, además en esas épocas no era conveniente decir o expresar su pensamiento sobre eso porque te perseguirían y tu destino sin lugar a dudas o explicaciones sería la muerte.

-Hay un bosque encantado y espero que nunca se les ocurra acercarse allí-. Habló firmemente la matriarca.

-¿Por qué? -. Preguntó Kendall.

-Podrían pasarles cosas horribles y no quiero volver a oír del tema, ¿está claro? -.

-Sí mamá-. Al parecer lo que ninguno de los tres sabía es que la señora McQuoid sabía más de lo que aparentaba sobre ese bosque, tenía un secreto oculto que tarde o temprano saldría a la luz, terminaron de cenar y se fueron a sus habitaciones a descansar para empezar el día siguiente con toda la actitud.

-¿En qué estás pensando? -. Le preguntó Kendall a su hermano notando que también estaba despierto.

-Ya sabes, en nada-.

-No estarás pensando en bajar al bosque ahora-.

-Claro que no, genio-.

-No me mientas Jacob-.

-¡No te estoy mintiendo Kendall! -. Estalló en furia mirando a su hermano, pero tenía razón, estaba pensando en volver a ir allá a pesar de las advertencias de ambos. -Hasta mañana-.

-Hasta mañana-. Se despidió enfurecido cubriéndose con la cobija y dándole la espalda, al día siguiente no se dirigieron la palabra, ni siquiera se determinaron, e incluso caminaron separados hasta que llegaron a la escuela, Jacob no aguantaba la idea de que su hermano no le hablara, así que no se aguantó más y lo interceptó en la entrada. 

-Kendall, ¿Tienes un segundo? -.

-¿Ahora qué quieres? -. Lo miró con fastidio. - Tengo clase-. Dijo esquivándolo y abriéndose paso al salón.

-Quería disculparme por lo de anoche-. Kendall se dio la vuelta.

-Olvídalo, no pasó nada-. Dijo restándole importancia, solían pelearse pero al cabo de cinco minutos, hacían borrón y cuenta nueva.

-Gracias hermano-. Dijo y luego corrió para llegar a su clase, cada estuvo en su clase, ambos se ubicaban adelante pero lo más lejos posible de las personas, dado a que constantemente eran molestados por sus compañeros que los tachaban de raros por su apariencia física, pero el más afectado era Kendall, al que no solo lo molestaban por eso, también era blanco de burlas por que siempre lo veían con un libro en la mano.

 En ocasiones les gastaban bromas que terminaban con más de uno en la enfermería y con Jacob en la dirección justificando que sus actos eran por defender a su hermano, desde ahí se había ganado la fama de "rebelde estudioso", en cambio Kendall tenía la fama de "insufrible sabelotodo" o "superdotado", incluso una vez los llamaron brujos, cosa que les importó lo más mínimo, eso hizo mella en Jacob, porque comenzó a investigar más del tema en la biblioteca del colegio y la que quedaba camino a su casa, en ocasiones no aparecía si no hasta pasada la media noche por quedarse allá con palabras y frases de fantasía.

-¿Tú crees que sea cierto lo que dijo mamá? -. Preguntó Jacob mientras comían.

-Tal vez, vivimos en Escocia, es normal que la gente invente historias, es como una tradición y eso pasará de generación en generación-. Respondió Kendall mientras leía y comía al tiempo, tenía esa extraña costumbre, en ocasiones cuando los dos se quedaban solos, terminaban casi peleando porque Kendall llevaba libros a la mesa mientras comían, para Jacob el tiempo de comer era sagrada y no para estar con deberes o libros porque sí.

-Tienes razón-. Hizo una pausa. -Me preguntó qué habrá allá-.

-¿Otra vez con eso?, creí que ya lo habías olvidado-.

-De acuerdo, no diré ni una palabra-. Eso pareció poner fin a la discusión y evitar otra posible pelea entre los dos, cuando el descanso hubo finalizado, regresaron a sus aulas para otra vez lidiar con idiotas que simplemente los fastidiaban.

 Kendall se vio en la obligación de responder cuando lo llamaron brujo "si fuera uno ya te lanzado lanzado un maleficio o hechizo inquebrantable para así no tener que incomodarme con tu miserable existencia", terminaron las clases y se reunieron en la salida para coger rumbo a casa, iban hablando de las clases entre otras cosas hasta que llegaron a una plaza llena de tiendas, pero una en particular pareció captar la atención de Jacob. -¿Por qué no vas a comprarte algo en esa tienda y me esperas? -.

-OK-. Respondió Kendall cogiendo el dinero y encaminándose a la tienda que le había señalado su hermano, por otro lado Jacob entró a una tienda de aspecto casi fantasmal y abandonada, en su interior había un hombre adulto tras un mostrador, estaba lleno de tatuajes en las manos, tenía una barba de más de tres días y cabello largo, Jacob no lo determinó porque estaba tan concentrado en los distintos objetos que allí.

-Bienvenido, me llamo Ramsey, ¿Qué se te ofrece? -. Preguntó el anciano con un tono casi despectivo.

-¿Es verdad que hay un bosque encantado en esta región? -. Preguntó Jacob saliendo de su trance y mirándolo por primera vez.

-Hay muchos de esos, niño, ¿Por qué lo preguntas? -.

-Hace poco oí una especie de gruñido o lamento de ese bosque al lado de la granja de mis padres-. Eso pareció dejar pensativo a Ramsey que estaba mirando el techo.

-Usualmente esos ruidos sólo los pueden escuchar personas que tengan algún don, las personas normales sólo oirán el sonido del viento más no las voces del bosque-.

-¿A qué se refiere? -. Preguntó desconcertado Jacob que evidentemente no había entendido a qué se refería Ramsey, este pareció que había dicho algo que no debería decir por lo que se levantó y lo dirigió a la salida.

-Lo siento niño, no puedo dar más detalles, la tienda está cerrada-. Esto cerró la puerta obligando a Jacob a darse vuelta para encontrarse con su hermano.

-¿Por qué tardaste tanto? -.

-Estaba averiguando unas cosas-.

-Ok, mejor vayamos a casa, hay deberes por hacer-. Respondió Kendall mirando el cielo, iba a comenzar a llover y era mejor que llegaran puntual al almuerzo, llegaron a casa, se cambiaron y bajaron a la mesa, luego comenzaron a hacer sus tareas, al cabo de un rato Jacob acabó las suyas y notó que su hermano estaba un poco atrasado.

-¿Necesitas que te ayude? -.

-No creo, el tema es sencillo-.

-Como quieras, ¿Un sándwich? -.

-Bueno-. Bajó a la cocina dispuesto a preparar dos sándwiches para cada uno, estaba por terminar el segundo de su hermano cuando escuchó un grito proveniente del bosque, sin pensarlo se dirigió hacia donde provenía el sonido, siguió caminando y a medida que se acercaba oía con más claridad que no solo era un simple sonido proveniente del bosque, era un lamento femenino, entró en una especie de trance, como si hubiera entrado en otra dimensión, mientras estaba por adentrarse al bosque, Kendall comenzó a extrañarse que su hermano se hubiera tardado tanto, terminó sus deberes y ordenó sus cosas mientras lo llamaba.

-Jacob, muero de hambre-. Dijo en tono de broma, pero no obtuvo respuesta, eso lo inquietó y frunció el ceño. -Jacob, no estoy jugando-. Nada, seguía sin obtener una respuesta, así que bajó a la cocina para comprobar que todo estaba bien. -¿Jacob? -. 

Lo llamó una vez más y todo seguía igual, al asomarse a la cocina y no verlo se impacientó y se acercó a la ventana, su hermano estaba a nada de entrar al bosque. -No puede ser-. Salió corriendo hacia allí antes de que fuera demasiado tarde, Jacob seguía caminando buscando algún indicio de la persona que emitía esos lamentos, pero no veía nada.

-¿Alguien necesita ayuda? -. Preguntó mientras seguía caminando, Kendall llegó a tiempo y lo detuvo sujetando su brazo.

-¡Jacob! -. Lo llamó y pareció salir de su estado de atontamiento-. Creí que nuestros padres han dicho que no nos querían ver por aquí-. Dijo un poco agitado por haber corrido.

-Fue un accidente, lo juro-. Fue lo primero que atinó a decir para disculparse, Kendall lo miró extrañado, pero no le dio importancia.

-De acuerdo, vamos antes de nos vean por aquí-. Comenzaron a caminar rápidamente hacía la casa, Jacob estaba inquieto, no sabía cómo o porqué había terminado en ese lugar, pero lo que más lo preocupaba era que su hermano lo delatara, antes de entrar lo detuvo.

-¿No les dirás, verdad? -.

-No, pero prométeme que nunca volverás allí-.

-Lo haré, pero tendrás que atraparme-. Lo empujó y comenzó a correr.

-Eso no es justo-. Lo persiguió hasta que llegaron a casa, hablaron del día mientras cenaban, obviamente omitieron el incidente de Jacob con el bosque, no quería imaginar la reacción de su madre al saber que, así hubiera sido por accidente, se acercaron allí, se acostaron pero Jacob no podía controlar el sueño, volteó a ver a su hermano.

-¿Estás despierto? -. Le preguntó, Kendall pareció moverse para quedarse viendo el techo.

-¿Por qué?-.

-Estaba pensando en lo que ocurrió hoy-.

-¡Bah!, Seguramente te dejaste llevar por la curiosidad-. Cerró los ojos para dormirse rápido.

-Sí seguro fue eso-. Se durmieron, al día siguiente, las clases como si nada, simplemente era otro día lidiando con la gente carente de cerebro que se empeñaba en molestarlos porque no sabían hacer nada más, al descanso se separaron, Kendall se excusó que debía ir a la biblioteca mientras que Jacob seguramente vagaría por ahí, por otro lado una joven pelirroja estaba sentada al lado de la biblioteca con sus cuadernos apilados cuando un grupo de jóvenes de grados superiores pasaron arrojando a propósito los cuadernos de la chica, eran bullys, evidentemente la chica se disgustó.

-¡Oye, ten cuidado! -. Le gritó la chica al líder del grupo, quien se dio vuelta y la miró con desprecio mientras caminaba hacia ella.

-¿Te atreviste a gritarme? -. Le preguntó sosteniéndole la mirada, cerró su mano en un puño dispuesto a golpearla. -Lo lamentarás-. Kendall que iba por ahí se dio cuenta y decidió interferir.

-¡No te atrevas! -. Gritó haciéndose notar y sujetando con fuerza su mochila caminando hasta interponerse entre ambos, el joven bajó la mano y ahora centró su atención en él.

-Vaya, pero si es el "hombre de las nieves" -. Le dijo haciendo referencia a su color de cabello, Kendall hizo de cara de decepción, como si quisiera decir "¿En serio?".

-Me sorprende que seas tan poco inteligente como para decir algo tan estúpido y poco original-.

-¿Me estás diciendo que soy estúpido? -.

-Bueno, puede que después de todo no seas tan idiota como pensé-.

-¡Ya basta!, no sé qué estás tramando pero esto no me gusta nada-. Gritó el otro joven mostrando su enfado, estaba dispuesto a golpear a Kendall cuando otra persona llegó allí.

-¡Alistar! -. El mencionado volteó hacia el sonido de la voz sorprendido, era Jacob el que acababa de llegar, comenzó a caminar hacia él. -Métete con alguien de tu tamaño-. Se quitó su maleta y se la arrojó a Kendall. -Hermano, vete lejos y llévatela-. Dijo señalando hacia él ya la pelirroja, ambos se fueron, luego sin pensarlo Jacob lanzó el primer golpe y se vio sumergido en una pelea contra tres, por otro lado Kendall y la chica no mencionaron palabra alguna hasta llegar a un sitio apartado y se sentaron.

-Gracias, em ...-. Comenzó a hablar la chica, pero se pausó al no saber el nombre de su acompañante.

-Oh, Kendall McQuoid, un placer-. Dijo estirando la mano caballerosamente mientras se presentaba, la chica aceptó el saludo.

-Jane Glenn, el placer es mío "héroe" -. Correspondió ella mientras sonreía, su sonrisa pareció hipnotizar a Kendall que no dejó de mirarla un tiempo antes de decir lo primero que se cruzara por su mente.

-Eres simpática-.

-Y tú muy valiente-.

-Oh, eso no fue nada, créeme ... He lidiado con cosas peores-.

-Bueno, te creo-. No era la primera vez que Jane tenía encuentros de ese tipo. -¿De donde eres?-.

-De las altas tierras de Escocia, Inverness para ser exactos-.

-Somos vecinos, yo vivo en Naïr, no es muy lejos tu pueblo del mío-.

-¡Genial!, tal vez podría ...-. Justo cuando estaba por ofrecerse a acompañarla sonó la campana dando por finalizado el descanso y la retomada de clases, pero no solo eso fue lo que los interrumpió, Jacob se acercaba respirando pesadamente. -Ay no, ¿Jacob, estás bien? -.

-Eso creo-. Respondió, tenía un aspecto horrible, su camisa estaba llena de sangre, al igual que su ceja derecha y boca, tenía un ojo morado y la ropa desorganizada. -Debes llevarme a la enfermería sin que nos vea algún profesor-.

-De acuerdo-.

-Te ayudaré, después de todo les debo una-. Dijo Jane y ambos se aproximaron a ayudarlo para llevarlo a la enfermería, estaban a nada de llegar cuando les cerró un paso un hombre de avanzada edad envuelto en un traje pulcro, los miró arqueando una ceja, se acercó a Jacob y le puso una mano en el hombro.

-Si no les importa, yo mismo lo llevaré a este joven a la enfermería y luego a la dirección-.

-Oh, diablos-. Soltó Kendall, viendo cómo se alejaban el director y su hermano, después de eso ambos no tuvieron más remedio que volver a sus clases, cuando finalizaron las clases salieron directo a la dirección para esperarlo, pasados ​​veinte minutos salió de la oficina cerrando la puerta tras él. -¿Qué te dijo? -.

-Me suspendieron dos semanas ...-. Respondió cortante comenzando a caminar, Kendall lo detuvo.

-Espera-. Jacob se dio la vuelta, tenía sus ojos inyectados en furia.

-¡Ya déjame!, ¡Solo provocas que me meta en problemas por cuidarte la espalda!, ¡Eres un cobarde! -. Al decir eso Kendall se contuvo de llorar y salió corriendo sin antes mirarlo con desprecio, Jane lo notó.

-Eres un idiota-. Le dijo a Jacob, buscó a Kendall con la mirada y lo vio corriendo por un pasillo, luego lo perdió de vista. -¡Kendall, espera! -. Salió corriendo tras él y lo encontró en un rincón con la cara entre las piernas sollozando, se le acercó. -Kendall-.

-Quiero estar solo Jane-. Respondió con la cara aún hundida entre las piernas, ella se agachó y le puso una mano en el brazo, lo acarició brevemente y se levantó para irse.

-De acuerdo-. Kendall se levantó rápido y cogió su maleta para seguirla.

-Espera-. Ella se detuvo. -Lamento comportarme así, es solo que ...-.

-¿Eres muy unido a él? -. Lo interrumpió mientras comenzaban a caminar hacia sus casas.

-Sí, así es, no me gusta discutir con él ni con nadie-.

-No te lo tomes a mal, pero creo que tiene un poco de razón, deberías saber como defenderte, obviamente sin recurrir a la violencia, a menos que sea necesario-. Siguieron caminando hablando entre sí sobre la escuela, comentando cosas sobre sus vidas, en un momento llegado al pueblo de Jane. -Creo que hasta aquí llego-.

-Oh, fue un placer, hasta mañana-. Se despidió un poco sorprendido de que el tiempo con ella durara tan poco, sin más se encaminó a su casa, llegó y se dispuso a preparar el almuerzo mientras llegaba su hermano, después de un tiempo llegó Jacob dando un portazo, lo vio sentado en el comedor , arrojó la maleta y caminó hacia él.

-¿Dónde están nuestros padres? -. Preguntó con desgana y enfadado.

-Ya sabes, trabajando-.

-Te diré una cosa y espero que me escuches con atención, no vuelvas a irte así como así de mi vista-.

-Tú no me dices qué hacer Jacob-. Exclamó Kendall cerrando el libro que estaba leyendo, con furia haciendo que sonara y se paró para irse a la habitación extra. -Si es cierto que no quieres problemas, aléjate de mí-. Jacob lo siguió.

-Kendall yo ...-.

-No me digas nada, déjame en paz-. Le cerró la puerta en la cara para luego dirigirse a una esquina a sentarse y liberarse, Jacob se quedó en la puerta y luego se dejó caer al lado de ella, cuando llegaron sus padres a la hora de la cena, bajaron sin hablarse, duraron dos semanas así, en ese tiempo Jacob bajaba de vez en cuando a dicha tienda a hurtadillas, por otro lado Kendall se veía más con Jane, sin pensarlo se había enamorado de ella, pero aún no estaba seguro de hacérselo saber; cuando iban a entrar de clases, Jacob volvió a interceptarlo mientras subían las escaleras.

-¿Podemos hablar? -.

-No quiero hablar contigo-.

-Te lo ruego-. Kendall, se detuvo y se volteó de mala gana. -Por favor-.

-Bien, pero rápido, no tengo tiempo-.

-Fui un idiota, no debí decirte eso porque sé que para ti no es tan fácil adaptarte y prefieres mil veces no meterte en problemas, a diferencia de mí tu prefieres hacer lo correcto ...-.

-¡Cállate!, no me gusta que te pongas sentimental conmigo-.

-¿Estamos a mano? -. Estiró su brazo hacia él, Kendall dudó un poco antes de aceptar dando un sentido que lo perdonaba, comenzó a caminar, mientras hablaban de Jane entre otras cosas.

-¿Qué hiciste durante su sanción? -.

-Nada fuera de lo normal, ayudar a papá, obviamente no se lo tomó nada bien, hacer deberes, leer ...-.

-Suena más aburrido de lo que creí y no quiero que te vuelvas a poner sentimental conmigo, ¿Quedó claro?-. Siguieron caminando, de nuevo estaban unidos y sin discusiones de ningún tipo.

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