"Situaciones inexplicables"

Benjamín no creía en el amor a primera vista. No podía creer en ello porque sabía que todo era una fantasía, realmente era científicamente imposible poder conectar con alguien tan rápido hasta el punto de caer enamorado, pero desde que sus ojos se encontraron con los de esa chica no podía dejar de pensar en ella y en cómo se sintió.

Fue como si ya la conociera. Como si en algún otro punto de sus vidas se hubiesen conocido, pero era imposible, no podía olvidar a alguien que le había hecho sentir tanto.

¿Quizás pasó alguna vez por su lado y no se percató de ella?

¿En algún café? ¿En la universidad? ¿Trabajo?

Tenía que haber pasado algún encuentro pero no había nada más ahí, nada que lo hiciera recordar.

Pero incluso así, no pudo dejar de sentir su corazón latir tan fuerte por los nervios apenas la vio entrar. Había esperado volver a verla y ahora la tenía ahí de pie frente a él y no sabía qué decirle.

Y la situación empeoró para él cuando ella lo vio; cuando sus ojos se encontraron y en su mirada parecía haberse encendido algo y supo en ese momento que, si el universo quería decirle algo, estaba usando ese momento para hacerlo. La chica estaba preciosa, sus ojos verdes emanaban un brillo que no había visto en nadie más, su cabello estaba suelto y tenía marcadas las mejillas de rojo.

No podría dejar de verla si se quedaba ahí, pero tampoco podía quedarse solo viéndola, quería poder decirle algo.

Escuchó a Piero hablar detrás de él, y notó también que la chica estaba acompañada. La otra chica parecía haberla visto antes en la librería, o quizás en algún otro lado. Benjamín no era bueno para los rostros, a veces pasaba por alto las personas que conocía y tendía a confundirlas con otras, así que no confiaba mucho en su criterio o recuerdos.

—Un gusto volver a verlas—escuchó a Piero. Ambas chicas lo saludaron y la pelirroja se acercó a Benjamín para saludarlo también.

—Nos volvemos a ver—le dijo ella, Benjamín asintió y le sonrió. ¡Su voz! Había olvidado por un momento que le parecía tan linda su voz.

—Me alegra verte—dijo y luego dudó haber dicho algo tan notorio y directo, pero había una sola vida y sus palabras realmente las sentía—. ¿Qué tal el libro?

—No he leído todavía el que me has recomendado, pero Joanne Jones escribe muy bien—respondió ella, Benjamín notó su tono de voz, como si estuviera obligada a decirlo.

Le pareció curioso, pero acababa de conocerla y no sabía si era una buena idea preguntar por ello.

—Realmente me gustan sus libros.

Vio como ella asintió, quizás estaba de acuerdo en lo que había dicho.

Piero lo tocó del hombro y él volteó a verlo. Su amigo le sonrió cómplice con toda la situación.

—Veo que conoces a Ava—le dijo, Benjamín miró a la pelirroja; Ava, así era su nombre. Incluso su nombre era tan bonito.

—Un gusto, Ava, soy Benjamín—le dijo y la saludó con la mano. Ava la tomó y le sonrió.

—Es un placer, Benjamín—respondió y miró a su amiga—. Ella es Pattie, mi mejor amiga.

—Hola Pattie—le dijo, Pattie lo saludó y luego se dirigió a Piero para continuar conversando.

Benjamín miró a Ava y ella le sonrió.

—¿Estás leyendo algo?—señaló ella con su dedo. Benjamín observó el libro que tenía en la mano.

—Ah bueno no, estoy organizando todo aquí—respondió—. Ayudo a Piero algunos días, casi nunca leo aquí, aunque me gusta traer libros y organizarlos.

—¿Traes libros?—él asintió ante su pregunta.

—Piero tiene unos libreros para libros usados—mencionó y señaló la línea de libros en dónde solía pasar sus tardes.

—Sí, eso lo sé. He comprado libros de aquí.

Eso le llamó la atención.

—Me gustan los libros usados porque siempre tienen dos historias; la que nos dice el libro y la que nos dice su antiguo dueño—mencionó él—, he traído algunos y he tomado otros también.

—¿Qué te gusta más?—preguntó ella. Benjamín no supo qué responderle, realmente no tenía un tipo de libro preferido, le gustaba todo.

—No tengo un favorito—respondió—. Ambos me parecen bien, pero debo confesar que hay libros que sí prefiero tenerlos solo para mí, Que las primeras manos sean las mías.

—¿Cómo cuáles?

—Mis libros favoritos—le dijo—, me gusta tenerlos para mí. Como si deseara que sólo yo conociera su historia, pero al mismo tiempo me gusta poder compartirla con los otros.

—Es lindo cuando te recomiendan libros, ¿no crees?

—Lo es, ¿tienes un libro para recomendarme?

Ella lo pensó un poco, no conocía cuáles podrían ser sus gustos en libros por lo que no sabía qué decirle. Quizás sólo fuese sincera con él y le diese su libro favorito. Ella podría ser la "B" de él.

Pensó en "B" por un momento y miró a Benjamín.

 ¿Era coincidencia que sus iniciales fueran las mismas?