Prólogo
¿Porqué lloras?
¿Porqué estás sólo?
Esta bien, a ti y a mí no nos gusta este lugar ¿Vienes conmigo?
Los recuerdos son muy fáciles de confundir con sueños, con los años tienden a distorsionar se contra nuestra voluntad y nos preguntamos si hemos vivido esos recuerdos o no. En la niñez hemos sido tan sensibles a nuestro entorno que hemos confundido un fantasma con un amigo de nuestra imaginación.
¿Podrías desear que algo sea real o que alguien imaginario lo fuera?
Antes Belen no prestaba atención a aquellos pensamientos, pero cuando las luces parecen alejarse ¿Que más podrías pensar?
Dos niños se encontraban en un pequeño bosque cerca de una casa, descansando luego de correr jugando a las escondidas.
–¿Y si vamos a Plutón? –Pregunta el niño de ojos parecidos a la miel.
Este observaba a la niña para ver su reacción, la cual fue una mirada extrañada ante su pregunta.
–¿Cómo iríamos a Plutón? –Pregunta la niña–, ¿no esta muy lejos? Yo quiero ir a la playa de la que habló Axel...
El niño volteó los ojos y se animó a convencerla.
–Vamos, pero sería divertido ir a otro planeta –dice el niño seguro y emocionado con sólo imaginarlo–. Además, ¡serias la primera niña en el espacio, o pisando otro planeta!
Ella sonríe contagiada de la emoción de su compañía, negó para sí misma y solo pudo seguirle la corriente, su amigo a su lado se levanta del suelo y le vuelve a hablar.
–Cuando seamos grandes y despierte... iremos a otro planeta ¿si?
Ella no sabía a lo que se refería con despertar, pero se vio contenta al imaginar un futuro donde no estaba separada de su mejor amigo.
–¡Claro!
–¡Belen! –Llaman detrás de ambos chicos.
Ambos dieron un respingón ante el llamado, su vista chocó con una señora con expresión preocupada y aliviada que venía caminando hacia ellos a paso apresurado, trae el cabello castaño y ligeras canas recogido en una cola de caballo, mientras que sólo llevaba unos pantalones de pijama y un suéter verde.
–Bel, te dije que no te vayas sola tan lejos del patio, el bosque no es seguro –reprocha la mujer– volvamos a la casa, se hace de noche
–Tíma... no estoy sola, Hermes y yo solo jugábamos –se defiende la niña.
¿Porqué la regañaba? No estaba sola.
–¡Hey! ¡Estoy aquí señora! –refunfuña ofendido el antes mencionado, al no ser notada su presencia, como normalmente pasa.
–No cuenta tu amigo. Debéis venir con tu primo Axel o si no, no venís aquí y asunto arreglado –dijo estrechamente la mujer, pareciendo no haber escuchado a Hermes– vamos Belen, ya vamos a cenar.
La niña hace un puchero, desilusionada, pero termina obedeciendo de todas maneras, le da una mirada a su amigo para que la siga, pero este solo le da una sonrisa triste.
Es difícil querer estar ahí y ser tomado en cuenta. Pero sólo esa niña lo podía ver y algo en él agradecía que fuera asi.
Era impresionante como una niña lo animaba más que un juego de fútbol, o una partida de vídeojuegos, pensaba él. Hasta podía ver a la niña de una forma bonita, no era como las otras que se las pasaban concentradas en las muñecas. Simplemente se divertía con ella.
–¿Porqué mi familia no te puede ver? –Pregunta Belen haciendo un puchero– ¿Eres real, no?
–¡Claro que lo soy! –Confirma Hermes con una sonrisa cálida–, algunos no pueden ver ciertas cosas lindas y tiernas como yo –se señaló a si mismo.
Ella ríe mientras le lanza una almohada causando que el otro niño riera tambien. Algunos niños tienen más ego que altura.
–No estoy segura de eso, ¿pero cómo es que sólo yo te veo si es asi?
Eso no lo sabía Hermes, él quedo pensativo mientras veía a la niña frente a el, sin saber que decir. quedaron en un silencio.
Quizás uno volvió a hablar, sólo quedaron así, todo se vuelve nublado cuando estas despertando. Todo pierde sentido cuando despiertas de un recuerdo que parece ser constante.
"Hey, ¿podrías encontrarme cuando despierte?"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro