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Capítulo 1. Campo blanco.

CAMPO BLANCO

Es difícil de creer, pero en los momentos más estúpidos, se pueden llegar personas  importantes, aunque no lo parezca, las tenemos ahí sin que uno mismo se dé cuenta. Momentos importantes se presentan por personas estúpidas, para  después te preguntarte ¿Cómo llegaste aquí? Pero así vives tu tiempo día a día. Las novelas juveniles nacen de vidas con propósito de contar su historia, historias juveniles en situaciones juveniles, aunque ciertas historias estén un poco alejadas de lo que es la realidad, pero como uno no es escritor ¿Quién eres para juzgar?

Hace calor en el medio día, la brisa no es muy presente en el clima, sólo son  pequeños momentos, los que dan un poco de frescura ese instante del día. A esta hora adolescentes disfrutan de un partido amistoso de fútbol en la cancha, se suponía que era hora de almuerzo pero todo Joven no desaprovecha un tiempo libre para un partido. Las chicas conversan en las gradas luego de comer. Belén ignoraba todo ese panorama, pues leía una de las tantas recomendaciones de una aplicación de lectura, pensando en el cliché sobre usado de las historias que su amiga al lado, la obligaba a leer.

—¿Y qué te ha parecido? —chilla entusiasmada su amiga al lado derecho de Belen, se dedicaba a ver el partido con atención. Muchas veces es necesario la emoción de un  partido amistoso para ella, más que eso, sólo parecía más interesada en los chicos que corrían de un lado a otro— admítelo, te fascinó.

Belén por primera vez alzó la vista de su teléfono y dirigió la vista a  su amiga sin saber qué expresión darle.

—María, me diste de leer el mismo cliché que ese fanfic de Zayn Malik, y siendote sincera mi tema favorito no es el típico de “la nerd y el rebelde” —confiesa Belen con los ojos en blanco devolviéndole el teléfono a su amiga con gesto aburrido, quien hace un puchero con el ceño fruncido, ofendida, pero eso no le importo seguir hablando— ¿Cómo alguien se enamora de un momento a otro? Te entiendo la atracción, pero no creo que alguien sea tan "fácil" mientras finge que es difícil.

—No lo crees porque no tienes a ese bombón frente de ti —replica ella con una sonrisa torcida, traviesa, Zayn Malik es su cantante favorito, obvio lo iba a defender— además, también empezaste a leer con el cliché.

No era mentira, Belen al empezar a leer comenzó con cliché, bastante, lo que la llevó a aventurarse a leer algo más original, le gustaba mucho la versatilidad en su biblioteca, no se enfocaba en un sólo género. María; su mejor amiga, no era de leer, pero en esos últimos meses tuvo curiosidad al enterarse de cierta aplicación donde podría encontrar hasta el mejor libro cliché donde estuviera su cantante favorito y Crush platónico. Para María, pero no para Belen, que prefería a otros cantantes y personajes literarios más originales, por supuesto.

—¿Siguen hablando de gente que no existe? —molesta la conversación sentándose cerca de las chicas— pueden fijarse en mi si quieren a alguien de carne y hueso, pero por favor no peleen por ello, señoritas.

Un chico alto, castaño, y  despreocupado que ellas ya conocen, mientras se seca el sudor con una toalla pequeña, María hace una mueca al sólo alcanzar a oler el sudor, el muchacho se la pasó media hora jugando al fútbol.

—Lucas, ¿se te partieron las alas? —Dice maría sin ocultar su asco.

— Se llama " La fragancia de la victoria" ¿No vieron el Gool que les hice? Iba dedicado para ustedes —este señala el campo con una sonrisa desvergonzada,  no le importa si huele o no mal, se complacía con fastidiar un poco— Pero me esquivan la pregunta señoritas.

Sigue con su altivez, María sólo bufa cruzándose de brazos, para Belen era más que entretenido ver a esos dos discutir que intervenir en la conversación.

—Zayn Malik es real, Lucario, para tu información; re-sexi y con una voz hermosa  —recalca la última palabra lentamente queriendo resaltar lo obvio—, además no me pelearía con mi mejor amiga por un chico, menos uno sudoroso que hace que quiera perder el olfato.

Lucas hace una mueca –prefiere el Trap y el rap antes que los gustos de María– y gruñe a la mención de su ridículo poke-apodo, volteó los ojos restándole importancia —Obviamente ocultando su ego herido—

—Me compadezco de ese cantante teniendo una negra loca  de fan, a la vaina.

–Primero, no soy negra, idiota —gruñe malhumorada, odia que le digan negra— soy morena y tú casi eres moreno también. Segundo,  loco es el olor que te traes, ¿qué haces para liberar tanto ácido?

—Coño, ¿Qué parte de "Fragancia de la victoria" no entiendes? Mana no lo entiendes ahora, pero  SOY el éxito, no menciones lo obvio y  disfrútalo —respondió esta vez Lucas hablando rápido tal cual un Venezolano, resulta pegadizo.

—¿Y si te terminas de secar el olor a victoria antes de que entres a tú salón y lo esparzas? —interviene finalmente Belen, reprimiendo su risa.

Lucas gruñe claramente ofendido  y se revuelve el cabello hasta dejarlo hacia atrás, como a su paciencia. Venía a fastidiarlas un poco y él terminó siendo fastidiado más de un poco.

– Coñoelamadre... –insulta en voz baja al aire, indignado– ¿Saben qué? Jodanse las dos, envidiosas.

Las dos chicas no evitan estallar a carcajadas a pobres costillas de un gruñón Lucas, que sólo soltaba gruñidos y que ahora sólo se limitaba a mirar el partido en la cancha.

No estaban en el mismo salón, pero no evitaba que fueran más cercanos que a cualquiera de su propio salón. La campana suena, pero ellos tres ya están en el pasillo en dirección a sus respectivo salón, a comparación de Belen y María que estudiaban juntas en un mismo salón de primer año en preparatoria, El castaño Venezolano estaba en su segundo año de preparatoria, el último para graduarse, por lo cuál, tenían hasta ese año para verse todos los días. Belen aún se sigue preguntando cómo es que sería un colegio entero sin su mejor amigo soltando palabrotas como solo él lo hacía.

Mientras tanto, aún quedaba su mejor amiga María, la conocía desde el jardín de niños, a Lucas lo conocía desde los 12 años, cuando Lucas dejó Venezuela y llegó a España para llenar de risas y mucho de su personalidad, a ambas chicas. Para Belen, ellos eran como hermano y hermana para ella.

Aún  se presentaba el calor en aquel jueves, se acercaba el final del calor, aunque no lo pareciera, hasta hace una semana había terminado las vacaciones de verano. Sin embargo era difícil no dejarse llevar por la rutina nuevamente.

—¿En mi casa o en tu casa? —Pregunta Belen con fingido tono coqueto, levantando y bajando sus cejas.

Lucas se dedicaba a sacar algunas cosas de su casillero.

—En la tuya, y no muevas las cejas así, te salen arrugas, solo veremos Lucifer —responde el castaño y  dirigiendo su mirada a ella—, me tengo que quedar un rato más, ya sabes, el club siempre muere por mi presencia.

—Siempre preocupado por la causa —sonríe Belen negando para sí misma— está bien, mi tía no tiene problema mientras vos le bajas al “acento”

El bufa soltando una palabrota y se pone una mano al corazón como si le hubieran dado un flechazo y no precisamente de Cupido.

—¿Porqué su deseo de reprimir mi orgullo patria vale? —Dramatiza fingiendo enojo—, ¿es que no te encanta como dices? Me siento engañado.

—Sabes que lo adoro, pero a tía Cecilia no —dice Belen encogiéndose de hombros—, te veo al rato entonces para el maratón.

El mayor suelta un suspiro dándole una media sonrisa, procediendo normalmente a acariciarle/despeinandole el cabello castaño de Belen, Ella se queja por lo bajó y lo aparta para inflar una mejilla, sabe que odia que la despeinen.

—Vale, te veo al rato Chaneke.

—Vale Lucario.

El mayor se aleja sacándole el dedo medio por un momento. Dios, como odiaba pokemon y ¿Por qué? Ni Belen lo sabe, solo María sabía porque lo odiaba.

María la esperaba paciente en la entrada, en el auto de su transporte amablemente pagado por sus padres, acomoda su cabellera negra a un lado de su hombro, podrá tener calor pero si llegó con el cabello suelto y arreglado  así se iba a ir, María era una diva. Belen llego apurada, y ambas al subirse al transporte se piraron de una buena vez.

—¿Que dijo? —pregunta María, escribiendo en su teléfono.

—Que si vendrá, será en mi casa —responde relajada la castaña y ve a su amiga con interés. Tenía miedo pero  tenía que preguntar—, ¿tú vendrás?

Espera a que diga algo, pero supo la respuesta al ver el ceño fruncido de su amiga al ver la pantalla y  un gesto negativo con la cabeza. No estaba del mejor humor,  significando que, al que le estuviera escribiendo, seguramente sería uno de sus padres.  Su respuesta la desilusionó pero lo disimuló reprimiendo un resoplido frustrado.

Los padres de María son estrictos y sobre protectores, era obvio si Maria tenía 16 años. Sin embargo, no siempre son muy presentes, había veces que la dejaban salir pero a estrictas horas de ida y llegada, siempre con ordenes para su persona, según ellos las explicaciones eran una pérdida de tiempo. Esta vez parece ser  el caso conocido como: no saldrás hoy, te quedas en casa y ya está.

En secreto, Belen detestaba tanto a los padres de Maria que se mordía la lengua para no insultarlos en voz alta.

Belen decide cambiar de tema, animándola con su tema favorito; el baile. Parecía verse venir uno de esos torneos de baile o eventos de festivos, los cuales María se escapaba de casa nada más y nada menos que para participar, puede que a más retengas y sobre-protejas a alguien, más rebelde y ocurrente de vuelve. María era el claro ejemplo.

Al llegar se despide de maría, prometiendo escribirle apenas comenzara el maratón y del transporte que se encontraba impaciente, finalmente encaro su propia casa.

Su hogar era sencillo, el amarillo opaco era su color desde afuera mientras el jardín del frente se conservaba bien cuidado por la abuela Nina quién lo revisaba los fines de semana para solo ver que Belen regaba y cumplía las indicaciones para cuidar de  las flores y matas.

Belen entra llamando a su tía con un grito anunciando que llegó, colocando sus cosas en el sofá como si hubiera cargado con ellas en una larga caminata.

Su figura materna, o este caso, su tía Cecilia, se asoma desde la cocina dedicándole una sonrisa llena de calidez a su sobrina que había criado como hija. Nunca había conocido a su verdadera madre en realidad, ni a su padre, tenía entendido que los dos estaban muertos y no la pudieron llegar a conocer, era una larga historia que Belen no ha podido escarbar completamente.

Pero  sabe que al ver a su tía era como ver a su madre también, eran gemelas,  con pocos rasgos que las diferenciaban, pero Belen oía de sus abuelos que su madre y su tía eran tan parecidas como desiguales. La llamaba tía o a veces “tima” que era una combinación de tía y mamá. 

—Hola Bel, ¿cómo te fue? —pregunta Cecilia.

—Bien, hoy no hubo sexta guerra mundial —dice Belen con diversión, Cecilia suelta una risita negando para si.

Si, sexta, Lucas y María discutían mucho, pasan de discusión a discusión, parecían un matrimonio disfuncional, al menos eso piensa Belen pero como ninguno da brazo a torcer, es Belen quien mantiene junto a este trío de amigos.

Como otros dirían; la cremita de la oreo o el pegamento del grupo.

Cecilia limpiaba la cocina con música de la radio, que en ese momento reproducía Despacito de Luis Fonsi y Daddy Yankee.  Belen no  le gusta el Reggaetón pero tenía que admitir que la letra de esa canción era pegadiza. Se dispuso a ayudar a su Tía con la limpieza de la cocina, notando más platos sucios en el fregadero, lo que le pareció extraño, los abuelos sólo vienen los fines de semana y es sólo para ver su jardín.

—Tíma, ¿alguien más vino a almorzar? —pregunta Belen curiosa.

Cecilia abre los ojos como si hubiera recordado algo importante, aumentando la curiosidad de su sobrina.

—¡Ah, que observadora! No te conté —Se apresuró a secarse las manos con nerviosismo— Sabes que a tu primo no le va bien manteniendo sus trabajos —Belen asiente con atención—, pues hace un rato vino a almorzar uno de sus ex-jefes, lo conocí en el hospital.

—Tuviste una cita con el ex-jefe de Axel en la casa —resume la castaña con los ojos abiertos, sorprendida, ¿quién diría? Su Tía estaba roja. Le dedico una sonrisa indiscreta a su tía queriendo saber más— no me mires con cara de tomate recién cortado y sigue contando.

—No lo llamaría una cita —Dice Cecilia con mejillas sonrojadas— Axel nos acompañó hasta que decidió terminar su comida en su habitación...

—En su cueva —corrige Belen.

—La cosa es, que hable bastante con el señor Adam —el color sube en sus mejillas— Me contó sobre su tienda de fotos y tal parece que le falta empleados para que atiendan el mostrador y le ofreció nuevamente empleo a tu primo —sigue contando Cecilia— con condiciones, claro...

—Entiendo...

Belen sonríe contenta, diciendo que era una buena noticia, Esperaba a que su primo la llevara mejor con el nuevo empleo, puesto que él como hombre de la casa le correspondía ayudar con algunos gastos por lo menos en la casa, sin embargo era un misterio lo que pasaba cuando lo despedían. Las dos siguieron hablando hasta acabar de limpiar la cocina y que a Cecilia la llamaran del hospital por alguna emergencia, Belen fue escaleras arriba después de despedirse de su tía y desearle suerte como siempre. Fue a su Habitación a tirarse en su cama, agotada.

—¿Qué estarás haciendo Axel? —Pregunta en un susurro y suspira cansada. La relación con su primo es distante así que sólo se puede preguntarse a sí misma y a su tía el estado de su primo.

«¿Me harías el increíble honor de ver Bob esponja conmigo?»

«¡Pero claro que si patricio!»

De verdad se preguntaba ello.

Belen era alguien de poca energía. Le encantaba dormir, no podría durar un día entero sin dormir algo en la tarde como bien su territorio manda, no sólo le gusta dormir, le gusta saber a quien se iba a encontrar en sus sueños, le gustaba soñar.

Se acomodó en la mejor posición sin importar si cargaba ropa incómoda, no tardó en estar dormida en unos minutos.

***

Sólo lo soñaba para no olvidar
Sólo soñaba para no soltar
Parece no dejarla, pues ahí se queda con ella
Mi amigo el singular me acompaña
Pues sólo en los brazos de Morfeo lo puedo recordar.

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