Conoce a Rätsel (Parte I)
Conoce a Rätsel (Parte I)
Niklas.
Australia, mayo, 2018.
—¿En dónde estás?
Mantengo la vista al frente y escucho la colorida maldición de Lorenz ante mi silencio, mucha paciencia no tiene mi hermanito, pero supongo que ese es un rasgo que abunda en nosotros. Vuelve a decir mi nombre al otro lado del teléfono y ruedo los ojos.
Estoy seguro de que de haber tenido elección, no habría escogido de pequeño el tener hermanos después de mí incluso si con el tiempo me agradaron, pero para el caso ni siquiera habría deseado nacer.
—¡Niklas!
—Eres tan molesto que a veces sueño con sumergirte en agua con azúcar y presenciar la manera en la que te consume mientras entras en un coma diabético.
—Bueno, gracias por tus buenos deseos, pero en este momento me interesa mucho más saber en dónde carajos estás. Tengo a este tipo en mis manos y estoy esperando por ti.
—Estoy en Mosman —respondo.
—¿Y qué haces en Mosman?
—Cosas.
—Cosas —repite y luego emite una risa seca que de nuevo me hace rodar los ojos—. ¿Estás con ella?
—No.
—Déjame reformular mi pregunta —Se aclara la garganta—: ¿Estás en dónde está ella?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque quiero.
—Una respuesta bastante esclarecedora —dice con ironía—. Nik no arruines el plan y mueve el culo que tengo un vuelo que tomar más tarde.
—¿Me estás dando una orden? —Enarco una ceja y hay silencio.
—Solo te pido con muchísima amabilidad que me des la dicha de tu presencia ahora mismo.
—Estaré ahí —Cuelgo.
Tomo los lentes de sol y salgo del auto deportivo que compré porque no hay manera de que me desplazara en Australia en auto alquilado lleno de sudor y fluidos corporales de desconocidos, conmigo las cosas son nuevas o no me sirven...Al menos en lo material, las personas siempre vendrán con uso, pero soy bueno reciclándolas para que me funcionen.
Reviso en uno de los teléfonos las actualizaciones de Livia sobre cómo se está manejando todo en Austria durante nuestra ausencia. Seguir a Lorenz a Australia una semana después del que ha sido su segundo viaje no era el plan inicial, pero siempre estamos preparados para pequeños imprevistos y no dudo de la capacidad de Livia para mantener todo bajo control con mi ayuda desde la distancia mientras paso más que un par de días en este país.
No se supone que vendría a Australia lo que hay que admitir tiene un pequeño porcentaje de tentación para mí. Una cosa es estar en diferentes países y otra a solo un par de metros. Una cosa verla en las fotografías o vídeos y otra en vivo y en directo incluso a una distancia.
Camino hasta el pequeño local cercano en donde el niño millonario la esperaba y compro una botella de agua y tomo asiento en una de las sillas de las destartaladas mesas. Mi visión es bastante buena, pero ni siquiera yo puedo ver a tanta distancia con claridad, todo lo que capto es su cuerpo adentrándose al agua y poco después subiendo a la tabla de surf. Me pregunto si se partirá la cabeza, después de todo sé con certeza que no sabe surfear cómo su acompañante.
Tomo un sorbo de agua y observo antes de captar el movimiento de la molesta persona siguiéndola, lo que hoy me entorpece todo porque decido que sí quiero un acercamiento más directo con ella y no me sirve de mucho con el estorbo acechándola.
Dejo la botella de agua básicamente sin beber en la mesa y me pongo de pie, caminando sobre la arena ensuciando mis zapatos para llegar hasta el lacayo nuevo y poco entrenado de los Fischer. Ah, cuánto sueño con poner mis manos sobre cada uno de ellos y hacerlos sangrar, pero todavía no.
El lacayo nuevo me da apenas un vistazo cuando paso por su lado, supongo que nunca le han hablado de los Schwarzenberg, después de todo los Fischer son lo suficiente egocéntricos para creer que sus operaciones son súper secretas y nadie los descubrirá, patéticos. Puede que me tomara mi tiempo saberlo, porque todo estaba en manos del viejo Luhanne que no todo me lo decía, pero Livia antes de que le quitaran parte de su vida, me dio mucho sobre ello y poco después me encargué de reunir información con ayuda de Lorenz.
Cuando tienes de tu lado a alguien cómo Lorenz hay pocas probabilidades de que queden cabos sueltos, todavía no entiendo cómo consiguió tanta inteligencia y poder de persuasión, pero tengo que admitir que tenerlo junto a mí en esto es la única cosa que consideraría una bendición si creyera en Dios.
Tarareo una canción viendo alrededor cómo la playa se encuentra básicamente sola ¿Era el plan del niño millonario? ¿Traerla aquí y tenerla para él solo? Cómo sea, me viene bien mientras me acerco a paso silencioso al lacayo y casi resoplo de lo fácil que es cuando le cubro la boca con una mano y paso un brazo alrededor de su cuello, presionándole la garganta. Se tensa, es demasiado lento.
—Ella solo quiere pasar un buen rato y tú la estás molestando, lo que me molesta a mí —susurro—. No voy a matarte, pero creo que es hora de que duermas un rato.
Aprieto brazo contra su garganta pensando qué tan malo sería asesinarlo, pero eso me quitaría tiempo y Lorenz ya está lo suficiente inquieto con mi retraso, por lo que hoy no será, me conformaré con sacarlo de juego por el tiempo suficiente en el que no estorbe.
Pierde el conocimiento y lo llevo detrás del auto de dónde sé que salió, lo dejo caer sin mucha ceremonia y me encuentro frunciendo el ceño cuando percibo que parte de su olor – no puedo llamarlo perfume – barato se adhirió a mí.
Sacudiéndome las manos camino hasta mi auto y espero a que los tórtolos, posiblemente pronto amantes trágicos, culminen su cita.
Leonid Walsh casi podría tener la vida perfecta si su prometida no le diera cuernos cómo si se tratase de tomar agua. Heredero de una familia con uno de los monopolios más grandes en joyería, joven, atlético, asquerosamente buena persona y seguramente atractivo para las mujeres, pero eso no es lo más destacable del niño rico, lo destacable y quizá lo mejor y peor que le pasará en su vida, es que el conejillo número dos pusiera los ojos en él.
No creo que pueda lidiar con ese tipo de fuego, estoy muy seguro de que va a quemarse, pero espero y sepa que vale la pena. Ésta mujer siempre tiene elecciones cuestionables de amantes, parece que va en busca de autodestrucción o está lo suficiente perdida para no darse cuenta de que necesita más, que merece más, pero supongo que algún día será sensata porque sé que es inteligente, solo que ahora juega a ser la loca fiestera que vive para la diversión, supongo que de esa manera lo evade y eso también es culpa de los malditos Fischer.
Si ellos no le escondieran su potencial, la dejarán libre y yo pudiera orientarla, no se sentiría tan vacía.
No soy lo que necesita, posiblemente ni siquiera debería relacionarse conmigo porque soy más peligroso que ella y eso es decir mucho, pero a mí nadie me dice qué hacer y si bien no es mía, le enseñaré a cómo ser dueña de sí misma.
"¿Y si ella no quiere?" Recuerdo la voz de Livia y me encojo de hombros cómo si mi hermana mayor pudiera verme.
—Si ella no quiere, le enseño a quererlo ¿Quién quiere ser un esclavo cuando puede ser una reina? —murmuro en mi auto—. Ella no nació para ser el experimento de nadie.
Finalmente parece que la cita termina y aunque no me adapto a los convencionalismo, tengo que admitir que esta cita fue más aburrida de lo normal ¿Cómo lo soportó? Y basándome en la impersonal despedida, parece que las cosas no progresan tan bien, ojalá ella se diera cuenta de que ese chico es bueno, pero no para ella, que ella no quiere ese tranquilidad en su vida y que para empezar ni siquiera tiene necesidad de ser la otra, pero ya lo dije, ella aún está perdida y de alguna manera me resulta divertido.
Creo que podría estar celoso, basándome en cómo la idea de que esté con otros me molesta, pero no es algo que me doblegue o al menos no ahora, me cabrea más que la controlen, eso sí me hace querer quemarlo todo.
La veo pasar frente a mi auto y ni siquiera da un vistazo, eso explica por qué no se da cuenta de que la siguen constantemente, es demasiado despreocupada. Observo la manera en la que el vestido verde cae sobre su figura, oscurecido en las áreas de su bikini mojado y sonrío a medias dándome cuenta de que le gusta vestir cosas caras, tiene clase.
Encendiendo el auto me pongo en marcha en dirección contraria dándole tiempo de avanzar, luego giro de una forma ilegal en U y acelero hasta alcanzarla, manteniendo el auto encendido, pero deteniéndome a su lado, me da una larga mirada y no consigo reprimir la mínima sonrisa en mi rostro.
Años, eso fue lo que tomó que volviera a ver en persona a la dulce niña del laboratorio que todo lo que quería era ser libre mientras sus malditos padres jugaban a la ciencia con su cuerpo.
Años para encontrarme con la belleza que hizo una fiesta sangrienta mientras asesinaba a sus padres siendo uno de ellos un verdugo del cautiverio que Mortiz y yo sufrimos cuando éramos tan solo unos niños. Su maldita madre debía morir y la muerte que ella le dio me parece adecuada, fue sangriento y violento, tal vez debió sufrir más, pero supe que le apuñaló las piernas con diferentes objetos para inmovilizarla y con eso me conformo, el toque de la decapitación tampoco estuvo mal.
— ¿Recibiste el mensaje? —Le pregunto.
Vi al tipo que noqueé escribirle algun mensaje antes de que ella se metiera al aua y algo tuvo que haber hecho con su teléfono para intervenirlo, eso es bastante fácil.
—Tú...
—No, no fui yo —La interrumpo con un gesto de la mano—, pero sé de ello. También recibiste el mensaje en la discoteca ¿Verdad?
Sé que Lorenz lo hizo, no desconfiaría de él, pero estoy buscando que Azhar Beckett logre decir algo más que sus tontos balbuceos.
— ¿Qué rayos...? —prosigue.
—Todos somos villanos, Azhar, incluso tú —Aun con los lentes de sol desplazo la vista por toda ella—. ¿No te has dado cuenta? Tocas y destruyes, todo lo que esté contigo perecerá... ¿El prometido de otra? También podría incluirse.
Ojos avellanas más verdes que marrones, labios carnosos, ojos grandes y rasgados de una manera exótica hacia arriba, gruesas pestañas y abundante cabello oscuro. Ya no es tan delgada cómo en aquel tiempo en el que la alimentaban a sus conveniencias, ahora es curvas y tiene la suficiente confianza para hacer ademan de ellas y sé que lo usa cómo un arma para conseguir lo que quiere. Es inteligente y astuta, pero le gusta fingir que es solo diversión y un buen momento.
Quiere creer que desea morir, pero estoy bastante seguro de que sigue siendo una guerrera que quiere sobrevivir a lo que sea porque es fuerte y en su interior, ella lo sabe.
—Eres tú...
Con honestidad no sé lo que me iba a preguntar, pero estoy suponiendo que algo sobre los mensajes o las advertencias de peligro, así que la interrumpo.
—No, no soy yo. Soy uno de los tipos malos, pero no de ese bando, pero tranquila, vamos a ayudarte.
— ¿Qué sabes?
Mi teléfono vibra y no tengo que verlo para saber que se trata de Lorenz esperándome.
—Por lo visto más que tú, cuídate —Termino por responder—. No puedo hacer todo el trabajo, pónmelo un poco más fácil, vida. Ahora, date prisa, creo que podrías perder el próximo bus.
—Espera, espera...
Me toma un poco sorpresa que se acerque al auto y que de hecho no me aleje aunque sí me tenso. Espero su próximo movimiento que es estirarse. Huele a la salinidad del mar, me arrebata los lentes de sol y le devuelvo la mirada, no me pierdo la manera en la que sus labios se abren y sus pestañas bajan un poco.
No hay reconocimiento en su mirada, lo que es un poco decepcionante y en parte bastante bueno porque no arruinará el curso de los planes. En su defensa, ha recibido tanta droga a lo largo de los años que su cerebro lucha muy fuerte, además, supongo que también he crecido lo suficiente y he cambiado en uno que otro aspecto.
Pero lo que sí sé es que le gusta lo que ve basándome en la manera en la que un sutil sonrojo le tinta los pómulos y sus pupilas se le agrandan un poco.
—Vida, no debiste hacer eso ¿Ahora cómo impedirás no soñar conmigo? —Me burlo y sus cejas se juntan un poco.
— ¿De dónde eres? ¿De dónde es tu acento? ¿Quién eres?
Sus preguntas vienen una tras otra y de nuevo paseo la mirada por su rostro, asociando las facciones adultas con las que una vez fueron más infantiles. Me lamo los labios y sus ojos siguen el recorrido y ahí está una de las razones por las que la llamo vida: me trae calidez en donde todo siempre es frialdad e indiferencia, hace que arda aún más mi fuego.
Parece confundida de la tensión creciendo entre nosotros, a mí me divierte incluso podría decir que la disfruto.
—Aun no es el momento, vida —Hago una pausa adrede— y francamente deberías quitar tus manos de mi auto, están sucias y me cabrea que ensucies algo que es mío.
No es que hable simplemente de mi auto, pero esos son pequeños detalles y en sus ojos crece una chispa de algún tipo de emoción antes de que retroceda pareciendo desconcertada.
No parece asustada y es raro, porque incluso cuando las personas no saben quién soy o de lo que soy capaz, suelo despertar incertidumbre cómo mínimo, no suelo inspirar emociones banales e inservibles cómo bondad, amabilidad y cercanía, lo que está bien, porque las personas en su gran mayoría me estorban y si no tienen uso para mí, no me importan.
Una vez más pregunta quién soy y por qué la llamo vida. Me cuestiono si quiero responderle o ignorarla. Termino por darle algún tipo de sonrisa, qué bueno ha sido que me quedé para este momento que es casi entretenido.
—Porque sorprendentemente me estás haciendo sentir vivo. Se mala, pero no tanto —termino responder sabiendo que ya debo irme.
Que esto solo fueron unos pocos minutos robados de una tentación a la que me resistí durante días, pero que hoy tuve que ver de cerca.
Le doy un último vistazo decidiendo dejarle mis lentes de sol porque no quiero tocarla y que algo muy estúpido suceda, antes de poner el auto en marcha y alejarme, viéndola por el espejo retrovisor cada vez a más distancia hasta que mi vista la pierde.
Un día no estaremos tan alejados incluso si no sé qué significado completo tiene eso.
Sé que quiero que sea más que un experimento o sujeto, deseo que tenga el control de su potencial, que se conozco a sí misma y no la usen, que dejen de darle tanta mierda en drogas. Sin embargo lo que no sé todavía es la profundidad de mi deseo egoísta por ella.
***
Bajo la vista a mi camisa viendo la asquerosa mancha húmeda viscosa y con lentitud la alzo de nuevo, viendo al frente a la basura colgando antes de volverme hacia Lorenz que suspira con desgana sabiendo lo que se viene.
—¿Él me escupió? —pregunto, aunque no necesito confirmación.
Lorenz observa cómo me saco la camisa hasta quedar con el torso desnudo, tomo gran parte de la camisa en un puño, dando unos pasos al frente hacia el hombre que cuelga de sus brazos y cuyo rostro se encuentra ensangrentado.
—Esta camisa vale más que toda tu puta existencia y la has arruinado, lo que sin duda me cabrea —Hago un chasquido con la lengua—. Antes te iba a matar, pero ahora te mataré con saña.
—Nik, en serio tengo planes de ver de nuevo a canguros antes de tomar mi vuelo. No seas quisquilloso, cómprate otra camisa. Solo mátalo —pide Lorenz con una nota de fastidio en su voz.
Tomo un cuchillo tras arrojar la camisa al suelo y me acerco a esta basura de dónde Lorenz ya sacó información con una tortura psicológica bastante experta, estoy seguro de que este ser habría preferido el daño físico por encima de la tortura a la que se ha sometido durante un par de días a manos de mi hermano.
—Esto es por mi camisa —Le clavo el cuchillo en el abdomen y lo retuerzo sin perderme ninguna expresión de dolor en su rostro cuando lo saco—, esto es por ponerle tus asquerosos dedos encima y marcarla incluso si solo fue temporal —Lo apuñalo justo en el ombligo—. Porque sé que la tocaste y agradece que fueron solo moratones en sus brazos o te haría algo peor.
—Habla de la sujeto número dos por si no te ubicas —dice Lorenz—. Le has dejado moretones cuando la arrastraste de vuelta a su piso, la creíste una muñeca y a Nik eso no le gusta.
—Esto es por tan siquiera relacionarte con un Fischer —Le clavo en el costado sintiendo su sangre caliente correr entre mis dedos, le sonrío— y esta es porque quiero seguirte causando dolor hasta que mueras y estés tan cubierto de sangre que ningún espacio de tu piel se encuentre limpio.
Le apuñalo el otro costado, voy de manera ascendente sin querer asesinarlo de inmediato, pero Lorenz tiene razón, el tiempo apremia por lo que le concluyo pocos minutos después apuñalándole la garganta y cierro los ojos cuando tose sangre que me cae sobre el rostro, aunque ya tenía algo de ella con las múltiples puñaladas.
Dejo el cuchillo enterrado en su garganta y me giro hacia Lorenz que me ve de arriba abajo y retrocede cuando la sangre derramándose de la basura casi alcanza sus zapatos mocasines.
—Bueno, fue más rápido de lo que esperaba —Es lo que dice— y menos sangriento, lo que Andy y su equipo de limpieza te agradecerán.
Me encojo de hombros y camino hacia el otro lado de la habitación, desnudándome y metiéndome debajo de la ducha de agua fría. Maldito Andy, tiene dinero y no es capaz de pagar por agua caliente o tal vez lo hizo adrede para molestarme, es demasiado atrevido y poco temeroso.
—Tengo ropa en el auto ¿Puedes ir por ella o solo te quedarás viéndome bañarme, Lo?
—Tu humor hoy podría matarme de lo dulce que está —dice con sarcasmo antes de salir del lugar.
Tomo un cepillo, que espero no tenga sarna, para restregarme la sangre de las uñas. Sé que tomaré un baño mejor al llegar al hotel, pero por ahora esto servirá.
Lorenz regresa y no tardo en vestirme. Cuando los hombres de "limpieza" aparecen no hacen preguntas y simplemente comienza a recoger el cuerpo y encargarse de los suelos mientras salimos de la habitación.
—¿Qué información le sacaste hoy? —pregunto.
—Están en una nueva variante y esperan esta termine de "perfeccionarlos". Sujeto número uno está muy cerca de su prototipo soñado y número tres es realmente una máquina. Ellos tienen una afinidad ¿Sabes? Es algo perturbador, como si fuesen uno mismo y no pudiesen desconectarse.
»Número tres para ellos es perfección, pero son codiciosos y quieren todavía más. Sobre la droga BK7-Z están muy cerca de encontrar un prototipo más avanzado, hicieron pruebas con dos personas más aparte de la chica que siempre han tenido y murieron. Uno murió en el acto y otro se fue degenerando. En cuanto a la otra droga que mató a estudiantes hace unos años, quieren retomarla, pero aún no saben en qué manos ponerla. Creo que querrán que Andy la arregle lo que sería bueno para tener muestras, pero fatal porque tendría que avanzar algo en ella si no quiere que lo cuelguen.
»También hay más gente involucrada de la que esperábamos y tengo mis dudas sobre algunos. Quieren llevarse a uno de los sujetos a Austria, pero la basura no me dijo a cuál.
—¿Por qué querrían llevar a un o una sujeto a Austria si no están completos "perfectos"?
—Cosas que tendremos que indagar y te tengo malas noticias.
—Uhm, veamos qué tan malas.
—Creo que los De Rosa decidieron que el honor no es tan importante y el dinero sí, porque al parecer están hablando con los Fischer a nuestras espaldas.
—Lo que quiere decir que en algún momento podré darles un golpe comercial y matar a unos cuantos. No es una mala noticia completamente, Maurizio estará feliz si alguno de sus parientes lo visita en el infierno. ¿Hay algo más?
—Tienen al amante de tu amor.
—No tengo ningún amor —respondo con sequedad avanzando con él por el pasillo, pero me detengo—. ¿Cuál de los amantes?
Porque dudo que fuese el niño millonario que hasta hace poco estaba en la playa.
—Caleb, el drogadicto que la agredió.
—Ah, a ese quería matarlo yo —Me lamento—. ¿Qué pasó con él?
—Sabía demasiado y creo que quería extorsionarla, pase por su piso y parecía seriamente obsesionado con tu amor —Retomamos la caminata—. Lo tomaron y seguramente van a matarlo, pero no nos importa.
»Están buscando a dos sujetos nuevos para también comenzar a probar las drogas con ellos, tal cómo Andy lo sospechaba, ya que quieren ver con qué rapidez surgen los cambios a diferencia de los originales que lo han tenido toda una vida.
—Tienen que tener candidatos para ello.
—Andy se pondrá en ello, pero sin levantar sospechas, pero no puede hacer la vigilancia y jugar con del lado de los Fischer al mismo tiempo, lo veo extremo.
—De acuerdo, eso lo cubrirá el chico nuevo —digo retomando la caminata.
—¿Qué chico nuevo?
—El que veremos en este momento. El conejillo número cuatro —Enarca las cejas con sorpresa, pero asiente.
— ¿Qué más le sacaste al muerto?
—Una buena noticia para ti, chico enamorado —dice con burla.
Meto la mano en el bolsillo de mi pantalón, saco un pequeño sobre de papel que desgarro con los dientes antes de echarle azúcar en el cabello, maldice y luego ríe.
—Ja ja ja qué gracioso, Niklas.
—No es que lo hiciera para hacerte reír —digo deteniéndome frente a una de las habitaciones con ventanales de vidrio— ¿Cuál buena noticia?
—No puedo creer que traigas contigo sobres de azúcar por el simple placer de echármelos encima —Suelta un bufido, lo veo esperando respuesta a mi pregunta y rueda los ojos.
»Ella podría vivir sin la droga, sufriría el mismo proceso que un adicto y posiblemente se vuelva loca sangrienta sin ese control, pero no sería nada nuevo ¿No? No después de cómo mató a sus padres, tendría consciencia y es que hay algo peculiar con ella.
—¿Ah, sí? —Hago ademan con la mano para que continúe y deje el suspenso.
—Es emocional, eso fue lo que la impulsó a la carnicería que hizo con sus padres. Necesita de emociones para infligir dolor, por eso la encontraban defectuosa, porque no podía o puede hacerlo por órdenes. Necesita sentirlo, querer eliminarlos, así que en el futuro procura no molestar a tu amor.
—Lorenz —digo con escasa paciencia—, no te desvíes y dime qué pasa sobre limpiarla de la droga.
—Tendría que quitarse de a poco, pero hay que tener en cuenta que nunca será una mujer normal, ninguno de los conejillos será una persona normal, esos cambios ya están hechos, pero al menos no necesitarán seguir consumiendo esa mierda por el resto de sus vidas.
»Ya tengo otro pequeño lote que Andy consiguió, lo tengo asegurado para llevármelo hoy conmigo a Austria. Cuando llegues en unos dos días, espero tener algunos avances.
—Bien, todo está saliendo bien. Tomará tiempo destruir a los Fischer, pero lo lograremos. Saber que son culpables de tantas cosas, quiero hacerlos sangrar a todos.
—Otra cosa, Nik —dice y volteo a verlo notando la seriedad en su voz—. Se la dieron a Bryce Rhode.
—¿Qué quieres decir con qué se la dieron?
—Que los Fischer se la regalaron, le ofrecieron un conejillo y la escogió. Quiere decir que cuando no les sea útil o la quieran castigar se la darán ¿Qué creen que es su dueño? ¿Qué podría venir a Australia y tomarla? ¿Qué la creen su mascota?
—¿La ha tocado?
—No, no la ha visto en persona siquiera. Está demasiado ocupado obsesionado con el chico de la universidad.
—No la tocará —Vuelvo la vista al frente—, porque va a morir antes de hacerlo. Ella no es el regalo de nadie, mucho menos de esa mierda inservible que sigue respirando por cuestiones políticas.
»Pero en cuanto vislumbre una pequeña brecha en donde su muerte no desate una guerra que aún no queremos, me encargaré de que muera. Tiene demasiado tiempo estorbando.
—Aun quiere muerto a Die —Me recuerda—, así que sí, en algún punto tendrá que morir.
—No podemos matarlo ahora —digo pensativo—, pero podemos darle herramientas a alguien más para empujarlo a ese destino. ¿Dices que aun fastidia al chico universitario?
—Supongo que su plan es atormentarlo hasta enloquecerlo y matarlo.
—No parece una pelea justa. Un chico normal contra el hijo de un mafioso —finjo pesar—. Podemos volverla justa, tal vez un mínimo empujón. Hablaremos de ello cuando regrese, pero investiga cómo está esa situación.
»Ahora, vamos a enfocarnos en nuestro invitado —asiento al frente.
La persona dentro de la habitación aun no nos ve por lo que le doy un golpecito al vidrio con mi puño, cómo quien toca una puerta, y alza la vista aun sentado en la silla. Me observa con ojos negros rodeados de ojeras, su piel es más pálida que en las fotos y grabaciones, parece irreal, supongo que debe resultar desconcertante para las personas la primera vez que lo ven en vivo y en directo.
Siempre fue de tez clara, pero esa palidez extrema al punto de hacerlo parecer algo etéreo y de fantasía es producto de todo lo que le han dado a lo largo de los años.
—Parece de esos protagonistas de mangas que se lee Fabienne.
—Fabienne lee yaoi ¿Andas en esa onda? —Sonrío y no tengo que verlo para saber que rueda los ojos.
El hombre se pone de pie y camina con lentitud hacia nosotros, no luce asustado y no tendría que estarlo cuando es tan bueno asesinando y defendiéndose. Es un sobreviviente y sabe cómo sacarse de aprietos, en cierta manera despierta respeto por ser un luchador. Años sabiendo manejarse alejado de la mierda de los Fischer que los convirtieron en lo que hoy es.
Se detiene tan cerca del ventanal completo de vidrio cómo puede y desplaza su mirada de mí a Lorenz, frunciendo ligeramente el ceño. Le doy una palmadita a mi hermano en el hombro.
—Creo que le gustas, Lo, todo ese entrenamiento físico ha valido la pena.
Lorenz voltea a verme y le devuelvo la mirada antes de que se gire de nuevo al hombre pálido frente a nosotros que continúa viéndolo. Mi hermano le da un asentimiento y él ladea la cabeza hacia un lado antes de mostrarle el dedo medio. Rio.
—¿Crees que te odia o que quiere follarte? —pregunto.
—Me parece que me quiere matar —responde Lorenz.
—Sujeto número cuatro, Atlas Hoffman —digo cómo si Lorenz no lo supiera—. Sujeto desde los trece años de edad, actualmente veintiséis años, nacido en Serbia, familia directa asesinada, su papá pertenecía a la mafia de los Fischer y lo vendió para que experimentarán con él a cambio de ascender y dinero.
—Su primer asesinato luego de tres años de experimentos fue su papá, los Fischer se lo llevaron para evaluar sus progresos, lo mató a través de un abrazo, asfixiándolo y rompiéndole huesos, es de los más limpios de ellos al asesinar —dice Lorenz—. Escapado hace cuatro años con la ayuda de otro de los sujetos y retenido en esta habitación desde hace un año en el que Andy lo ha ayudado a limpiarse y entender todo —concluye—. ¿Crees que ya está listo para salir y ser nuestra ancla?
No estoy seguro de que no quiera matarnos, pero no me preocupo por nosotros. Sé que nos ayudará porque está hambriento de venganza y entiende que mientras toda esta mierda siga, él no será libre, además, sus protegidas sujeto uno y dos todavía siguen siendo experimentos y quiere liberarlas.
Lorenz pasa de mí y presiona el código en la puerta, abriendo la puerta de metal con un clic. Me sonríe.
—Averigüemos si me mata.
Lo veo encerrarse con Atlas, entretenido por lo que pudiese pasar, plenamente consciente de lo capaz que Lorenz es de defenderse y qué Atlas es altamente peligroso. No hablan, simplemente se ven y ladeo la cabeza a un lado.
—Matarse o follarse —murmuro viendo del uno al otro.
Lorenz le dice algo que hace enarcar una ceja a Atlas, solo el cielo sabe lo que mi hermano pudiese estar diciendo cuando el entrecejo de nuestro invitado se frunce. Luego mi hermano se saca un arma del borde del pantalón, le quita el seguro y se la entrega.
Puedo ver la desconfianza de Atlas cuando la toma y mi hermano le da la espalda, marcando el código y abriendo la puerta. Lorenz se encuentra dándome una sonrisa socarrona y pasa de mí.
—Me odia, pero no va a matarme, sabe que queremos ayudarlo, que somos su salida y la caída de los Fischer —Es lo que dice antes de perderse en el pasillo—, pero cuidaré mi espalda, muy bien no le caí.
Camino hacia la puerta, abriéndola de nuevo y manteniéndola así. Con el arma en su mano, Atlas me ve y hago un ademán con una mano para que salga.
—Ven conmigo, hay muchas instrucciones que dar y el tiempo corre. Soy Niklas, sí, ese del que Andy te ha hablado y me interesa demasiado acabar con los Fischer y sé que a ti también. No tienes nada que perder, pero sí mucho que ganar. Rätsel puede dártelo todo o tanto cómo quieras siempre que seas leal.
Se acerca hasta mí y extiende una de sus manos y lo entiendo. Siempre, desde que puede recordar, fue tratado cómo un sujeto, no una persona y algo tan normal como una presentación tiene importancia y es sinónimo de iguales para él. Estrecho su mano.
Sé lo que es estar indefenso, que te restrinjan y hagan con tu cuerpo lo que desean, dejándote con el dolor y la humillación de no poder detenerlo. No es el mismo sufrimiento el que padecimos, pero identifico algunas características de nuestros cautiverios.
—Bienvenido a bordo, Atlas, nunca más serás un número. Aquí no serás un sujeto, no te trataremos cómo a uno.
—Un gusto conocerte, Niklas —dice con voz gruesa y ronca, extendiéndome el arma—. Andy me ha dicho lo suficiente sobre ustedes los locos austriacos, estuve esperando.
»¿Cuál de todos era ese? —asiente, con el ceño fruncido, hacia donde Lorenz se ha perdido.
—Ese es Lorenz, el siguiente después de mí —Sonrío con burla—. ¿Te interesa? Les puedo organizar una cita. Está soltero y le gusta tener novia o novio.
Bueno, eso es mentira.
Lorenz no tiene novia o novio, Lorenz lo que hace es follarlo todo sin comprometerse a nada más que orgasmos, no los toma en serio.
—Lo quiero lejos de mí —sentencia con sequedad, caminando por el pasillo tras dejar el arma en mi mano.
—Matarse o follarse —repito poniéndole seguro al arma y comenzando a caminar para nuestra importante reunión.
Puedo ver que se encuentra tenso ante el hecho de que me da la espalda, es su demostración de confianza y lealtad hacia nosotros y sé que no es algo que hará en vano, porque estoy comprometido con obtener más poder y erradicar esa peste de los Fischer con sus drogas y sus parásitos, por supuesto que algunos se salvaran, pero no todos, porque más de la mitad de ellos son basura. Y aquellos que no mueran caerán y vivirán para contar la historia del día en el que a quiénes llamaban los locos austriacos, los hicieron sangrar.
Hellooo, bueno, confieso que me ha gustado estar en su cabeza.
Los que leen el rostro de una mentira ven aquí la escena de cuando Azhar fue a ver a Leonid surfear. Los que no leen la historia, no, no te obligo a leerla, cómo puedes ver, eventualmente las cosas se explican en cada historia así que deja la histeria, amor.
Pronto vuelvo con la segunda parte del final de esta historia que es introducción a enigmas.
Redes sociales:
Instagram/Younow/Tiktok: DarlisStefany
Twitter: Darlis_Steff
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro