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Epílogo II


Epílogo II

Sasha Belova 


4 años después...

Soy celosa.

No solo con Jeremiah—el cual es un rasgo que desarrollé solo un poquito más actualmente—, también lo soy conmigo misma, por eso estoy odiando mucho que la madre de Layla esté tocando mi vientre medianamente grande ahora. Ella está sentada a mi costado mientras que Jeremiah se encuentra en el otro, una de sus manos sobre mi pierna mientras parece escuchar atentamente lo que sea que su hermano y su padre estén diciendo mientras yo solo quiero huir a la habitación para evitar las manos codiciosas de esta mujer.

El tiempo se desliza entre los dedos con facilidad cuando sientes que eres feliz.

Han pasado cuatro años desde que Jeremiah y yo decidimos comprometernos.

Tres desde que nos casamos.

Por supuesto que no puedo decir que todos estos años han sido felicidad absoluta porque no es así, sin embargo, no han sido situaciones que puedan eclipsar lo mucho que me gustan estas etapas de nuestras vidas.

—¿Qué sucede? —Parpadeo varias veces ante la voz de Jeremiah notando que lo he estado viendo fijamente, sonrío lentamente ladeando la cabeza y él sonríe en respuesta inclinando su rostro hasta besarme. Bajo la vista a mi vientre cuando vuelvo a sentir la mano de la mujer allí y evito una mueca con mis labios.

—Tengo frío, iré por otro abrigo ¿Me ayudas a ponerme de pie? —Él arquea una de sus cejas y su ceño se frunce.

—Voy yo—Sacudo la cabeza negando mientras abro mucho los ojos.

—¡No! no, yo voy, de paso necesito ir al baño—Asiento efusivamente y Jeremiah entrecierra sus ojos hacia mi antes de ponerse de pies para ayudarme, abandono la sala disculpándome, tan rápido como mi vientre me permite caminar llego a la habitación. Es la misma que hemos ocupado cada vez que venimos a Keaton, cosa que hemos hecho muchas veces desde hace años, pensé que tal vez podría tener algún rechazo por el lugar luego de lo sucedido aquel febrero, sin embargo, no es así.

Me muevo hacia el armario deshaciéndome del abrigo porque la habitación es más cálida, antes de ir al baño, me encargo de mis necesidades y regreso a la habitación solo para decidir que puedo quedarme aquí en lugar de volver a simplemente escuchar las conversaciones allá abajo. No es la primera vez que lo hago sobre todo porque ahora paso mucho tiempo algo irritada y quiero evitar ser hostil con la madre de Layla manoseando mi vientre.

Odio convertirme en el centro de atención por mi embarazo, no me gusta que quieran tocar mi vientre incluso sin mi permiso y que estén especulando sobre si es niño o niña, odio que hablen tanto de mis hijos.

Desvío la vista hacia la cama y no necesito buscar más razones para quedarme en la habitación mientras observo a la pequeña dormir.

Nuestra hija.

Aspen Greythorne Belova nació hace dos años y medio aquí en Keaton; con el cabello negro igual al de Jeremiah y los ojos verdes de mi familia nuestra pequeña ha resultado ser más que hermosa y—a pesar de su corta edad— parlanchina e inteligente, además de ser algo caprichosa, creo que ella podría ser un poco manipuladora también, pero no voy admitir que eso lo heredó de mi y del hecho de que no podemos negarle nada o al menos Jeremiah porque resulta que soy yo quien debe poner límites cuando es necesario.

Es la primera nieta Greythorne por tanto es imposiblemente consentida cuando está aquí, sin embargo, no es que sea muy diferente cuando estamos en Saint Naldens, si ella dice rana entonces verás a Jeremiah saltar por ella. Así que ya puedo imaginar lo caprichosa que será en el futuro.

Me subo a la cama buscando rápidamente una posición que me acomode lo suficiente, así que termino con una almohada entre mis piernas y otra bajo la espalda a pesar de que me encuentro sobre mi costado, extiendo una mano y deslizo uno de mis dedos sobre la sonrojada mejilla de Aspen, inclinando mi rostro hacia su cabello para aspirar su olor y observarla como la madre algo obsesionada que soy.

No es que quiera presumir, pero no esperé que ella fuera tan hermosa. Es decir, obviamente, no hay nada feo entre Jeremiah y yo, pero ella es jodidamente perfecta incluso si cuando recién había nacido no era tan bonita. Jeremiah suele burlarse de mi reacción cuando ella apenas había nacido, no me juzgues, yo había pasado horas de dolor esperando por ella y no era una cosita preciosa hasta varios días después.

Abrazo su pequeño cuerpo contra el mío sabiendo que eso puede despertarla, aunque tiene el sueño pesado igual que su padre. Presiono un beso en su frente cerrando los ojos en el silencio de la habitación.

Cuando descubrí mi primer embarazo estuve algo asustada, mentiras, asustada no alcanza a describirlo, todavía puedo recordar el pánico cuando la doctora dijo que en mis análisis había dado positivo para embarazo, sin embargo, no quiere decir que no lo quisiera, sobre todo porque era lo que buscábamos, por ello habíamos abandonado cualquier método anticonceptivo meses atrás.

Los primeros dos años desde que Jeremiah recuperó la memoria viajamos mucho, lo suficiente como para que ya casi no tengamos destinos interesantes a donde ir porque ya marcamos los que yo quería y porque ahora quiero esperar que nuestros hijos crezcan para que puedan recordar qué lugar visitaremos con ellos, lo cual no significa que ellos nos impidan viajar, al menos Aspen no lo hace y mi vientre tampoco.

No pasa mucho tiempo antes de que la puerta del cuarto se abra y sonrío sin abrir los ojos todavía abrazando a mi hija contra mí luego de cubrirnos con la sabana.

—¿Esa será tu estrategia cada vez que quieras huir, Belova? —Suelto una risita cuando se acerca, retirando la almohada al otro lado de Aspen se cierne en el espacio vacío, me encojo de hombros abriendo los ojos.

—Alégrate, evito ponerme maleducada y grosera—murmuro, se recuesta apoyando su peso en uno de sus codos mientras se inclina hacia mí, presiona un beso en mis labios y luego sobre el cabello de Aspen—. Además ¿por qué iba a estar allá siendo manoseada por Tania cuando puedo estar con mi hija? Tengo que disfrutar de ella cuando duerme porque cuando está despierta eres su favorito.

—Aspen no tiene favoritos.

—No, por eso de todo lo que come tienes que comer primero y la mayor parte del tiempo no duerme si no estás cerca—ironizo rodando los ojos y él ríe entre dientes—. Ella es una niña de papi, Greythorne

—¿Celosa, Belova?

—No, voy a malcriar los siguientes para que me amen solo a mí.

—Seguro—murmura extendiendo una de sus manos hacia mi vientre, el movimiento bajo su palma es inmediato—. ¿Tienes hambre?

—No, pero si me estás ofreciendo algo sí puedo comer—Él vuelve a reír y Aspen se mueve bajo mi abrazo, la miro cuando bosteza antes de acercarse más a mi pecho a pesar de que mi vientre le impide abrazarme.

Los grandes ojos verdes se abren unos segundos después y hace un ruidito adormilado antes de acercarse más, sonrío deslizando mis dedos por su cabello y otro bostezo la abandona mientras parece ubicarse en el tiempo y espacio luego de las horas que ha estado durmiendo.

Todavía es bastante temprano, pero ella estuvo jugando hasta más de mediodía con Astrid y Ashley así que se durmió a media tarde.

A pesar de mi reticencia con la primera puedo dejar que juegue con mi hija siempre y cuando pueda observarlas, admito que no es la misma chica que casi me mata aquella vez, sin embargo, eso no quiere decir que voy a confiar en ella con Aspen cuando no puedo supervisarla.

Y tampoco es que confíe demasiado en las gemelas juntas, sobre todo porque descubrí que Ashley no comenzó a ser amable conmigo solo por ser iluminada por algún ente divino ese día en la cafetería la primera vez que vine a Keaton, lo había hecho por molestar a Astrid quien no me soportaba—tampoco es como que nuestra relación haya cambiado pues, aunque puedo socializar con ella mientras está la familia Greythorne reunida, no quiere decir que seamos amigos intimas— y a pesar de que Ashley ha seguido siendo amable todo este tiempo no puedo evitar que eso me moleste un poco.

No me gusta ser el medio para un fin de esa manera.

—Es hora de la cena, señorita—Aspen frunce sus labios tallando sus ojos con el dorso de su mano antes de que su brazo intente rodearme para no alejarse de mí, rio besando su mejilla y luego la sopla causando sonidos que la hacen reír—. Anda, luego vuelves a dormir, tu papi te llevará a cenar—Jeremiah la alcanza luego de unos segundos alzándola en el aire antes de abrazarla contra su pecho y ella ríe encantada por esto.

No es mentira que ella es una niña de papi.

No hay nada que Aspen espere con más emoción que la llegada de Jeremiah en las tardes luego de estar en el bufete, hay un montón de juegos de mesa en casa con los cuales juegan, a pesar de que Aspen no es tan grande como para entenderlos completamente, pasan mucho tiempo en ello, los rompecabezas son sus favoritos.

Ella es tan pequeña en los brazos de Jeremiah que no puedo evitar que mi corazón se derrita ante la imagen, mi teléfono está lleno de fotos de las veces en que se quedó dormido con ella sobre su pecho.

Al nacer ella prácticamente cabía completa entre sus manos y creo que los primeros días de nacida él tenía miedo de lastimarla por lo pequeña que era, sin embargo, Aspen era quisquillosa en las noches y yo delegaba la tarea de dormirla a Jeremiah.

Tal vez desde ahí surge su conexión, con el tiempo Aspen no dormía a menos que sintiera a Jeremiah cerca así que por eso puede que sea tan apegada a él.

—¿No quieres nada especifico, Belova?

—No, pero me pueden traer lo que sea, voy a descansar los ojos—murmuro acomodándome bajo las sábanas.

—Vamos, abejita, tu madre va a descansar los ojos—Le dice dejando un ruidoso beso en su mejilla.

—¿Los ojos?

—Si, ve a cenar y luego vuelven—respondo yo desde mi lugar.

—¡Chau, mami, te amo! —Miro a Aspen agitando su mano y luego arrojándome un beso como si ella fuera a hacer un viaje de tres meses lejos de mí.

—Chao, cariño, recuérdate de tu madre en tu largo viaje por el mundo—Jeremiah ríe saliendo de la habitación y cerrando la puerta a sus espaldas.

La razón por la que estamos en Keaton es la fiesta de cumpleaños de John, mañana cumple once años de vida y casi dos años de ser adoptado por Lorraine y Sebastián, no sabía que ellos habían decidido adoptar hasta que lo mencionaron hace un par de navidades atrás, así que puede que yo haya sugerido ese refugio específicamente. El proceso de adopción fue largo y para John adaptarse a Saint Naldens—donde vive con sus padres porque Sebastián todavía dirige F&G—fue una odisea, la razón por la que van a celebrar su cumpleaños aquí en Keaton es porque quiere invitar a los niños del refugio, sus amigos.

Mi hermano vendrá mañana con Gretha, su hija que ahora tiene cuatro años, trato de mantenerlo cerca de mí para ayudarle con ella; y probablemente la chica que ha estado cuidando la niña desde hace unos meses.

Ha sido todo un desafío para él cuidar de Gretha y constantemente estar al pendiente de las niñeras que elige desde que Daria desapareció sin motivo alguno hace varios meses. Solo salió una tarde y jamás regresó.

Soy consciente de que Jared ha hecho todo y ha contratado a todas las personas necesarias para encontrarla, sin embargo, no hay ni siquiera un rastro qué seguir, ella solo se ha esfumado, incluso dejando a Gretha sola esa tarde en la casa.

Suelto un suspiro pesado girándome para encontrar otra posición cómoda cuando me canso y hay un movimiento en mi vientre que me hace quejarme, giro sobre mi otro costado, acomodando suficientes almohadas por debajo de mi hasta que deja de ser incomodo y finalmente puedo dormir.



***




Si me preguntas como me siento diré que estoy enojada.

No es como que pueda evitarlo, realmente es jodido la manera en la que mi humor se va en picada porque ya no está el plato en mis manos y siento la humedad pegajosa en mis pies por el jodido pastel que hace un momento sostenía y ahora alguno de los niños corriendo por el patio de la casa de los padres de Jeremiah me ha hecho tirar. Sin embargo, cuando Jeremiah se acerca— porque lo he llamado— le ofrezco una breve sonrisa tensa señalando mis pies. No los miro, pero siento la humedad del betún del pastel

—¿Te busco otro?

—Ya no quiero pastel—Sacudo la cabeza negando mientras empujo los mechones de cabello lejos de mi rostro—. Solo necesito limpiar ese desastre ¿Me ayudas? —Asiente observándome cautelosamente.

No lo juzgo, mis cambios de humor con cualquier estupidez son realmente ridículos, sin embargo, no voy a quejarme, tampoco del hecho de que no puedo ver mis pies por el enorme vientre que tengo incluso si no hace tanto tiempo que estoy embarazada.

Desvío la vista por el jardín hasta encontrar a Aspen que ahora corre siendo perseguida por John, antes de finalmente dejarme guiar por Jeremiah al interior de la casa.

—¿Cómo sucedió eso? —cuestiona guiándome por el pasillo hacia el baño en la planta baja, camina detrás de mí con sus manos en mis caderas.

—No tengo idea, pero se siente asqueroso—Lo escucho reír y pellizco el dorso de una de sus manos en respuesta llevando mi mano libre a mi vientre.

—Tengo la impresión de que vas a ponerte quisquillosa luego de esto.

—Bueno, hubieras embarazado a alguien más y te librabas de esto porque tener que soportarme no se compara con el hecho de que estoy al menos del doble de mi tamaño y peso por tu culpa y no me estoy quejando...—Él se detiene rodeándome y yo frunzo mis labios disgustada, sus manos ahuecan mis mejillas, presiona un beso sobre mi boca y le correspondo apenas antes de que hable:

—Por lo que sé los bebés los hacen dos personas y no estabas quejándote de eso.

—En mi familia no hay genes gemelos, Greythorne, eso lo hiciste tú ¿no podías poner un solo bebé dentro de mí? —Él ríe demasiado risueño para mi propio humor este día, presiona otro beso sobre mis labios asintiendo.

—Bueno, asumo esa culpabilidad.

—Voy a demandarte por ello—Otra risa trepa por las paredes de su garganta erizando mi piel. El efecto de la risa de Jeremiah nunca pasa de moda para mí, mucho menos cuando estoy embarazada que normalmente me obsesiono con él.

Cuando estuve embarazada de Aspen creo que hasta lloré dos noches en que Jeremiah vino a Keaton y yo me quedé en nuestra casa, Thais se había quedado conmigo y me resultó estúpido estar llorando por él.

Estaba bien, sabía donde estaba, pero aun así tenía esa jodida sensación de soledad porque no estaba conmigo que me asustó la casi dependencia que había creado el embarazo. Me di cuenta de que era eso porque luego de que Aspen naciera, al menos un año después volví a quedarme sola en la casa y definitivamente no me sentía así.

Bueno. Esta vez no parece ser diferente, tengo la misma necesidad de tenerlo cerca y estar constantemente bajo su abrazo, es por eso que frecuentemente—con la excusa de que Aspen quiere verlo— vamos al bufete para almorzar con él. Y porque, a pesar de que fui yo quien renunció a F&G, extraño trabajar, no es como que lo haya abandonado completamente, me he adaptado a ayudar a Jeremiah, Carson o algunos de los demás abogados en la firma Greythorne & Dietrich cuando hay casos más complicados, pero no paso todo el día allí como solía hacer.

Jeremiah se ríe atrayendo mi atención nuevamente y presionando otro beso en mis labios antes de hablar:

—¿Por qué me miras así, Belova? —Empuja mis cabellos detrás de mis orejas y yo suspiro sin dejar de verlo.

—Su esposa solo observa como se ríe de su sufrimiento por el embarazo, abogado Greythorne.

—¿Sufrimiento? —Hago un sonido de afirmación pasando por su lado para continuar el camino al baño, sin embargo, me detiene haciéndome girar hacia él nuevamente—. Te amo, Belova, gracias por tener a mis hijos—Una de sus manos ahueca mi barbilla para besarme, llevo mis manos a su abdomen.

—Mejor ayúdame a limpiarme.

Jeremiah ya parecía feliz mientras éramos novios, prometidos y cuando nos casamos, aunque su felicidad ese día no podía competir con la mía. Habíamos hecho una boda enorme, o al menos yo, porque Jeremiah aceptaba cualquier cosa que yo quisiera allí, no iba a fingir humildad eligiendo hacer una fiesta sencilla cuando no es así como lo quería. A pesar de que habíamos elegido tener pocos invitados yo no quería una fiesta sencilla y por supuesto que Jeremiah iba a dejar que yo hiciera lo que quisiera.

El hecho de que no sepa decirme que no tampoco pasa de moda.

A pesar de todo eso, desde que descubrimos mi primer embarazo, todos los días él parecía un jodido niño con juguete nuevo. No me quejo, la idea que esto le haga feliz también me hace feliz además de mi propia felicidad por los bebés. Eso cuando no estoy quejándome por mi tamaño ahora.

—Listo ¿Conseguimos otro pastel para ti? —dice ayudándome a ponerme mi zapatilla nuevamente, sacudo la cabeza negando.

—Ya no quiero pastel, me tiraron ese y se me fue el hambre ¿Y si me dejas dormir?

—La fiesta apenas empieza, Belova.

—No para mí, no soy la festejada, John ni siquiera notará que no estoy si duermo cinco minutos ¿cierto?

—Si lo notará, sabes que eres como su mejor amiga—Sonrío.

—No hoy, tiene a sus amigos así que yo voy a descansar, le quedan muchos días para verme y ya le di su regalo—No lo dejo responder cuando ya estoy caminando fuera del baño y él ríe. Sin embargo, antes de que pueda ir muy lejos por el pasillo Lorraine, la esposa de Sebastián, se detiene delante mí, la observo curiosa.

—Alguien quiere hablar contigo—John aparece en mi campo de visión a un costado de ella. Es alto ahora, no tanto como podría llegar a ser un niño de su edad, pero definitivamente es grande y ha adquirido peso desde que lo adoptaron.

—Lo siento, tía Sasha—John extiende un plato de pastel hacia mí y yo alzo las cejas.

—Así que fuiste tu—Entrecierro mis ojos hacia él, sus mejillas se tiñen de rojo.

—No te vi.

—No me viste —repito alzando las cejas y sus mejillas se tiñen más, tomo el plato paseando mis dedos por su cabello—. Irónico porque ahora soy del tamaño de un auto—Él suelta una risita.

—No es cierto.

—¿Ah no? ¿Soy una mentirosa entonces, Jonathan Greythorne? —Frunzo el ceño interrogante y él sacude la cabeza rápidamente

—No dije eso, tía—Abre mucho los ojos y yo me inclino presionando un beso en su frente cuando parece avergonzado.

Siento que constantemente trata de no cometer errores, cuando hace algo mal se ve así, como si estuviera asustado, descubrí que se trata de miedo. Teme que cualquier error haga que sus padres se retracten de haberlo adoptado incluso si ya hace más de un año que vive con ellos y me rompe el corazón que todavía siente que puede perder lo que sus padres le han dado.

» ¿Me disculpas?

—Claro, cariño, no te preocupes—Sonríe ampliamente antes de alejarse corriendo, Lorraine nos sonríe antes de seguirlo y miro a Jeremiah haciendo sobresalir mi labio inferior en un ridículo gesto que hace Aspen, solo que a mi hija todo le queda bien, cuando quiere conseguir algo, siento mis ojos cristalizarse—. ¿No es adorable?

—Lo es, incluso si cree que puede coquetear contigo—Suelto una risita

—No lo hace—murmuro tomando la cucharilla en el plato, Jeremiah arquea una de sus cejas hacia mi—. Si el pastel vino a mí no iba a rechazarlo, Greythorne.

Regreso al jardín unos minutos después en los que Jeremiah se queda hablando con su hermano en algún lugar de la casa, en cuanto salgo el remolino de cabello negro viene hacia mi siendo seguida por John que rápidamente regresa a jugar con los otros niños cuando le sonrío haciéndole saber que se quedará conmigo, me inclino apenas un poco hasta lograr ver los grandes ojos verdosos de Aspen.

Una enorme sonrisa pinta sus labios y yo no puedo evitar sonreír en respuesta.

—¿Ya te cansaste de derretir a tus abuelos? Nos habías abandonado ¿eh? —Ella vuelve a reír, el sonido acariciando mis oídos—. ¿No estás cansada, bebé?

—¡Mami!

—Vas a hacer que quiera más bebés y ya estoy embarazada, cariño —Ella suelta otra risa a pesar de que no me entiende completamente y yo la alzo abrazándola a horcajadas por encima de mi vientre ella rodea mi cuello con sus pequeños brazos—. Vamos, has estado jugando mucho ya.

—¿Mucho?

—Si ¿no estás cansada?

No-oh—Para enfatizar su respuesta sacude efusivamente la cabeza haciendo bailar las coletas de su corto cabello oscuro, beso sus mejillas haciéndola reír. La bajo en cuanto hace amago de lanzarse lejos de mí y porque ella es demasiado pesada ahora, encaminandome hacia una de las bancas en el patio me siento observando a Aspen correr.

Tiene demasiada energía para haber estado jugando desde hace horas sin cansarse, ni siquiera ha tomado la siesta de la tarde, sin embargo, ella siempre se olvida de ello fácilmente cuando encuentra con quien jugar. Lo mismo sucede cuando Jared lleva a Gretha con nosotros.

Como si lo hubiese invocado mi hermano se acerca sentándose a mi lado, las ojeras bajo sus ojos son bastante notables, sé que no se trata solo del hecho de cuidar a Gretha, él no se ha rendido en cuanto a Daria, sin embargo, soy bastante consciente de como observa la pelirroja que le acompaña.

Ella no está aquí solo por cuidar a Gretha. Mi hermano no necesita que cuiden de su hija mientras está con él.

—¿Todo bien, Jar?

—Dentro de lo que cabe—Se encoge de hombros antes de volver la vista a mi vientre—. ¿Cuándo salen?

—Dentro de cuatro meses, solo si completo los nueve, dicen que los gemelos nunca llegan al final del tercer trimestre—Me encojo de hombros y él sonríe levemente—. ¿Vendrás cuando nazcan?

—Probablemente días después para que Gretha pueda cargarlos un poco más grandes, sabes que ella querrá hacerlo.

—Lo sé—Gretha es amante de los bebés, por alguna razón casi siempre se encuentra rodeada de ellos por parte de los familiares de su madre y aunque era pequeña cuando nació Aspen todavía estaba algo obsesionada con cargarla.

Desvío la vista por el lugar, la pelirroja que acompaña a mi hermano se encuentra jugando con varios de los niños, por un breve momento alza la vista como si buscara por el jardín algo antes de detenerla en Jared y castiga su labio inferior con sus dientes antes de volver la vista a Gretha, aprieto mis labios para evitar una sonrisa divertida.

—¿Todo bien con tu chica?

—¿De qué hablas? —Ladeo la cabeza hacia donde se encuentra la pelirroja y él resopla cruzando sus brazos sobre su pecho—. No es "mi chica"

—Seguro, pero ¿qué sucede? Tu no necesitas que una niñera te acompañe cuando andas con Gretha—Paseo mis dedos por sobre mi vientre hasta sentir movimiento dentro de este, sonrío distraídamente esperando una respuesta de su parte.

—Sus padres están de viaje, no quería quedarse sola en su casa así que la invité—Hago un sonido en mi garganta y él me observa entrecerrando los ojos a lo que solo me encojo de hombros.

—¿Cuántos años tiene?

—Veinticinco—Alzo las cejas, luce mucho más joven que eso, sin embargo, no opino, sobre todo, porque no está tan lejos de los casi treinta y tres años de mi hermano y porque, aunque parece intentar negarlo no creo que pueda resistirse mucho tiempo a lo que sea que veo entre ambos.

Más tarde, cuando la fiesta casi ha terminado y los niños han regresado al refugio el jardín está apenas presentable con todo el desastre que hicieron los niños. Guio a Aspen al interior de la casa, ella corre por el pasillo mientras la sigo y solo me detengo bajo el marco de la entrada a la sala cuando ya la veo sentada sobre el regazo de Jeremiah mientras él acomoda la pequeña zapatilla negra en el pie de nuestra hija.

—Papi ¿puedo comer más pastel? —Apenas puedo entenderla porque a veces olvido que Aspen no tiene ni siquiera tres años,

—Primero dime ¿Dónde estabas, abejita? —La cuestiona presionando un beso sobre su cabello.

—Gugando...

—Que rápido te olvidas de tu familia cuando encuentras con quien jugar, hace rato no te veía—Ella se encoge de hombros y ríe risueñamente mientras lo observa como suele hacer, como si alguno de nosotros pudiera conseguirle un unicornio rosa cuando nos mira, pero especialmente con él.

—Listo ¿A dónde ibas? —La deja en el suelo nuevamente, pero ella se arroja a sus brazos de regreso:

—¡Papi! —Él sonríe como si ella le hubiera bajado el jodido sol, la luna y todo lo que hay en la galaxia.

Él parece sentir mi mirada por tanto desvía la vista hasta encontrarme le sonrío un poco antes de encaminarme a la cocina por cualquier cosa que vaya a quitarme la sed ahora.

No me tomó mucho tiempo darme cuenta de que no había en mi un gramo similar a mamá, si bien ella había sido buena cuando yo era pequeña, su cambio inició cuando se casó por segunda vez, sin embargo, mi padre también influyó, su matrimonio nunca fue el mejor.

Y esa probablemente es la diferencia más grande aquí.

Jeremiah no solo es un excelente padre desde que Aspen estuvo en mi vientre, también es un maravilloso esposo y no creo que en el futuro yo tenga la necesidad de casarme nuevamente. De cualquier manera, tampoco creo que tenga el valor, no quiero a nadie más cerca de mis hijos de esa manera.

Sacudo la cabeza frunciendo el ceño ante el absurdo rumbo de mis pensamientos en el momento en que Jeremiah entra en la cocina abrazando a Aspen contra su pecho mientras ambos sonríen.

—A veces pienso que ustedes se leen la mente—murmuro bebiendo lo que queda de mi botella de agua, tomo la mano de mi hija cuando me la extiende y hago cosquillas en su palma con mi dedo índice.

—¿Podemos, abejita? —Ella asiente efusivamente y yo río, Jeremiah la deja sobre la barra a lo que ella gatea por sobre el mármol hasta llegar donde estoy. La ayudo a sentarse con sus pequeñas piernas colgando mientras me detengo delante de ella para evitar que se arroje hacia abajo.

—Oye, Greythorne ¿A dónde iremos para nuestro aniversario? —Limpio la barbilla de Aspen donde hay un rastro de chocolate oculto.

—Tu eres quien elige los destinos, Belova.

—Cierto, pero justo por eso deberías elegir esta vez—Se encoge de hombros y yo suspiro—. Llevemos a Aspen a Disney.

—¿A mí? —cuestiona ella al escuchar su nombre, le sonrío atrapando su nariz suavemente entre mis dedos haciéndola reír.

—Seguro, Belova.

—Allá ampliaremos la colección de peluches—Él ríe entre dientes cuando alzo las cejas varias veces ante eso.

A lo largo de los años hemos evitado comprar demasiados, sin embargo, hay alrededor de veinte peluches en total a los que no les he podido dar nombres que sean a raíz de los nuestros. Al menos desde el número cinco se me acabó la creatividad.

En el futuro tal vez le demos el pulpo Jesha a Aspen porque fue el primer peluche y ella la primera hija, sin embargo, no creo que lo haga ahora porque lo más probable es que lo destroce como ha hecho ya con un par de juguetes.

—Claro.

—¿Sabes? A veces es aburrido que no puedas decirnos que no, Greythorne.

—Si está a mi alcance y las hace feliz ¿por qué iba a negarme? —Ríe rodeando la barra para acercarse a nosotras. Vuelve a abrazar a Aspen cuando ella le extiende los brazos mientras me mira.

—¿Para no malcriarnos tal vez? Déjanos rogar un poco —murmuro y él sacude la cabeza, ahuecando mi barbilla con su mano libre presiona un beso sobre mi frente.

—No tienen que rogarme, ni a mí, ni a nadie, ni siquiera si algún día no estoy, voy a bajarles las malditas estrellas si me las piden—Mis ojos se cristalizan mientras lo observo—. Tu, Aspen, los gemelos y todos los hijos que quieras que tengamos son el único motivo de mis latidos, Belova, voy al infierno por ustedes si es necesario.

—Nosotros por ti—murmuro alzándome sobre las puntas de mis pies para besarlo—. Gracias por no rendirte conmigo, Greythorne.

—Habría sido el peor error de mi vida—Miro a Aspen que ahora recuesta su cabeza en el hombro de Jeremiah probablemente quedándose dormida.

—Ahora di lo que sientes por mí—Sonríe ahuecando mi barbilla entre sus dedos e inclinándose para besarme:

—La amo, señora Greythorne, mi corazón es suyo desde el primer día en que la vi—Presiono mis labios sobre los suyos sonriendo cuando presiona su mano sobre mi vientre.

—Y lo amo, abogado Greythorne—Presiono mi mano sobre la suya en mi vientre—. Tú, Aspen y los gemelos son el motivo de mis horas—Él sonríe presionando otro beso en mis labios, mi pecho hinchándose de orgullo ante todo el camino que hemos recorrido hasta aquí y todo lo que nos falta por recorrer.

—Siempre es un placer ser uno de los motivos de Sasha, señora Greythorne.




——— ❄ ———


Ahora sí llegamos al final, lloremos.

Muchísimas gracias por acompañarnos a Jesha y a mi en esta historia.

Muchísimas gracias por llegar hasta aquí, por cada voto, cada comentario y cada muestra de amor y apoyo hacia la historia y sus personajes, me alegra muchísimo que les haya gustado.

Y si no les gustó, de igual forma, gracias por llegar hasta el final.

Espero que hayan amado este camino tanto como yo amé trazarlo para entretenerles.

Recuerden que la historia es un primer borrador y yo escribo sobre la marcha, por tanto, si encontraron huecos en la trama o errores en algún momento, en el futuro será corregido. 

Ahora un par de respuestas:

¿La historia tendrá extras?

Si, habrá varios. Entre ellos la boda Jesha.

¿Habrá historia de Carson y Ashley?

Está planeada, pero no confirmada.

Soy la carlie del futuro ajajaja, la historia la encuentran como "El placer de odiarnos" 

¿Segundo libro?

No, ya amamos bastante a este par.

¿Sabremos algún día el significado del anillo?

La respuesta está en tu corazón.

Si tienen alguna pregunta pueden hacerla aquí:

Mención especial a Jenifer y Allena por aguantarme hablando todo el tiempo de Sasha, también a mi hermana mayor que la vi leyendo (mucho voto y poco comentario, mija, suéltelo).

Por último, tengo que agradecerle explícitamente por todo el amor al capítulo final, leí cada comentario allí (porque leo todo así que ojo con lo que andan diciendo de mí, chismosas) y no saben lo feliz que me hace que la historia les haya hecho sentir tanto.

De nuevo muchísimas gracias y nos leemos los corazones pronto, marionetas❤️‍🩹​. 

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