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Capítulo extra #1



¡¡¡Jesha llegó a 2 millones de vistas!!!

Muchísimas gracias por ser parte de esto, 2 millones de gracias y besitos, les dejo el primer extra de la historia, los siguientes traerán un par de pistas sobre algo más que ando escribiendo (no, no hay segundo libro) pero si está relacionado.

Espero que lo disfruten.

Besos, Carlie :)



Capítulo extra #1

Sasha Belova 

11 de junio 2021

A veces cuando recuerdo a mamá me pregunto ¿por qué soportó tanto?

¿Por qué amó tanto a alguien que claramente no estaba bien? es decir, si, solía ser bueno con ella, pero lo más probable es que hubiera momentos donde no lo fuera.

¿Por qué ella parecía no notar esos momentos?

No puedo comparar ese tipo de relación con lo que tengo con Jeremiah, sin embargo, todavía siendo nosotros hay veces en donde claramente me enojan sus actitudes como sé que a veces lo han hecho las mías y se lo hago saber, hemos estado enojados incluso días porque es así como funciona. Sabía que las relaciones de pareja tenían altas y bajas así que solo lo aceptaba, sin embargo, yo soy más orgullosa así que nunca doy mi brazo a torcer, aunque siempre termine cediendo a las disculpas de Jeremiah.

Muerdo el interior de mi mejilla mientras espero a que las puertas del ascensor se abran, cuando lo hacen relamo mis labios saliendo de la caja metálica deteniéndome solo un segundo para reír por todo el desastre en este lugar.

Quiero decir, creo que Jeremiah contrató pura gente que está algo loca en este momento.

Señora Greythorne—Alzo las cejas hacia la mujer de cortos cabellos rojizos que hoy se encuentran ondulados, es alta y siempre que la he visto suele vestir elegante, ella podría ser el tipo de persona que ves en las revistas.

Quiero decirle que todavía no estoy casada con Jeremiah, sin embargo, esa es la clave: todavía.

Hay un enorme anillo en mi dedo que confirma mi compromiso con él y nuestra boda es dentro de tres meses, vengo con frecuencia, nos ven besarnos en los pasillos cuando no podemos evitarlo y desde que G&D empezó hace unos meses fui presentada como su futura esposa ¿por qué iba a negarlo a estas alturas? sin embargo, todavía es extraño ser llamada de esta manera.

—Hola, Piper ¿qué tal todo por aquí? Además del desastre que puedo ver.

—Oh, discúlpenos por eso, estamos tratando de organizar la oficina que utilizábamos como almacén para el nuevo socio—Asiento distraídamente llevando mi mano a la cadenilla de mi bolso—. El señor Greythorne dijo que él estará llegando el próximo martes y todos estamos recogiendo los archivos que nos pertenecen de ese lugar antes de que el jefe mande a quemarlos—Ahogo una risita asintiendo—. No le quito más tiempo—Le resto importancia con un gesto antes de que ella corra hacia la oficina-almacén.

Jeremiah no quemaría los archivos, pero estoy sorprendida de la reputación de jefe cretino que el mismo se ha creado en su propio lugar, digo, el hecho de que él sea este hombre cursi y cariñoso conmigo no quiere decir que no sea estricto, siempre lo fue en F&G así que solo canalizó su más amargado ser interior para tomar el mando de su empresa.

G&D tenía tanto tiempo vagando por su mente que al momento de hacerlo realidad no hubo casi ningún inconveniente, elegimos un piso de oficinas en un edificio en el centro de la ciudad, no fue difícil conseguir asociados, tal vez podría decirse que lo más complicado fue elegir el personal capacitado para esto. Jeremiah no quería ser una competencia para F&G, por tanto, incluso si hubiese querido traer a los abogados que sentía estaban a su misma altura en astucia y capacidad no iba a hacerlos salir de allí.

Me detengo brevemente en la puerta de la oficina de Carson alzando una mano en saludo.

—Dietrich...

—Gnomo ¿Qué tal estás? —Alzo las cejas ingresando, por alguna razón hay un sofá en su oficina, es ahí donde se encuentra, demasiado cómodo como para que yo piense que está trabajando.

—¿Se supone que estás trabajando?

—Lo hago, Gnomo, pero si te enfocas en que es solo trabajo te vuelves amargado, casi como tu futuro esposo—Ruedo mis ojos encaminandome nuevamente fuera de la oficina.

—Que no te escuche decir eso.

—¡Ya se lo he dicho! —Le escucho responder antes de pasar hacia la oficina de Jeremiah rápidamente, sostengo con mi mano libre la puerta para abrirla y con la otra la bolsa del restaurante de donde traje nuestro almuerzo mientras vislumbro el interior de su oficina.

Alzo las cejas dramáticamente llevando mi mano a mi cadera, tal vez debí tocar, pero Jeremiah siempre dice que no es necesario que lo haga.

—Buenas tardes—musito, le sonrío amablemente a los dos hombres sentados de este lado del escritorio antes de dirigir la vista a él—. ¿Estarás ocupado por mucho tiempo?

—No, ya terminó la reunión—Veo la manera en que las venas de su cuello se notan y frunzo el ceño, solo Dios sabe qué clase de cosas estaban diciendo estos hombres como para que se vea enojado.

Jeremiah no suele mostrarse enojado frente a la gente, normalmente su calma es intimidante de por sí, tal vez un poco más que el hecho de que se enoje porque se ve calculador y como la persona que te enviará a un centro mental de dudosa reputación si te cruzas en su camino.

Creo que uno de los hombres tiene la intención de replicar, sin embargo, Jeremiah arquea una de sus cejas y eso basta para cortar lo que sea que fuera a decir. Rápidamente optan por abandonar la oficina y yo ingreso cerrando la puerta detrás de mí.

—Si me lo preguntas es caliente toda esa autoridad e intimidación que veo por aquí—Una de las comisuras de sus labios se eleva suavemente mientras se pone de pies, rodeando su escritorio para acercarse a mi evalúa con atención mi vestimenta.

No suelo usar vestidos y casi siempre que lo hago opto por los ceñidos elegantes que puedo usar en el bufete, sin embargo, el blanco vestido floreado que me hace lucir como alguna mujer hogareña de campo lista para un picnic en el césped me pareció bonito, sobre todo porque le da acceso a Jeremiah de meter sus manos debajo.

Las segundas intenciones siempre son interesantes.

—Belova—Dejo la bolsa de comida sobre el escritorio antes de extender mis brazos hacia él, presiona un beso sobre mis labios y yo hundo mis dedos en su cabello mientras sus brazos rodean mi cintura antes de pasear mi pulgar sobre su ceño suavizándolo.

—Hola, Greythorne ¿Cómo está todo? —Ladeo la cabeza vacilante, alza una de sus manos peinando los mechones de cabello fuera de mi hombro antes de acomodar la diadema en mi cabello, yo estiro mis dedos hacia su cuello aflojando el nudo de su corbata.

—Bien, nunca falta un imbécil que haga atrocidad y media—Suelto una risita entre dientes ante su tono frustrado—. ¿Qué tal tu día libre?

—Aburrido, así que tienes que prestarle atención a tu prometida, traje el almuerzo.

—Y viniste de postre—Una de sus manos se escabulle hacia abajo por mi costado y desliza sus dedos por la piel de mi muslo dónde termina mi vestido, río encogiéndome de hombros.

—Probablemente, ya sabes, para que me devores como manda la ley—Es su turno para reír.

—¿Qué tal hacer eso antes del almuerzo? —Muerdo mi labio inferior mientras lo miro esperando, su mano ahueca mis mejillas mientras baja su rostro hasta atrapar mis labios con los suyos, suspiro contra su boca dejando mis manos vagar por su abdomen distraídamente.

—Podríamos probar, según los médicos no es saludable comer el postre antes, pero es interesante y nos hace felices—susurro agitada.

—Por supuesto y déjame apostar ¿esa fue tu intención desde que te pusiste ese vestido?

—¿Por qué siempre tienes tan mal concepto de mí, Greythorne? —Llevo una mano a mi pecho fingiéndome ofendida mientras lo observo alzando las cejas. Él resopla volviendo a hundir su boca en la mía y sus manos ahuecan mi trasero bajo la tela de mi vestido, sus dedos rastrean los bordes de encaje de mi ropa interior y un suave gemido abandona mis labios cuando se aleja de mi boca y se inclina hasta mi oreja para susurrar:

— Siéntate en el escritorio y abre las piernas para mí, quiero el postre primero, Belova—La tensión se arrastra por mis muslos y casi puedo sentirme gotear ante sus palabras.

—También es caliente cuando crees que puedes tener el papel de jefe conmigo, pero te dejaré ganar—susurro rastreando con mis uñas la camisa blanca que se ciñe a su cuerpo, sintiendo las crestas de sus abdominales bajo la tela, me alejo de él dejando mi bolso sobre el escritorio y lo rodeo para sentarme al borde subiendo mis pies a los reposabrazos de su silla giratoria

» Aquí—musito extendiendo mis manos hacia atrás para recargarme en el escritorio—, Aquí porque eres el jefe ¿No? —Escucho como pone seguro a la puerta y luego se acerca, ocupando su silla sus dedos levantan el borde de mi vestido que se agrupa entre mis muslos y un sonido ronco trepa por las paredes de su garganta.

—Joder, que bonita la vista—Sonrío sintiendo su dedo índice deslizarse desde mi rodilla por la cara interna de mi muslo, suspiro.

—Ya sabes cual es mi favorita.

—¿De rodillas cuando me follas con tu boca, Belova? —Un gemido me abandona cuando su dedo llega hasta la unión de mi muslo y mi sexo, pero es su pulgar que se desliza sobre mi centro por encima de la tela de mis bragas, ascendiendo hacia mi clítoris y trazando un círculo sobre este que me hace retorcerme en mi lugar.

—Esa y cuando me follas desde atrás sobre el escritorio, cuando te miro sobre mi hombro...—Pierdo el aliento cuando se inclina hacia adelante y hunde su boca entre mis muslos, chupa mi clítoris por sobre la tela húmeda y mi espalda se arquea cuando su dedo índice hace la tela a un lado y su lengua recorre el mismo camino de su pulgar, todo mi cuerpo se estremece cuando culmina chupando mi clítoris.

—¡Joder...! —Hundo mis dedos en su cabello cuando traza un círculo con su lengua y luego la mueve de un lado a otro sobre mis pliegues. Recogiendo la humedad en mi centro—. ¡Dios!

—Te van a escuchar, preciosa—Es una broma, debe serlo, porque él realmente no puede pensar que eso me importa mientras él clava su lengua en mi carne y porque recuerdo que había dicho que mandaría a insonorizar la oficina cuando lo sugerí.

Porque, verás, toda la cosa de venir a verlo al trabajo e irme con el cabello despeinado y toda satisfecha sexualmente por supuesto que me llamaba la atención, en F&G no podíamos por las oficinas con paredes de cristal y porque ninguno de nosotros era un jefe allí, incluso si Jeremiah es hijo del dueño no podíamos perder tiempo de trabajo.

Dos de sus dedos se deslizan en mi interior y abandono mis pensamientos con un gemido, abro la boca para una respiración temblorosa y agitada en medio de la lluvia de sonidos que emito.

Jeremiah...Joder, por favor, por favor...

—No me ruegues, te daría el jodido infierno congelado si me lo pides, no tienes que rogarme—Entreabro los labios ante la vibración de sus palabras contra mi centro, atrapa mi clítoris entre sus labios al tiempo que curva sus dedos dentro de mí, mis paredes se aprietan alrededor de ellos antes de que introduzca un tercero y yo grite sintiendo la tensión enroscarse en mi vientre bajo, el cosquilleo recorriendo mis muslos.

—Greythorne, necesito...—Balanceo las caderas contra sus dedos, él deja de moverlos y soy yo quien se mueve contra ellos, haciéndolo entrar y salir.

—Y pensar que prometeremos estar juntos toda la maldita vida dentro de unos meses—Muerdo mi labio inferior balanceando las caderas más rápido sobre sus dedos, se pone de pies para que su boca encuentre la mía y vuelve a mover sus dedos, rápido y preciso, todos mis sonidos ahogándose en sus labios—. Toda la jodida vida para follarte suena bastante bien, Belova.

—Que afortunado, Greythorne...—Él ríe y yo clavo mis uñas en su antebrazo echando la cabeza hacia atrás, su rostro se hunde en mi cuello.

—Ven aquí—murmura luego de unos segundos, resoplo un quejido cuando sus dedos me abandonan justo cuando la tensión en mi vientre se tensa cada vez más, escucho el tintineo de la hebilla de su cinturón—. Baja del escritorio, vamos a que disfrutes la vista, Belova—Suelto una risita obedeciendo, giro sobre mis talones inclinándome hacia adelante para apoyar mis antebrazos sobre el escritorio, empuja mi vestido hasta que se agrupa sobre mi trasero y gimoteo cuando se alinea en mi entrada antes de empujarse en mi interior.

—Mierda...—Arqueo la espalda sintiendo sus dedos clavarse en mis caderas y lo siento inclinarse por sobre mi cubriéndome con su cuerpo, una de sus manos va a mi cabello envolviéndolo en su puño.

—Tan preciosa...—murmura contra mi oreja saliendo de mi y yo empujo mi trasero hacia atrás persiguiéndolo, mi cuerpo estremeciéndose, siento la humedad recorrer mis muslos y el obsceno sonido húmedo de mi sexo recibiendo el suyo casi me lleva al límite.

—Más...

—¿Más rápido, preciosa?

—Más...—repito entre gemidos, no sé lo que estoy pidiendo, pero cuando sus caderas embisten más rápido contra mi estoy segura de que era eso lo que quería.

—Lo que quieras, si me lo pides te lo daré—gruñe en mi oreja, asiento, desesperada, empujándome contra él, una de sus manos se escabulle por debajo de mi y acuna el nudo hinchado entre mis pliegues trazándolo con sus dedos.

No pasa mucho tiempo antes de que mis paredes palpiten a su alrededor y sienta la humedad crecer, abro la boca jadeando entre gemidos mientras mi cuerpo tiembla antes de que la estrellas estallen en mi visión cuando el orgasmo me atrapa y cuando se tensa lo siento correrse dentro de mi susurrando mi nombre, no puedo evitar mirarlo sobre mi hombro mientras esto sucede.

Y esta vista siempre ocupará el segundo lugar de las que amo ver cuando hacemos cosas como estas, la primera es cuando me arrodillo para llevarlo al orgasmo con mi boca, no hay nada tan caliente como su rostro iluminado por la lujuria cuando lo llevo a mi boca.

Cuando parece recuperarse se endereza y también me pone sobre mis pies, siento mis rodillas temblar y enredo mis manos en sus hombros todavía con la respiración agitada.

—Hola, Belova ¿Cómo estás? —suspiro extasiada, sus labios rastrean mi mejilla y hasta mis labios con una sonrisa perezosa.

—Excelente ¿Qué tal tu, Greythorne? —Su boca se hunde en la mía en lo que me resultaría una respuesta positiva, suelto un ruidito fastidiada sintiendo la humedad deslizarse por mis muslos, nos toma unos cuantos minutos limpiarnos en el diminuto baño de su oficina porque obviamente terminamos manoseándonos nuevamente.

No es hasta que estamos comiendo finalmente que le hablo sobre mi razón para venir.

—Creo que encontré lo que queríamos.

—Queremos muchas cosas, Belova, ¿específicamente qué es eso? —Ruedo mis ojos mordiendo un trozo de tomate en mi ensalada.

La casa, no está muy lejos de aquí y tiene un jardín enorme—hablo rápidamente abriendo mucho los ojos.

En enero comenzamos a buscar una casa para comprar, ciertamente no estamos desesperados y es por eso que a estas alturas no nos hemos decidido por ninguna, sin embargo, la boda es en agosto y a pesar de preocuparme por los preparativos también he enfocado mucho de mi tiempo en buscar a donde nos iremos a vivir luego eso.

A estas alturas creo que podríamos decidirnos antes de que termine el mes, sobre todo porque lo más probable es que haremos remodelaciones.

—Apuesto a que ni siquiera viste el interior—Arquea una de sus cejas con diversión cuando me encojo de hombros.

—Calumnias, si vi las fotos del interior, pero no voy a mentir, el jardín fue lo primero que vi y tiene cuatro habitaciones, sala, cocina, un estudio...—divago con un suspiro mientras él me observa entretenido—. Es preciosa, tiene todo el espacio del mundo para nuestros futuros hijos y probables mascotas—Él ríe—. Al menos vayamos a verla.

— ¿Cuándo?

—Mañana temprano, antes del mediodía.

—Igual estoy seguro de que si estás así de ilusionada te atreves a comprarla tu sola—Llevo mis dedos a un mechón de mi cabello haciéndolo girar mientras desvío la vista a mi comida.

—No creo que estés tan equivocado—Me encojo de hombros volviendo a comer.

Hemos estado viviendo juntos en su departamento desde que me pidió matrimonio en noviembre, sin embargo, todavía conservo el mío porque a veces necesito mi espacio, entiendo toda la cosa del amor, de estar al lado de tu pareja y no es que me moleste estas viviendo con él, pero Jeremiah dice que entiende que soy demasiado independiente y le doy la razón.

A veces necesito estar sola y agradezco mentalmente que al menos puedo hacerlo, conservar mi departamento para mi es saber que cuando quiero alejarme tengo a donde ir, me siento bien allí, pero volver a refugiarme en el apretado abrazo de Jeremiah siempre es mejor.

Bastante complicado de entender si me lo preguntas, pero tampoco me detengo a explicármelo a mi misma.

» Luego de ver la casa tenemos que ir a la repostería para elegir el sabor del pastel—Asiente distraídamente—. ¿Fuiste a que tomen las medidas para el traje?

—Fui ayer, Carson irá el lunes y mi hermano ya lo ha hecho —Asiente terminando su comida, luego de que termino la mía me pongo de pies rodeando el escritorio, ahogo una risa sintiendo mis rodillas temblar.

—Recuérdame venir más a almorzar y menos a follar.

—Eso no es conveniente para mi—replica y yo suelto un resoplido haciendo girar su silla para quedar frente a él, me inclino presionando un beso sobre su boca.

—Me tengo que ir, le prometí a Thais acompañarla a buscar una mascota—Presiono otro beso en sus labios dejando que su lengua se escabulla entre los míos.

—¿Bleu no es suficiente para ella? —cuestiona por lo bajo, clavando sus ojos en los míos.

Desde que Jeremiah y yo comenzamos a viajar con frecuencia decidí que lo mejor era que Thais tuviera mi mascota para ella, se lo regalé, aunque Bleu todavía me ve con frecuencia porque Thais pasa algo de tiempo conmigo, está acostumbrado a ella y no quería que el animalito comenzara a sufrir de abandono.

—Al parecer no—Me encojo de hombros, sus manos toman mis caderas haciendo sentar sobre su regazo y rodeo su cuello con uno de mis brazos acomodándome en mi lugar. Una de sus manos toma la mía y su pulgar rastrea el anillo de compromiso en mi dedo. Sonrío recordando cuando me pidió matrimonio en Las Bahamas.

Si pensé que el hecho de que hubiera mencionado que me pediría matrimonio meses atrás podía prepararme para ese momento estaba equivocada, admito que tanto tiempo entre haberlo mencionado aquel día en la bañera y el día en que me lo pidió en realidad me había hecho no estar tan pendiente de eso como hubiera estado los primeros días, sin embargo, no estuve asustada.

Le había pedido que no se arrodillara y recuerdo haberle mencionado mi opinión sobre las propuestas de matrimonio en público, el hecho de que recordara ambas cosas y en su lugar siguiera nuestra extraña tradición con los peluches en la intimidad de aquella habitación en Las Bahamas llena mi corazón de alegría cada vez que lo miro.

¿Qué había hecho yo en la vida para que nuestras vidas se cruzaran? No lo sabía, pero definitivamente debe haber sido algo bueno.

Sin razón alguna me quedo mirando los ojos de Jeremiah mientras me devuelve la mirada, si hubiera visto a otras personas hacerlo tal vez me parecería extrañamente cursi la cosa de solo mirarnos, sin embargo, verme reflejada en sus ojos a veces cubría cualquier conversación que pudiéramos tener.

Todavía no podía decir que no me asustara toda la cosa del amor, sin embargo, es obvio que lo he dejado atrás con Jeremiah.

—¿Y si dices lo que sientes por mí? —cuestiono rompiendo el silencio, sonríe, su mano ahueca mi barbilla y presiona un suave beso sobre mis labios antes de hablar:

—No soy tu marioneta, Belova. 


——— ❄ ———


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