Capítulo 7
Capítulo 7. Fingir que es real
Sasha Belova
14 de diciembre 2019
De pequeña no hice travesuras.
Mi hermano era demasiado correcto para eso, cuando mi madre se casó entonces no tenía la misma confianza con mi hermanastro y mi padrastro era sumamente estricto así que evitaba las travesuras, pero mientras camino con Jeremiah por el pasillo hacia la biblioteca siento que estoy haciendo una.
Está sumamente oscuro, me detengo en uno de los ventanales laterales donde entra un poco de luz de las farolas del exterior, la luna casi no puede verse por la posición de la casa y un par de árboles, vislumbro las luces que hay afuera, todo es muy lindo pintándose de blanco.
—Belova...—Me llama Jeremiah cuando nota que me he quedado atrás.
—Voy, voy—Vuelvo a caminar rápidamente detrás de él con rapidez, el sonido de mis pasos casi imperceptible por los calcetines que envuelven mis pies, meto las manos bajo el borde de mi abrigo para mi dormir cuando siento el frio tensar mis dedos apegándome mucho a la espalda de Jeremiah mientras lo sigo a la biblioteca.
—¿Has enseñado a alguien a bailar, Greythorne?
—Estoy seguro de que no—responde por la bajo. Abre la puerta, escucho la fricción de su mano buscando el interruptor en la pared antes de que las luces se enciendan y me deje pasar primero, suelto un jadeo sorprendida. Mis latidos se escuchan detrás de mis orejas mientras la emoción se agolpa en mi estómago y abro mucho los ojos.
—Que guardado estaba este secreto.
—¿Era un secreto?
—Por algo no me la habías mostrado—Me encojo de hombros antes de mirarlo entrecerrando los ojos.
—Lo había olvidado—responde y yo llevo una mano a mi pecho fingiéndome ofendida.
—Increíble, esto tiene que ser una broma—resoplo y noto la diversión en su mirada ante mi berrinche, me muevo por el lugar, inspecciono los estantes con múltiples libros, están organizados por colores. Paseo mis dedos por los lomos que puedo alcanzar mientras alzo las cejas sorprendida por tantos libros juntos.
Tengo un librero, no muy grande, pero tampoco es como que me guste el consumismo que significa la lectura, es por eso que no los guardo, todos los que he leído—a excepción de mis favoritos—los he regalado o vendido en alguna página web, de todas formas no es como que tenga mucho tiempo para releer libros, prefiero quedarme con la sensación de la primera vez, mis favoritos los tengo guardados porque algunos los he marcado y escrito con bolígrafos, se han vuelto algo muy personal de lo que no quiero deshacerme todavía.
—¿Has leído muchos?
—Solo de mi carrera, creo que mamá tiene algunos de romance por ahí, pero la mayoría son de papá—Asiento rápidamente y me muevo otra vez por el pasillo, luego me acerco a él mientras lo observo con los ojos muy abiertos, empujo mi cabello lejos de mi rostro y cambio mi peso de un pie al otro antes de preguntar:
—¿Volvemos aquí mañana?
—Puedes venir—Muerdo el interior de mi mejilla encogiéndome de hombros, atrapo un mechón de cabello entre mis dedos.
—No me gusta venir sola, siento que invado la privacidad o algo, recuerda que soy solo una intrusa aquí.
—No lo eres, puedes venir, pero está bien, podemos volver mañana en la noche, de todas formas, no creo que aprendas todos los bailes de una noche de fiesta en una sola noche—Desvío la vista.
—En realidad tal vez pueda, pero si tú lo dices—Me encojo de hombros vacilante y él me observa con los ojos entrecerrados. Se mueve hacia donde hay una computadora vuelvo a entretenerme viendo los libros mientras espero hasta que haga lo que sea que este haciendo allí, veo una ventana cerrada y me acerco allí, empujo las cortinas hasta ver a través del cristal el patio trasero de los Greythorne.
Me gusta ver el paisaje pintándose de blanco ahora.
—Ven—Volteo a ver a Jeremiah notando su mano extendida, me acerco rápidamente deslizando mi palma en la suya y aprieto mis labios ante el cosquilleo que genera su tacto,
Me atrae hasta que las puntas de mis pies envueltos en los blancos calcetines chocan contra los suyos descalzos, muerdo el interior de mi labio inferior clavando mis ojos en los suyos cuando me atrae mucho más acercando mi pecho al suyo y siento la manera en que este sube y baja con su respiración ligeramente discorde.
Su cuerpo al ras del mío hace cosas extrañas.
—¿Todo bien? —cuestiona, relamo mis labios sintiendo mi piel erizarse, un ligero estremecimiento se desliza por el centro de mi espalda mientras asiento.
—Todo correcto—respondo suavemente, lleva su mano a mi espalda baja presionándola hasta que estoy completamente contra él, mi cuerpo encajando perfectamente contra el suyo. Espera unos segundos hasta el inicio de la melodía antes de comenzar a balancearse llevándome con él, es suave y baja la canción que llena la biblioteca, suspiro envolviendo uno de mis brazos en sus hombros y giro el rostro alejándolo del suyo porque mi mente me lleva a cosas que no debería mientras estamos tan cerca, tan envueltos en una misma burbuja.
Tengo una nueva resolución, con la aclaratoria textual de que Jeremiah no me odia entonces tengo varias preguntas.
¿Por qué me ignoraba realmente?
Sacudo la cabeza bajando la vista para imitar sus movimientos y no pasa mucho tiempo antes de que consiga el ritmo de la música que supongo suena normalmente en los bailes navideños aquí.
—¿Con quién has bailado los años anteriores? —cuestiono luego de unos minutos, me hace girar antes de atraerme nuevamente contra su pecho y jadeo, se encoge de hombros, rodea mi espalda con su brazo antes de inclinarme hacia atrás suelto una risa suave subiendo una de mis piernas a un lado de su cadera antes de enderezarme.
—Mi madre, las gemelas, Layla y tal vez un par de mujeres que han asistido, nada demasiado comprometedor.
—Eso espero, no quiero a nadie luchando por tu atención como si yo fuera a quitársela, o sea sí, soy la novia oficial, pero no quiero shows—Alza las cejas haciéndome girar nuevamente y cuando una nueva canción comienza a sonar me aleja elevando las manos con las mías, bajo la vista hacia sus pies y observo la manera en la que baila la nueva melodía, ligeramente mas movida.
—Es un gran peso sobre tus hombros ¿no, Belova?
—Soy celosa, Greythorne y no me gusta que me hagan shows—Se ríe antes de hacerme girar nuevamente, cuando atrae mi cuerpo contra el suyo otra vez jadeo, la fricción entre nosotros mucho más comprometedora de lo que debería—. El otro día no me dijiste como fue tu relación con Layla—murmuro, relamo mis labios girando mi rostro y dejándolo descansar contra su hombro.
—Nada relevante, Belova ¿cómo se supone que es una relación?
—No lo sé, amor, confianzas, deseo, placer y más confianza, más amor, amistad. ¿Tenían eso?
—Tal vez al principio—Me alejo para verlo, su rostro está muy cerca del mío cuando alzo la vista, arquea una de sus cejas cuando lo pisoteo accidentalmente
—Lo siento, te dije que tengo dos pies izquierdos—Balancea la cabeza restándole importancia—. ¿Y al final?
—Dije que no habíamos quedado en buenos términos ¿no?
—Si, pero los veo muy normales ahora, quiero decir, no parecen enemigos o algo parecido—Aclara su garganta y hace una mueca con sus labios antes de hacerme girar como por milésima vez, parece que le gusta hacer eso, cuando su pecho presiona contra el mío nuevamente veo sus labios entreabiertos, su cuerpo al ras del mío y siento la manera en la que una de sus piernas casi se mete entre las mías, mi brazo se encuentra rodeando su cuello y, a pesar de que está cubierto por el abrigo que suelo usar para dormir, puedo sentir la tibieza de su piel contra la mía.
—Cuando hablaba de malos términos me refería a la relación amorosa, no es algo que vuelva a suceder si me lo preguntas, ciertamente siento mucho afecto por Layla, crecimos juntos, fuimos mejores amigos mucho tiempo y si no hubiéramos entrado a aquella relación probablemente seguiríamos siéndolo, pero eso no sucederá de nuevo—responde, la música termina, sin embargo, continuamos balanceándonos—. Ya dije que no me gusta su actitud y esa también fue una razón, no estaba mal que cambiara, solo que ese cambio no era lo que yo esperaba y no podía pedirle nunca que condicionara su comportamiento solo porque a mí no me gustara.
—Tienes razón—respondo asintiendo varias veces, relamo mis labios y su vista baja allí, le he descubierto haciendo eso más veces de las que puedo contar desde que estamos aquí y he hecho lo mismo unas cuantas veces también—. ¿Qué tal la última vez que hablaron de esto? ¿Cerraron el ciclo?
—Hablamos, lo cerré, no sé si ella también—responde, vuelvo a dar un asentimiento breve—. ¿Qué hay de ti, Belova?
—¿Qué sobre mí?
—¿Qué paso con tu última relación?
—No estoy segura de recordar por completo esa experiencia—Suelto una risita y él alza las cejas—. Normal, creo que tenía diecisiete en ese entonces, los demás no se pueden contar como noviazgos.
—¿Segura?
—¿Celoso, Greythorne? —Cuestiono con diversión y sus cejas se alzan más casi tocando el inicio de su cabello, resopla—. No te preocupes, no creo que haberlos visto dos veces o haber tenido dos ¿citas? Cuente como un noviazgo. Esto tampoco así que sigo célibe—Rio girando antes de envolver mis brazos en su cintura y balancearme al ritmo de la música que suena, vuelvo a tomar sus manos y comienzo a bailar llevándolo conmigo.
—¿No que no sabias, Belova?
—No sé, practico lo que me acabas de enseñar—respondo, resopla rodeando mi cintura con su brazo y tomando mi mano en la suya—¿Hacen bailes cada año?
—Si, el primero es para beneficencia, las donaciones son para comprarles juguetes a los niños del orfanato para navidad, el otro es solo una fiesta para beber y comer—dice y me encojo de hombros, cuando la música termina no suena nada más, así que lo observo expectante, nuestros cuerpos juntos, mi respiración ligeramente agitada mientras lo observo atentamente desde mi lugar.
Ahora que sé que Jeremiah no me odia entonces casi podría ver las señales.
La manera en la que ve mis labios, que su cuerpo encaja perfectamente en el mío, que su mano se encaja posesivamente en mi espalda baja casi rozando mi trasero y sus dedos se entrelazan con los míos, la tensión entre nosotros es casi palpable, su aclaración fue casi como una llave abriendo una caja de pandora.
—¿Esto es mentira, Greythorne?
—¿Qué?
—Te dije que debías aclararme cuando vayamos a fingir y cuando no porque terminabamos confundidos—respondo unos segundos después, no estoy volviéndome loca, su cabeza baja más, su aliento ahora se mezcla con el mío y su mano en mi espalda me empuja más contra él como si quisiera fundir nuestros cuerpos.
—No hay nadie más aquí, Belova—habla luego de unos segundos.
—¿Entonces?
—Entonces podemos fingir que esto es real—responde antes de sus labios se fundan en los míos.
Los latidos de mi corazón se disparan detrás de mis orejas y mi cuerpo se relaja contra el suyo. Atrapa mi labio inferior entre los suyos y mis ojos se cierran, mi brazo rodeando su cuello se flexiona hasta que puedo hundir mis dedos en su cabello y casi podría derretirme cuando sus labios repiten la acción con el superior y luego su lengua está delineándolos, cuando abro los míos esta se cuela en mi boca bailando con la mía. Suave, aterciopelada.
Fuego liquido corre bajo mi piel cuando su mano en mi espalda decide explorar bajo mi abrigo, su palma contra mi piel casi me derrite de pies a cabeza, su mano abandona la mía y ahueca mi cabeza, sus dedos hundiéndose en mi cabello y luego bajando hasta envolver mi nunca, su pulgar encontrando el centro de mi garganta, un gemido bajo se ahoga en su boca y él gruñe.
Tiro de su cabello ladeando su cabeza hasta que puedo profundizar el beso y él comienza a caminar si alejarse, retrocedo hasta que la parte trasera de mis muslos encuentra el borde de alguna mesa y me alza hasta sentarme sobre ella, abro las piernas dejándole espacio y siento la respiración faltarme por lo que tiro de su cabello nuevamente alejándome, su boca desperdiga pequeños besos sobre mi labio inferior, la comisura de mis labios y baja hasta la línea de mi barbilla, sus manos bajan a mis caderas y tira de mi hasta que sus caderas empujan contra el vértice entre mis piernas y yo gimoteo, besa mi cuello y mis ojos ruedan hacia atrás mientras mis manos exploran bajo su camiseta.
—Jeremiah...
—Joder, repítelo...—Ladeo la cabeza dándole espacio en mi cuello, la manera en la que su voz suena ligeramente ronca casi me obliga a apretar los muslos.
—¿Qué?
—Gime mi nombre otra vez—Lo hago cuando vuelve a empujar sus caderas entre mis piernas y su boca vuelve a atacar la mía.
Este beso no es tan suave como el primero, sus dedos vuelven a hundirse en mi cabello y tira ligeramente de él haciéndome gemir y acallando el sonido cuando aplasta su boca en la mía, jadeo arrastrando mis uñas por su abdomen, abdomen con líneas y surcos de abdominales que no tengo cabeza para contar porque mi cordura se la ha llevado su boca en la mía.
—Sasha...—Yo podría tener mariposas en el estomago ahora, me gusta esta forma de escuchar mi nombre.
Normalmente me llama por mi apellido y las veces que dice mi nombre es cuando hay más personas, probablemente piensa que llamarme por mi apellido sonará seco, sin embargo, me gusta que me llame por él, pero esto...es otro nivel.
—Esto no se siente como fingir, Belova—murmura cuando se ha alejado, su frente descansa contra la mía, su respiración tan agitada como la mía.
—¿No?
—No, pero si tienes miedo de asumirlo podemos seguir fingiendo que no es real—habla alzando el rostro, presionando pequeños besos sobre mi boca, suspiro con los párpados cerrados y siento su sonrisa contra sus labios, el órgano en mi pecho se agita.
—¿Podemos?
—Podemos, hasta que la verdad nos abofetee.
—¿Qué tan malo será engañarnos? —cuestiono agitada, todavía deslizando mis uñas por la piel de su abdomen, un gruñido bajo resuena en su garganta y muerdo mi labio inferior por lo que eso genera entre mis piernas, en mis pechos, en mi cordura...
—Yo no me engaño, soy consciente de esto—Suelto una risita y él deja otro beso en la comisura de mis labios.
—Bien, entonces te dejo la responsabilidad de ponerme los pies en la tierra cuando piense en fingir.
—Parece una responsabilidad muy grande.
—Lo es, pero ahora puedes llevar mi cabeza aun más lejos fingiendo que esto es real otra vez—Se ríe entre dientes, agitando las mariposas de mi estomago antes de que sus labios rocen los míos suavemente.
—Sus deseos son ordenes, abogada Belova.
——— ❄ ———
FELIZ NAVIDAAAA'
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