Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 33


Capítulo 33. No seas como ella

Sasha Belova 



2 de febrero 2020

Mis cumpleaños normalmente no son aburridos.

Ni antes ni ahora, solía hacer pijamadas en casa, ver películas con mis amigas, ir al cine en la adolescencia, luego de la mayoría de edad salía a bares, unas dos veces hice la celebración en mi departamento y otras simplemente me quedé a comer pizza en la soledad de mi habitación.

Sin embargo, esta manera de celebrarlo tampoco está mal para mí.

Miro a Jeremiah por sobre mi copa de vino blanco mientras relamo mis labios, luego desvío la vista hacia la cúpula sobre nuestras cabeza espolvoreada por la poca nieve que todavía cae del invierno, le doy un trago a mi bebida antes de dejarla a un lado sin dejar de verlo.

—Gracias—murmuro.

—¿Por qué?

—El lugar es lindo y la vista es impresionante—Me encojo de hombros, luego bajo la mirada al delgado anillo en la cadenilla adornando mi cuello, porque si, dijo que su propuesta de noviazgo no venía vacía así que obtuve un anillo.

Una delgada banda de plata con una pequeña piedra en el centro que podría estar adornando mi dedo si no fuera porque creo que puede adivinar cómo reaccionaría a eso contando con mi inquietud sobre las relaciones, no porque crea que es una atadura, solo necesito adaptarme a todo, así que dijo que puedo llevarla en mi collar, lo cual me parece una maravillosa idea.

—No puede hacerte competencia—Arqueo una de mis cejas sonriendo con diversión mientras tomo la copa nuevamente.

—Nos ponemos cursis—Una risa trepa por las paredes de su garganta mientras toma su propia copa envolviendo sus dedos en la base, muerdo el interior de mi mejilla—. Hablé con tu madre.

—La boda ya pasó, debería haberte dejado en paz—musita alzando las cejas mientras deja nuevamente la copa en su lugar, me encojo de hombros.

—Al principio solo me saludó, pero convenientemente dijo que pronto será el cumpleaños de tu padre.

—Quince de febrero—afirma entrelazando sus dedos sobre la mesa.

—Y dijo que van a celebrarlo en Keaton city—Arquea una de sus cejas probablemente adivinando a donde llevo todo esto—. Pues ya que no asistimos a la boda, creo que es bueno que compenses yendo al cumpleaños de tu padre.

—Sasha...

—Anda ¿sí? Layla ni siquiera estará ahí, no hay ningún problema con eso.

—Layla no es un problema de todas formas.

—¿No? ¿Entonces por qué estás contradiciéndome ahora?

—Ya no, lo era cuando se supone que iba soltero—Se encoge de hombros volviendo a tomar la copa y bebiendo el contenido en un solo trago antes de acomodarse en su lugar, arqueo una de mis cejas.

—¿Entonces? ¿De verdad estás pensando en no ir? Es tu padre y por lo que sé ya te has perdido unas cuantas celebraciones—Desvía la vista, este debe ser el piso quince del edificio, podría hacer bastante frio si no fuera por el hecho de que está bordeado en paredes de cristal unidos a la cúpula, aunque todavía se ven algo empañados por el frio.

—¿Vendrás conmigo?

—Eres un chantajista, Greythorne.

—Se llama poder de convencimiento, tú quieres que yo vaya y yo quiero que vayas conmigo, es un ganar-ganar—Resoplo rodando mis ojos mientras recargo la espalda en mi asiento.

—Se llama chantaje—corrijo alzando las cejas.

—Igual me debes algo.

—¿Qué? Yo no he hecho ninguna apuesta contigo.

—La primera vez que te dejé conducir en Keaton dijiste que obtendría algo a cambio—Entreabro los labios y creo que mis cejas casi rozan el inicio de mi cabello.

—No olvidas nada—mascullo llevando una mano a mi cabello, él ríe ladeando la cabeza con una sonrisa arrogante.

—Ya te lo dije, recuerdo todo lo que dices ¿Entonces, Belova?

—Sigue siendo chantaje—reviro—. Quiero algo a cambio

—¿Qué es?

—Ya veremos—Me encojo de hombros restándole importancia, me observa atentamente antes de encogerse de hombros.

—Pues ya veremos—imita mi posición y lo observo entrecerrando los ojos antes de dejarlo pasar, luego traen nuestra cena, no pedí nada demasiado extravagante porque de igual forma soy algo quisquillosa cuando se trata de las comidas saladas, no quiero pedir algo que luego no me guste, la opción segura para mi es el bistec, cenamos en silencio, el postre viene con un "feliz cumpleaños, Belova" que dibuja una enorme sonrisa en mis labios de inmediato.

—Te lo has tomado muy enserio.

—Por supuesto que si—Sonrío antes de tomar al tenedor al lado de mi plato.

—Estoy en desventaja para tu cumpleaños—Arquea una de sus cejas sacudiendo la cabeza.

—Tienes tiempo y no es una competencia, Belova—argumenta y yo me encojo de hombros.

—Quería preguntar, Ashley dijo que el viaje podría haber sido un castigo para Astrid.

—Lo es, Astrid suele ser muy independiente en cuanto a sus emociones, pero la realidad es que siempre ha estado con nosotros, una de las razones por las que eligieron universidades cercanas es porque a ninguna le gusta estar lejos de la otra o de la familia en general, enviarla a un lugar que no conoce, sola, donde tendrá que hacer amigos y encontrar todo lo necesario por su cuenta es más que un castigo para ella, la soledad suele ser martirizante—Tuerzo los labios asintiendo, tiene razón.

Es así como funciona, primero encuentras la independencia como una de las mejores cosas que te puede suceder—es lo que pasó conmigo cuando a vivir a Saint Naldens—, sin embargo, con el paso de los días la soledad se vuelve aplastante, a veces quisieras tener a tus amigos o familiares cerca, a veces la responsabilidad de ser independiente se vuelve un enorme peso en los hombros y esos son los peores días.

Supongo que sí es un enorme castigo para Astrid tener que alejarse de su gemela incluso si ella ya lo hizo en las fiestas, pero no es lo mismo, no había tanta distancia física entre ellas.

—¿Qué pasará con Ashley? Era la más apegada a su gemela—cuestiono, presionando la cucharilla en el postre, el chocolate del centro rápidamente se derrama y yo sonrío extasiada.

—Dice que está bien con eso, todavía le guarda rencor por lo sucedido en diciembre.

—Yo también lo haría—Argumento encogiéndome de hombros.

—Seguramente—El silencio se extiende por varios minutos en los que terminamos el postre antes de que él vuelva a hablar—. ¿nos vamos?

—¿A mi casa?

—No, todavía iremos a otro lugar—Alzo las cejas mordiendo mi labio inferior para contener la emoción.

—¿A dónde iremos?

—Ya verás...











Por regla general siempre había pensado que los gustos de Jeremiah se inclinaban hacia lo exótico, lo costoso y extravagante, no es que me haya dado otra idea en realidad, todo en él siempre ha gritado lujos y poder, sin embargo, esta vez, por alguna razón se ha inclinado por algo más sencillo, sin contar la cena en el lujoso restaurante hace menos de una hora.

Observo con atención la enorme pantalla unos autos más adelante, ni siquiera sé que película se supone que van a pasar, pero él me ha traído aquí y por supuesto no iba a negarme, parece que he sido un patrón para él en Keaton city, primero secuestrándolo para ir a aquel puente con las luciérnagas y luego simplemente el lago en la cabaña de sus padres. No son señales confusas, los paseos en autos por lugares diferentes a las calles de la ciudad siempre han sido mi debilidad si me lo preguntas.

Muerdo el interior de mi mejilla inclinándome hacia él hasta que mi cabeza reposa en su hombro cuando la película comienza, Sex in the city se reproduce en la pantalla y entreabro los labios, no estoy segura de que sea una película adecuada para un autocine, pero tampoco voy a cuestionar a quien programó la función.

Ya hemos cenado e incluso hemos obtenido postre, pero no pude evitar comprarnos pizza y algodón de azúcar aquí, igual un auto cine sin chucherías no sería uno.

—No pensé que te gustaran estos lugares—murmuro desplegando un pequeño trozo de mi algodón con paciencia, luego lo llevo a mi boca, la azúcar derritiéndose en mi lengua es casi como la felicidad.

—No sé si lo hacen, nunca había venido a uno, sin embargo, me gusta estar aquí contigo.

—No pusimos cursis—murmuro llevando otro poco de algodón a mi boca.

—Seguro que tienes alguna alergia a las cursilerías, Belova.

—No me malinterpretes, no me enfermo por ellas, de hecho, me gusta cuando dices esas cosas, es solo que no sé cómo responder luego de eso—resuelvo encogiéndome de hombros sin dejar de mirar la pantalla.

Mayka—como buena seguidora de la astrología y todo lo referente a los signos zodiacales—dice que este rasgo en mi personalidad es culpa de ser acuario, con el tiempo incluso yo he empezado a tener esas postura a pesar de que no creo en esas cosas, sin embargo, no tengo otra cosa a la cual culpar por mis problemas emocionales.

Tal vez pueda atribuírselo a todo mi problema con las relaciones en general.

—Así que solo estas encubriendo tu satisfacción por ello—Ladeo la cabeza vacilante.

—Será nuestro secreto—Lo señalo con mi dedo índice desde mi lugar antes de enderezarme en mi asiento, mirando mis tacones—. Nunca lo he sido, emocional o cursi, no me agrada, si bien siempre suelo ser honesta expresar emociones o sentimientos se volvió algo tedioso en cierto momento.

—¿Por qué?

—No lo sé, solo sucedió—Tuerzo los labios, mantengo mi atención en la película hasta más de la mitad, admito que si fuese en mi casa me habría saltado las escenas sexuales, pero obviamente no puedo hacer eso aquí. Girando en mi asiento hasta recargar la espalda contra la puerta de mi lado, extiendo las piernas hacia el regazo de Jeremiah mordiendo ahora mi pizza—. ¿Por qué nunca vas a las celebraciones de tu familia?

Iba, te dije en Keaton que lo hacía para evitar sus miradas compasivas pensando que estaba traumado con Layla o algo así.

—Igual estás chantajeándome para ir al cumpleaños de tu padre—Gira su rostro hacia mi y una de sus manos cae en mi pantorrilla, suspiro.

—En realidad si iba, pero nunca está de más que vayas conmigo, Belova.

—Dime la verdad ¿Estás obsesionado conmigo, Greythorne? —Una risa trepa por las paredes de su garganta y por supuesto que mi piel se eriza ante eso.

—Puede que tenga problemas para estar lejos de ti, si—Admite cautelosamente, entrecierro los ojos hacia él sintiendo el cosquilleo bajo mi piel cuando sus se mueven distraídamente hacia mi rodilla.

—¿Lo ves? Eso podría ganarte una orden de alejamiento, cuida tus pasos, Greythorne.

—No es culpa mía, no estoy aceptando esas acusaciones ante un juez—Pasa una mano por su cabello.

—¿Ah no? ¿De quién es la culpa entonces? —Se inclina hacia mí, una de sus manos ahueca mi barbilla clavando sus dedos en mi mejilla y lo observo expectante cuando presiona un breve beso en mis labios.

—Tuya, porque eres jodidamente encantadora y me tienes bailando entre sus dedos, Belova.

—Es mi turno para no aceptar esa acusación, Greythorne—Soy yo quien se inclina hacia el presionando un beso en sus labios y sonrío

—Mientras lo aceptas, bésame, preciosa—No tiene que pedirlo nuevamente, presiono mis palmas ahuecando sus mejillas en ellas mientras atraigo su rostro hacia el mío, la posición incomoda de estar inclinado sobre mi pasa a segundo plano cuando vuelve a su lugar y me atrae hasta su regazo, la tela de mi vestido agrupándose en mis caderas cuando la empujo para acomodarme a horcajadas sobre su regazo.

—¿Sabes que podríamos obtener una multa por exhibicionismo aquí?

—Puedo pagarla siempre y cuando sea luego de que beses a tu novio como se debe, Belova—Suelto una risita contra su boca hundiendo mis dedos en su cabello para ladear su cabeza a mi antojo volviendo a besarlo, deslizo mi lengua entre sus labios, lamiéndolos, chupando el inferior y luego mordiendo, un gruñido trepa por las paredes de su garganta y el lugar entre mis piernas palpita humedeciéndose, sus dedos se clavan en la piel de mi trasero empujándome más contra él.

Admito que hay un aleteo en mi estomago cada vez que ha dicho eso esta noche.

Tu novio.

La realidad es que se vuelve ligeramente emocionante a la vez que es abrumador para mí, quiero decir, no es que nuestro nuevo título me ahogue, hemos estado actuando como una relación desde hace ya unas semanas, sin embargo, el hecho de hacerlo cada vez más real si es angustiante.

La clave es que no está asfixiándome como creí que lo haría, quiero decir, en alguna parte de estas semanas he estado tratando de condicionarme a darme respuestas a mí misma, lo que quiere decir que he estado comparando inconscientemente mi situación con la de mamá y la mejor conclusión de todas es Jeremiah.

Jeremiah no es Warren.

De hecho, es más fácil que yo termine siendo una bastarda manipuladora en esta relación antes que él, cosa que no tengo planes de hacer

Las manos de Jeremiah se deslizan por mis muslos por debajo de la tela de mi vestido agrupándose en mis caderas y pronto están bordeando el delgado encaje rojo que he decidido utilizar, hay un gemido gutural escapando de entre sus labios y no puedo evitar observar hacia el exterior, no me preocupa realmente, no es un secreto que el autocine es más un auto motel para los adolescentes, pero no somos unos adolescentes y esto no debería generar la creciente adrenalina deslizándose bajo mi piel.

—Jeremiah...

—Mmm

—¿Vamos a hacer esto aquí?

—¿Hacer qué? —Se ríe contra la piel de mi cuello cuando vuelvo a desviar la vista hacia la ventanilla—. ¿No es emocionante, Belova? —Cuestiona con diversión.

—Puede ser si ignoras la parte en la que se supone que somos abogados en el bufete más prestigioso del país—Vuelve a reír, me retuerzo sobre su regazo cuando su mano acuna mi entrepierna antes de alejarla dejándola descansar en mi muslo.

—¿Entonces qué hacemos, Belova? —Lo miro por unos segundos, su mirada oscurecida, sus labios hinchados por los besos anteriores y la manera en la que sus manos se mueven contra mi piel.

—Mmm, continúa—mascullo porque ya no puedo evitar el cosquilleo en mi vientre bajo antes su mano acunándome hace unos segundos, hace un sonido bajo similar a un gruñido antes de que su mano vuelva al centro de mi ropa interior y sus dedos la hagan a un lado, dos de ellos encuentran mi centro goteando y traza un círculo sobre mis pliegues llevando la humedad más arriba hasta mi nudo hinchándose por su atención, echo la cabeza hacia atrás tragando—. Jeremiah...

—Siempre es un placer escuchar mi nombre de esa manera, preciosa—Balanceo las caderas cuando desliza dos de sus dedos en mi interior, arqueo la espalda presionando mis pechos contra el suyo mientras hundo mi rostro en su cuello besando su piel.

Mis gemidos ahogados contra su cuello compiten contra el obsceno sonido de sus dedos entrando y saliendo en mi humedad, clavo mis uñas en sus hombros jadeando mientras mis caderas se mueven al ritmo de sus dedos entrando y saliendo.

—Por favor, por favor...

—No hagas eso, no puedo nunca negarte nada—Rogar, casi puedo decir que odia que lo haga, sin embargo, parece que nunca puedo evitarlo.

Hundo mi rostro en su cuello, ahogando un grito—porque todavía no sé si puede escucharse en el exterior—cuando sus dedos se vuelven implacables empujándome al borde del orgasmo que me alcanza rápidamente, mis dedos se ciñen a su piel en un intento por sostenerme en lo que parece una caída sin fin, clavo mis uñas en su muñeca porque continúa tocándome y pronto se vuelve demasiado. Llueven besos sobre mi cara segundos después en los que intento regular mi respiración.

—Hola, abogada Belova—Una sonrisa extasiada se dibuja en mis labios.

—Hola, Greythorne.

—¿Como estás?

—No puedo quejarme, está siendo un buen cumpleaños.

—¿Podemos mejorarlo? —Sonrío rozando mis labios sobre los suyos.

—Por supuesto, puedes llevar a tu novia a casa y terminar el cumpleaños como se debe—Su mano ahueca mi barbilla y presiono un suave beso sobre mi boca.

—Tus deseos son ordenes, preciosa.





10 de febrero 2020

—Has vuelto a visitarme

Desvío la vista por todo el lugar como la primera vez que estuve aquí antes de finalmente mirarla, la mujer morena de rasgos extrañamente cincelados me observa curiosa de vuelta, mi psicóloga, Sabrine, no parece sorprendida de verme, sin embargo, es probable que recuerde con diversión todas las veces que dije que no volvería la ultima vez que estuve aquí.

Hace algunos meses estuve estancada.

Considero que es normal sentirse así en ciertas épocas, tener momentos donde te hundes y no encuentras donde escalar, momentos donde parece que no puedes remar a ningún lado, está bien, sin embargo, cuando el tiempo pasa y continúas sintiéndote así significa que algo está más que mal dentro de ti o a tu alrededor. Pero yo sabía que el problema no era mi alrededor, mi vida profesional—que era a lo que se resumía mi vivir en esa época—estaba bien, pero, no dormía aun cuando no era la época de navidad, tenía problemas para concentrarme, pensaba mucho...

—Si has vuelto a hacer eso y estás aquí significa que algo está mal—Señala mis labios con su bolígrafo rosa, me doy cuenta de que estoy mordiendo el interior de mi mejilla.

Suspiro tratando de aligerar la tensión de mis hombros.

—No resolvió nada la última vez que estuve aquí—espeto, siempre he estado enojada cuando vengo, no sé las razones, tal vez sea el hecho de que tanto tiempo viniendo nunca me dio una solución real.

—Siéntate...si quieres—Arquea una de sus cejas y yo cruzo los brazos sobre mi pecho—. ¿Qué ha sido de tu vida mientras no estuve en ella? Cuéntame—señala la silla frente a ella y yo me quedo quieta por unos segundos antes de acercarme allí.

—Él ha vuelto.

—¿Quién?

—Kieran, al parecer esta libre.

—¿Por qué eso interfiere en tu vida

—¿Como que por qué? Es obvio que va a buscarme para arruinarla como lo hice yo con la suya hace unos años.

—No arruinaste su vida, lo que hiciste fue ayudar a tu amiga y lo que le sucedió a él son las consecuencias de sus actos—murmura, llevo una mano a mi cabello con inquietud—. ¿Vas a permitirle desequilibrarte?

—No estoy...

—Regresaste aquí y, por lo que veo, nuevamente buscando una solución que sabes muy bien por qué no encontramos la última vez que me visitaste—Aprieto mis dientes hasta que duelen.

Una de las razones por las que sigo viéndola a ella en lugar de otros psicólogos es porque suele hacer esto, hablarme sin tacto quiero decir, no es que me hiera, en eso tenemos características similares si puedo señalar.

—No es como que pueda hacer mucho contra un criminal, me estás dando el consejo equivocado.

—No estaba aconsejándote, no me pagas para eso—Se encoge de hombros, sus facciones impasibles y yo vuelvo a morder el interior de mi mejilla mientras llevo una mano al anillo colgando en mi cadenilla, ella observa el gesto curiosamente.

La realidad es que no me había dado cuenta de las mordeduras hasta que ella lo señaló ahora, sin embargo, a juzgar por la manera en la que puedo sentir la carne interior de mi mejilla completamente descuidada, hace semanas que lo estoy haciendo a parte de las veces en que lo hago a propósito.

—¿Qué significa? —señala el anillo con su bolígrafo.

—Me lo regaló...mi novio—La comprensión parece asentarse en sus rasgos.

—¿Es tu novio la razón por la que estás aquí? —Lo pienso por unos segundos antes de asentir. No completamente, también está mi inquietud con Kieran, pero puedo admitir que la razón por la que estoy aquí otra vez es porque quiero saber si realmente no hay una solución para esto, no quiero hacer un desastre de mi relación con Jeremiah por mi problema.

—No me lo pidió—aclaro rápidamente.

—No te preocupes, no pensaba que fuese así, supuse que quieres hacerlo para que tu relación sea buena—Asiento sin decir nada más, ella suspira luego de unos segundos cruzando una de sus piernas sobre la otra, mira fijamente sus tacones puntiagudos antes de mirarme acomodando las gafas de montura transparente sobre el tabique de su nariz—. Hagamos algo—Alzo las cejas esperando—. Hablemos con Sasha, no tú, la adolescente que convivió con Kieran, tu madre y su esposo—Relamo mis labios, quiero decirle que no hay mucha diferencia entre esa Sasha y yo, pero me doy cuenta de que estoy lo suficientemente equivocada en ello.

Ella me extiende una hoja blanca junto a un bolígrafo, pero solo tomo hoja decidiendo obtener un rojo de mi bolso

—No tiene nada agradable qué decir—mascullo con amargura tomando la hoja, hago salir la punta del bolígrafo mientras muerdo mi labio inferior sin saber que se supone que debo escribir.

Quiero decir, no toda mi adolescencia fue mala, empeoró un momento cuando Kieran estuvo allí e hizo que se convirtiera en una mierda, pero fue solo eso, un mal momento, no una mala vida.

—Pide ayuda

—¿Qué?

—Le digo a la Sasha de hace ¿ocho años? que te pida ayuda, hazlo—Voy a protestar, sin embargo, ella señala la hoja entre mis manos, con un suspiro hago lo que me dice, recuerdo perfectamente cuando intenté hablar con mamá sobre lo sucedido con Kieran así que lo escribo, alzo la cabeza mordiendo el interior de mi labio cuando termino—. Ahora responde, habla con ella—La observo sin entender—. Tú, Sasha, que estás aquí ahora ¿Qué le hubieras respondido a esa adolescente que intentaba ayudar a Mena? —Trago saliva con fuerzas tratando de aligerar el nudo en mi garganta.

—Yo...no lo sé.

—¿Estás segura? —Me encojo de hombros entreabriendo los labios, sin embargo, no sale nada. No se trata de que no sepa qué decirle, se trata de que es una bola enorme de emociones que no sé si quiero decir enfrente de ella.

» Está bien, tómalo como una tarea, volveremos a hacerlo cuando logres superar ese mal hábito.

—¿Cuál? No tengo...

—La vida consta de emociones, de sentimientos y de aventuras, Sasha, es obvio que se complica para ti expresar los primeros y vivir los terceros, sé que algunas veces no es fácil y está bien, no puedes obligarte a expresar todo de todas formas, pero si ni siquiera puedes expresártelos a ti misma tenemos un problema.

—No tengo problemas con expresármelos a mí misma. Tú estás aquí—Mi ceño se frunce con molestia nuevamente, ella acomoda sus gafas nuevamente.

—Bien, mi error, haz el ejercicio sola en tu casa y nos vemos la próxima sesión.

—¿Solo eso?

—Vamos por partes ¿no? Siempre ha sido así—Alza las cejas mirándome por sobre las gafas esta vez.

—¿Qué pasa con Kieran?

—Le estás dando un poder que no tiene, otra cosa de la que debes desprenderte, pero no vamos a trabajar en todo un solo día, ya tienes una tarea, la segunda es que debes hablar con la policía en cuanto a él, no es algo que puedas resolver sola ¿lo sabes? —Asiento rápidamente poniéndome de pies—. Bien, nos vemos el próximo lunes—No le respondo mientras abandono el consultorio.

Sin embargo, luego de unos segundos sentándome tras el volante vuelvo a tomar la hoja de mi bolso junto al bolígrafo.

"Querida, Sasha, no seas como ella..."


——— ❄ ———

Para adelantos de esta, las demás historias y las próximas a ser publicadas pueden seguirme en mis redes sociales:

Instagram: CarliieLeblanc | Twitter: CarlieLeblanc_ | Booknet: Carlie Leblanc

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro