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Capítulo 25


Capítulo 25. Las deudas

Jeremiah Greythorne 

8 de enero 2020

—¿Entonces ninguno de ustedes va a contarme nada?

Carson aparece en mi campo de visión en cuanto abro la puerta, suelto un resoplido dándole la espalda y volviendo a instalarme en el sofá de la sala. Me encojo de hombros tomando el bolígrafo azul para tachar el nombre en la lista de testigos, guardo la hoja en la carpeta y vuelvo la vista a la pantalla de la portátil sobre mi regazo.

—¿Sobre qué exactamente?

—No finjas conmigo, Jeremiah Greythorne—Me encojo de hombros nuevamente en silencio.

Sé que habla de Sasha y yo, me ha estado acosando por mensajes porque si hay algo que Carson es además de abogado es chismoso, pero no es algo que vaya a contarle, mucho menos si Sasha no le ha dicho y mucho peor si ni siquiera estamos en algún punto ahora, tampoco sé si realmente lo estuvimos.

—Si no has podido obtener información de ella, de mi menos.

—Eso es muy desagradecido de tu parte, Jeremy—Hago un sonido de afirmación mientras veo de reojo la pantalla de mi celular iluminarse en el sofá, pero no le presto atención.

—Ni siquiera intentes querer sonar como héroe por haberme ayudado. Te pagué por ello.

—Yo te estaba pagando por un favor, ahora necesito que me debas otro—Ruedo los ojos y veo a Carson moverse por mi departamento, se detiene en la cocina y hurga en el refrigerador hasta que obtiene un montón de cosas que deja sobre la barra, luego se mueve hasta obtener un delantal y comenzar a cocinar como si estuviera en su casa.

No me quejo, en caso de que Carson no fuera abogado bien podría haber sido chef. Dice que heredó el talento de su madre en la cocina y probablemente es cierto, la señora Dietrich suele ser muy buena en ello.

—Pero ¿Al menos ya son novios? —suspiro exasperado viéndolo lavar todo.

—¿Exactamente qué haces aquí, Carson?

—Jenna está en mi departamento—Arqueo una de mis cejas y él me observa entrecerrando sus ojos—. Si no me dices no te digo.

—No tienes que decirme. Adivino, le debías un favor o esperas que ella te deba este—Se ríe entre dientes tomando un cuchillo y comenzando a cortar vegetales.

—Le debía uno—Zanja sin dejar de cortar—. Pero igual estoy siendo un buen compañero. El favor no era tan grande como para que la dejara vivir conmigo.

—¿Está viviendo contigo? —Hace un sonido de afirmación—. Se hacen cada vez más grandes tus "favores".

—Soy un buen ciudadano—responde luego de unos segundos—. La está pasando mal—dice luego de unos segundos.

—¿Jenna? —Un asentimiento breve y luego se encoge de hombros.

—Para ser aspirante a abogada es un poco...blanda.

—¿A qué te refieres?

—Su esposo le fue infiel y esta debe ser al menos la tercera vez que sucede, dice que no soporta estar en su casa, pero sé que es cuestión de tiempo para que la busque, mueva un par hilos y ella regrese con él, así funciona para ellos, el bastardo es bueno en el arte de la manipulación—resoplo, sin embargo, no digo nada.

Desde afuera es fácil decir que Jenna y Carson son enemigos en el bufete, sin embargo, están muy lejos de eso, creo que son amigos incluso desde antes de que Carson entrara a trabajar, Jenna por su parte no tiene tanto tiempo allí si no estoy equivocado fue Carson quien la refirió para sus prácticas.

Sin embargo, viendo desde este punto la manera en la que Carson parece enojado mientras describe la situación me doy cuenta de que no es solo un simple compañerismo de oficina, él realmente se preocupa por ella, y le sienta mal no poder ayudarle, porque es fácil decirle a alguien que salga del lugar donde le hacen daño, sin embargo, eso solo sucede cuando lo ves desde afuera, no se ve la debilidad emocional, los chantajes, la manipulación, las heridas...es complicado.

—Y ya que te conté, ojo por ojo.

—No te pedí que me contaras—Me encojo de hombros y él entrecierra sus ojos hacia mi—. ¿No tienes nada qué hacer fuera de aquí?

—En lo absoluto, por algo estoy aquí.

—Entonces asumes que soy qué ¿Tu buzón de quejas?

—Que conste que lo dices tu—resoplo evaluando las cuatro fotografías en mi portátil. El último caso que acepté en el bufete se vio algo retrasado, sin embargo, no puedo esperar a que abran nuevamente dentro de dos días para ponerme a trabajar—. ¿No podías esperar que el bufete abriera para trabajar? Jodido obsesionado.

—No.

—¿Sabes? La gente normal siempre quiere estar de vacaciones y tu cuando lo estas las utilizas para trabajar.

—Técnicamente las vacaciones se acabaron, Carson.

—No se acaban hasta que el bufete no abra, el jurado ha decidido—Ruedo mis ojos cerrando la portátil y poniéndome de pies, deambulo por el departamento antes de finalmente encontrar mi celular que resulta siempre estuvo a mi lado en el sofá.

—Como quieras, pero ¿tú y ese jurado no pueden deliberar fuera de mi departamento?

—No, siguiente pregunta—resoplo notando los mensajes de mis hermanas. Es una manía que tienen, para una cosa simple pueden enviar hasta diez mensajes seguidos. De paso noto el mensaje de mamá nuevamente tratando de convencerme de asistir a la boda de Layla.

Le doy la misma respuesta de siempre.

Esto puede dar paso a miles de conclusiones tanto como la gente quiera, sin embargo, no hay realmente una razón factible para mi que me haga asistir allí. Por años Layla había sido importante para mí, la amaba cuando fuimos pareja—e incluso un tiempo después—, y la aprecio por la época en la que fuimos amigos desde pequeños, pero luego de nuestra última ruptura la línea trazada entre nosotros es lo suficientemente larga como para que no sienta la necesidad de estar allí.

Incluso si me agrada su prometido no hay algo que me haga cambiar de opinión por ahora.

La constante insistencia de mamá se vuelve ligeramente irritante, sobre todo porque está dispuesta a utilizar todos los medios para hacerme ir allí incluyendo persuadir a Sasha para que haga lo mismo conmigo.

—Oye ¿Cómo hicieron con tus hermanas? Ashley es un dolor en el culo en cuanto a Layla.

—Fue todo lo contrario—resoplo dejando mi celular a un lado, me acerco a la cocina llenando un vaso de agua y luego ocupando uno de los banquillos frente a la barra.

—Explícate.

—Al inicio Ashley fue un dolor de culo, pero luego llegó Melody...—Carson frunce sus labios asintiendo mientras enciende una hornilla dejando un sartén sobre esta—. Así que Ashley, sin Astrid es amable, pero Astrid sin Ashley es jodidamente estúpida—Él asiente nuevamente vertiendo los vegetales que había cortado en la sartén.

—Lo imagino ¿Qué tan malo fue?

—La mandó al hospital ¿pensaste que te había llamado solo porque habían sido puras sonrisas?

—No, pero tampoco pensé que tu hermana estuviera loca y Sasha no parecía tan mal...

—Creo que ambos sabemos que nunca se sabe cómo está Belova—replico a lo que él me señala con el cucharón asintiendo.

Sasha suele ser seria en ocasiones o muy entusiasta en otras, muchas sonrisas algunas veces, pero es superficial, incluso si ella parece feliz todo el tiempo todos sabemos que nadie puede estar siempre feliz, así que asumimos que siempre ha sido una fachada y simplemente lo afirmé en Keaton.

Al inicio era todas sonrisas, luego estas eran un poco mas forzadas hasta que ya no soportaba estar en la casa, tampoco puedo culparla por eso, es obvio que la estaba pasando mal con mis hermanas y Layla, cosa que me hace sentir culpable ahora.

—Bueno, ya que no me vas a contar nada, déjame te paso un chisme que descubrí de Frank.

—¿Exactamente cuándo dije que quería saberlo?

—No me importa, si el chisme viene a ti solo tienes que recibirlo—Arqueo mis cejas viéndolo mezclar ingredientes para algún tipo de salsa en un tazón mientras masculla: —. Dios le da pan a quien no tiene dientes.










Un par de horas después cuando Carson se ha ido y he vuelto a instalarme en el sofá para ser un trabajador obsesivo como suele llamarme escucho mi celular sonar en algún lugar del departamento, sin embargo, no le presto demasiada atención mientras investigo todo lo necesario sobre la familia Richmond, además de la gruesa carpeta a mi lado estoy seguro de que hay mas tela de donde cortar.

El celular vuelve a sonar una y otra vez hasta que me canso de ello y me pongo de pie para buscarlo, cuando finalmente lo encuentro casi quiero no haberme puesto de pie por esto, sin embargo, ya que lo hice deslizo mi dedo por la pantalla descolgando la llamada.

—Se te vuelve difícil evitarme.

—¿Por qué te evitaría, Layla?

—Porque no quieres ir a mi boda, obviamente—Hago un sonido en mi garganta sin darle mucha importancia a sus palabras.

—¿Qué necesitas a esta hora? —mascullo volviendo a encaminarme al sofá, sin embargo, no le presto atención a la pantalla de la portátil, sino que desvío la vista al techo recargando mi cabeza contra el respaldo.

—Una explicación porque no puedo entender las razones por las que no quieres asistir—suspiro exasperado.

—Y yo no puedo entender cuál es la insistencia con que vaya—mascullo, ella resopla y yo arqueo una de mis cejas a pesar de que no puede verme.

—¿Esto es enserio, Jeremy?

—Creo que ambos coincidimos en que no suelo bromear...

—Es lo más ridículo que has hecho desde que terminamos.

—¿No querer asistir a un evento es ridículo solo porque es tu boda? No es la primera vez, he faltado a uno, incluso al cumpleaños de mamá que es más importante que tu—Aprieto los labios notando la hostilidad con la que he hablado, sin embargo, no puedo sentirme culpable por el jadeo que escucho al otro lado de la línea.

No se trata de ella y nuestra relación fallida, no se trata de mi descuido a nuestro noviazgo o el hecho de que me haya sido infiel con Tobías, no hay nada que me moleste de eso ahora.

Sin embargo, si se trata de mi frustración sobre la situación con Sasha porque si bien entiendo que hay algo que la hace retroceder puedo relacionarlo al hecho de haberlo pasado mal con mi familia, con Layla y Astrid específicamente.

No obstante, no puedo culparlas o reclamarles, entiendo que Sasha tenga sus propias razones y que no quiera hablar conmigo sobre ellas, pero también entiendo que es cansado caminar por personas que no intentan dar ni siquiera un paso por ti y es lo que ha estado haciendo Sasha cada vez que se vislumbra el tema de alguna relación entre nosotros.

No puedo caminar hacia adelante por un "nosotros" si ella sigue queriendo estar en el mismo lugar o peor aún retroceder.

—¿Sabes qué? Olvídalo, la invitación está allí para ti y Sasha, si quieres venir serán bienvenidos—Hago un sonido de afirmación solo para colgar ignorando cualquier cosa que ella pueda decir después, presiono mis dedos contra el tabique de mi nariz antes de suspirar cubriendo mis ojos con uno de mis brazos.

No sé cuanto tiempo pasa, pero me quedo dormido y despierto cuando escucho un timbre, abro los ojos notando de reojo como parpadea la pantalla de mi celular, sin embargo, estoy seguro de que también escuché el timbre de la entrada. Me pongo de pie tallando uno de mis ojos y arrastrando el dedo por la pantalla táctil para descolgar la llamada.

Es tarde, no sé cuanto tiempo dormí, pero ya era tarde luego de la llamada de Layla.

—¿Sí?

—Oye, Greythorne ¿Estás solo? —Me detengo sobre mis pasos alejando el celular de mi oreja para mirar el nombre en la pantalla.

—¿Belova?

—Obviamente ¿Lo estás?

—Si ¿por qué?

—¿Y dónde estás?

—En mi departamento ¿qué está...? —respondo frunciendo el ceño, sin embargo, suspiro resignado cuando escucho el timbre y luego la risita de Sasha se hace escuchar al otro lado—. Estás aquí ¿cierto?

—Aprendiendo de ti, Greythorne—musita y dice: —. Abre la puerta, vine a saldar nuestras deudas. 



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