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Capítulo 24


Capítulo 24. Planes

Sasha Belova 

6 de enero 2020

—En marzo.

—¿Por qué tanto tiempo? —Frunzo el ceño llenando mi taza de café mientras parpadeo hacia la luz del sol que ingresa por el ventanal, olvidé cerrar las costinas ayer y no lo he hecho hoy.

Miro las botellas sobre la mesa de centro, no tuve tiempo de recogerlas aun, me desperté hace poco cuando Thais fue a su casa y el novio de Mayka vino por ella. Siento la lengua pesada y hay un agudo dolor en mis sienes, sin mencionar que hasta el agua de lavarme los dientes sabia rancia en mi lengua.

—Estamos resolviendo papeleo por aquí.

—¿Estamos?

—Si, Warren tiene que resolver un par de cosas e irá conmigo—Aprieto mi mano en un puño y luego pellizco el puente de mi nariz.

—¿Qué cosas? ¿No puedes venir ahora y él hacerlo después?

—Es mejor un solo viaje y listo—Muerdo el interior de mi labio silenciosamente—. De todas formas, no es culpa mía que tengamos tanto tiempo sin vernos—responde mamá luego de unos segundos, resoplo dejando el celular sobre la barra.

—También es culpa tuya, sabes muy bien por qué no voy—Mamá resopla y luego simplemente decide ignorar eso, se enfrasca en un monologo sobre cuando viene y lo que se supone que debo hacer cuando ella esté aquí.

No tengo problemas en que mamá venga a visitarme, la estoy invitando porque quiero verla, porque incluso si ella ha hecho cosas que no me agradan sigue siendo mi madre, sin embargo, a veces luego de que ella está aquí termino arrepintiéndome de invitarla porque siento que es mejor cuando solo tengo que escuchar sus sermones y puedo simplemente colgarle.

Otra llamada entra a mi celular, me disculpo con mamá aprovechando para deshacerme de su conversación extenuante para tomar la siguiente mientras rebusco por una cuchara en uno de los estantes de la cocina, de paso tomo la caja de medicamentos para deshacerme de este dolor de cabeza.

—¿Sí? —Alguien se aclara la garganta al otro lado y mi ceño se frunce, miro la pantalla y casi suelto un jadeo encontrando el nombre de mi hermano allí—. ¿Jared?

—Hola, Sasha...

—Feliz año nuevo, Jar ¿Cómo estás? —Ocupo uno de los banquillos de la barra trayendo mi taza de café conmigo.

Las pocas veces que he hablado con mi hermano los últimos ¿seis años? Es porque lo he llamado yo, en año nuevo, en su cumpleaños, para su boda recibí la invitación por parte de su esposa y para mi cumpleaños me ha enviado flores solo un par de veces.

—Feliz año nuevo, Sas, estoy bien ¿Qué tal tu?

—Bien, aunque acabo de intentar persuadir a mamá para que venga así que estoy algo agotada de su monologo—murmuro, él hace un sonido de afirmación, relamo mis labios quedándome en silencio porque esto me cansa, no hablar con él, me cansa el hecho de que siempre tengo que ser yo quien lo busque y hable con él o cualquier cosa referente a mantener un lazo entre nosotros cuando ni siquiera es mi culpa que nos hayamos alejado.

—Yo...Estoy en la ciudad.

—¿Aquí? O ¿Cuál?

—En Saint Naldens—Alzo las cejas y parpadeo varias veces, cruzo mis brazos sobre mi pecho.

—Bien...Mmm ¿Entonces?

—Estaba pensando en que podríamos salir a almorzar antes de que me vaya, si quieres...—Ahogo un jadeo sorprendida y peino mi cabello haciendo un moño alto para ocupar mis manos mientras asimilo sus palabras.

—Yo...si, está bien ¿Cuándo te vas?

—Dentro de cuatro días ¿Puede ser mañana?

—Si, si, dime la hora y el lugar—Me inclino tomando una servilleta y un bolígrafo de los que suelo dejar desperdigados por el departamento para anotar—. ¿Cómo está Daria?

—Bien, es un poco insoportable ahora.

—¿Qué?

—Por el embarazo, todavía es temprano y ya tiene unos cambios de humor horribles—Rio finalmente llevando el analgésico a mi boca, es un poco incomodo hablar con Jared porque en algún momento nos quedamos en silencio sin saber qué más decir, como si fuéramos desconocidos, sin embargo, no quiero colgar, es él quien se despide luego de unos minutos.

El panel del ascensor se ilumina media hora después en los que me dedico a limpiar la sala y cocina tratando de distraerme del dolor de cabeza, me acerco hasta encontrar el nombre en la pantalla, le permito subir mientras miro las puertas con anticipación cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—¿Qué tal tu resaca? —cuestiona en cuanto las puertas se abren, sacudo la cabeza llevando una mano a mi cabello mientras lo evalúo de arriba abajo y de regreso, arquea una de sus cejas cuando muerdo mi labio inferior.

—No tengo resaca— Jeremiah sonríe con diversión y le frunzo el ceño, se acerca, las puertas metálicas se cierran detrás de él.

—Mmm, bien—Lo miro entrecerrando los ojos porque incluso si esa sonrisa está derritiendo algo en mí, siento que se está burlando—. Buenos días, Belova—Se acerca tanto que no atino a alejarme, una de sus manos va a la parte trasera de mi cabeza y presiona un beso sobre mi frente.

No juega limpio, joder.

—Buenos días, Greythorne—murmuro alejándome para encaminarme a la cocina, lo escucho venir detrás de mi hasta que rodeo la barra apretando mis dedos entorno al aza de mi taza color rojo. Es al menos el tercer café esta mañana—. ¿Quieres café?

—Ya tengo—murmura señalando una de las dos bolsas que apenas noté cuando dejó sobre la barra. Mi concentración es un asco esta mañana—. Pensé que podríamos desayunar—murmura señalando la bolsa de la cafetería que reconozco.

—Podemos...aunque todo me sepa rancio—Frunzo la nariz con disgusto moviéndome por la cocina, sin poder evitarlo miro con curiosidad la otra bolsa, es pequeña, color rojo con un lazo negro.

—Feliz día de reyes, Belova—Mi ceño se frunce al tiempo que intercalo la vista entre él y la bolsa, relamo mis labios dejando la taza a un lado.

—No sabía que a esta edad todavía los reyes magos me traían cosas—murmuro mientras miro la bolsa todavía sin tocarla, sin embargo, hay un cosquilleo en mis palmas por revisar su interior. Me gustan los regalos, muchas personas a mi alrededor lo saben, pero no pensé que él realmente buscara una mínima excusa para hacer esto—. ¿Qué es?

—Desafías el propósito de la bolsa si te lo digo—ruedo mis ojos acercándome más a la barra cuando empuja suavemente la bolsa hacia mí.

—Bien, entonces la abriré cuando no estés—Se encoge de hombros sonriendo ampliamente y yo suspiro, tomándola la llevo a mi habitación dejándola sobre la cama, regreso llevando una mano a mi cuello.

—Estoy suponiendo que recuerdas lo que hiciste anoche—Muerdo mi labio inferior asintiendo mientras vuelvo a rodear la barra, recargo mis antebrazos sobre ella observándolo de cerca, me imita, nuestras narices casi se rozan ante eso.

—Si piensas que me voy a retractar solo porque había tomado estás equivocado, Greythorne—Sonríe, el brillo divertido en su mirada clavándose en la mía—. Me debes una follada en la cocina de tu departamento y te debo un orgasmo. Tu dime cuando resolvemos las deudas.

—¿Por qué en mi departamento?

—Porque aquí se escucha en el pasillo a la terraza y no me interesa que mis vecinos conozcan mi vida sexual, en el tuyo no me conoce nadie—Una risa ronca trepa por las paredes de su garganta y las mariposas en mi vientre bajo se hacen presentes, es inquietante que su risa me haga sentir como si me tocaran chispas y eso me asusta—. ¿Y tú como lo quieres?

—Acepto la forma de pago que quieras—murmura.

—¿Con la boca?

—Esa siempre será tu favorita ¿no?

—Ya lo sabes—Ladeo la cabeza sonriendo mientras parpadeo inocente, sin embargo, su vista baja desde mis labios a mis pechos y yo alzo las cejas—. Nos ponemos traviesos ¿eh, Greythorne?

—Si te juntas con cojos al año cojeas—Me rio.

—Estás insinuando que soy una mala influencia, pero ¿sabes qué? No me sirve el sombrero—Zanjo tomando la bolsa de sobre la barra mientras lo escucho reír.

Desayunamos mientras me habla sobre su familia, su madre esperaba que yo pudiera pasar año nuevo con ellos, dice que está avergonzada por lo sucedido, no es su culpa, pero eso no quiere decir que yo quiera estar cerca de su hija en un tiempo cercano. Menciona que Ashley vendrá a quedarse un par de días con él y quiere visitarme, aprieto mis labios en una línea tensa ante eso.

—¿No quieres?

—Me resulta extraño—reviro, arquea una de sus cejas a lo que me remuevo en mi asiento—. Olvida eso, está bien, puedes decirle que venga contigo un día de esos.

—No es una obligación, Belova, si te molesta...

—Creo que ambos sabemos que no hago nada que no me guste o agrade...

—Fingiste conmigo y habías dicho que odias ser una mentirosa...

—Fue divertido, nunca dije que no quisiera hacerlo—Me encojo de hombros encaminandome hacia el refrigerador—. Por cierto, tu madre me llamó hace dos días.

—No sabía que tenía tu número—Alzo las cejas volviendo a mi lugar, bebo el vaso de agua que traje conmigo antes de hablar.

—Se lo di mientras estábamos allá, la cosa es que...ella espera que vaya a la boda de Layla contigo—Jeremiah arquea una de sus cejas y presiona sus dedos en el puente de su nariz con exasperación.

—Ella sabe que no iré—revira frunciendo el ceño luego de unos segundos.

—¿Por qué no?

—No creo que tenga nada que hacer allí.

—Tu familia estará allá.

—Si, pero Layla no es mi familia, fuimos amigos y fuimos pareja, ya no somos ni uno ni lo otro—Pasa una mano por su cabello antes de dejar sus antebrazos reposar sobre la barra, relamo mis labios observando las venas en ellos porque se ha quitado el abrigo hace un rato, así que solo lleva una camiseta mangas largas que ha subido hasta los codos.

—Pero sería descortés si no lo haces.

—Probablemente, pero me he perdido incluso cumpleaños de mis padres, su boda no es precisamente importante y ¿por qué piensa mamá que es apropiado llamarte a ti para eso?

—Tal vez esperaba que te convenciera de ir allí—murmuro encogiéndome de hombros, él entrecierra sus ojos hacia mí y luego suspira exasperado.

—Le prometiste que me convencerías ¿no?

—No precisamente.

—No voy a ir, si quieres puedes ir tu—dice, muerdo el interior de mi mejilla. Realmente no le prometí a Tatiana que convencería a Jeremiah, pero ella sonaba completamente esperanzada cuando dije que haría lo posible por estar allí con él.

—Layla me odia, no tengo pruebas, pero tampoco razones para ir allí sola—Me pongo de pies limpiando la barra y luego lavando mis manos antes de rodearla hacia donde se encuentra, muerdo el interior de mi mejilla haciéndome un espacio entre sus piernas cuando gira sobre el banquillo y presiono mis manos en sus hombros—. Es porque te fue infiel ¿cierto?

—Escuchaste más de lo que dijiste—Me encojo de hombros mientras clavo mis ojos en los suyos esperando, sus manos viajan a mis caderas—. Lo hizo, pero no es precisamente eso lo que me hace mantener la distancia con ella.

—¿Su actitud? —Llevo mis dedos a su cabello peinándolo hacia atrás mientras nos miramos, sus manos se escabullen bajo mi camiseta y el cosquilleo empieza en mi piel cuando sus palmas se encajan en mi cintura.

— Su manera de pensar que debo seguir arrastrándome por ella. No puedo mentir, lo hice, cuando volví al terminar la universidad, prácticamente rogué para que regresáramos sin ser realmente necesario porque ella seguía interesada en mí, pero quería sentir su ego inflarse con ello, así que lo hice, lo tomé como mi penitencia por haberla abandonado cuando entré a estudiar—Frunzo los labios con disgusto—. Pero Layla había llevado su ego a un nivel en el que ya no la reconocía, cuando comencé a trabajar en el primer bufete donde lo hice no podía dedicarle mucho tiempo a nuestra relación, nuevamente sale a relucir su cambio en su manera de pensar.

» Estaba tan llena de sí misma que pensaba que yo realmente iba a perdonarle involucrarse con alguien más estando conmigo porque sentía que yo no estaba dedicándole tanto tiempo como se supone que debía, cuando le reclamé por ello insinuó que yo debía perdonarla porque ella era lo mejor que podía pasarme en la vida—Aprieto mis labios ahogando una risa divertida a lo que él alza las cejas.

—Lo siento, continúa...

—No voy a negar que tuve cierta culpa, descuidé nuestra relación, a veces simplemente me olvidaba por días de llamar o enviar un mensaje porque no es algo que haga con frecuencia, pero soy responsable de eso, no de lo que ella haya decidido hacer y las infidelidades son decisiones.

—¿Eras un novio descuidado, Greythorne?

—Probablemente, sí.

—¿Entonces era ella sola quien se esforzaba en la relación?

—No creo que haya puesto demasiado esfuerzo—Se encoge de hombros, sin embargo, no dice nada más. Paseo mis manos por sus hombros mientras sopeso la información anterior, luego de un par de segundos suelto un suspiro leve.

—¿Entonces has decidido que no irás?

—Lo hice.

—Bueno...—murmuro vacilante, lo escucho negar por lo bajo.

—Ni lo intentes, Belova

—¿Intentar qué? No estoy haciendo nada—Me quejo inclinando mi rostro hasta presionar mi mejilla en su hombro.

—Manipularme solo porque no puedo negarte nada—Me rio, sus brazos rodean mi cintura cuando rodeo su cuello con los míos—. ¿Podemos hablar de la conversación de anoche?

—¿Mi etapa de calentura?

—Esa después, pero ahora la otra.

—Estuve llorando ¿no?

—Como por un minuto—suspiro, sé lo que dije, probablemente hablé un poco sobre mamá y la manera en la que "no quiero ser como ella".

Es lo que hago siempre al parecer, esa es la razón por la que Mayka lo sabe y me ha estado diagnosticando un trauma con ello, no está muy lejos de la verdad, pero tampoco es como que esté completamente hundida en ello ¿o sí?

—Es complicado, Greythorne—Hace un sonido resignado y muerdo el interior de mi labio inferior.

—Y estoy dispuesto a entenderlo, pero sigues escondiéndote—Presiono mis labios en una línea tensa alzando el rostro para verlo—. Dime una cosa ¿Así va a ser siempre?

—¿Así como?

—Dices que te gusto, te escondes, follamos y vuelve a repetirse lo mismo ¿siempre seré yo el que intente encaminar esto a algún lado? —Clavo mis ojos en los suyos mordiendo el interior de mi mejilla sin saber como responder a eso.

Es obvio que apenas estoy pensando en mis hábitos anteriores de deshacerme de todas las relaciones que parecían destinadas a ser mas que un simple amorío, sin embargo, eso no significa que haya desaparecido mi reticencia a ello, suspiro.

—No lo sé, Greythorne, no sé qué sigue después de esto y no estoy segura de querer averiguarlo.

—Bien, mientras lo analizas podemos vernos después—Entreabro los labios cuando se pone de pie recogiendo su abrigo, mi ceño se frunce mientras lo miro.

—Dios ¿vas a hacer un drama por esto?

—No es un drama, Sasha, no intentes ponerte a la defensiva conmigo.

—Entonces no intentes manipularme para obtener lo que quieres.

—¿Manipularte? —Frunce el ceño—. Te hice una pregunta y como personas adultas que se supone que somos deberíamos tener esto claro, no quiero un "no lo sé" por respuesta, porque resulta que eres honesta para todo, pero aquí no sabes qué hacer con lo que tenemos.

—Entonces qué esperas que te diga ¿que quiero casarme contigo y tener hijos? Te tomaste muy a pecho las bromitas—Aprieto mis dientes con algo de fuerza y él suspira.

—Escucha, no estoy para tu juego de "me gustas hoy, pero mañana no sé qué se supone que haga contigo" tampoco te estoy obligando a algo, te estoy pidiendo que me digas si hay algún futuro con nosotros porque no estoy buscando algo casual, no quiero eso contigo, pero tu tampoco estás siendo clara y estoy empeñado en hacer que funcione porque te quiero, pero eso no quiere decir que me convertiré en tu saco de boxeo ahora solo porque estás a la defensiva—Aprieto mis labios en una línea tensa desviando la vista.

» No sé cuál es tu problema con las relaciones, porque obviamente hay uno, de lo contrario no rehuirías del tema cada vez que creo que puedo obtener una respuesta, cuando creas que puedes ser honesta en cuanto a lo que sucede entre nosotros, entonces hablamos—Entreabro los labios, sin embargo, no hay nada saliendo de ellos porque no sé qué decir.

No lo detengo cuando ingresa en el ascensor y no es hasta que lo pierdo de vista tras las puertas metálicas que suelto un suspiro frustrada, mis hombros se hunden porque nuevamente estoy haciendo esto, pero ¿Qué respuesta tengo para ello?

Tengo miedo, esa es la realidad, pero tampoco puedo simplemente ignorar todo lo que se cierne sobre mi cabeza cada vez que algo como esto sucede, cada vez que parece que va a funcionar entonces vuelvo a hacer lo mismo, porque todo vuelve a mi cabeza una y otra vez.

Paso una mano por mi cabello encaminandome a la habitación, encuentro la bolsa de regalo que trajo cuando llegó y decido abrirla. Hay dos cajas pequeñas dentro, abro la primera apretando mis labios juntos para evitar el gruñido de frustración que quiero emitir.

Hay un cover de celular, específicamente para el mío, transparente, sin embargo, el centro tiene grabadas pequeñas ilustraciones de los personajes de mi serie favorita: Friends.

La estuve viendo como por vigésima vez desde mi celular mientras estuvimos en Keaton, le dije a Jeremiah que era mi favorita, el número de veces que la había visto e incluso cuales eran mis escenas preferidas porque las sé de memoria.

No pensé que recordara esa conversación.

Me siento al borde de la cama tomando mi celular y reemplazando mi cover rojo por el regalo de Jeremiah, busco la otra caja dentro de la bolsa y la abro, un jadeo abandona mis labios mientras evalúo el reloj dentro de esta. Es negro, con detalles plateados, junto con este tres pulseras a juego que parecen adheridas a la pieza inicial.

Siempre utilizo relojes, no solo porque me gustan, es otra manera de sentir que puedo planear y controlar todo, el engaño de que el tiempo está encapsulado allí me ha funcionado para mantener mi casi obsesión con los planes a raya, el hecho de que me regale uno solo confirma que no soy la única observando de más aquí.

Me quedo por unos segundos mirando el reloj en la caja, aprieto mis labios y escucho los pequeños golpes contra el suelo por los saltos de Bleu cuando ingresa en mi habitación, mi mascota se me queda viendo y yo lo miro de vuelta, mueve las orejas y mi ceño se frunce volviendo a mirar los regalos de Jeremiah.

No se supone que llegáramos a esto, ni siquiera se supone que nos involucráramos y eso me supone un problema, me doy cuenta de que no planee nada, resulta que los planes con Jeremiah nunca se siguieron al pie de la letra y eso me obligó a no hacerlos, simplemente estaba dejándome llevar y ahora esto...

Pellizco el puente de mi nariz entre mis dedos.

¿Hasta cuándo seguirás saboteándote, Sasha?

Casi puedo escuchar a Mayka reprochándome nuevamente.

No eres nada parecida a ella...

No lo soy, pero ¿Qué me asegura que no me convierta en eso después?

Se te escapa un detalle. Jeremiah no es Warren, no es como la novia de tu padre, ni como el esposo de aquella amiga y es peor que lo estés rebajando a esas personas.

¿Y si es solo una mentira?

¿Y qué buscaría? Para follarte no es porque eso ya lo ha hecho.

Resoplando rememoro la conversación anterior solo para que una oración haga eco en mi memoria...

"...Y estoy empeñado en hacer que funcione porque te quiero"

—Mierda...


——— ❄ ———

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