Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21



Capítulo 21. Primero del año

Sasha Belova 

28 de diciembre 2019

—¿Qué fue todo eso?

Miro a Carson mientras rebusco un pañuelo en mi bolso porque mi nariz se siente húmeda, sabia que no iba a salir completamente ilesa luego del ataque de asma y de haber sido empapada con el agua helada, por supuesto que tendría que resfriarme.

—¿Exactamente qué? —mascullo acomodándome en mi lugar, también coloco mi cinturón donde va mientras miro a Carson conducir concentradamente.

Carson no es tan silencioso, de hecho, es bastante chismoso en el bufete así que es raro que haya estado en silencio desde que abandonamos la casa de los Greythorne hace unos cinco minutos.

—Ese beso más apasionado que el de las telenovelas, el "avísame cuando llegues"—Hace una voz demasiado chillona para mi gusto y yo alzo las cejas mirándolo—. Lo último que supe es que estabas quejándote de que Jeremiah te odiaba—Llevo mis dedos al puente de mi nariz recargando la espalda contra mi asiento, me tomo el atrevimiento de inclinarlo más hacia atrás para estar más cómoda aquí—...Pero si eso es odiar le diré a Jenna que reconsidere su odio hacia mí.

—Dijo que no me odiaba—Me encojo de hombros como si eso fuera respuesta suficiente.

—¿Y ya? ¿Mágicamente están bien y se besan de esa manera?

—Eres tan insufrible...—mascullo cerrando los ojos mientras recargo mi cabeza contra el asiento.

—Cuéntame, Gnomo, soy el garante legal de este trato, es una clausula en el contrato—Paso una mano por mi cabello terminando por tomar las puntas entre mis dedos y fruncir el ceño.

—No firmé ningún contrato, Carson, deja de querer coaccionarme—Vuelvo a pasar el pañuelo por mi nariz resoplando, abro la boca para respirar cuando la siento comenzar a tupirse.

—Cuéntame o te dejo varada aquí—Amenaza y yo alzo las cejas, volteo a verlo.

—Hazlo, Dietrich—Lo reto alzando la barbilla, me mira entrecerrando sus ojos, pero vuelve la vista al frente.

—Terminarás diciéndomelo.

—En tus sueños.

—Entonces ¿son novios? ¿Qué pasa con toda esa tensión en el aire? —No respondo, obviamente eso es real, pero no hay un noviazgo aquí.

De hecho, a partir de este día no sé qué se supone que hay entre Jeremiah y yo, no tenemos la excusa de fingir, esto era solo para evitar las miradas de compasión de su familia hacia él que tal vez pensaban que había quedado traumado por Layla como quedaron tantas personas con su relación.

Entiendo que es raro, eran mejores amigos, crecieron juntos, el hecho de que se conocieran tanto hace que las personas asuman que son la pareja perfecta y como a veces resulta poco creíble para muchas personas la amistad entre hombre y mujer pues resulta que la gente siempre entrelaza cosas, pero es casi un fastidio como nadie parece olvidar su relación, lo cual debe haber resultado incomodo para Jeremiah viniendo solo.

La ecuación es fácil: Layla tenía un novio, pero Jeremiah venia solo, eso es igual a que él podría no haberla superado.

Siento el dolor de cabeza empezar en el lado izquierdo, aprieto los parpados y luego los labios con disgusto, odio esto, estar enferma quiero decir, obviamente no voy a librarme de un resfriado de al menos tres días con el que luego quedará una tos horrible por sabrá Dios cuanto tiempo.

Muerdo el interior de mi mejilla, desviando la vista a la ventana, la noche no fue la mejor así que obviamente me encuentro agotada a pesar de que dormí hasta tarde, relamo mis labios escuchando a Carson cansarse de esperar que responda a sus dudas y comenzar a tararear alguna canción antigua de las que suele escuchar.

—¿Te vas a dormir, Gnomo?

—¿Qué? ¿También vas a cuestionarme eso?

—¿Vas a ser un dolor en el culo todo el camino?

— El único dolor en el culo en este auto eres tú—murmuro volviendo a cerrar los ojos, me recuerdo que ni siquiera desayuné por tanto debo comer desde que llegue o antes, tampoco es como que deba haber algo comestible en mi despensa luego de tres semanas fuera, incluso si Thais hizo algo cuidándolo no creo que haya hecho que la comida sobreviva.

—Bueno, duerme, prefiero que estés durmiendo a que no me vayas a contar nada—resoplo, lo siguiente es que creo quedarme dormida, en algún momento, minutos o tal vez horas después Carson me llama, pero no termino de despertar, la siguiente vez en la que despierto es cuando él dice que llegamos.

—¿Te bajas o continuamos a la siguiente parada?

—¿Cuál sería esa? —cuestiono tallando mis ojos, relamo mis labios tomando mi bolso y deshaciéndome del cinturón.

—La casa de Jenna—Abro mucho los ojos observándolo y él me ignora bajando del auto directo a la parte trasera para obtener mis maletas.

—Parece que no solo Jeremiah y yo arreglamos las diferencias esta navidad—murmuro sintiendo la ventisca fría, hay pequeños copos de nieve cayendo, pero definitivamente no la cantidad salvaje de Keaton city.

Abriendo la puerta y estiro mis piernas mientras bostezo, es mas de mediodía, diviso al portero de turno en el edificio sentado al final del pasillo de entrada antes de que Carson baje mis maletas, arrastra dos hacia la puerta y yo hago lo mismo con la tercera.

—Tuvimos ciertos percances y terminamos un poco enredados con algo relacionado al bufete, nada de amor en el aire, creo que ahora me odia más porque fue mi culpa—comenta, supongo que habla de Jenna y él, se encoge de hombros saludando al portero que se pone de pies, le sonrío mientras Carson se encamina al ascensor, no podrá subir, pero lo dejo esperarme.

—Buenas tardes, Daniel, feliz navidad retrasado.

—Feliz navidad, señorita Belova ¿Cómo le fue? —Sonríe ampliamente el hombre de tez morena que suele regalarme galletas cada cierto tiempo, pues su hija estudia repostería lo que hace que en su casa haya productos dulces por montones y yo resultó beneficiada al igual que mis vecinos.

—No me puedo quejar, aunque haya vuelto resfriada ¿podría enviarme el numero de la farmacia?

—Por supuesto.

—Gracias, nos vemos y deje pasar a Mayka cuando venga en unas horas.

—Si, señorita—Asiento distraídamente encaminandome al ascensor y tecleando la clave en el panel, hay solo dos formas de llegar a mi piso, la tarjeta de entrada o la clave, en mi caso utilizo la clave incluso si llevo la tarjeta en la cartera.

Me cuesta mucho entrar en mi departamento luego de tantos días, casi un mes fuera hubieran dejado una buena capa de polvo si no hubiera encargado a Thais de venir cada ciertos días.

Paso mucho tiempo en el bufete y luego paso mucho tiempo trabajando desde aquí, mi tiempo para limpiar el departamento es limitado, Thais es una de mis vecinas, tiene diecisiete años y vive con su madre y su tía, cada tres días viene para ayudarme a limpiar el departamento, organizar, cuidar a Bleu—mi conejo—y a veces me ayuda con papeleos mínimos de mi trabajo, así que le pago por su ayuda.

Es algo extraño que me inquiete el hecho de que se siente vacío, quiero decir, incluso si en la casa Greythorne la mayoría de veces todos estaban en sus habitaciones era notable que había muchísimas personas allí todo el tiempo.

Muerdo el interior de mi mejilla encendiendo las luces.

—Listo, Gnomo, ya puedes avisarle a tu novio que llegaste—Suelto un resoplido deshaciéndome del gorro de lana, si bien en Saint Naldens hace frío nunca será lo mismo que Keaton city.

—En todo caso ya puedes irte a revolcarte con Jenna, puto

—Joder, no me respetas

—No abras el refrigerador, toda la comida debe estar echada a perder y no me voy a detener a sacarla ahora—mascullo irritada.

—Si no hay comida para mí, entonces me iré—Asiento dejándome caer en el sofá—. Pero, primero ¿Realmente no vas a contarme su maravillosa aventura de noviazgo? Digo, nunca te he visto en uno—Entreabro los labios mirando a Carson por unos largos segundos entrecerrando los ojos.

—¿Que tanto vives investigando cómo para saber eso?

—Tengo contactos, Gnomo, soy abogado, tengo que ser bueno obteniendo información.

—Se te olvida que yo también lo soy y no ando escudándome en mi profesión para andar buscando chismes.

—No tienes que buscarlos, yo los llevo hacia ti, porque si la montaña no va a Mahoma, pues Mahoma va a la montaña—Carson extiende su mano hacia mi frente y siento mis ojos cristalizarse cuando parpadeo—. Tienes fiebre, Jeremy dijo que podrías enfermarte ¿Por qué es eso?

—Terminé empapada con agua helada en medio de la nieve, tuve un ataque de asma y estuve media noche en el hospital por eso.

—Me sorprende que incluso hayas decidido venir hoy—Me encojo de hombros, escucho mi celular sonar y lo tomo para encontrar el número de la farmacia que me envía Daniel.

Pido un par de cosas, entre ellos un inhalador porque si estoy resfriada significa que no estaré bien, le aviso a Mayka que estoy en casa y dice que vendrá para traerme comida, cosa que no pedí y sé que indirectamente está diciendo que es ella quien tiene hambre.

El edificio es grande, casi diez pisos de apartamentos y dos entradas, en cada lado hay un ascensor y cada piso tiene dos departamentos, sin embargo, están construidos de forma que las puertas no se encuentran, sobre todo porque el ascensor está directamente dentro del departamento.

Para subir al piso al lado del mío tienes que ir al ascensor del otro lado, pero en caso de que yo quiera ir al otro pues hay una puerta hacia un pequeño pasillo que da a la terraza por la que puedo ir al otro departamento y tocar en la puerta de la cocina de allá de la misma forma en la que sucedería si ellos quisieran venir al mío.

—¿Puedes quedarte sola? —Asiento dejando mi celular en la mesita.

—Si, dile a Daniel que reciba lo de la farmacia—Carson asiente poniéndose de pies—. Gracias, lo que sea se lo cobras a Greythorne.

—De hecho, él se está cobrando un favor, tendré que engatusarlo con otro para tener mi ventaja—dice antes de entrar al ascensor—. Adiós, si te sientes mal me llamas.

—Seguro, gracias—musito antes de que las puertas se cierren, ni siquiera tengo tiempo de ir a mi habitación o buscar cambiarme la ropa, termino quedándome dormida en el sofá y despierto cuando escucho mi celular nuevamente en algún lado.

—¿Hola?

—Nunca me dijiste si llegaste, Belova—Bostezo desviando la vista al ventanal, a pesar de que es invierno se notaba la luz del sol atravesando la tela de las cortinas cuando llegué, ya no está, debe ser tarde ahora.

—Lo siento, me quedé dormida, llegamos hace unas horas—murmuro alejando el celular para ver la hora, son casi las seis.

—Si, llamé a Carson, dijo que llegaron temprano—Asiento distraídamente, pero luego recuerdo que no puede verme, así que hago un sonido de afirmación—. ¿Cómo estás?

—Desorientada, Greythorne, esto es culpa tuya—gruño poniéndome de pies, siento el martilleo de mi cabeza y suspiro molesta.

—Lo siento—Cuando su voz suena culpable me doy cuenta de que cree que me refiero a lo sucedido ayer.

—No hablo de eso, me sacaste de mi departamento por tres semanas ¿Sabes cómo está esto?

—Si hubieras dejado que fuera contigo te ayudaba a limpiar.

—Estás tratando de hacerme sentir culpable por venir sola y ¿Sabes qué? No lo vas a lograr, Greythorne—El ascensor suena, me acerco a la puerta metálica para encontrar el mensaje de Mayka en el panel esperando a que abra, lo hago.

—Al fin recordaste a los pobres—Se queja mi amiga en cuanto entra, resoplo.

—Pero la pobre aquí soy yo—devuelvo antes de acercarme a mi habitación, me recuerdo que ni siquiera entré cuando llegué.

—¿Estarás bien, Belova?

—Si, solo, creo que tenía fiebre y me duele la cabeza, pero estoy bien—Mayka me escucha y viene, luego tengo su mano presionando en mi frente mientras frunce el ceño con desaprobación—. Hablamos luego.

—Y vas a explicarme ese último mensaje.

—No hay nada que...—Alzo las cejas cuando noto que ha colgado, eso definitivamente es una ofensa, pero no tengo tiempo de pensar cuando Mayka envuelve sus brazos en mis hombros.

—Te odio ¿Cómo te vas en plena navidad? La cena con mis padres y Jackson fue aburrida—Se queja Mayka antes de moverse hacia mi armario, toma varias sabanas y se deshace de las que están en la cama antes de poner las nuevas.

—Eso es mentira.

—Bueno sí, pero si esperaba que estuvieras allí—Se queja en respuesta, acomoda las sábanas, luego va por fundas de almohadas, no importa qué tan poco tiempo haya tardado Thais en cambiarlas, el polvo no se puede disimular en ellas.

—Eso te pasa por no avisarme que la harías con tiempo, habría venido antes.

—No quería interrumpir tu Luna de miel con Greythorne—gruño arrojando algo en su contra, le envío un mensaje a Thais para que traiga a Bleu.

—Sabias que era falso.

—Por todo lo que se te escapó sobre besos y nada de ropa es obvio que eso no quedó en ser novios falsos—Se sienta al borde de la cama y palmea el lugar a su lado—. Así que, querida, comienza a cacarear y quiero toda la información posible.




31 de diciembre 2019

Doy vueltas por mi departamento sintiéndome ligeramente abrumada.

Ciertamente la fecha no es motivo de odio para mí, amo la navidad incluso si en años anteriores no han sido mis tiempos de gracia, por ejemplo, cuando papá murió, las últimas navidades en casa de mamá y los años en los que las he pasado sola aquí en mi departamento.

Bueno, no precisamente aquí, porque antes vivía en un departamento más pequeño.

La realidad es que no puedo quejarme, he trabajado duro por todo lo que quería, mi carrera, mi departamento, mi trabajo en el bufete, amo lo que hago, pero eso no quiere decir que no suponga un esfuerzo emocional enorme trabajar en esto, pero lo propuse para mí, quería ser una de las mejores abogadas del bufete y aquí estoy.

Observo la pizarra acolchada sobre el escritorio en mi estudio, hay un par de fotografías sostenidas con clips aparte de las imágenes que he bajado de Pinterest para organizar mi vision board, también hay un par de trozos de papel color rojo con frases en tinta negra que suelo leer cada día por petición de mi psicóloga alguna vez, sin embargo, continué con ellas hasta ahora.

Decido dejar de lado cualquier cosa relacionada con el trabajo y eso es lo único que hay en el estudio ahora, por lo que me encamino a la sala, son poco más de las diez de la noche, en dos horas será año nuevo y aquí estoy, podría haber aceptado la invitación de Mayka o Thais de ir a la casa de alguna de las dos, pero honestamente prefiero esto.

Mi resfriado casi desaparece, a excepción de una ligera tos por las mañanas no hay mucho que haya quedado de ello, lo cual es extraño, pero no voy a quejarme de ello.

Giro el sillón hasta que está frente al ventanal, normalmente me siento aquí cuando necesito pensar, a veces solo lo hago mientras trato de encontrar conexiones en los casos que llevo asignados o cuando necesito despejarme. Esta vez, no es ninguna de esas.

Me envuelvo en la manta oscura subiendo mis piernas contra mi pecho rodeándome con mis brazos, recargo mi mejilla sobre mis rodillas mientras observo el exterior.

No hay luna esta noche, los árboles teñidos de blanco se sacuden levemente por lo que debe ser una ventisca bastante fría allí afuera.

Decido llamar a mamá, no lo he hecho desde el día que llegué, probablemente no sabe que estoy aquí y esta vez —a pesar de que no es el primer treinta y uno de diciembre que paso sola—me siento mucho más sola que antes.

Si bien he pasado varios diciembre sola, no todos los fin de año eran como este, quiero decir, pasaba todo el mes sola, no iba a ningún lado— excepto por ir con papá hace un par de años—, ahora sé que es el hecho de haberme acostumbrado casi todo el mes en la casa Greythorne, porque incluso si yo no era del agrado de Astrid, Melody o Layla, no tenía problemas en conversar con la señora Greythorne, unirme a Ashley en la cocina cuando preparaba algún pastel, si miraba a la sala entonces podría encontrar a Sebastián Greythorne con su esposa o a Constantine trabajando desde su iPad.

La soledad se vuelve ruidosa cuando has estado en el silencio de la multitud poco tiempo antes.

Mamá contesta a tercer tono cuando decido llamarla por facetime en el iPad en el que suelo trabajar.

—¿Estás enferma, Sasha? —Coloca su celular en lo que parece ser la mesa de centro mientras ella permanece en el sofá.

—¿Algún día puedes saludarme normal, mamá? —Ella entrecierra los ojos empujando mechones de cabello castaño lejos de su rostro, mamá con maquillaje y vestido ceñido no parece tener dos hijos de veintinueve y veinticuatro años. La fuente de la juventud le llamamos.

—Te ves enferma, Sasha ¿Qué sucede?

—Solo es un resfriado, mamá y ya estoy en mi departamento—musito poniéndome de pies, me muevo hacia la cocina. Mamá tiene sus habituales regaños para mí, esta vez por haberme ido al lugar más frio del país sabiendo mis problemas respiratorios, pero ella es mas que consciente de que no sufría de ellos hace muchísimo tiempo.

Mi cuñada se sienta a su lado para saludarme y noto el nuevo relieve en su vientre, abro mucho los ojos mientras sonrío, Warren también me saluda brevemente y puedo escuchar a mi hermano hablar en algún lado a pesar de que no se acerca para saludarme.

Mientras las escucho hablar como un poco de lasaña, veo de reojo a Bleu moverse por la sala y siento que me observa de ves en cuando. La cosita peluda es de un precioso color anaranjado llegando al marrón, con ojos sumamente oscuros y orejas grandes siempre husmea por debajo de las mesas como si fuera a encontrar algo nuevo por ahí.

Mi celular suena, me disculpo para tomarlo notando que falta solo una hora para que el año termine, alzo las cejas encontrando el nombre de Jeremiah y relamo mis labios deslizando el dedo por la pantalla para descolgar la llamada.

—¿Extrañándome, Greythorne?

—Por supuesto, recuerda que tenia Noviatis aguda—Me rio

—Mmm supongo que ya estás curado porque no tienes una novia a estas alturas—Hace un sonido extraño en su garganta, pero no responde a eso.

—¿Dónde estás, Belova?

—En mi departamento ¿por qué? —Veo a mamá alzar una pierna mostrándome sus tacones y sonrío

—Necesito que me hagas un favor

—¿Qué? ¿Un primer beso de año nuevo? —Me inclino hasta sacar a Bleu del lugar bajo la barra antes de dejarlo sobre ella y mostrárselo a mi cuñada en la cámara, presiono un beso sobre la cabecita peluda de mi mascota.

—Probablemente...

— No puedo ir a Keaton city a estas horas, Greythorne, puedo enviarte uno por aquí ¿Lo tomas o lo dejas?

—O puedes abrirme las puertas y cumplirlo.

—¿Qué? —El ascensor suena y miro las puertas como si pudiera ver quien está dentro, me acerco al panel para ver su nombre escrito allí—. Greythorne ¿Qué rayos? —Lo escucho reír antes de que hable nuevamente.

—Abre, Belova, vine a recibir mi primer beso del año nuevo. 



——— ❄ ———

Para adelantos de esta, las demás historias y las próximas a ser publicadas pueden seguirme en mis redes sociales:

Instagram: CarliieLeblanc | Twitter: CarlieLeblanc_ | Tik tok: CarlieLeblanc

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro