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Capítulo 1



Capítulo 1. Fingir 

Sasha Belova

8 de diciembre 2019

—¿Y cuál es el color favorito de Jeremy?

—Azul—Me río, la señora Greythorne sonríe ampliamente.

—¿No era el negro? —cuestiona Layla arqueando una de sus estilizadas cejas hacia Jeremiah, él se encoge de hombros.

Recapitulando las múltiples presentaciones por las que tuve que pasar y las últimas dos horas desde que estamos aquí, apenas puedo recordar lo que hayamos repasado en el camino.

Layla es esta mujer egocéntrica que quiere ser el centro de atención—inconscientemente o no—creo que se siente decepcionada de que yo haya venido, no me parece una mala persona en realidad, pero reconozco que suele ser extraño cuando solías tener la atención de alguien y la pierdes de un día para otro; bueno, me parece que ella se siente así porque cree que ha perdido la atención de Jeremiah.

Siguiendo en mi memoria están las gemelas, Astrid y Ashley Greythorne son dos bonitas veinteañeras que ahora están sentadas en el suelo jugando Scrable, se dan miradas retadoras cuando una arma una palabra, pero incluso se felicitan cuando no lo hacen, es divertido ver su interacción a pesar de que ahora solo las estoy reconociendo por el cabello, Astrid lo lleva lacio, Ashley tiene ondas.

El novio-prometido de Layla es un hombre tan alto como Jeremiah y tan fuerte como algún modelo de revista femenina, de cabello rubio y facciones cinceladas, su nombre es Constantine y es griego así que parece no entender mucho, se le dificultan tanto el inglés como el español, sin embargo, creo que entiende la mayor parte de la conversación y cuando no lo entiende pregunta.

Por otro lado, Sebastián Greythorne ha estado pegado a su iPad desde que ocupamos la sala de estar, él bien podría pasar por gemelo de Jeremiah, son las mismas facciones, el mismo cabello azabache y los mismos ojos gélidos que heredaron de su madre, en el caso de las gemelas probablemente heredaron el parecido a su padre—divago a pesar de que todavía no conozco al señor Greythorne—, hay una prima de ellos y un hermano de Layla que vendrán mañana por lo que sé.

—Si es así entonces no entiendo por qué siempre se detiene a escoger las corbatas azules y las paredes de su estudio son de ese color—reviro a la respuesta de Layla, suelto una risita suave volteando a ver a Jeremiah, dejo mi mano sobre su muslo atrayendo su atención —. Sácanos de dudas, cariño ¿Negro o azul?

—Ya había dicho que no elijo un color sobre otro, pero Sasha tiene razón, inconscientemente elijo muchas cosas azules.

—Tiene todas las carpetas de su archivero de ese color. Absolutamente todas, las reconoce por las solapas —Hay una palma presionando mi espalda baja y miro a Jeremiah alzando las cejas, me observa alzando las suyas, como si ese fuera un dato que tampoco había notado.

No lo entiendo. Pero al parecer Jeremiah hace las cosas de manera inconsciente, no lo nota hasta que alguien se lo dice y curiosamente yo sé muchas cosas sobre él ahora.

—Y Jeremy, teniendo en cuenta lo malo que eres para el romance, al menos ¿Sabes el color favorito de tu novia? —cuestiona Sebastián finalmente sin alzar la vista, lo que me hace pensar que realmente ha estado escuchando todo a pesar de que no ha soltado el iPad. Jeremiah Me observa unos segundos como esperando a que se lo diga, pero lo miro expectante, no lo sabe, obviamente no, porque mientras estábamos de camino solo estaba respondiéndome como un autómata para deshacerse de mí, como si el problema fuera mío y es él quien me estaba ayudando a mi cuando es todo lo contrario.

—No lo sabe, al igual que a Jeremiah no me gusta elegir un color sobre otro, por tanto, tengo muchas cosas de diferentes colores, pero si estuviera eligiendo uno, sería el rojo—Hablo luego de unos segundos restándole importancia con un gesto.

—¿Por qué?

—Me gustan los colores llamativos, por eso me gusta la navidad por encima de otras celebraciones, los colores de la época siempre son alegres y vibrantes.

—¿Nos ayudarás con el árbol? Si te gusta la navidad entonces tu deber es decorarlo con nosotras—invita Ashley desde el suelo, ambas me miran, sus grandes ojos color miel expectantes hasta que asiento rápidamente, me gusta decorar así que no tengo problema con eso.

—Yo prefiero los colores tenues, no hay necesidad de hacerse notar tanto todo el tiempo—Me encojo de hombros tomando mi vaso y bebiendo el cóctel mientras observo a Layla.

Sus palabras no concuerdan con lo que hace. Ha intentado hacerse notar desde que llegamos solo porque la señora Greythorne ha estado prestándome tanta atención como si fuera una agente del FBI. Probablemente Jeremiah no ha traído a nadie desde que él y Layla terminaron, eso explicaría la curiosidad de su madre.

—Y justo por eso el dicho de para los gustos los colores, si todos tuviéramos los mismos gustos sería demasiado aburrido—Ella me mira, pero no responde, miro a Jeremiah que frunce el ceño antes de volver la vista a las gemelas.

—¿Cuántos años tienes, Sasha? —Volteo esta vez a ver a la señora Greythorne.

—¿Cuántos cree? —Alzo las cejas juguetonamente sonriendo por sobre mi vaso y ella ríe.

—¿Veintiséis?

—Veintitrés—revira Sebastián.

—Veintisiete y Veintinueve—resuena por parte de las gemelas, sacudo la cabeza empujando mi cabello detrás de mi hombro.

—Ninguno, son veinticuatro.

—¿Y ya trabajas en el bufete? —Asiento levemente frunciendo el ceño mientras calculo en mi mente el tiempo correcto.

No me molesta que pregunten, suele ser raro, pero la gente me considera muy joven para el puesto que ocupo en el bufete, sin embargo, en lugar de molestarme me infla el pecho de emoción saber que estoy logrando tanto a temprana edad. Siempre había querido hacer esto, ejercer como abogada quiero decir, el hecho de que ya haya logrado una parte de ello me emociona de una manera enormemente satisfactoria.

—Terminé la escuela temprano y no me detuve a esperar para la universidad, a los veintiún años ya estaba a nada de graduarme y ya trabajaba como asistente de una reconocida abogada—La señora Greythorne continúa haciendo preguntas como si su vida dependiera de ello. Para cuándo el interrogatorio acaba creo que he dejado aquí demasiadas cosas sobre mi lo que hace que me inquiete porque no se supone que vaya a regresar, esto es solo una mentira.

Decidiendo que necesito deshacerme de esta conocida sensación de haber hablado de más, me escabullo al patio trasero dónde me mostraron una fuente no hace tanto rato. Me siento al borde de está sacando mi celular del bolsillo de mis jeans para responder un par de cosas de mamá y mi hermano, también a Mayka, mi mejor amiga.

A veces se siente molesto sentirme sola en una ciudad tan grande, tengo amigos, sí, pero no es un secreto que solo son amigos de fiesta, que si no voy a una ellos apenas lo notarán y continuarán con su vida y celebración. Tampoco es que me moleste demasiado, salgo con ellos para no sentirme sola, pero no cuento cómo amigos a esas personas.

—Todavía no entiendo cómo es que has soportado a mi hermano un año y medio—Doy un respingo apretando mis dedos entorno al celular y miro hacia Sebastián, que arquea una de sus cejas hacia mí saliendo de la casa.

—¿No será al revés? Creo que es Jeremiah quien me tiene que soportar a mí, hablo más en una semana de lo que él puede articular en tres meses—Sebastián se ríe sacudiendo la cabeza, veo su parecido con Jeremiah, la nariz recta y la mandíbula marcada, los mismos ojos azules, adornados por oscuras pero pocas pestañas y espesas cejas.

—Es probable, pero en realidad tampoco entiendo cómo es que te atrapó, sus métodos de conquista no son los mejores.

—Oh no, tenía la ventaja de que me gustó de inmediato, no tuvo mucho trabajo por delante más que las veces en las que "me hice la difícil"—Bajo la vista a mi celular cuando se ilumina con una llamada de Mayka.

—Solo así podía conseguir una novia.

—No lo creo. Jeremiah tiene muchas cualidades, si no caía yo, caería otra del bufete—Bromeo disculpándome al tiempo que me pongo de pie alejándome para contestar.

Mer Mer

May May

—¿Dónde estás?

—No te dije ¿Cierto? —cuestiono torciendo los labios a pesar de que no me ve, me acerco al árbol enorme que mantiene encima suyo la casa del árbol y paseo mi palma contra el tronco rustico y frio.

—No ¿Qué debías decirme? ¿Ves? Por eso suspendo nuestra amistad, olvidas contarme todo—Ruedo los ojos cuando la escucho sumir falsamente por la nariz, sabe que olvido decir las cosas, el problema es que desde que salí de casa de mis padres lo hice buscando mi independencia, sentirme libre, las constantes restricciones de mamá me asfixiaban, avisarle todo, contarle todo, me hizo evitar sentirme así nuevamente, por tanto no siento la necesidad de contar casi nada ahora por temor a sentir que debo dar siempre explicaciones como con mamá.

—Estoy en Keaton City, pasaré navidad aquí.

—Pero ¿Tienes familiares allí? —cuestiona y luego escucho un crujido, probablemente esté comiendo galletas o probablemente su novio está en casa, cualquiera de las dos puede ser factible.

—No, pero mi novio las tiene—Tuerzo los labios soltando una risita y ella jadea sorprendida.

—¿Qué novio? ¿Cómo es que te ennovias en dos días? ¿O es que me lo estabas escondiendo? Tengo el mío, no iba a quitártelo, Sasha Teresa —Me rio hundiendo mis dedos en mi cabello al tiempo que observo una casa del árbol, desde aquí puedo ver otras casas más allá, todas ya adornadas con santa Claus, luces, flores, coloridos muñecos, incluso una tiene un nacimiento al lado de la entrada y me encanta.

Keaton City es precioso. Probablemente pueda convencer a Jeremiah de que me lleve a conocer un par de lugares o puedo ir sola, cualquiera es una opción.

—Tengo una pequeña mentira de navidad aquí—murmuro mirando alrededor.

—¿Qué? ¿Te alquilaste para navidad?

—Alquilarme no, hago un favor, para el día dos ya estaré en casa y listo.

—¿Cómo que el día dos? Es casi un mes, Sasha y ¿Quién es tu novio falso? ¿Es lindo? —Muerdo mi labio inferior ahogando un suspiro y aprieto lo párpados antes de responder.

—Jeremiah Greythorne.

—Pero...—La escucho toser y rio, probablemente se ha atragantado con lo que sea que haya estado comiendo mientras hablamos—. ¡¿Cómo es que terminas en estas situaciones, Sasha Belova?!

—Ya te dije, regreso el día dos y hablaremos de esto, estoy bien, creo que estaré bien aquí—musito mordiendo el interior de mi mejilla.

—Bueno, pero no confío en Greythorne, repórtate conmigo todos los días por las mañanas y en las noches—Rio y escucho a alguien llamarme por lo que giro sobre mis talones encontrando a Jeremiah acercándose.

—Bueno. Si no lo hago, me hablas, si no respondo me llamas, dejé a Bleu con Thais, pero si muero lo heredas tu.

—Perfecto, hoy no es necesario, espero tu mensaje a primera hora de la mañana

—Duermes hasta tarde, Mayka—murmuro observando a Jeremiah cuando está cerca, cambió su camisa por una camiseta mangas largas.

—Si, pero tu despiertas temprano, entre sueños escucharé la notificación y cuando despierte veré el mensaje—Sacudo la cabeza y me despido terminando la llamada antes de dejar el celular en mi bolsillo otra vez.

—¿Qué has estado haciendo? —cuestiona Jeremiah cruzando sus brazos, arqueo las cejas sin saber de qué habla.

—Ahora, solo contestando una llamada, ahí dentro, saciando la curiosidad de tu madre—respondo metiendo las manos en los bolsillos de mi abrigo cuando la ventisca fría me golpea.

—¿Y has estado diciendo la verdad?

—¿Por qué mentiría? ¿Pueden usarlo en mi contra? Digo no regresaré aquí otra vez, no importa lo que diga—Me encojo de hombros.

—¿Por qué respondiste?

—¿Lo del color? Es obvio que no lo sabías, he sido yo quien se hace cargo de esto como si el problema fuera mío, Greythorne—Me encojo de hombros—. Spoiler: no lo es. ¿Crees que no me di cuenta que en todo el camino solo respondías como si yo fuera una carga? Tal vez lo sea, pero te recuerdo que no estoy aquí porque yo te obligara a traerme ¿Para qué elegirme a mi si ni siquiera me soportas?

—No te elegí yo.

—Pero bien que has ido por mi para traerme aquí.

—Sabía que lo manejarías. Hablas más que los loros y a mí madre no le gustan las personas calladas.

—Ah perfecto. Perfecto—Lo rodeo para encaminarme a la casa—. Escucha y espero que sea la última vez que tenga que ponerte claro con esto, aunque te esté importando una mierda todo esto, no soy yo la del problema aquí, no estas ayudándome tu, por tanto, se supone que quien deba hacer las cosas fáciles para mí, eres tú, Greythorne, no puedes dejarme todo el trabajo como si fui yo quien inventó que tenías una novia—digo mientras lo observo fijamente, veo la manera en la que aprieta la barbilla y el hueso de esta sobresale ligeramente, desvío la vista para evitar que la visión de esto me nuble la mente y vuelvo a mirarlo segundos después.

» No te obligué a traerme contigo, al menos finge que te gusta que esté aquí—mascullo girando para irme, sin embargo, me llama:

—Belova...—Aprieto mis labios tomando un profundo respiro antes de girarme.

—¿Qué? —espeto entre dientes volteando a verlo, encontrándolo muy cerca, retrocedo un paso por instinto, extiende su mano hasta atrapar un mechón de mi cabello y luego lo deja ir entre sus dedos.

—No tengo que fingir, me agrada que estés aquí...



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